En una noche como esta

Era una aventurera, o de eso quería convencerme cada vez que elegía una noche diferente para hombres diferentes.

Una noche como esta.

Era medianoche, la luna era la única que me iluminaba el camino, todo era desierto sin ruido y sin un alma despierta, pero yo si lo estaba. Caminaba por las calles con elegancia al saber que nadie me miraba ni me juzgaba. Mi silueta se movía con mayor sensualidad al sentir la confianza fluir dentro de mi cuerpo, estaba ardiente y expectante por lo que iba a pasar.

Me detuve frente a un edificio pintado de un amarillo mostaza, aburrido y solo con una luz brillando en lo alto de sus puertas; avisté un botón como el timbre y me acerqué a presionarlo.

El ruido inmediato movió mis nervios tensos, una ráfaga de viento levantó la falda de mi vestido rojo y, a pesar de utilizar medias, sentí el frío acariciar mi trasero.

El ruido de una puerta abriéndose me descoloco de mi ensueño, una figura masculina alta y gruesa se materializó frente a mi. Era el, el dueño de mis sueños y mis pesadillas, la fuente de mi deseo y añoranza, sus enormes brazos que marcaban una venas gruesas y un bronceado dorado me bloquearon por un momento.

-Gracias por venir -su voz baja y gruesa me despertó del ensueño -pasa preciosa

Accedí sin voltear a ver a los lados o si alguien me veía, no me importaba, lo miré mientras caminaba dentro del lugar.

Era pequeño pero acogedor, paredes blancas y muebles escasos, limpieza y un leve aroma masculino impregnaba el aire, era delicioso y atrevido.

-¿te apetece una cerveza? -su mirada no paraba de recorrerme arriba y abajo mientras tomaba asiento en unos de sus muebles mullidos -igual puede ser vodka o tequila.

-una cerveza estay bien, gracias -por primera vez hablé sin tartamudear, si bien mi voz sonó algo tensa, él no dijo nada.

Lo vi acercarse a su cocina y servirme la cerveza en un vaso mientras el tomaba su botella de vodka y su respectivo vaso.

Lo seguí acercarse a mi, vestía unos jeans desgastados, una camisa deportiva y descalzo, pero irradiaba limpieza y el leve aroma a perfume de hombre.

-Bebe preciosa -se sentó a mi lado, sentí si cuerpo adherirse al mío y sin dejar de mirarlo tomé el vaso que me ofrecía.

-Gracias -contesté cruzando mis piernas lo más sensual que me sentí-espero no sea la única.

Soltó una risa y tomó su vaso de vodka y lo chocó con el mío, acercó su rostro cerca de mi, podía sentir su respiración.

-brindemos por este delicioso momento -dijo por lo bajo -y por lo deliciosa que te ves esta noche.

Al igual que él, solté un risilla inocente y le sonreí, ambos tomamos nuestras bebidas y sentí que el alcohol de la cerveza ablandaba mis nervios y soltaba mis deseos.

Tomó mi vaso y lo dejó en una mesa cercana al suyo, observé cómo miraba mi cuerpo, sentí su deseo acariciar mis piernas, mi vientre, mis pechos y mi rostro. Sus ojos se detuvieron en los míos, tal vez fuera virgen y poco conocedora del deseo, pero él irradiaba ese ardor profundo que hacía que temblara mis piernas.

-quiero que esta noche sientas solo lo mejor preciosa, que te entregues a tus instintos, déjame ser tu hombre esta noche- su gloriosa voz acariciaba mi oído mientras su mano acariciaba lentamente mi pierna. Un gemido escapó de mis labios.

-quiero ser tuya esta noche, enséñame por favor-perdí la noción de las palabras cuando sus labios tocaron mi cuello, un beso y la humedad de su lengua.

Me derretía su tacto, coloqué mis manos en sus hombros mientras acercaba su boca a mis labios, era la gloria y la delicia, sus manos calentaban mis piernas de arriba a bajo, sentí su lengua introducirse en mi boca y, a pesar de los nervios y la angustia de la primera vez, acepté para aprender. Su lengua bailaba con la mía, su mano en mi cintura debajo del vestido y dejaba de besarme para chupar mi cuello y comenzar a bajarme el tirante de mi vestido.

Sentía el deseo abrasador recorrerme, me empecé a poner muy caliente cuando levantó mi pierna y la puso sobre la de él, mientras sus labios hacían maravillas cerca de mis pechos, yo acariciaba su oscuro cabello y gemía cerca de su oído, sabía que eso lo estaba poniendo caliente.

-preciosa, deliciosa, suave, riquísima-escuchaba que decía mientras me sujetaba de las caderas y me posicionaba encima de él.

El sentado en el mueble y yo encima de él, estaba a su completo merced, mis dos piernas encerraban las de él y esa cercanía de nuestros centros provocaba un extraño dolor. Lo besé de nuevo y con brío, con mis manos intenté que se quitara la camisa, el seguía acariciando mis piernas, pero al ver mi angustia acercó sus manos y se la quitó.

Su bronceado cuerpo, normal y con vello me dislocó un poco, no era el epítome de belleza de actor de cine, pero irradiaba una típica masculinidad madura, un hombre adulto con experiencia y buena alimentación, no era obeso pero tampoco delgado. Era perfecto para mi.

No se detuvo ante mi observación, tomó rápidamente la orilla de mi vestido y lo levantó rápidamente, provocando que me acercara aún más a su cuerpo al atrapar mis brazos por lo alto dejando mi pecho cerca de sus labios.

Al soltar el vestido a lo lejos solo quedé en interiores, perfectamente elegidas para sentirme deliciosa y virginal: encaje blanco y medias de ligee. Fue entonces que lo sentí entre mis piernas, su miembro cerca de mi centro lo sintió levantarse. Lo mire a los ojos y le sonreí.

-que maravillosa sorpresa a despertado finalmente- puse mis dos brazos alrededor de su cuello y acerque mi boca a la de él-me encantaría conocerlo a profundidad.

No dude en aplicar mi conocimiento de investigación: novelas eróticas y pornografia, acerque mi centro a su miembro aún encima de los pantalones y me restrege en círculos lentamente, una delicia absoluta para mi.

Se descolocó por unos segundos y gimió, acercó sus manos y me abrazó de la cintura para acercarme aún más.

Yo seguí haciendo el movimiento en círculos, hacia adelante y hacia atrás, despacio y con mucha insistencia; pronto sentí sus manos luchar con mi brassier, acerque mis manos a desabrocharme y quitármelo, a pesar de mi inseguridad e incertidumbre por mis pechos pequeños, me lo quité al completo.

Empezó a besarlos y fue la gloria completa: su lengua recorrió toda la aureola y succionó enviando el placer directo a mi centro, con su otra mano amasaba mi otro pecho con ardor, los apretaba y los succionaba, daba pequeños mordiscos y besos húmedos en todo mi pecho y luego en la punta de estos, yo no paraba de gemir y sentir el mayor placer.

Pronto las cosas siguieron subiendo de calor, seguía besando y chupando mis pechos cuando sus manos bajaron a mi cintura y comenzaron a quitar las medias acariciando mis piernas en el proceso.

-mamita hermosa, estás riquísima, preciosa y nuevecita, como te quiero comer entera -me levanté por la necesidad de quitarme las medias de los pies pero estas me temblaban, estaba húmeda por lo que me había hecho en los pechos.

Quedé en mis calzones blancos de encaje, transparente mi centro virginal se notaba, sentía mis vellos ocultar mi humedad, pero la ropa no podía ocultarlo, su mano directamente se acercó por encima de la ropa interior y me acarició

-ya estad mojadita pequeña hermosa, ya quiero sentirte bien apretadita.

No era tonta, sabía que la humedad era necesaria para que no me doliera demasiado, pero sabía que esta primera vez sería incómoda, pero no por ello me dejaría engatusar, tenía un plan y muy delicioso.

Tomé su otra mano y la dirigí a mi pecho mientras las mías iban directo a su pantalón, lo desabroché y se bajo sin problemas quedando en bóxers. Su miembro era visible: algo largo y grueso, me sentí desmayarme, sabía que hacer pero la valentía no me llegaba.

-Mira amor como me tienes, bien caliente y duro -aún de pie y en con ambas interiores puestas, me volteó de espaldas y empezó a restregarse contra mis nalgas.

La calentura se incrementó, sentirlo entre mis nalgas me enloqueció, quería sentirlo dentro de mi, muy profundo. No tardo en sujetarme y doblarme de rodillas sobre el mueble, y simuló encima de la ropa montarme, se restregaba delicioso contra mi centro separando mis piernas y alzando mi trasero con sus manos en mis caderas, sentía chorrearme de lo delicioso que se sentía la fricción. Mis gemidos llenaban la habitación y sus palabras groseras me calentaban rápidamente.

-así bien rico preciosa, te vas a sentir en la gloria mamita rica, mira que lindo culito tienes, así te voy a montar bien duro hasta que me gimas por más, te voy a dar bien duro mi putita.

Luego se detuvo, me sentía tan débil, insatisfecha pero caliente, me levantó del mueble y me quitó la ropa que restaba, caí sentada de nuevo en el mueble mientras el se acercaba a su vaso de vodka y tomaba harta acabárselo, se quitó el bóxer y con su mano empezó a masturbarse mientras me observaba abierta de piernas y respirando para recuperar el aliento, ese líquido blanquecino apareció en la punta de sus pene, me calentó su acción y mi mano lentamente se acercó a mi pecho, acariciandome con delicadeza. Lo vi soltar el aire por su nariz con gran fuerza y de repente estaba otra vez besándome en los labios, en la oreja en el cuello dejándome caliente otra vez.

-mamacita hermosa abre tus piernas -me dijo al oído, no sabía que más podría abrirlas pero solo hice ademán de hacerlo.

Su mano serpeante se acercó a mi centro, tanteo y tocó la humedad, solté un gemido cuando sus dedos tocaron ese botón de nervios y metía otro dentro de mi.

Me dedeo delicioso, tal vez como era la primera vez que yo no lo hacia, se sentía la gloria: su dedo salía y entraba rápidamente haciendo ese delicioso ruido, yo solo soltaba ruiditos y gemidos de placer. Mi lengua se soltó.

-si papito, tócame así bien rico... ah, ah, ah... ay que rico papi mmm -mis labios cerca de su oído lo besaron, alentando sus movimientos.

Me correspondió con rapidez, dedeandome aún más rápido, acerque una de mis manos a mi botón de placer y me sentí llegar a la cima.

Tan caliente y algo satisfecha, lo vi posicionarse cerca de mi, el momento había llegado, me iba a desvirgar.

-es hora mamita rica, te voy a hacer mujer y seré tu hombre está noche -la anticipación me comía, los nervios se apoderaron de mi.

Tuve que respirar fuerte, iba a ser la parte incómoda, aún así me esforcé por relajarme, él al notar mis nervios empezó a decirme cosas en el oído mientras acariciaba mi cuerpo.

-tranquila preciosa, lo vas a disfrutar, te va a encantar y no vas a querer otra cosa más en la vida que hacer esto -sentí su miembro cerca de mi entrada -así vida hermosa, tranquila- empezó a entrar poco a poco, era algo extraño pero interesantemente agradable -despacio preciosa, déjame cogerte delicioso...

Y de repente pasó, una incomodidad horrible me atravesó y que me hizo soltar un quejido de dolor, él de detuvo y me acarició por todos lados, noté que intentaba tranquilizarme.

-shh, preciosa, no te muevas... deja que se acostumbre, así bebe, tranquila -su voz que a la vez me calentaba me relajó y mis músculos antes desconocidos de mi centro, se movieron alrededor de su miembro dentro de mi.

Luego de unos minutos de acostumbrarse, unas leves risas y besos perdidos, la danza comenzó.

Era raro, fascinante y delicioso, una combinación de placer que provocaba que involuntariamente gimiera, separé más mis piernas mientras entraba y salía de mi, doble las rodillas, y luego lo apreté cerca de mi. Comenzó a entrar y salir más rápido, ambos gemíamos en nuestros oídos, el calor y ese placer que ya había podido identificar a solas iba creciendo y creciendo.

Me tomó ambas manos y las puso encima mío, sumisión total, mi confianza ante mi placer y el de él creció, me tomó con fuerza y brío mientras me decía esas palabras que solo me hacían calentarme más.

-ufff si preciosa, así bien rico mamita, mmmm, ábrete para mi verga amor, que apretada y rica estás...-pronto acerque mis tobillos a su trasero para abrazarlo mas cerca de mi.

Lo sentí bajar la guardia y soltar levemente mis muñecas, aproveché para soltarme y empujarlo.

Ahora yo estaba encima de él, mis manos sobre su pecho y su miembro entrando lentamente hasta el fondo de mis entrañas. Que delicioso se sentía.

Así como tantas noches monte mis almohadas, lo monte a él, gemía con fuerza y muy alto.

Arriba y abajo, en círculos y hacia adelante y hacia arriba hasta que encontré ese punto que me llevara a la cima. Mis piernas en sus costados, sus manos en mi cintura, mis manos acariciando mis pechos, su miembro grueso y largo llenándome, gemidos y sudor, palabrotas de deseo y sexo.

Al final lo sentí, ese líquido caliente me llenó y supe que él había llegado, mi climax no tardó en llegar pero se sintió una eternidad.

¿Quien dijo que no podía sentir lo mejor en mi primera vez?

Acabamos sudorosos si, pero no derrotados. Empezó a reírse y lo sentí temblar debajo de mío, el pavor se apoderó de mi cuerpo al saber que mis piernas no me aguantarían.

Salió de mi, chorreando su semen, pero fue bueno conmigo, tomó su camisa y me limpió todo el residuo que había dejado.

No hubo besos ni mimos, no éramos nada, tan solo dos conocidos del mismo lugar que habían compartido un encuentro.

Se acercó a mi y me envolvió en una manta, me llenó de besos el rostro.

-¿te gustó preciosa? -preguntó mientras acercaba mi vaso de cerveza y acariciaba mi cabello.

-estuvo delicioso-le respondí, estaba sedienta, así que me tomé el vaso rápidamente- para ser mi primera vez superó mis expectativas.

-cuando quieras, ya sabes... aún nos falta hacer muchas cosas -me guiñó un ojo y solo reí.

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Un saludo, soy nueva en esta área pero tenían unas ideas y muchas ganas de publicarla, espero lo disfruten.