En un jacuzzi con mi amigo hetero (Epílogo)

Reservé una habitación de hotel con jacuzzi para mi novia y para mi, pero por temas de estudio ella no puedo y en su lugar vino un amigo que hasta entonces pensé que era hetero...

Después de ese polvo, y de los 2 anteriores de la noche, Abel y yo estábamos reventados. Nos limpiamos, nos secamos y nos fuimos a la cama a dormir, pues eran las 3 de la mañana y teníamos el check out del hotel a las 12 de la mañana. Aunque yo por el trabajo suelo tener las horas de sueño fijas, se que a Abel le encanta babear en la cama lo más grande, por lo que me costaría despertarle.

Me quedé un rato despierto en la cama, mientras Abel cogía el sueño en 1 minuto. Estuve pensando en todo lo que había acontecido aquella noche. Había sido maravilloso, unos polvos, una complicidad entre los dos. Pese a tener novia, no me arrepentía de haberlo hecho con Abel, sin embargo, tenía cierta necesidad de poder estar en paz con mi novia después de yo haber tenido sexo con otra persona fuera de mi relación.

Por mi cabeza no paraban las ideas de hacer un trío con mi chica y Abel, así podría seguir disfrutando de Abel, y sin esconderme. Además, si mi chica llega a probar a Abel, seguramente comprendería porque yo tampoco pude resistirme a él. Me daba cierto morbo pensar que hacer un trío con mi chica y él. Este morbo me hizo estar media hora más o menos dando vueltas en la cama, con una lluvia de pensamientos, que hizo que pese a la caña que había tenido esa noche, volviera a empalmarme. Observé el precioso cuerpo desnudo de Abel al lado mía, hasta que por fin pude coger el sueño y caí rendido.

Me desperté a las 11 de la mañana, y pese a que me notaba ligeramente cansado, fui incapaz de dormir más, además de que no debería dormir más, si no se nos pasaría la hora del check out. Por supuesto, me desperté con la tienda de campaña montada y bien caliente.

Yo siempre digo que los polvos mañaneros son siempre los mejores, pues es cuando más dura tengo la polla. Una erección totalmente natural preparada para ser satisfecha. Giré mi cabeza y pude observar que Abel estaba durmiendo boca arriba. Me fijé en las sábanas que cubrían el cuerpo de Abel hasta el pecho. Podía adivinarse todas las partes de su cuerpo a través de la forma que daba a las sábanas. Y cuando digo todas las partes de su cuerpo, si, me refiero también a su miembro.

Se le notaba medio empalmado, descansando sobre su vientre en dirección a su ombligo. Mi mente comenzó a maquinar y a calentarse pensando en las imágenes de los polvos de ayer noche. Me apetecía mucho volver a repetirlo, pero sinceramente, tenía el culo bastante dolorido… Abel me había dado demasiada caña para lo poco que yo estaba acostumbrado a tener sexo anal… Sin embargo, mi boca se me hacía agua y mi saliva se volvía cargada, haciéndome estar sediento de sexo. Como ya habían pasado 10 minutos y tenía que despertar a Abel, no se me ocurrió mejor manera de despertarlo haciéndole una mamada mañanera…

Me metí debajo de las sábanas y arrastrándome hacía Abel, sin hacer movimientos bruscos, colocándome entre sus piernas y pudiendo contemplar su cuerpo desnudo. Pude aspirar el aroma tan rico que desprendía su cuerpo, comenzando por sus piernas, y subiendo a su entrepierna… Su polla descansaba sobre su vientre tal como lo había imaginado antes observando las sábanas. Alargué mi mano y la agarré. Estaba bien caliente y gorda… y más que se puso cuando mi mano hizo contacto con su piel. Comenzó a crecer y en 10 segundos ya la tenía completamente erecta. Era increíble lo que este chico tenía entre sus patas. Era un manjar y yo lo estaba a punto de volver a probar.

Pese a que su polla ya estaba activa, Abel seguía en el quinto sueño por lo que comencé a masturbar muy lentamente esa polla, apuntándola hacía a mí. Podía observar con cada subida de mi mano como su glande se escondía entre la suave piel que cubría su polla, y con cada bajada como quedaba descubierto su cabeza. Podía observar algunas gotillas de precum que le salían de su orificio. Mi boca no podía más y necesitaba soltar toda la saliva que estaba generando sobre ese miembro inmediatamente. Así que como hipnotizado por la paja, acerqué mi cabeza, abriendo mi boca y sacando ligeramente mi lengua mojada, me metí la cabeza de su polla y comencé una lenta mamada mientras que con una mano le pajeaba y con la otra le masajeaba esos huevos gordos que tenía.

Noté como Abel comenzaba a hacer movimientos comenzando a despertarse. Creo que Abel iba a tener el mejor despertar de toda su vida hasta ahora. Seguí concentrado en la mamada, degustando esa polla que la noche anterior me había vuelto loco, hasta que pude nota como unas manos tocaban mi cabeza por el otro lado de las sábanas.

-        ¿F… Fran…? ¿Qué estás haciendo? -decía medio despierto, sin ser muy consciente de lo que estaba pasando.

-        Gurp! Gah! Gah! -hacía yo cuando me introducía su polla y tocaba mi campanilla.

A medida que pasaban los segundos, entre mamada y mamada conseguía tragarme más centímetros de esa venosa y rica polla que portaba Abel… Él solo conseguía gemir y apretarme mi cabeza hacía su cuerpo, cosa que yo recibía con agrado, pues ayudaba a meter su miembro más dentro mía, hasta que mi nariz tocó su cuerpo y mis dientes agarraban la base de su polla. Podía sentir cada centímetro de su polla dentro de mi boca y de mi garganta. Su cabeza atrapada en el fondo de mi garganta y respirando como podía con mi nariz. Así, moviendo mi cabeza como negando, de un lado hacía otro, me la saqué lentamente dejando su polla totalmente lubricada. Pasé mi mano por toda su longitud, repartiendo mi saliva mucho más sobre ella, sonando un chapoteo entre mi mano y su polla, que estaba haciendo volverse loco a Abel, por el sonido de sus gemidos y por que no paraba de mover sus piernas.

Me incorporé como pude, haciendo que la sábana que antes nos cubría a los dos cayera acariciando mi espalda y mi culo. Y ahí me encontraba yo, totalmente desnudo, masturbando la polla de mi amigo, el cual ya estaba completamente despierto y me miraba con deseo.

Le sonreí, y él me devolvió la sonrisa. Me acerqué hacía él, pero sin dejar de agarrar su polla. Me acerqué lentamente a su boca, y nos fundimos en besos, los cuales se interrumpían entre mis mordiscos a sus labios y el placer de mi mano sobre su miembro lubricado. Mis piernas se entrelazaban entre las suyas, sintiendo su cálida piel, nuestros pies jugando entre ellos y mi polla erecta pegada a su cadera, haciendo un ligero movimiento refregándome contra su cuerpo.

-        No me esperaba este despertar… -me susurró Abel.

-        Soy toda una caja de sorpresas eh… No he podido resistirme…

-        Ufff… y lo haces tan bien… sin suda, los polvos mañaneros son los mejores.

Y no le falta razón…

-        Bueno… esto no va a acabar en polvo… mucha caña me diste anoche campeón… tendremos que esperar una temporada…

-        Vaya putada… pero bueno, ha estado genial.

-        Anoche estuve pensando…

-        ¿En qué?

-        Pues… -le comencé a apretar más la polla en cada subida y bajada de mi mano a la vez que acercaba mis labios a su cuello, lamiéndolo- he pensado que… si a ti no te importa… podríamos seguir repitiendo esto…

-        No me parece mal -me decía gimiendo.

-        Pero… con alguien más… ¿qué te parecería que mi chica se uniera a nosotros?

-        Bufff ¿me lo dices en serio Fran?

-        Claro… yo la quiero, y en parte me parece mal lo que hemos hecho… tendré que devolvérselo de alguna manera, y que mejor que una experiencia con esto que tienes entre las piernas…

-        Bufff, la verdad… me gusta la idea… tu chica siempre me ha parecido muy atractiva.

-        Lo sé, y tú a ella también le pareces, que lo sé. Sé que no se arrepentirá de probar esto -decía mientras le sacudía su polla con más intensidad- se volverá loca…

-        Joder que caliente me estás poniendo… De acuerdo… creo que me mola demasiado la idea… Pero ahora… quiero disfrutar de ti… estoy sintiendo tu polla contra mi cuerpo y me estás poniendo malo… ¿qué tal si te das la vuelta encima de mí?

-        Mmmm, ¿qué creativo estás hoy no? Me gusta la idea…

Y sin alargar mucho más la conversación me levanté, pasé mis piernas por sus hombros y me tumbé sobre él, quedando los dos en un 69 perfecto. Noté como sin darme tiempo a coger su polla, la mía ya la estaba devorando, bañándola en la caliente saliva de su boca. Yo sin tampoco perder tiempo, me la introduje mientras la masturbaba, comenzando ambos una competición sobre la polla del otro. Mientras más empeño le ponía en la polla de Abel, más empeño ponía el sobre la mía.

Yo estaba supercaliente y con unas ganas de descargar sobre su boca tremendas. Nos mantuvimos así durante varios minutos devorándonos literalmente con nuestros labios y lenguas. Aproveché y no perdí la oportunidad de dejar mi cadera caer sobre su cabeza, haciendo entrar mi polla en su cabeza casi por completo. Él lejos de molestarse, agarró mi culo con sus manos clavándome las uñas y por último dándome un cachete. Como vi que le había molado aquello, comencé a menear mi culo y mis caderas, comenzando una ligera follada sobre la boca de Abel. Él hizo lo mismo y comenzó a mover su cadera ayudándose de sus piernas fuertemente apoyadas sobre la cama. Ambos nos follábamos la boca, y creo que íbamos a tardar muy poco en corrernos, sobre todo yo que estaba a punto de estallar, por lo que en pocos minutos una típica corriente eléctrica recorría mi espalda hacía mi polla, haciéndome correr con unos pocos trallazos sobre la boca de Abel y provocándome sacar su polla de mi boca por tal placer. Eso sí, sin dejar de pajear su polla, pude notar como el cuerpo de Abel se contraía, señal de que se iba a correr también, así que, llegando justo a tiempo al primer trallazo, conseguí meterme de nuevo su polla en mi boca para poder degustar ese líquido de los dioses. Era increíble como este chico, después de haber descargado la noche anterior sobre mí, aun le quedaban reservar de ese líquido delicioso que se fabricaba en sus gordas bolas…

Ambos nos mantuvimos en nuestras bocas todo lo posible, succionando cada gota que habían salido de nuestras pollas. Me levanté, me di la vuelta y me acerqué a la boca de Abel, abriéndola y dejando caer su corrida sobre su propia boca. Al abrir la suya pude ver también como había mantenido la mía. Nos fundimos en un largo beso, mezclando nuestras corridas y nuestras salivas. Se escapaban por las comisuras de nuestra boca. Era lo más guarro que había hecho nunca, y sin duda lo más caliente e íntimo que se puede hacer con otra persona

De esa manera, sellamos el comienzo de lo que serían nuestras aventuras sexuales.

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A petición popular, las aventuras sexuales de Fran y Abel, no han hecho nada más que comenzar. Creo que la mejor manera de seguir historias nuevas para estos dos personajes, es cambiando de escenario e introduciendo personajes nuevos, como la novia de Fran.

Solo una pregunta... ¿nieve... o playa...? A vuestra elección.

Las aventuras de Fran y Abel tardarán unos meses en volver, pues antes quiero explorar nuevas categorías, historias y personajes diferentes.

Muchas gracias por todas las valoraciones y vuestros comentarios.