En Venecia (1)

Celebramos 25 años de casados en Venecia. Recibi de regalo su culo por primera vez...

Cumplimos 25 anos de casados y aprovechamos para desaparecer unas semanas. Nuestras hijas nos alentaban a que nos fuéramos de vacaciones y que celebráramos nuestro aniversario lo mas que pudiéramos.

Boletos en mano, nos dirigimos a Venecia. Había sido nuestro sueno conocer este bello puerto donde había tanta historia. La arquitectura del lugar era otra razón para ir ahí.

Siendo un matrimonio conservativo, nuestros encuentros sexuales eran de esos que se llevan con cuidado. Mi esposa solamente se expresaba verbalmente cuando sabia que nuestras hijas no se encontraban en casa. Cuando hacíamos el amor por las noches, era callada (y yo también) temiendo que se dieran cuenta de nuestras travesuras.

Esperaba yo que este escape también nos trajera un poco de relajamiento en ese aspecto. Lejos de nuestra casa, en cuarto de hotel lejano, dejaríamos dar rienda suelta a nuestras inhibiciones. Por mi parte, no podía esperar llegar a instalarnos en nuestro hotel para comenzar nuestra aventura.

Después de 8 horas de vuelo y una escala en Nueva York, el capitán del avión jet anunciaba que descendíamos sobre Venecia. Nos abrochamos los cinturones y quince minutos más tarde desabordábamos el avión e íbamos a recoger nuestro equipaje.

Salimos del aeropuerto y nos encaminamos hacia los taxis acuáticos. Subimos a uno que era privado. Un bote de tamaño mediano con terminado brillante por las manos de poliuretano que le habían dado. La madera lucia roja bajo el brillo del sol mañanero de esta ciudad maravillosa.

Rodeamos la isla hasta llegar al Hotel San Marco en el sureste de la Isla. Habíamos escogido este por su historia y por su cercanía a la Piazza San Marcos, de fama mundial. Al entrar al hotel, quedamos gratamente sorprendidos con la calidad de su arquitectura como con la decoración excelente del mismo.

El botón llevo nuestro equipaje hasta la habitación. Al entrar, abrió las cortinas y nos mostro la Basílica di San Giorgio Maggiore, y el Gran Canal también. Por ultimo habíamos llegado a nuestra ciudad de ensueños. Los próximos días desfrutaríamos de ella a lo máximo.

La habitación era más o menos grande. Una cama tamano queen, un escritorio a la pared. Televisor de 27 pulgadas. El baño era más grande de lo que esperaba. Había una bañera donde cabíamos los dos! Si que haríamos uso de ella. También una regadera adjunto.

Lo que hacia de este cuarto una experiencia magnifica era la vista al Gran Canal y de las pequeñas rutas de agua que desembocaban en el. Las góndolas que navegaban por esos canales se veían tal y como las habíamos imaginado. Lo que nuestros ojos alcanzaban a ver ya era parte de un sueño realizado.

Decidimos que veníamos un poco cansados por el vuelo y que tomaríamos la mañana para descansar un poco. Nos dimos una ducha rápida y desnudos nos acostamos sobre las sabanas blancas.

Gracias, papi, por cumplir mis deseos. Dijo ella.

Gracias a ti, le conteste, por estar aquí conmigo. Espero que la pasemos de lo mejor.

Te juro que te recompensare por haberme traído hasta aquí!

Tome su cara en mis manos y la acerque a mí. Con ojos semi-abiertos le plante un beso de película; suave al principio, saboreando sus labios. Luego separe sus labios con mi lengua y por reacción, separo sus dientes dando permiso para que mi lengua se introdujera un poco más. Nuestras lenguas chocaron y comenzaron la danza dentro de su boca. Saboreaba su sabor a la vez que ella hacia lo mismo con el mío.

Con mis manos ya tomaba una de sus tetas y daba pequeños círculos a su pezón que inmediatamente se puso duro.

Deje su boca para darle besos por todo su cuello. Ella ya gemía de placer. Dando pequeños chupetones, su piel se erizaba y se estremecía. Con mi lengua, empecé a recorrer su pecho de un lado a otro. Cuando estaba sobre su pezón derecho, me detuve un rato para chuparlo, besarlo y darle mordiscos que le daban un dolor perceptible mezclado con placer. Mi lengua continúo su viaje y paso a la teta izquierda dándole servicio igual que su compañera.

Subí de nuevo para unir mis labios a los suyos en un bezo de lenguas entrelazadas. Al hacer esto, sentí su cuerpo querer fundirse contra el mío. Su pierna estaba entre las mías y ya sentía la firmeza de mi verga que estaba lista para lo que siguiera.

Le susurre al oído:

Quieres un masajito?

Inmediatamente se volteo boca abajo y extendió sus brazos sobre su cabeza. En ese movimiento, se levanto el pelo castaño para dejar al descubierto su nuca.

Tome el contenido de aceite para bebe que justo había usado después del regaderazo y le derrame algunas gotas directamente en su espalda. La reacción fue tremenda. Al sentir las gotas frías de aceite, su cuerpo se erizo. Me encantaba verla así. Seguí goteando el aceite por toda su espalda, sus piernas y especialmente sus nalgas. Al estar en esta zona, deje caer un poco de aceite justo donde su culo se une a la espalda.

Por ese ‘gran’ cañon vi como el aceite se deslizaba para entrar entre sus nalgas, depositándose ahí en espera de ser esparcido por mis manos.

Me senté directamente sobre sus nalgas con mis piernas a sus costados. Comencé a fregar el aceite por su espalda, desde sus nalgas hasta su nuca. Con mis dedos daba masajes a cada uno de sus músculos. En la nuca lo hacia con cierta fuerza, haciendo que ella gimiera en una combinación de dolor y de placer.

Al pasar unos minutos, su espalda y su espíritu estaban más que relajadas. Para ahora, sus brazos caían junto a su cuerpo con sus manos a la altura de sus nalgas. Las palmas de sus manos apuntaban hacia arriba.

Me acomode de rodillas ante su costado derecho para continuar el masaje. Mis manos se deslizaban por sus piernas; la izquierda primero, luego la derecha. Daba masaje desde el encuentro de su nalga con la pierna hasta llegar a su pie. Aquí me detenía un poco para dar masaje a sus dedos – uno por uno.

De regreso a sus nalgas, intencionalmente dejaba que mi dedo pulgar apenas rozara sus labios vaginales. Ella ya emitía un concierto de Mmmmmm, ahhhhhh y uffffff que me excitaban más cada vez.

Mis manos ahora trabajaban en sus nalgas. Las masajeaba dando círculos con mis palmas. Luego mis dedos hacían remolino sobre ellas, presionando con el motivo de causarle un poquito de dolor. Ella meneaba un poco su culo como para ir en busca de mis dedos. Con mi mano derecha, deslice mis dedos hasta llegar a su culo. El índice comenzó a dar masajes en su agujero formado círculos alrededor de el.

Para hacerla aun mas sufrir, mi dedo bajaba de ves en cuando hasta su panocha, introduciéndose en su raja y viajando hasta su clítoris. Apenas si lo tocaba cuando ya regresaba hasta su culo para dar más masajes a este. Sus gemidos aumentaban en frecuencia y en volumen;

Mmmmm! Que rico Papi. Me vas a hacer que me corra! Ahhhhh! Sigue así, sigue así, sigue que me corro! Ayyyyyyyy!

Efectivamente, deslice mi dedo hasta su clítoris de nuevo. Mientras disfrutaba de su primer orgasmo, le pellizcaba su clítoris para darle el mayor placer posible. Ella no se contenía. Su cuerpo se estremecía en una manera que nunca lo había hecho. Este clímax duro mucho mas que cualquier otro que yo recordara hasta hoy.

Cuando paso su orgasmo se quedo quieta, completamente inmóvil como alcanzando un estado de total relajamiento. Sus ojos cerrados y una sonrisa de paz total dibujada en su cara. Su mano derecha tomo mi verga que estaba directamente sobre ella y la apretaba para sentir su dureza. Tal vez ya se la imaginaba dentro de ella.

Me volví a montar sobre sus piernas para terminar el masaje de su espalda. Mi verga ya dura estaba justo a la altura de sus nalgas. Con cada masaje hacia su nuca, mi verga penetraba sus nalgas, topándose con su culo. El jugo pre seminal se depositaba en su culo, lubricándolo poco a poco. Cada tope de mi verga con su agujero hacia que mi esposa apretara sus nalgas, haciéndome sentir de maravilla.

Seis o siete veces pase mis manos por toda su espalda. Mi verga topó de nuevo con su agujero. Esta vez empuje un poco más. Su culo cedió un poco y la cabeza comenzó a entrar.

Ay papi, que quieres hacer conmigo? Matarme? Con cuidado, con cuidado.

Era la primera vez que acechaba su trasero. Mi verga continúo su penetración. La cabeza ya estaba adentro! Espere aquí un poco para dar tiempo que su culo se acoplara y minimizar el dolor.

Ayyyyy! Siento que me revientas, pero también me gusta. Sigue, sigue.

En esta posición no podría meterla toda. Me acosté sobre su espalda, dejando que mi verga la penetrara lo más posible. Comencé a bombear su culo que ya sentía mas placer que dolor.

Ya que soy toda tuya, cógeme bien por allí! Que ricura! No pares!

Hice exactamente eso. Pare; la saque. Me acomode para levantar sus caderas. Ella respondió automáticamente. Su cabeza quedo en la cama mientras levantaba su culo. Me hinque tras de ella y observe que su agujero seguía abierto por la embestida anterior. Apunte mi verga a su agujero y la volví a meter. Esta vez toda mi verga se desapareció. Mis huevos topaban con su raja con cada embestida. Yo estaba en la gloria, al igual que ella.

Su culo, hasta ahora virginal, vibraba alrededor de mi verga tiesa. Con cada entrar y salir mi verga era aprisionada y esta presión hacia que yo quisiera explotar.

Te gusta? Que delicioso estar dentro de ti! Apriétame la verga con tu culo. Mmmmm. Que rico siento. Apriétame.

Mas! Más rápido que me vengo! Lléname con tu leche, papi.

Acelere mis movimientos. Mis huevos seguían golpeando su raja. A este ritmo, mi verga llego a su máximo delirio...

Mmmmm. Uffff! Me corro, Aprieta mi verga con tu culo. Toma mi leche que ya me vengo!

Lléname papi. Lléname. Ayyyyyyy! Ayyyyy!

Mi leche comenzó a brotar. Fueron cinco o seis chorros que salían a toda velocidad. Mi verga pulsaba con cada explosión!

La siento papi, la siento. Que rico! Mmmmmmm. Llename. Que rico.

Con el ultimo chorro, la penetre lo mas hondo posible. Mi verga se desaparecía hasta el tronco. Quede quieto y ella igual. Bajó las piernas y yo me recosté en su espalda. Así estuvimos un par de minutos hasta que la sensación de total relajamiento disminuyo un poco.

Saque mi verga. Mi leche escapo por su culo, y corría por su muslo. Me tumbe junto a ella y la tome en mis brazos. Bese su boca en agradecimiento. Mi lengua jugo con la suya. Sus tetas apretaban contra mi pecho. Nuestros cuerpos se fundían en uno solo. El uno completaba al otro.

Gracias por este regalo de aniversario. Me gusto mucho entrar en tu culo al fin.

De haber sabido lo rico que se siente, debía haber dejado que lo hicieras hacia mucho tiempo.

No importa, ya me lo diste y es lo que importa. Fue maravilloso. Te quiero.

Y yo, soy TODA tuya.

Nos volvimos a besar. Luego, quedamos dormidos por varias horas. Los dos abrazados como una pareja que recién había descubierto el amor. Por la tarde visitaríamos la Plaza de San Marcos y la magnifica arquitectura que estaba por doquier. Que otras aventuras nos brindaría esta isla magnifica de Venecia?