En un país lejano.

Una venezolana forzada a dejar su país por cuestiones económicas, se encuentra en un nuevo país donde su casera es más amable de lo que esperaba.

Toco la puerta de la señora Elena muerta de miedo, tengo seis meses viviendo acá, la señora Elena es mi casera, una mujer diez años mayor que yo, tengo 28 años, la mujer se ve mucho más joven de lo que es, fácilmente podría decir que tiene mi edad, el día de hoy necesito pedirle que me dé algo más de tiempo para pagar la renta, ha sido un mal mes, me despidieron de mi empleo y justo mi hermana se vino de Venezuela a vivir conmigo, vuelvo a tocar la puerta, finalmente me abre.

—¡Oh Hola Cariño pasa! — me recibe como siempre con una sonrisa en su rostro, un semblante lleno de luz y una ropa muy apretada, la mujer le gusta mostrar su cuerpo, a mí nunca me ha importado porque no tengo mucho pudor cuando de mujeres se trata, al final todas tenemos lo mismo.

—¡Gracias! — digo sin más. — espero no interrumpir nada.

—¡Nunca interrumpes! Estaba ordenando un poco la casa eso es todo, por favor siéntate. — indica hacia el comedor.

—Necesito pedirle un vergonzoso favor. — lo suelto porque siento la necesidad de salir rápido de este tema. — este mes me quede un poco corta de dinero, como bien sabe me han despedido de mi empleo y ahora con mi hermana aquí se me hace un poco difícil cubrir los gastos, y sé que está mal, pero me gustaría saber si puede perdonarme la renta este mes, que me espere un poco más.

Ella lo piensa por unos segundos, yo comienzo a sudar, si esta mujer me corre no sé que haré, pero tampoco tengo como pagarle, ella es tan afable que pensé que comprendería mi situación, pero por lo visto no lo hace.

—Bueno puedo perdonártelo, pero si haces algo por mí.

Pienso que estoy salvada, de nuevo me confirma que es una buena persona.

—Si dígame, haré lo que sea. — respondo de inmediato.

—Este es el trato. — dice mientras se para de su silla, se acerca a mi y me mira desde arriba. - cada vez que me hagas este favor que te voy a pedir, yo te firmare una factura, así que seria como si me hubieses pagado, será algo legal porque tendrás el documento de pago, ¿te parece?

—Sí.— respondo tímida, porque su mirada se ha intensificado.

—Muy bien. — ella se agacha frente de mí y me mira fijamente. — no sé si lo sabes, pero soy lesbiana, y desde que llegaste aquí te he deseado, cada noche tengo que aguantarme para no subir, abrir la puerta de tu departamento y hacerte todas las cosas que quiero hacerte, si me dejas estar contigo te perdonaré la renta, y cada vez que me des un orgasmo te firmaré una factura.

Trago grueso, no puedo creer lo que me está diciendo, no estoy ofendida, a lo contrario estoy halagada, no me considero una mujer deseable, tengo el cabello marrón, los ojos marrones y un poco de sobrepeso, soy muy normal para ser deseable.

—¿Usted me desea? — le digo incrédula.

—Si, muchísimo, eres hermosa, solo que tú no te das cuenta. — ella me acaricia el cabello y yo tiemblo. — ¿entonces que me dices?

Pienso que esto está mal, muy mal, yo sería como su prostituta, no me vine a otro país a ser eso, pero la verdad Elena es una mujer muy hermosa, tienes el cuerpo perfecto, el cabello negro hasta las nalgas, senos parados perfectos, boca grande, grandes ojos color verdes, y un culo de ensueño, cuando era adolescente tuve una novia online y siempre he tenido fantasías con mujeres, así que pienso que es tiempo de cumplirlas y además me aseguro de tener un techo sobre mi cabeza y la de mi hermana.

—Está bien. — respondo calladamente, ella sonríe, sigue acariciando mi cabello y se levanta, me levanta con ella y me besa.

Al principio es solo una caricia, pero estoy tan sorprendida que abro la boca, entonces ella introduce su lengua dentro de la mía, sus manos comienzan a vagar por mi cuerpo y yo estoy allí helada, sin siquiera moverme, bueno solo muevo mi lengua, busco insaciablemente la suya, quiero probar cada recoveco de esta mujer.

—Deliciosa. — dice ella soltándome. — siempre he sabido que serías una perfecta pasiva, me encantan las sumisas como tú. — y me besa de nuevo con más pasión. — tócame. — me pide. — apriétame las nalgas, las caderas, recórreme. — hago lo que ella me pide mientras nos seguimos besando, ahora la quiero muy cerca, mi calor comienza a subir. — vámonos a mi cuarto. — me dice y así lo hacemos, se sube en la cama y me deja parada frente de ella, temblando como una loca. — quítate toda la ropa y luego súbete junto a mí. — su mirada voraz me hace sentir caliente, en tiempo récord estoy fuera de mi ropa, me subo como ella dijo y espero, ella se acerca a mí y comienza a tocar mi cuerpo desnudo. — ¡Eso es! Que linda chica eres, esperando que te diga que hacer, me encanta, ¿sabes que quiero? — me pregunta y yo niego con la cabeza. — quiero comerme tu coñito, tengo meses soñando con él, ¿me dejas comerme tu coñito? - esta vez asiento.

Estoy sin voz, pero creo que eso le gusta, ella hace que me recueste en la cama, comienza a acariciar mis piernas y yo siento la humedad en mi coño, toda la situación es excitante, ella comienza a besarme los muslos y yo me esfuerzo por mantener los ojos abiertos, ver su cabeza hundida en mi entrepierna me tiene como loca, además sus largos cabellos me hacen cosquillas en las piernas, mis gemidos comienzan a llenar la habitación, finalmente da un ligero beso a mi coño y yo grito de placer, ¿olvide mencionar que es mi primera vez? En Venezuela ningún hombre se interesó en mí, y en mi nuevo país solo tengo tiempo de trabajar, y hasta ahora descubro que puede que sea bisexual.

Ella comienza a chupar mi depilado coño, siempre lo cargo así por cuestiones de higiene, yo subo mis caderas buscando su boca, la sensación es deliciosa, siento que me está comiendo, de repente comienza a succionar mi clítoris y yo pienso que voy a morir, que sensación tan deliciosa, mis caderas se mueven solas de arriba hacia abajo, estoy desesperada, entonces ella mete dos dedos en mi huequito y yo grito de nuevo.

—¿Te gusta? — pregunta al separarse de mi coño.

—Si, por favor, necesito correrme, por favor hazme venir. — le suplico.

—Dime: Ama por favor hazme venir. — se lo digo sin rechistar. — Eres perfecta para mí, me encantan las mujeres que se dejan mandar.

Entonces entierra la cara nuevamente en mi coño, yo me contorsiono hacia arriba, primero chupa mis labios exteriores, luego su lengua juega un rato con mi huequito, para finalmente llegar a mi clítoris, siempre que me masturbo toco mi clítoris, me encanta la sensación que experimento cuando lo muevo de un lado a otro, ella extrañamente lo sabe porque con su lengua lo mueve a todas partes, entonces una de sus manos alcanza uno de mis senos y exploto, el clímax llega a mí como un terremoto, grito su nombre, grito varias expresiones afirmativas y arrugo las sabanas en fuertes puños.

Ella se levanta y yo la observo, no me di cuenta de cuando se quitó la ropa, pero ahora que la veo desnuda solo puedo confirmar lo perfecta que es.

—Es hora de que te pruebes. — me dice y luego me besa, nuestras lenguas se enredan desesperadas, llenas de lujuria, me gusta el sabor de mis jugos en sus labios. — quiero que me comas. — dice y me pone en la posición del 69.

Trato de imitar todo lo que ella me dice, tengo años queriendo probar un coño, el de ella está depilado y es muy rico, la penetro con dos dedos mientras me como su clítoris, ella grita de placer.

—¡Eres una delicia! Eres todo lo que me imagine. — me dice y comienza a comerse mi coño de nuevo.

—Quiero probar tus tetas. — hablo por fin luego de un largo rato, ella se para de inmediato, se sienta sobre mí y yo comienzo a amasar sus bultos, son suaves y duros al mismo tiempo, parecen que son operados, pero me gustan, entonces meto un pezón en mi boca, ella toma mi cabeza y parecía que me amamantara, siento como me mojo incluso más, juego un largo rato con sus senos y ella hace lo mismo con los míos, entonces ella se corre, un orgasmo causado por tus senos es uno de los más deliciosos.

—Necesito cogerte. — me dice y me tira en la cama.

Entonces se pone arriba de mí y comienza a hacer una tijera, estoy alucinando, siempre he querido esto, desde hace muchísimo tiempo, hacer la tijera con una mujer, yo la tomo de las caderas y trato de restregarla en contra de mi coño, ambos coños se tocan una y otra vez y yo me estoy muriendo, ambas gritamos como locas, mis caderas se mueven hacia ella buscando el placer.

Nos besamos nuevamente sin parar el ritmo, me siento en las nubes, me siento hermosa y tocarla me vuelve loca, no creo que me canse de esto, nos acariciamos cada parte del cuerpo, yo vuelvo a besar sus senos mientras ella me sigue cogiendo y de repente ella se corre, sus jugos me llenan todo el coño, nuevamente la tomo de las caderas y con rudeza hago que me siga cogiendo hasta que me corro, gritando su nombre y diciéndole lo rica que esta.

—Eso estuvo riquísimo. — me dice una vez pasada la pasión.— nunca me voy a cansar de ti. Nos abrazamos y nos besamos.

Paso un par de horas más allí con ella, hasta que se hacen las cuatro y necesito llegar a casa antes que mi hermana, cuando me voy me firma cuatro meses de renta.

—Me distes más de cuatro orgasmos, pero quiero que vengas otra vez.- yo tomo las facturas.

— ¿Puedo venir mañana mismo? - le digo en tono jocoso, pero en realidad si quiero venir.

— Claro que sí. — me responde y me besa. - aquí te espero, esta noche voy a soñar con ese rico coño.

Me voy y por la noche antes de dormir la llamo, nos masturbamos por teléfono y duermo como un bebe, ese fue el primero de muchos encuentros, y de muchos meses pagos de renta.

Fantasías que quizás más de uno compartamos, espero les gusten, pueden escribirme a mi correo si lo desean luperelatos@gmail.com , para que me comenten si les gusto mi relato y me den ideas para nuevos temas. Es mi primer relato, ¿qué tal me quedo?