En verano con mi tío

No es necesario que leáis "la primera" para entender este relato, aunque no estaría mal. El segundo encuentro con mi tío. Esta vez en verano y rodeado de la familia.

Después del momento de pasión que tuvimos hace un momento, entramos a la ducha para quitarnos el olor a sexo que llevábamos encima.

Abrimos el agua caliente y mi tío fue el primero en ponerse debajo del agua, ver como recorría cada centímetro de su cuerpo me excitó tanto que mi polla se empalmó al instante. Me acerqué a él y empecé a tocarle sus pectorales, bajando hasta su abdomen y rodeando su cintura. Él estaba con la cabeza hacia atrás y frotándote la cabeza sintiendo el agua, a lo cual fui subiendo mis manos por sus costillas hasta llegar a sus axilas y acto seguido sus fornidos brazos. Estaba disfrutando tocando cada parte de su cuerpo y por lo pude sentir el también lo estaba disfrutando, pues sentía su polla dura contra mi vientre.

Una vez que estábamos bien mojados, cerramos el agua y cogimos el jabón, nos lo untamos en las manos y empezamos a enjabonamos cada uno el cuerpo del otro. El tacto de su cuerpo con el jabón aun era más excitante que con el del agua. Enjaboné cuidadosamente cada parte de su cuerpo y donde más hincapié hice fue en su polla y sus huevos. Como esta dura como una barra de hierro empecé a hacerle una suave paja y con la otra mano le acariciaba los huevos, él comenzó a suspirar del placer que estaba sintiendo, tocaba su capullo y lo acariciaba en forma de círculos y se lo apretaba para que le dirá más placer.

Él mientras tanto también frotaba mi cuerpo, estaba en la gloria sintiendo sus grandes manos por mi espalda, pecho y barriga y sobre todo por mi culo (él en otra conversación mantenida me dijo que en lo que más se fija y le gusta es el culo, y por lo que me lo tocaba daba fe de su deseo). Me frotaba cada nalga pasando por mi raja, me encantaba como me agarraba y apretaba las nalgas y sobre todo sentir sus dedos cerca de mi ano (tengo que confesar que me encanta que me toquen el culo y jueguen con él). De vez en cuando acercaba un dedo enjabonado a mi ano y apretaba para querer introducírmelo sin llegar a hacerlo, me estaba volviendo loco.

Yo seguía con su paja, quería que se volviera a correr y esta vez poder ver cómo le salía la lefa de su polla. Me estaba encantando tocársela, hasta creo que más que a él, es broma.

No tardó mucho tiempo en correrse, como sabréis el jabón hace milagros, y al fin pude ver como de su polla salieron tres abundantes disparos de lefa, llegando el primero a mi cara y los otro dos por mi pecho. Saqué mi lengua y alcancé su lefa y me la metí en la boca. Sabía entre dulce y salado, sabor que me cautivo.

Como el cuento tiene que ir acabando, finalmente me metió un dedo dentro de mí y empezó a moverlo en círculos para agarrar mi polla para hacerme la mejor paja de toda mi vida. Entre la situación, el dedo y la paja no tardé mucho en correrme soltando disparos de lefa por su cuerpo.

Nos aclaramos mientras nos besábamos. Nos secamos y nos volvimos a vestir. Volvimos al trabajo y de vez en cuando nos veíamos y nos sonreíamos.

Después de esta historia, los días volvieron a la normalidad y ni él ni yo volvíamos a hablar del tema. Como familia que somos intentamos que nuestra relación fuese igual que antes de lo sucedido en el taller.

Como dije en el párrafo anterior, todo transcurrió igual entre nosotros, no volvimos a sacar el tema, hasta que llegó el verano y el cumpleaños de uno de mis tíos.

Cumplía 50 años y entre los hermanos decidieron organizar un fin de semana sólo para hombre, y en eso incluía a todos los tíos y sobrinos con mayoría de edad.

Llego el fin de semana y nos reunimos todos en un camping privado que alquilaron para celebrar el cumple. Montamos las tiendas, dejamos la comida en la nevera y organizamos todo para disfrutar de un fin de semana grandioso.

El camping estaba cerca de una playa, y tan pronto estábamos instalados nos pusimos los bañadores, cogimos las toallas y nos fuimos directos a ella.

El día transcurrió de lo más normal, risas, juegos en el agua, guerras, partidas de futbol, una buena comilona, partidas a la carta y sobre todo mucho sol y alguna que otra siesta.

La verdadera historia llega cuando el sol desaparece del cielo. Preparamos la cena y nos sentamos todos a la mesa, la armonía era muy buena… buenas conversaciones, más risas y música y juegos, sobre todo de cartas (nos apasiona jugar a las cartas en nuestra familia XD).

Cuando llego la hora de acostarse, hubo que hacer repartición de tiendas, las tiendas que llevamos eran de las pequeñas por lo tanto para estar más cómodos de decidió de dormir dos en cada una y como éramos pares… las cuentas cuadraban.

A mi me toco con mi tío, cosa que me alegró pues como dije en la anterior historia me llevo muy bien, los dos entramos en la tienda y nos empezamos a poner el “pijama”. Por cuestión del azar o más bien despiste mío, no llevé nada para dormir y así se lo hice saber.

Yo : ¡Vaya por dios!

Tío : ¿Qué te paso?

Yo : Se me olvido traer el pijama para dormir

Tío : Cual es el problema – se ríe – duermes en bóxer como lo voy a hacer yo

Yo : Pues ese es el problema – sonrió – no traje ni pijama ni bóxer, sólo traje lo puesto y el bañador y tengo a fuera a secar

Tío : Pues si que es un problema – se pone a pensar – como no duermas con la ropa con la que viniste

Yo : Ya, lo malo es que dormir con vaqueros es muy incómodo – suspiro – pero bueno sino me queda otro remedio…. Mierda.

Tío : Bueno – hace una pausa – también puedes dormir desnudo

Yo : ¿No te importa? – le pregunté asombrado – no quiero que te sientas incomodo

Tío : Para nada, lo importante es dormir a gusto. Es más… – dicho esto se incorpora y se quita el bóxer – …Yo te hago compañía para que te siente mejor.

Me sorprendió su reacción, aunque no me extrañaba después de lo que pasó entre nosotros hace unos cuantos meses atrás. Los dos nos metimos debajo de las mantas y después de un poco de conversación intentamos dormir un poco.

No conseguía conciliar el sueño, pues estaba pasando algo de frío y cuando eso pasa no hay manera para dormir. Necesito una buena cantidad de calor para estar a gusto y dormir. Miré a mi alrededor para ver si había algo para poder echarlo por encima pero no vi nada. Mi tío notó mi movimiento.

Tío : ¿Qué te pasa? ¿Estás bien?

Yo : Tengo algo de frío y no consigo dormirme por estar templando

Sin decir nada, se abalanza sobre mí y me acurruca entre sus brazos, quede con mis manos en su pecho y nuestras piernas se entrecruzaron. Podía sentir todo su cuerpo pegado contra el mío. Como se tocaban nuestras pollas dormidas, notaba su respiración en mi oído, sus manos rodeando mi espalda y sintiendo su fuerza en mí. Obviamente, mi polla no tardo en ponerse dura, se la estaba clavando en su barriga.

Yo : Lo siento

Tío : No te preocupes, ¿ya te encuentras mejor?

Yo : Si, gracias – como estábamos cara con cara, aprovecho para darle un beso en la mejilla

Nos quedamos en esa posición un buen rato hasta que mi tío empezó a mover sus bazos y sin dejar de abrazarme bajo sus manos hasta mi culo. Una vez ahí, comenzó a acariciarlo y a apretarlo.

Yo : Tío, ¿te gustaría repetir lo de la otra vez?

Tío : Si tú quieres, yo también quiero – llevo sus dedos entre mi raja – es una manera de acabar el día.

Sin decirle nada le empecé a besar, a lo que él entendió como que quería jugar y me devolvió el beso. Mientras nos besábamos, hizo un cambio de posición y nos quedamos él debajo y yo encima de él, notaba como su polla ya estaba dura y empecé a mover mis caderas para frotar la mía con la suya.

Yo : Aunque sea de vez en cuando, estos encuentros no están nada mal – reí

Tío : Es un punto nuevo del sexo

Necesitaba volver a sentir su polla en mi boca, a lo comencé a besar su pecho, siguiendo por su vientre hasta llegar al mejor trozo de carne que probé en mi vida hasta ahora. La agarré con mi mano y le hice una paja para sentir su dureza. Sin esperar más, acerqué mi nariz para olerla (como se hace con un buen puro) y después de eso por segunda vez volví a posar mi lengua por el troco. Subí y bajé varias veces y me centré en el capullo, ese capullo que sabia a gloria. Lo rodeé con la lengua, lo apreté con mis labios y jugué con el como el mejor caramelo que me dieron.

Mi tío lo estaba disfrutando, pero obviamente no podía demostrarlo tanto como la otra vez, pues no estábamos solos y como sabréis las tiendas de campaña no es que sean muy privadas, pero creo que eso también es lo que más morbo daba a la situación. Me encantaba saborear su polla, notar su grosor en mi boca y hacerle gozar.

Cuando el se noto excitado, tiró por mi hacia arriba para besarme y con ese beso y coches de lengua, le pase todo su sabor. Los dos pudimos saborear su polla a la vez. Pero tanto el uno como el otro queríamos más.

Tío : Siéntate ya encima, necesito metértela

Yo : Ahora mismo, yo también necesito tenerla dentro

Me incorpore, agarre su polla y la acerque a mi ano. Y sin esperar mucho más me la introduje de una vez. No voy a negar que no me dolió, ya no estaba acostumbrado a su grosor, pero la necesitaba ya dentro y volverme a sentir lleno. Se me escapo una lagrima y en un rato no me moví, pues necesitaba una adaptación.

Tío : ¿Estás bien? Mira que eres bruto – me acaricio la cara

Yo : No me acordaba de tu tamaño tito – reí – pero la necesitaba dentro ya – agarré su mano que aun la tenia en mi cara y cerré los ojos para sentir su calor

Tío : Impaciente – rio – cuando estés listo empieza a moverte, tu a tu ritmo

Después de estas palabras y de un ratito más sin moverme, empecé un suave movimiento y subiendo y bajando y poco a poco incrementando el ritmo y sintiendo un placer inmenso. Al no poder gemir, la situación aún se ponía más morbosa y de vez en cuando tenía que llevar la mano a la boca pues era inevitable que alguno quisiera salir. Una de las cosas que más me excitaba era sentir sus manos en mi cadera acompañando mi movimiento.

Decidimos cambiar la postura, y los dos nos tumbamos y nos quedamos en paralelo, pero la posición no era la más cómoda para la penetración y decidimos que yo me tumbará boca arriba poniendo mis piernas en sus hombros. Hay el cogió el ritmo que le intereso. Me metía y sacaba la polla tan rápido. La rapidez de sus envestidas me estaba dando un placer enorme y como mi intención era de gemir, mi tío se inclinó para besarme y ahogar mis gemidos entre besos.

Yo : Tío a este ritmo no voy a aguantar mucho más

Tío : Yo también estoy a punto de acabar

Agarró mi polla para hacerme una paja, aceleró sus envestidas y el ritmo de mi paja hasta que los dos nos corrimos a la vez. Yo acabé sobre mi pecho y el acabó dentro de mí.

Los dos acabamos exhaustos, nuestras respiraciones estaban aceleradas. Él se tumbo a mi lado y yo no dude en abrazarlo. Nos quedamos abrazados y en silencio hasta que yo lo rompí.

Yo : Igual suena raro, pero me alegro de estar haciendo esto contigo – me detengo – no se si se va a repetir o si volveremos, pero sea como sea estoy encantado de estos encuentros. Yo no seré el que marque el ritmo, pues por tu condición tendrás que serlo tu

Tío : A mí también me gusto estos dos encuentros contigo – me acaricia la cabeza -  yo aun tampoco se si se repetirá, eso ya los veremos.

No me dijo mucho más, los dos nos quedamos un rato en silencio.

Yo : De todas formas… GRACIAS

Nos besamos y nos quedamos abrazados y nos quedamos dormidos.

El día siguiente paso de lo más normal y por la noche nos volvimos para nuestras casas.

Hasta el día de hoy los encuentros no se volvieron a repetir. Aunque a día de hoy no pierdo la esperanza de que llegué otro momento de esos.

Gracias por los comentarios del relato anterior y por las valoraciones.

Espero que este sea igual o más interesante que el anterior y que sobre todo haya cumplido la función por la que lo he escrito.

Gracias. Un saludo.