En un motel de carretera con mi suegro
Mi esposo le pide a mi suegro que me llevé a una fiesta fuera de la ciudad, donde todo la familia estaría presente, así que un motel es una buena idea para nosotros.
Hace algún tiempo la familia de mi esposo decidió hacer una fiesta en Cuernavaca, allá tienen una casa. Es una casa muy grande, con un jardín muy bonito, tiene una alberca donde hemos pasado momentos muy divertidos. La fiesta no era por ningún motivo en especial, solo tenían el deseo de juntarse.
Aunque como dije, la casa es grande, normalmente hay demasiados invitados, por lo cual todos nos dormíamos juntos, hombres en algunas recamaras, mujeres en otras.
Parte de la familia se iba el viernes en la noche, los otros el sábado en la mañana. Mi esposo se iría el viernes en la mañana, tenía que llevar a su madre quien era la que iba a organizar todo. Mi suegro no podía irse con ella pues tenía un desayuno como sus amigos de la juventud.
Mi esposo me había pedido que me fuera con ellos, pero yo le recordé que tenía un desayuno con mis amigas de la universidad. Mi esposo recordó lo del desayuno, solo me pidió que le diera algunas ideas para lo de la fiesta, estuvimos hablando de la comida, las bebidas, botanas, etc.
Cuando estábamos por terminar mi esposo recordó que su papá tenía un desayuno el viernes antes de la fiesta, me dijo que tal vez una vez que los dos acabáramos podríamos irnos juntos a Cuernavaca. Yo pensé que mi esposo no tenía idea de lo que acababa de decir, mandaba a su dulce esposa con un hombre que la deseaba mucho, un hombre que a su esposa la había hecho gritar muchas veces de placer. Le dije que le preguntará a su papá y que si él estaba de acuerdo nos organizábamos para irnos.
Mi esposo le marcó a su papá, después de saludarlo le contó la idea, a mi suegro le pareció bien, mi esposo le dijo que me iba a dar el teléfono para que nos pusiéramos de acuerdo.
P –Hola señor ¿Cómo esta?
E –Hola, bien y ¿tú Pam?
P –Bien también gracias.
E -¿Mi hijo está ahí?
P –Sí.
Mi esposo sonreía mientras me veía hablar con su papá, de pronto sonó su celular, contestó y se salió al jardín, desde donde estaba vi como camino hasta el fondo del jardín.
P –Mi amor ya no nos escucha el cornudo.
E –Putita tenemos que hacer algo el viernes antes de lo de Cuernavaca, necesito cogerte.
P –Sí papi, necesito tu vergota dentro de mí.
E –Como me gustas puta.
P –Y tú a mi papi.
E –Te parece bien si salimos rápido de nuestros desayunos y
nos vamos para Cuernavaca, en algún motel antes de llegar allá, nos metemos para darte una rica cogida.
P –Que rico, ¿quieres que lleve algo especial para esa rica cogida que me vas a dar?
E –¿No será peligroso?
P –No suegrito, lo que me pidas lo tiramos en el motel.
E –Muy bien, entonces quiero que lleves una mini falda de cuadros, una blusa blanca, y tacones muy altos.
P –Papi me quieres coger como si fuera una colegiala.
E –Sí Pam, me gustas tanto, tengo tantas fantasías contigo.
P –Voy a cumplir todas tus fantasías, quiero ser la mujer más puta que hayas tenido, ya viene el cornudo.
P –Sí señor así quedamos muchas gracias, hasta luego, un beso.
Arturo me interrogó sobre si ya nos habíamos puesto de acuerdo, le dije que sí.
Pasó la semana y llegó el viernes, mientras me arreglaba para el desayuno con mis amigas, no dejaba de pensar en lo rico que sería volver a coger con mi suegro. Deseaba cancelar el desayuno e irme con mi suegro, pero tenía que ser paciente.
La ropa que llevaba ese día era el tipo de ropa que me gusta, la ropa que hace pensar a quien me ve que soy una puta caliente con unas enormes ganas de verga. Tanga y brassier, un pantalón negro demasiado ajustado, mi culo lo reventaría en cualquier momento, una blusa blanca, dos tallas menores a la mía por lo cual mis tetas en cualquier momento la reventarían también, tacones de aguja, realmente me veía bien.
El desayuno fue de lo más normal, aunque mis amigas me preguntaron qué porque estaba tan distraída, yo les quería decir que era porque unas horas más tarde tendría entre mis piernas la enorme verga de mi suegro, pero como varias de ellas no sabían lo puta que soy, simplemente les dije que era porque no había dormido bien.
Sonó mi celular, era mi suegro, me levanté a contestar, salí del lugar donde desayunamos. Había mucha gente afuera, era una zona transcurrida, así que no pude excitar a mi suegro como tanto me gusta, solo al saludarlo le dije hola mi amor, él me dijo que su desayuno iba para largo, yo le dije que tenía muchas ganas de hacer lo que habíamos platicado, que ya tenía lista la ropa que me había pedido, él me dijo que yo era la mujer que más le gustaba, y que no me iba a hacer una grosería así que me dijo que en una hora pasaba a mi casa por mí, le dije que sí, yo estaba feliz, parecía como si fuera la primera vez que saliera con un hombre que me gustará muchísimo y pensará en si él me daría un beso. Me despedí de mis amigas, me fui a mi casa, donde simplemente tomé la maleta que llevaba la ropa para usar con mi suegro y la ropa para los dos días que estaríamos en Cuernavaca.
Mi suegro llegó tocó a la puerta, lo hice pasar y le di un largo beso, mi lengua quería entrar por completo a su boca, él bajo sus manos a mis nalgas y me besó delicioso. Cuando nos separamos, le dije que nos fuéramos, él tomó la maleta, me hizo pasar primero y me dio una fuerte nalgada.
E –Culazo de vieja.
Yo me volteé le agarré la verga y le dije.
P –Mi macho vergón.
Los dos nos reímos, salimos de la casa, subimos a su carro. En el camino platicamos primero de la fiesta, después de nosotros, hablábamos de que el sexo entre nosotros se había vuelto tan imprescindible que era más importante que comer. Después de un rato llegamos a las afueras de Cuernavaca, entramos a un motel muy conocido.
Llegamos al cuarto, nos dimos un beso, y le dije que me iría a cambiar, fui al baño y me puse una tanga negra, la falda de cuadros y la blusa que me pidió unos tacones negros, todo eso lo tendría que tirar antes de llegar a la casa de la familia.
Al salir mi suegro ya se había desnudado, le dije.
P –Maestro Eduardo está seguro de que si tengo con usted me va a poner 10.
E –Sí Pamela pero solo si lo haces muy bien.
P –Maestro, ¿son muchas las alumnas a las que se ha cogido?
E –Sí pero ninguna ha estado tan nalgona como tú, y tutéame, si te voy a coger me puedes tutear.
P –Muy bien, oye pero no vayas a decirle a nadie que cogí contigo, ya ves que el maestro de historia y el director me traen muchas ganas, y si se enteran que ando de puta van a querer su parte.
E –No voy a decir nada pero solo si me vuelves loco en la cama.
Me acerqué a él, le comencé a besar el pecho, fui bajando a su estómago y después le bese la verga, se la levanté y le bese los testículos, después pasé mi lengua por su verga, lo hice varias veces, después chupé sus testículos, el gemía muy quedito, tomé su verga de la base y le pasé la lengua por la cabeza, el comenzó a gemir más fuerte, me gusta mucho escuchar a mis machos gemir o mejor aún gritar, eso me demuestra que se usar mi boca, que soy una buena puta.
Me metí toda la verga en la boca, me costaba mucho trabajo, pero cada que se la mamo a mi suegro me gusta por lo menos una vez metérmela toda, aún que siento que me ahogo no puedo evitar tener esa verga en la boca, quisiera que pudiera estar siempre dentro de mí. Después me la saque y me la metí, la llené de mi saliva, el ya gritaba, yo cada vez lo hacía más rápido y mi lengua iba por todos lados, menos mal que mi suegro tiene mucho aguante, porque muchos otros hombre ya se hubieran venido con una mamada así.
Me la saqué, me paré y me quite la blusa, lo hice sentarse en la cama, mis tetas se las pase por la cara, el me las chupó, después hice que me quitara la falda, mi suegro estaba muy excitado con todo esto, después me quite la tanga, se la pasé por la cara, el sacó la lengua y la chupó, me decía que mi tanga estaba llena de mis jugos y que eso le gustaba mucho, yo estaba muy caliente al verlo tan excitado chupando mi tanga.
Me jaló sobre él, me hizo sentarme sobre su verga, de un solo golpe me la metí toda.
P –Aaaahhhh papi, que vergota tienes, como me llenas.
Yo brincaba, él me tomaba de la cintura, los dos gemíamos. Así estuvimos un rato, después cambiamos de posición, me acosté y abrí de piernas, el me la apuntó y me la metió toda, lo hacía muy rápido, sentía como mi concha se abría cada vez más, mi suegro me agarraba de las tetas, era delicioso.
P –Aaaahhhh me vengo, como me llenas con tu hermosa verga.
Mis jugos salían empapándole más la verga, yo sentía que me desmayaba de tanto placer. Él me dio una cachetada.
E –Eres una puta.
P –Sí papi una puta.
E –Eres una vulgar puta.
P –Sí soy tu vulgar puta.
Yo era feliz cuando estaba en una cama con mi suegro.
P –Como me gusta ser tu puta.
E –Mi hijo se casó la más puta de las mujeres.
Me levantó y me hizo ponerme de perrito, me la metió por el culo.
P –Aaaahhhh me vas a reventar el ano, pero es tuyo haz con él lo que quieras.
E –Que nalgona estás putita.
Me agarró las nalgas y comenzó a cogerme muy duro, yo gemía, después gritaba, él cada vez me lo hacía más rápido, mi cuerpo lo movía de atrás hacia adelante, mi suegro cada vez gritaba más.
E –Que rico te mueves puta.
P -¿Te gusta papi? ¿te gusta cómo se mueve la puta de tu nuera?
E –Sí, sigue así.
P-Me haces venir, síííííííííííííííííííííííí.
Me hizo llegar a un orgasmo delicioso, yo deje de moverme, pero él siguió cogiéndome muy fuerte, hasta que su verga se hincho mucho y me lleno de leche el ano.
P –Lléname, lléname con tu leche deliciosa.
Nos acostamos a descansar, nos dormimos un rato, después de un par de horas nos levantamos, nos bañamos y vestimos y fuimos a la casa de la familia, al llegar mi esposo y mi suegra nos preguntaron que
como nos había ido, yo les dije que estar con mi suegro siempre era muy bonito que era un hombre encantador, mi suegro solo me sonrió.