En un cine porno
Así me aficioné a las pollas
Vivo en Madrid y soy casado y por supuesto dentro del armario como dicen, nada en mi aspecto exterior delata a la zorra que se despertó dentro de mi hace unos cuantos años, cuando estaba en la cuarentena mas que mediada, esta es la historia de como empecé mas o menos como lo recuerdo.
Por aquellos años, falto de sexo como todos los casados y con algún tiempo libre por las mañanas me aficioné ir a los cines porno en mi ciudad aún quedaban varios abiertos.
En realidad me limitaba a mirar la película, por lo general muy malas la verdad y a pajearme discretamente retardando siempre lo mas posible el momento de correrme, pero con el tiempo empece adarme cuenta de lo que pasaba en en la parte de atrás de aquel cine, como muchos se dejaban hacer pajas o mamadas y aquellas visiones me resultaron terriblemente morbosas, me calentaba terriblemente viendo y oyendo, aquellos gemidos de machos al correrse ¡uf! como me calentaba.
Así fue como deje de prestar atención a las películas y me excitaba mas viendo aquellas escenas tan morbosas entre machos, me masturbaba y tenía unas corridas llenas de placer y excitación, eso naturalmente hizo que mas de una vez alguien se acercara a mi y me tocara o intentara masturbarme, claro al principio huí pero terminé como es natural cediendo a mas de un sobeteo y a alguna paja...deliciosa pero no pasé de ahí.
Un día en el que estaba especialmente salido me decidí a hacer lo que había visto a mas de uno, se iban al pasillo de detrás de las butacas y le acercaban la polla a alguno de los mamones viciosos que se sentaban en las últimas filas y ni corto ni perezoso me fui al pasillo me saque la polla y la acerque al espaldar de una de las butacas.
No tardo mucho su ocupante en empezar a pajear mi polla dura y poco a poco se la fue metiendo en la boca llevándome a niveles de placer que tenía olvidados, creí morirme de gusto, aquel tío, ya bien entrado en la cincuentena, se metía mi polla hasta la garganta, me cogía la base con dos dedos y daba unos chupetones que me hacían estremecer.
Aquel mañana no había mas de cinco o seis personas en el cine pero aún así alguno de los mas cercanos se percató de lo que estábamos haciendo y uno de ellos se acerco y se puso a mi lado.
Tendría como unos sesenta o así mas grande y fuerte que yo. Yo intente que mi mamador parara porque me sentí muy expuesto pero el sesentón me tranquilizo, susurrando:
-no te preocupes sólo vengo a ayudaros.
Y añadió
-Que bien la mama el cabrón eh, te está matando de gusto.
Yo no pude mas que asentir con un gemido y entonces el me desabrocho el botón del vaquero yo me asuste y hice un intento de retroceder pero el me tranquilizó de nuevo diciendo:
-Es solo para que pueda comerte los huevos, ya veras que placer.
Y efectivamente mi mamón comenzó a comerme los huevos primero a recogerlos después y a insinuar su lengua en esa zona tan sensible entre los huevos y el ano. Yo perdí la cabeza, no sabía donde estaba y sólo era consciente de las oleadas de placer que me trasportaban a otro mundo.
Esto lo aprovecho el sesentón para bajarme el pantalón y los calzoncillos, yo no me resistí porque vi que aquello facilitaba la labor de mi entregado mamón y ante mi pasividad desabrocho dos botones de mi camisa y comenzó a tocarme los pezones con una mano aumentando enormemente mi placer hasta entonces deconocido par mi y mientras,con la otra mano, sobaba mis nalgas ya descaradamente. Así estuvieron un buen rato ambos haciéndome gozar y yo cada vez mas entregado y mas fuera de mi.
Pero en un momento sentí insinuarse unos de sus dedos en mi ano y intentar penetrarme con el
yo intenté zafarme esta vez si pero aquel hombre me tenía en sus manos, pellizco con dureza mi pezón retorciéndolo hasta el punto de que me doblé de dolor sobre el asiento y me susurro con voz ronca en el oído:
-Tranquilo putito hoy vas a gozar como una perra.
Me metió un par de dedos en la boca y me dijo:
-Chupalos , bien mojadítos para que entren mas fácil.
Yo perdida ya toda idea de esquivar el placer que me daban, chupe y recibí primero uno y después dos dedos en mi culo hasta entonces virgen. He leído a muchos decir que duele mucho, a mi no me dolió, una ligera molestia tal vez pero mucho placer después. Así mi mamón recuperó la fastuosa mamada que me daba y mi culo comenzó a gozar como yo no sabía que pudiera hacerlo.
Cuando mi sesentón me vio tan entregado dejó de pellizcar mi pezón y se saco su polla y cogiendo mi mano la llevo hasta ella y volvió a susurrarme al oído con aquella voz ronca y dominadora:
-Vamos tomalá, siente la polla que te va a matar de placer mariconcito, vas a salir de aquí convertido en un a autentica zorra.
Me asusté cuando comprendí el tamaño y el grosor de aquella polla, mucho mayor que la mía desde luego, pero ya era incapaz de ofrecer resistencia y algo dentro de mi lo esperaba con ansia.
La sentí cálida y húmeda en mi mano, comprobé como se endurecía y crecía aún más y como poco a poco se fue acercando a mi culo a esas alturas ya muy dilatado y comenzó a pujar para entrar, penetrando poco a poco, lenta pero inexorablemente abriéndome las entrañas y llenando mi cuerpo de un placer brutal, desconocido haciendome arquear mi columna desde adentro, era una sensación extrañamente placentera de entrega, de rendición incondicional, que me hacía sacar mi culo hacía afuera en busca de lo que restaba de aquella polla por entrar en mi hasta que sentí chocar contra mis nalgas la barriga peluda de aquel macho.
- Así valiente. Menudo culo tragón tienes.
Me dijo, parando un momento hasta que comprobó que mi ano estaba por completo amoldado a tan placentero intruso y en ese momento comenzó una follada salvaje, me agarró por las caderas y empujaba hasta ponerme de puntillas, una y otra vez, como un martillo pilón se estrellaba contra mi cuerpo en un aplauso sonoro, cada vez mas rápido, cada vez mas profundo, cada vez mas salvaje hasta que exploté en un orgasmo brutal, largo, intenso, mucho mas interior de lo que había sentido nunca.
Mi ano se cerró en multitud de espasmos que hicieron correrse a mi follador en un río de esperma, pero a mi me fallaron las fuerzas y si no fuera porque el me sujetó en sus brazos habría caído doblado al suelo.
Casi con delicadeza impropia de aquel pedazo de macho, me guió ayudandome a sentarme al lado de mi mamador mientras me acariciaba la cara y calmaba mi agitado cuerpo aún con los pantalones en los tobillos. Poco a poco recuperé la consciencia.
Entre sus susurros me señaló a mi mamón que estaba con la polla fuera haciendose una paja y me dijo:
-Chupasela hora a él, devuelvele el favor .
- Nunca lo he hecho.
Le conteste, me preguntó si tampoco me habían follado nunca, cuando se lo dije se rió y me dijo:
- Pues hoy te gradúas por completo como maricona.
Y empujó mi cabeza poco a poco hasta que me tragué aquella otra polla que fue la primera que desvirgó mi garganta forzando la entrada y descubriendome el otro placer sublime, el de mamar una polla profundamente, sintiendo el ahogo que te produce y aumentando la sensación de entrega a un macho, percibiendo su olor, su delicioso sabor y el ansia de esperar sentir tu boca llenada de rico semen de rico semen.
Ellos se levantaron y abandonaron la sala, yo tardé algún tiempo en recuperarme y poder salir de aquel cine y cuando lo hice de camino a casa supe que ya nunca iba a ser el macho que solía sino una putita maricona ansiosa de polla.