En un cine porno de mi pueblo natal
Erika Sarai tiene una experiencia en un cine porno
En mis vacaciones de diciembre todo se dio para poder ir a mi pueblo natal ubicado en el centro de México.
Eran vacaciones familiares, pero el universo conspiro y un día entre semana, creo jueves o viernes de diciembre del año pasado, el 2017 pude darme una escapada por toda una tarde.
Sabía que aún existía el cine porno que está cerca de una gran fábrica nacional, ahora ya trasnacional. En esta ciudad, todo está cerca y se puede uno trasladar a pie, el clima estaba perfecto. Puse en silencio mi celular y en un pantalón exageradamente pegado me dirigí hacia el cine. Solo tenía un suéter holgado que disimulaba mi nalgatorio prominente.
En el trayecto me encontré con un excompañero de prepa, platique un rato con él, tenía demasiados años sin verlo (aquí es común salir a la calle y encontrarte con conocidos de la niñez, juventud y de trabajos anteriores, en esta ciudad radique muchos años, casi toda mi vida) y me desvié una calle, pero una vez que vi que se alejaba, retome el camino ya sabido hacia ese cine.
El cine no tiene nombre, solo hombres asisten, tiene años de funcionar así, antes fue un cine normal. Cuando hace ya más de 12 años, viví en mi ciudad, solía visitarlo, pero nunca me percate de toda la acción que se daba, sino hasta el final, ya casi cuando me cambiaba de lugar de residencia, además de que siempre actué como activo dejándome que me la mamaran y en una ocasión que de visita regresaba a mi lugar penetre a un chico gay muy afeminado y en otra a una transexual nalgona. Esta vez estaba decidido a ir en modo de “niña”.
A la entrada, coincidí con un tipo de gorro, parecía un operario de fábrica, no lo conocía. Entramos y al ver que él entraba al baño, decidido entre igual para ver qué pasaba. Al entrar estaba orinando, de inmediato dirigí mi mirada hacia su paquete, fui totalmente descarado al ver y yo al orinar me subí el suéter para que pudiera verme de perfil. Clarito vi cómo me devoraba con la mirada. Termino y al pasar sentí su aliento cálido y sus ojos de lascivia.
Entre al cine, tarde unos minutos en acostumbrarme a la oscuridad. Es una sala grande, de esas típicas que tienen un pasillo que divide una sección más pegada a la pantalla y otra sección más alta que sube como tipo estadio. Una vez que me acostumbré, me puse a pasear por todo el cine, recorrí filas de las dos secciones, había pocos tipos.
Hasta arriba es donde suele haber acción, subí y vi que la última fila de plano ya la habían quitado para dejar una especie de banca de cemento y un espacio más amplio, ahí sentado está el tipo con el que coincidí al entrar. Nos vimos, me senté junto a él y empezamos a platicar.
Me insinué, me sorprendió su propuesta…quería mamarme el nalgatorio, hacerme el beso negro. Ya me lo han hecho, pero nunca por mucho tiempo. Me dije, que era bueno probar y empezar con ello. Acepte, me baje el pantalón y el bikini que llevaba y me puse en cuatro apoyándome en la especie de banca y el me empezó a lamer, era un tanto incomodo, sobre todo para él. No pudimos acomodarnos, por lo que me dijo, vamos abajo, en la primera fila de esta sección hay una especie de barda que separa hacia el pasillo de la otra sección de abajo, también ahí hay un espacio más abierto.
Me maravillo qué al ir bajando las escaleras de forma desinhibida me venía palmeando, acariciando y nalgueándome con lo que provoco que otros tipos que estaban sentados se pusieran a mirar y más si me imagino se notaba mi culo respingón.
Una vez que llegamos me desbrocho el mismo el pantalón, me bajo el bikini, me puso empinado contra la barda y el casi en cuclillas me dedico una chupada de culo larguísima, riquísima.
Varios tipos estaban ya parados en las escaleras, en el pasillo que divide las secciones viendo hacia el acto en donde me hacia la mamada.
Yo me doble sobre la barda, con lo cual ya no se podía ver nada de mi cara, e imagino si las blancas, largas, femeninas y depiladas piernas y mis nalgas en pompa totalmente devoradas por ese hambriento lujurioso.
Para descansar, nos sentamos, cuando vimos que ya muchos tipos estaban. Al momento se alejaban, platicando me dio la impresión de que a él solo le gusta hacer esto, mamar verga e incluso ser penetrado, estaba claro que él no era activo al 100 %. Como que existe un código de que quien mama culo no penetra o a lo mejor prepara el mismo para que otros penetren. No supe descifrar dicho código, es tarea pendiente para otra visita en un futuro viaje a mi ciudad.
Al voltear la vista vi que un viejito estaba en la fila de atrás, este tipo me insto a que me pusiera de perrito en el asiento para que se la mamara y el seguir haciéndome el culo con su boca, labios, dedos y manos, ya que combinaba nalgueadas, dedeadas y caricias.
Al principio si se le paro al señor viejito, pero como que se chiveo al ver a otro tipo que en unas filas de atrás estaba viendo y se le bajo feo. Se retiró apenado, el otro cuate se dejó venir y se sentó en el lugar. El que me mamaba el culo, lo invito y pues a mamar sea dicho.
Estuvimos así un buen de tiempo, al ver que no se animaba ninguno de los dos, me di un recorrido por el cine. Vi a otros mamar, se la mamé a otro, pero no llevaba condón, y no pensaba jugármela a pelo. Yo con lo imprevisto de poder tener la tarde, no tome precaución y no llevaba.
Subí de nuevo hasta la última fila, otro tipo sentado en la última fila me observaba, tenía pinta de gay afeminado, para salir de dudas me volteé y le puse la nalga casi mero frente a su cara. De inmediato me metió mano, me jalo hacia la pared de la misma fila y desde atrás, me coloco para bajarme pantalón y bikini y hacerme otro anilingus o rimming. Él fue más profundo, y me metía mano en mis piernas, las estrujaba ya que tenía a su alcance desde las rodillas hasta las nalgas. Se pasó para mi fila y me empezó a fajar. Pensé que iría a más, pero oh sorpresa, solo quería estar fajando, no se le paraba. Era me dijo, inter, pero más hacia ser pasivo, sin embargo, me había observado y se le antojo gozarme con manos, boca y labios. Estuvo rico el faje, ya estaba demasiado excitada, pero sabedora de que él no pasaría de ahí, me di otras vueltas por el cine, vi de nuevo a otros fajando, a unos masturbándose, unos mamándosela a otro. Pensé que hasta ahí llegaría todo, ya pensaba marcharme, cuando un cuate bajito, un tanto gordito me dijo: ¿Qué? ¿Cuántas vergas te has comido ya? Ni una le dije, ¿Cómo? ¡Qué desperdicio! De verdad que son bueyes, como no aprovechar ese culito…espera yo si te voy a coger…
Temblando, solo atine a musitar: ¿Traes condón? Su respuesta fue casi hilarante…Claro, vente…mira vámonos para allá…y tomándome por la cintura me encamino hacia la famosa hilera de hasta arriba del cine. En el camino me dijo, soy al que se la mamaste abajo, cuando estabas de perrito y el cuate de gorra te mamaba el culo. No lo había reconocido, pero si, era él. Le calculo unos 30 años. Me puso a jalársela y mamársela. Una vez que la tuvo bien dura, me paso un sobre de gel para que me lubricara. Era un pene normal, tirando a pequeño, pero pensé, está bien, porque tengo mucho tiempo de no ser enculada. Se puso de espaldas vs la pared y me dijo: te tendrás que agachar porque nunca te voy a llegar, estas bien alta, chiquita y me puso una nalgada que seguro se escuchó en todo el cine. Me incline a modo de colocar mi nalgatorio a su altura, de reojo veía pendulante su verga, ufff en el primer intento no pudo y como que se le bajo, pensé…ya se fregó, no podrá. Me siguió dejando inclinada, para mi sorpresa, aguante todo el tiempo en que se volvió a poner otro condón se lo jalo hasta ponérselo duro y ayayay en esa ocasión si me lo dejo ir entero. Su ritmo era sencillamente muy bueno, es de esos que empujan a un muy sostenido y acompasado ritmo y clarito sientes el bamboleo, más me calentó que podía estar con mis dos manos agarrándome de mis propios tobillos y que en un momento dado yo reculaba y hacia movimientos para emparejarme con su ritmo. Observe que en esta ocasión solo un viejito sentado en una fila más y otro cuate observaban, aunque seguro más abajo e incluso desde el pasillo se podía observar más o menos como el bajito medio gordito me estaba haciendo gozar, no pude evitar jadear y gemir en los instantes en que bajaba por completo su ritmo y me daba un empellón fuerte, lento y seguro, así combino un rato, ya me estaba haciendo gemir y jadear bajito, muy evidente, mis sonidos se combinaban con la empalada que le estaban dando a una rubia culona en la película. Fue poco el tiempo, pero sustancioso, en un empellón fuerte sentí como se venía dentro del condón, con cuidado me lo retiro, me enderecé, ya estaba un tanto acalambrada y vi el condón con una buena porción de leche colgando de su mano. Musito: Ufff estaba bien caliente, me calentaste de a madres, platicamos, despidiéndose muy ceremonioso y lamentando que no hubiera más ocasiones, pero esperanzado que algún día del año o del siguiente pudiéramos coincidir, me deseo suerte y nos despedimos de mano. Al llegar a la casa familiar un buen baño y los recuerdos frescos de lo vivido me esperaban.