En una primavera
Relato veridico de una relación incestuosa entre un padre y su hijo de casi 18 años.
En una primavera
Fue hace tanto tiempo que no se si mis recuerdos de aquel día sean cercanos a la realidad.
Yo tenía entonces 17 años, casi 18.
Pero daré inicio a mi narración que es muy importante para mí.
Es la primera vez que la narro con todos los detalles y ocurrió mas o menos así...
Desde muy niño, 3 años, encontré el placer en un tendero que me despachaba aprovechando que iba siempre sólo los domingos a la tienda.
El señor que llamaré por su mote real era "Don Chuy", un señor casado que se aprovechaba de mi en cualquier momento posible.
A mí me extrañaba que su boca produjera tanto placer al estar en contacto con mi pene diminuto. Él me decía que me quería y que era muy bonito y cosas agradables mientras me mamaba el pene. Yo sentía verdadero placer, que en ese entonces confundía con ganas de orinar. Así que yo creía que un día me orinaría en su boca. Pero eso nunca sucedió. Siempre me contuve y nunca pasó de unos cuanto minutos de mamadas, besos y hasta un día le besé el pene. En fin. Sólo caricias y besos. Nunca intentó penetrarme ni nada de eso.
Nunca supe si este "Don Chuy" abusaba de más niños, yo nunca descubría nada raro y nunca vi a otro niño en situaciones sopechosas.
El caso es que yo empecé a encontrarle el gusto y ya me apuntaba desde muy pequeño para ir hacer el mandado con este tendero. Iba por pan, cigarrillos para mi madre y cualquier cosa que se ofreciera en la cocina o para realizar alguna tarea de la escuela, era yo el que iba y el tendero me despachaba en cuanto veía alguna oportunidad. Muchas veces, me debía regresar sin haber tenido mi dosis de placer que este señor me propinaba con sus caricias bucales, que era un verdadero maestro.
Mientras tanto, pues yo en casa trataba de encontrar en mi padre un amigo, para compartir con él aquel placer delicioso, que tal vez no conocía.
Lo que si me quedaba claro es que era algo prohibido. No entiendo como un niño de tan poco año puede comprender eso. Un sentimiento de culpa y desesperación se fue apoderando de mí y me fue amargando mi niñez.
En casa nunca hubo buena comunicación. Mi madre se encargaba en aquel entonces de 4 niños, yo era el menor, nos llevaba y recogía en el colegio, no alimentaba, mantenía limpia la casa y por las tardes realizaba labores de entretenimiento o estudio. Así que siempre ocupada.
"Don Chuy" siempre me pedía mantenerlo en secreto y me daba algunas golosinas al despedirme.
Así que siempre traté de que con mi padre ocurriera lo mismo. Me llegué a meter en la cama matrimonial de mis padres, los domingos por la mañana, que era el día en que se levantaban tarde y aprovechando a somnolencia, pues yo trataba de bajarle las trusas y tocarle el pene. Nunca lo conseguí. Lo más fue colocar mi mano sobre el calzón y palpar su miembro flácido, que a mi me pareció enorme.
Al poco tiempo cerraron la tienda y de "Don Chuy" no supe nada por mucho tiempo.
Así que yo en casa me ponía súper cachondo imaginando cosas con mi padre. Pero mi padre ni siquiera se bañaba con nosotros. Era como si en mi casa el sexo no existiera, nunca se hablaba de ello y cuando a veces mis padres se propinaban unos tremendos fajes que a todos nos dejaban sin palabras. No lo comprendíamos y era algo incómodo. No tener sexualidad y de pronto, no saber como responder a esos besos, abrazos y deseo con el que se acariciaban mis padres en frente de mis hermanos.
Yo traté por todos los medios de ver a mi padre desnudo y conocerle el miembro, pero nunca lo conseguí.
Así que crecí con esa obsesión. A 12 años me enrole con un primo que me enseñó un buen de cosas acerca del sexo, el tenía 18. Yo me masturbaba desde los 11 años, así que cuando llegó este primo a mi vida, pues nos practicábamos "krampacks", sexo oral a toda hora y por las noches, yo lo abordaba mientras dormía.
En esos tiempos, yo traté de hacer lo mismo con mi hermano, con el cual compartía cuarto, claro que él al ser 5 años mayor que yo, pues no me daba señales de que le gustase aquello que le hacía. Le mamaba su pene, que siempre se mantuvo flácido. Hasta que con el tiempo, un lapso de unos 2 años, cuando trataba de tocarlo, se daba la vuelta o hacía otras maniobras para que no lo molestase mientras dormía.
Mientras tanto con mi primo, me daba a la tarea de aprender.
El tenía un pene sin circuncidar, no era muy grande, unos 16 cm en estado de erección, lo que si recuerdo es que producía mucho esmegma, ese cerumen que se genera entre el prepucio y ala cabeza del pene, así que me daba bastante asco el mamársela. Mi primo no era un verdadero experto en tema de sexo. Nunca nos mamamos los huevos ni el ano. Cuando mucho, me metía un dedo por el culo y en una ocasión trató de penetrarme, pero dolió tanto que ya no accedí a otro intento.
En aquellos días yo estaba en plena crisis de identidad. Estoy hablando de los 14 o 15 años, en el que no podía compartir con nadie mi sexualidad abiertamente. A mi primo sólo le interesaban puñetas y nunca mostraba mayor interés hacia mí más que para que yo lo satisficiera con puñetas y mamadas. Un día accedí a que se vieniera en mi boca y fue lo más que hicimos. En unas vacaciones insistió una noche a que yo le mamara el culo, a cambio el se tragaría mi semen, yo no accedí y ahí terminó lo nuestro. Nunca volvió a pasar nada entre nosotros. Yo en plena crisis y él también. Al poco tiempo se casó con una chica, que lo hizo circuncidarse ahora tienen 3 hijos y al parecer les va bien.
Mucho sentimiento de culpa y soledad en mi vida en l que fue mi niñez, queriendo compartir con alguien ese placer y caricias que yo conocía y que sabía que era lo mejor que podía brindarle a alguien.
Y seguía mi interés por mi padre, que me parecía el hombre más querido por mi y que comprendería ya aceptaría mi "amor".
Mi padre por aquel entonces empezó a tomar pastillas para dormir, debido a la situación económica que estaba amenazando con acabarse con la considerable fortuna familiar y nuestro patrimonio.
Incluso llegamos a colocar un anuncio de venta en la casa. Por suerte nadie la compró y después se enteró mi madre que la venta de la casa era sólo con la finalidad de no vender otras propiedades con las que contaba mi padre. Así que fue ahí donde la relación entre mis padres comenzó a ponerse tensa.
Ese si fue un momento de crisis familiar, por un lado mis padres, por le otro mi hermana mayor y yo por el otro.
Yo ya tenía varios años de ir con psicólogos, desde los 14 años, y realmente a mi no me interesaba dialogar con aquel señor, que se mostró abiertamente en contra de la homosexualidad. Y yo me dije: "Si tiene ese concepto, no podrá ayudarme. Su visión es tendenciosa"
Así que cambie de psicólogos como de calzones en verano. De un lado a otro y el problema sin encontrar solución.
Mis padres se armaron con un problema fuerte y mi madre decidió salirse de casa.
Después de 24 años de casados, decidió bajarse de aquel barco y rentó un departamento. Todos sabíamos donde viviría y sabíamos el teléfono donde ella viviría. La única condición que ella nos fijó fue que mi padre nunca supiera donde estaría. Todos accedimos y el día que se fue, mi padre se desmoronó. Nunca he visto a un hombre llorar de aquella manera.
Fue algo que nos aterrorizó a todos. Fue el llanto total. Horas y horas de llorar y llorar.
A mi me dio una tristeza, creo que la mayor tristeza que he experimentado en mi vida fue ese día.
Nadie quería dejar sólo a mi padre. Temíamos que fuera a hacer una locura. Así que nos montamos en guardia para acompañarlo durante el día, uno de los pocos días en que no fue a trabajar fue aquel. No recuerdo ni la fecha ni el día de la semana.
Yo tenía 17 años, a unos meses de cumplir 18 y fue el día en que decidí que ese día le mostraría a mi padre lo que le había reservado tanto tiempo, desde mis 3 años.
En la noche, al regresar de la escuela, pues le acompañe un rato, decidido a acompañarlo a acostarse. Estaba bebiendo algo y escuchando música de antaño que le recordase a mi madre y si relación idílica que acababa de terminar.
Yo tenía un montón de cosas en la cabeza. Mi familia siempre había sido una familia "ejemplar" y en 3 meses se esfumó. Todo vino junto. Crisis económica, crisis familiar, crisis existencial por parte de mi hermana y yo que ahora estaba decidido a cogerme a mi padre.
A esas alturas de la noche, yo quería que se fuese a dormir y la conversación, como de costumbre no fue muy fluida:
-¿Cómo te sientes?
-Mal. Tu madre se fue y no entiendo para que hizo eso.
-Creo que es para que los dos recapaciten. Aquel día tu estabas como loco y realmente a todos nos asustaste.
-¿Qué día?
-Se te cruzó el medicamento con el alcohol y estabas persiguiendo a mi madre por toda la casa. Quisiste abusar de ella a la fuerza y te descubrió....
-No no es eso...Es que es lo que estudia. Todos los que entran a estudiar Desarrollo Humano terminan divorciándose...tu mamá es muy influenciable....
-La verdad es que mi madre te tiene miedo. El psiquiatra que los vió le recomendó que no salieran solos a ningún viaje. Pues él le dijo que tú podías pensar en el sucidio y que acompañado se te podía "facilitar" un poco...
-¡Que estás diciendo! ¡Eso dijo!
-Mira papá....Querías que habláramos con la verdad y yo no tengo por que mentir...
Además, ya no es hora de estar conversando.
-Tómate uno conmigo...el último...
-Y después te tomas algo para no irte con el estómago vació a la cama...No comiste nada todo el día.
-Está bien...No tengo hambre...
-¿Qué te parece un licuado?
-Bien.
Unos minutos más de conversación y mientras tanto tomé algunas de sus pastillas para dormir, le preparé un licuado, creo que de plátano, ya que ese día no había chocolate y se lo di a beber, diciéndole:
-Es hora de irse a dormir...
-Gracias por acompañarme....Ya es hora de irnos a dormir.
Como las habitaciones quedan una al lado de la otra, pues siempre aprovechaba para quedarme a ver televisión en su cuarto, siempre con la esperanza de verle desnudo....
El se acostó y seguimos conversando:
-Y bien...ahora ¿qué pasa...? ¿Tienes ganas? me dijo...
-Papá...siempre tengo ganas de agarrarte la verga...
-¿En este momento tienes ganas?
Asentí con la cabeza
-Te dejo tocarme, si me dices el teléfono donde está tu madre...
-¿Para qué lo quieres? Ella nos pidió no dártelo....
-Tu no sabes lo que se siente. Yo quiero a tu madre y de pronto se va. No se ni donde vive.
-Se fue a un departamento por el Contry Club...
-Así que sabes donde vive....Pues si me dices el domicilio y el teléfono, pues te dejo agarrarme la verga...
-¡Papá!
-Entonces no hay trato...- apaga la luz- Vete a tu cuarto...
-Papá...¡No se el domicilio...!
-Entonces dame el número telefónico....
Se lo dí....
-Ven. Siéntate a un lado.
Yo más rápido que nunca, me acomodé senté a su lado.
-Apaga la luz.
La apagué.
-Sólo será un momento...
Tomó mi mano y la colocó sobre su pene. Yo comencé a excitarme a tal grado....
-Me dejas moverla...¿Masturbarte?
-Sólo un poco....
-¿Qué es esto?
-Es que yo no tengo circuncisión....
-¿Me dejas chupártela?
-No....
-Un momento...
-No...
Yo comencé a reclinarme para meterla en mi boca.
Encendió la luz, quitó mi mano se cubrío y puso su brazos a sus costados sobre las cobijas, para impedir que yo continuara.
Yo coloqué mi mano sobre las cobijas, justo sobre su pene...
-Papá...pero si tienes una erección. Te gusta...Déjame hacerlo....
-¿Cómo crees que te voy a dejar? Soy tu padre
-Siempre he querido hacerlo contigo. Desde niño...
-Recuerdo que cuando te ponías sobre mis piernas, siempre me tocaste por encima del pantalón. Ya habíamos hablado de esto. Yo creí que era curiosidad infantil.
-Papá...yo tuve sexo con mi primo, el hijo de tu hermana!
-Con tu hermano también. Ya me ha dicho que lo molestas por las noches. No sabe que hacer. Te pido que dejes de molestarlo.
-Así que mi hermano sabe de lo mío....
-Si un día conversando en el auto, me lo dijo...
-Y hasta ahora me lo dices a mi...
-Ya vete a dormir...
-Está bien.
Salí bastante molesto. De pronto me di cuenta que todo mundo sabía sobre mi situación sexual. Mi madre, mi padre, mi hermano, que nunca me dio señales de aceptar mis caricias.
Yo a mi padre le había escrito una carta, cuando estaba en lo peor de mi depresión. Le conté todos mis antecedentes y le confesé que siempre había querido tener sexo con él.
Y se la hice llegar. Así que se enteró de todo y ahora utilizaba mi debilidad para sacar provecho de mi...
Sólo tenía que esperar unos minutos a que los somníferos hicieran su trabajo.
Unos veinte minutos o treinta minutos después, regresé a su habitación, totalmente a oscuras. Le hablé en voz baja y no contestó. Le hablé un poco más fuerte y siguió sin responder.
Ya tenía varios años pensando en sedarlo para aprovechar su inconsciencia y acostarme con mi padre. Pensé hasta en comprar cloroformo, pero siempre lo desechaba...era costoso y no sabía si era dañino o si traería consecuencias mayores.
Y ahí estaba, después de 14 o 15 años de espera, el momento en que por fin iba a tener sexo con mi padre, a como diera lugar.
Introduje mi mano por debajo de las cobijas y ahí estaba su pierna. Un poco más arriba su trusa.
Estaba durmiendo de costado, hacia mi, así que levanté un poco más las cobijas y metí mi cabeza. Respiraba con la boca, para templar su entrepierna. Con mucho cuidado, metí la mano por el frente de la trusa y saqué el pene por la abertura frontal y comencé a mamar.
Eso sabía delicioso. Salado y dulce a la vez. No olía a esmegma como el de mi primo. Pero tenía algo que adormecía un poco mi lengua. Con mucha saliva, lo limpié y lo sequé con su misma trusa. Volví a meterme aquel pene enorme en mi boca y ya estaba, limpio y delicioso. Subía y bajaban mis labios y comenzó levantarse. De manera que el prepucio comenzó a abrirse y a mostrar a mi lengua la cabeza que sabía deliciosa. Con mi lengua degusté todos los pliegues de aquel pene. Lentamente lo recorría de arriba abajo, separa el prepucio me detenía en el frenillo de vez en cuando para jugar con el.
Mi padre se mueve y queda boca arriba, así que era más incomodo el lamerle el sexo que ya estaba en erección.
Doy la vuelta a la cama y me meto por debajo de las cobijas por el otro lado. De manera que pude acostarme. Comencé a bajar la trusa desde el resorte, hasta la altura de las rodillas. Me di a la tarea de acariciar aquel cuerpo, aquellas caderas, su vientre, sus nalgas, sus huevos cubiertos de vello. Su piel era suave y limpia. Y no tenía casi sabor.
Con un poco mas de decisión, saqué la trusa por los pies, separé sus piernas y brinqué una de ellas, para quedar con todo mi cuerpo entre las piernas de mi padre.
Y ahí fue donde empezó la magia. Su pene estaba completamente a mi alcancé en la oscuridad total. Sentía que me faltaba el aire, estaba muy caliente todo allí abajo. Yo comenzaba a sudar copiosamente. Pero su pene y testículos estaban a mi alcance. Los mamé, los acariciaba. Su verga no me cabía completa en la boca. Me causaba horcajadas, pero continué. Cuando metía toda aquella masa en mi boca, él movía la pelvis hacia el frente, logrando que la penetración fuese más profunda.
Mis manos recorrieron todo lo que había a su alcance.
Su cintura, la parte baja de su espalda, sus nalgas bien formadas, su vientre liso, sus diminutos pezones, sus axilas peludas, sus muslos y rodillas.
No se cuanto tiempo pasó y ya empezaba a cansarme. Así que decidí continuar. Poco a poco fui ascendiendo por su cuerpo, tratando evitar que todo mi peso estuviese sobre él. Yo soy como 40 centímetros mas alto que mi padre y mi peso era superior por unos 30 kilos como mínimo. Así que no podía presionarlo tanto...
Me senté sobre su cintura y sentí su pene en medio de mis glúteos. Que delicia. Nunca había sido penetrado por alguien. Sólo un intento por mi primo y no me atreví debido al dolor que me provocó.
Ahora estaba sentado sobre mi padre , son su pene a punto de penetrarme y yo era la persona más feliz del mundo. Eso me sorprendió. Por primera vez me descubrí feliz. Sin complejos y sin nada que ocultar. Así que decidí meterme su pene, lo levanté y poco a poco fui descendiendo mi cadera. El pene entró poco a poco. Causando dolor, un dolor lacerante pero soportable. Y de pronto, ¡pluf! Se adentró fácilmente y ahí estaba, aun con dolor y todo adentro del culo.
Ni padre comenzó a mover la cadera y yo seguía sintiendo dolor, con sus empellones.
Yo comencé a sentir el verdadero placer. Eyaculé unos segundos después y quería seguir.
Me recliné sobre él y lamí todo mi semen. Lamí sus pecho, levanté su cuerpo y lo abracé, mientras seguía penetrándome. Estaba en mi paraíso particular y había logrado llevar a mi padre a él. Por fin.
Pronto me di cuenta de que mi padre es un experto y seguía y seguía. Yo estaba teniendo mi segunda erección, después de varios minutos de ser penetrado por mi padre.
Con ritmo pausado, entre y sale, entre y sale, lentamente. Yo creo que ya teníamos 15 minutos así. Y yo volviéndome uno con el cosmos y con ganas de reír a carcajadas. Feliz.
De pronto detiene su cadera y yo me pregunto por lo que sucede.
Todo el tiempo preguntándome si estaba despierto, si estaba dormido o alucinando por las pastillas que con los alcoholes que ingirió podrían estar generando algo extraño en mi padre.
De pronto sus manos sujetan mi cintura y comienza a mover la cadera rápidamente. Entra y saca, entra y saca. Yo no podía creer lo que sucedía. Era delicioso.
Una vez más me entregué al placer y acariciaba su cuerpo. Tomé sus testículos y los apretaba y él seguía metiendo y sacando a toda velocidad, de pronto, comenzó a variar la velocidad, logrando mantener tres ritmos simultáneamente. Uno pausado, como al inicio, uno más rápido y otro que era a toda velocidad. De pronto eran dos lentos y tres rápidos, seguido de tres rapidícimos, que hacían que yo rozara el cielo con las manos.
Con una mano me indicó que me acostara a un lado de él, sin salir de mi, cambiamos de posición y me siguió penetrando, ahora de costado. El metido entre mis nalgas y dándome todo lo que nunca me había querido dar.
Se vino dentro de mi. Un chorro de calor me inundó por dentro y se detuvo.
Yo me levanté, con la erección aún arriba. Lo tomé entre mis manos. Quería saber si había vestigios de materia fecal en su pene. Lo recorrí con la mano y acerqué mi nariz. Olía un poco. Lo bañé con saliva y lo sequé. Y comencé a mamarlo de nueva cuenta. Yo estaba cansado. Todo el cuerpo me temblaba. Yo creo que después de los orgasmos que había experimentado, estaba bastante sensible y agotado. Ahí fue cuando descubrí que hay manera de tener varios orgasmos a la vez. Así que me coloqué sobre uno de sus muslos e introduje ese pene delicioso de nueva cuenta en mi boca.
Hasta entonces empecé a escuchar un suave ronquido de mi padre. Yo seguí lamiendo aquella miel. Es falo que me dio la vida, ahora me daba el mayor de los placeres.
Yo seguía lamiendo, recorría aquellos majestuosos testículos con mi boca y succionaba.
De vez en cuando, retiraba de mi boca algún pelo y seguía. Pronto esa verga fue volviendo a su estado erecto.
Entonces me decidí y comencé a bombear. Recosté a mi padre sobre su espalda y me di a la tarea de mamar con todas mis fuerzas. Con las manos tomaba aquellas nalgas y tocaba el ano con dos dedos. Introduje uno e inmediatamente la pelvis de mi padre comenzó a subir y bajar. La cabeza llegaba a mi garganta.
Eran tan fuertes las embestidas que tuve que retirar mis manos de su culo, para sujetar el falo y poder retirar mi garganta de aquella fricción que podía provocarme el vómito en cualquier momento.
De pronto, una sorpresa mas. Cuantas sorpresas en una sola noche.
Mi padre coloca sus piernas en mi espalda. Con una me sujeta la espalda y con la otra, aprisiona mi cabeza, de manera que no me podía escapar. Y con un ritmo y total dominio, entraba y salía de mi boca. Incluso, se detuvo y con una pierna hacía que mi cabeza subiera y bajara por su pene.
Pronto volvió a su técnica de varios ritmos. Así que era la clara señal que estaba disfrutando verdaderamente de aquello. Yo sudaba y me daba el permiso de disfrutar aquello lo más posible.
No se cuanto tiempo estuvimos así. A mi me pareció una eternidad.
De pronto. Irrumpe una gran cantidad de semen en mi boca. La embestidas más profundas hicieron que mi garganta recibiera gran parte de aquella venida.
Soltó sus piernas y yo pude zafarme de aquella postura que me estaba enloqueciendo.
Expulse su semen y mi saliva contenida en mi boca sobre sus genitales.
Por fin pude respirar tranquilamente.
Lamí, tragué y besé todo lo que pude aquel falo que ya estaba descansando. Entre los pelos ensortijados, retiré todos los restos de semen. Una delicia.
Yo seguía con erección. Me masturbé y arrojé todo mi semen sobre su cuerpo.
Me recosté a su lado.
Estaba exhausto, sudado, excitado y deseoso de descansar para reanudar aquello.
De pronto:
-¿Dónde estabas?
Con su voz hacía esa extraña pregunta.
Lo único que me atreví a preguntar fue: ¿Pór?
-Como está tu amiga.... (haciendo referencia a una amiga de mi madre)
-No soy mi mama, le dije
-Eres... (mencionó el nombre de mi hermana)
-No soy mi hermana, le dije
-¿Entonces....? ¿Quién eres?
-Soy yo.... tu hijo.
-¡Qué!
Encendió la luz.
Asustado corrió al baño.
Trajo un papel higiénico y se limpiaba el pene.
-¿Dónde quedaron mis calzones? ¿Qué me hiciste?
Yo no daba crédito a lo que me decía. Al parecer esas pastillas eran poderosas. No fue la única vez que las utilicé. De hecho las volví a utilizar al día siguiente con él.
Yo no daba crédito.
-Papá. Cogimos delicioso. Te la chupé, me la metiste por el culo y me follaste por la boca... ¿Ahora me vas a decir que estabas dormido...?
-Ay hijito...¿Qué hiciste? No se lo digas a nadie... Vete a tu cuarto.
-Está bien papá Me voy a dormir. Luego hablamos.
Esa noche dormí como bebé.
Creo que con la más grande sonrisa y con una paz interior indescriptible.
Todo esto lo puse por escrito y le entregué la carta a mi padre.
Él la recibió asombrado al día siguiente.
-En la noche hablamos... Le dije al entregársela.
Esa noche me encargué de llevar las cosas más lejos. Aún más lejos. Siempre con ayuda de unos somníferos.
Algún día me atreveré a contarles lo que ocurrió esa segunda noche y las que siguieron.
Pero ese día hice realidad mi sueño infantil.
Y por primera vez sentí que mi padre y yo estábamos tan cerca que nada ni nadie nos separaría.
Así que fui feliz por unas horas.
Esto es como recuerdo lo que sucedió. Faltan algunos detalles y que sepan ciertos detalles de mi relación con mi padre. Pero trataré de que en otra narración aparezcan esos detalles faltantes.
Un saludo a todos los que lean esto y espero que haya resultado de su interés.
D.B.