En un sexshop
Una visita a un sexshop da un giro inesperado.
Este será un relato breve y poco profesional pues nuestra intención es solo compartir
la experiencia mas erotica que hemos tenido mi esposa y yo. Fue idea de ella publicarlo en todo relatos pues no hay otra forma de compartirlo con nuestros conocidos ya que ellos no aceptarían tal estilo de vida.
Nuestra vida sexual siempre ha sido muy activa y es pieza angular de nuestra relación, siempre Paty mi esposa tiene la costumbre de tomar la iniciativa para innovar en nuestras relaciones sexuales. Un día navegando por la red observamos una tienda de juguetes eróticos con fotos explicitas de cómo usarse lo cual aparte de calentarnos sembró en nosotros la curiosidad por adquirir uno de ellos.
Recordamos que Alberto un amigo de la universidad había instalado un sexshop en la ciudad y la idea de ir a su tienda para adquirir alguno de sus productos anduvo rondando nuestras cabezas hasta que por fin nos decidimos, Alberto aunque no era un amigo cercano siempre lo conocimos como una persona educada y respetuosa con diversas calificaciones académicas y de buen trato. Por medio de Paola otra amiga y cómplice de mi esposa que sabia el lugar exacto del negocio de Alberto fue que pudimos llegar a el una tarde de un viernes.
Ubicado en una plaza enorme de la ciudad y en una seccion apartada de la misma dimos con el bien camuflageado sitio. Al entrar comenzamos a mirar curiosos tratando de identificar los numerosos artículos desplegados a lo largo del angosto local
Bromas, lubricantes y penes de hule llamaban nuestra atención cuando con actitud de vendedor profesional se acercó Alberto ofreciendonos ayuda. Nos saludo primero y empezó con preguntarnos si buscábamos algo en especial.
-Gracias, solo estamos viendo.- Respondimos.
-Bueno adelante, por favor avísenme si necesitan algo.- Respondió.
Y mientras iniciaba una conversación entre los tres la única clienta que observaba el area de penes subtitutos justo junto a nosotros comenzó a reir llamando nuestra atención cuando veia un anucion en la pared que deciá:
"Pregunte por el descuento otorgado a chicas que se prueban estos juguetes frente al gerente de la tienda"
-¿Cuánto me darán de descuento si me pruebo uno de estos?- Preguntó la chica tomando un ancho buttplug dirigiendose a Alberto.
-No lo sé preguntale a Él- Le contesto Alberto apuntando hacia mí.
Con una serie de bromas y palabras sucias Alberto la chica y yo amenisamos el rato mientras Paty solo reía pero nuestra momento se corto cuando la chica dijo sin soltar el ancho juguete:
-Bueno ya está bien ¿Lo hago aquí delante de los tres?
-Sí hazlo aquí queremos verte habladora- Contesto rapidamente Paty.
La chica que no presumía de un cuerpo esbelto sino mas bien un poco regordeta sin decir nada nos dio la espalda y justo cuando creíamos que se retiraría furiosa abrió las piernas a medio compás, con una mano se alzó la falda que traía y con la otra pasó sus dedos de abajo hacia arriba por entre sus grandes nalgas.
-Se pueden retirar si gustan dijo Alberto mientras se dirigia hacia la puerta-
-No gracias, venimos a ver y nos quedaremos a ver- Respondio nuevamente Paty.
-Pero no sé en donde termine esto- dijo Alberto
-Eso es lo que queremos ver- Contestó Paty con una sonrisa.
Y mientras Alberto terminaba de cerrar la puerta de aquel local la caliente chica estaba ya semidesnuda y chupando el buttplug como una poseida.
Los tres la rodeamos mientras se tendía en un sillón y poniendo frente a nosotros su grandote culo empezó a introducir el ancho juguete en su ano rasurado. Yo sentía que mi cabeza explotaria por lo que estaba viendo en contraste con Paty que parecía cada vez mas interesada en ver como aquella desconocida se destrozaba el ano.
La regordeta chica nos dio todo un espectáculo de cómo expandir el ano al máximo y parecio que ella tuvo varios orgasmos mientras nos mostraba su interior al sacarse el ancho juguete de su culo.
Sin esperarlo Paty se acerco a ella y tomó el juguete en sus manos temblorosas para introducírselo a la chica desconocida, lo metía y sacaba sin parar.
Alberto y yo atónitos solo veiamos a mi Paty destrozarle el culo a una desconocida que solo se dedicaba a gemir sin parar hasta que subitamente un chorro bañó las manos de Paty que movía el buttplug sin parar cuando la atrevida chica se vino delante de nosotros.
Lo que resta de la historia no tiene importancia, solo nos despedimos dejando a Alberto solo con la chica mientras yo me llevaba sorprendido a mi exitada esposa.