En tu mirada- Capítulo 11

Se acerca el final de esta historia.

El relato anterior lo subí como capítulo 9 cuando en realidad era el capítulo 10. Así que pido disculpas si hubo alguna confusión por mi error. Gracias por leer y espero que les guste!!

Capítulo 11

Al día siguiente.

-¿Qué haces aquí?-preguntó furiosa.

-Vine a verte-

-Pues yo no quiero verte.

-¿Por qué?

-Porque no-se aleja.

Gabriella va tras ella.

-Fernanda no me iré hasta que me digas qué está pasándote. ¿Por qué dijiste que se acabó?

-Porque sí.

Seguía caminando y Gabriella atrás de ella hasta que se cansó de evasivas y la detuvo agarrándola del brazo.

-Mira muchachita...-suspira- yo no sé que carajos te hice para que te comportes así, no he hecho nada malo para que me trates así. Y sí realmente quieres terminar conmigo, deberías ponerle fin seriamente. ¿No dijiste que querías que fuese madura? Lástima que das consejo sin tomarlo tú misma. La inmadura eres tú. ¿No me piensas decir que sucede? Bien, no lo digas. Te termino yo, ¿me entiendes? Quien te termina soy yo.

Sin más Fernanda se queda totalmente descolocada aguantando las ganas de llorar mientras ve como ahora "su ex-novia" se sube a su auto y se va.

-Hola hermosa que sorpresa encontrarte por acá-dice emocionado.

-Dominic. ¿Qué haces aquí?-dice sorprendida.

-Pues pasaba y se me ocurrió venir a buscarte-sonríe.

-Pues que cosiderado de tu parte-dice extrañada-pero no es necesario.

-Pues sí pero ya que estamos déjame llevarte a casa.

Fernanda se lo piensa un poco pero al final termina aceptando puesto que Dominic era de su familia, que le podría hacer.

En el estudio de Isabella

-Madre.

-Mi amor que bueno verte.

Se abrazan.

-¿A qué debo tu visita?

-¿Qué no te puedo visitar?

-Sí pero a estas horas sueles estar en tu trabajo.

-Sí pero hoy no fui.

-¿Y eso, estás bien?

-Sí, sólo que estoy pensando en... renunciar.

-¡¿Qué?!- la madre abrió los ojos como platos.

-Aclaro que no me está pasando nada, sólo que sería bueno un cambio. Es todo.

La madre la observaba atónita.

-Y te creí-cruza sus brazos.

-Mamá no armes un drama de todo esto.

-Entonces explícame lo que sucede. Tu amas tu trabajo. Y otra cosa...-pausa- ¿Por qué no me dijiste que estabas saliendo con alguien?- Gabriella cambió su cara, se puso seria y se tensó- y sí, antes de que preguntes fueron tus hermanos los que me dijeron porque mi hija no confía en su madre.

-Mamá, ¿hace cuánto lo sabes?

-Como dos meses no sé, quería esperar a que me contaras tú.

-Mamá lo siento, sólo que no estaba segura de que...

-Funcionara.

-Exacto-apretó la mandíbula.

-Bueno ya está, ¿cuándo la conoceré?

-No...-hace una breve pausa- no creo que la conozcas como mi pareja.

-No estoy entendiendo.

-Pasa que terminamos.

-Vaya vaya-se deja caer en la silla- ¿qué paso?

-No lo sé. Ella simplemente me terminó sin darme explicaciones- baja su cabeza apenada.

  • ¡Aay mi bebé!

-Mamá no me digas así. Ya soy una adulta-cruza sus brazos haciendo puchero.

-Siempre serás mi bebé.

Gabriella pone los ojos en blanco.

-Déjame crecer tranquila. Ves porque no te quería decir nada, todo es un drama.

-Sólo quiero saber de tu vida hija, verte bien, feliz. Supuestamente esa chica era buena para ti. Lisa me dijo que estabas de buen humor, que fuiste a la casa de Lorenzo, a la boda, o sea, todo pintaba bien. Demasiado bien para que quisieras ir a la casa de tu padre- se queda pensativa- Lo que no entiendo es porque no me dijiste nada-se pone seria- ¿acaso no me tienes confianza?

-Mamá no es eso, la verdad...-pausa- no te dije nada porque Fernanda es...-larga pausa dramática- es hija de la mujer de Lorenzo.

-¡¿Qué?!- la madre abrió la boca- pero pero... ¡¿Qué?!

-Sí, yo no sabía. La conocí antes y empezamos a salir. Cuando me dí cuenta ya era demasiado tarde, mamá me enamoré de ella. Intenté terminar pero ella y yo hablamos y resolvimos intentarlo. Y todo marchaba bien, pero hasta hace unos días no sé que pasó. Sospecho que alguien le dijo algo de mi.

-¿Algo como qué?

-No lo sé mamá-se tapa la cara- hace unos días viajé con Daniela mi jefa, te acuerdas que te hablé de ella- la madre asiente- bueno ella siempre intentó algo conmigo me entiendes- carraspea- sólo que nunca le presté atención como quería.

-Continúa- la madre seria cruza sus brazos.

-Bueno mamá tuvimos algo, en fin, omitiré los detalles-suspira- no funcionó y se acabó pero siempre me acosó de alguna u otra manera. El punto es que desde que supo que estoy con alguien se puso peor, es fastidiosa, me acosa todo el puto día, los viajes son intensos. Y en el último viaje fue la gota que derramó el vaso, me besó y decidí denunciarla por acoso. Esa es la razón por la que pienso renunciar y le pondré una orden de restricción.

-¡Madre mía! Hija, nunca me cuentas nada.

-Porque pensé que podía manejarlo sola pero no. No aguanto y ahora Fernanda me dejó y no sé que hacer. Le iba a pedir que se mudara conmigo- vuelve a esconder su cara con sus manos.

-¿Hija en serio?-la madre sorprendida pregunta, Gabriella asiente- ¿tan serio era?

-Sí- suspira- creo que ya maduré, dejé mi época de sexo atrás- la madre incómoda carraspea- ay mamá tu sabes como soy, como era...-pausa- me aterraba el compromiso, no quería más que una noche de... bueno tu sabes. Pero con Fernanda todo fue diferente, ella es diferente.

-Bueno si tu dices que no hiciste nada, deberías intentar hablar con ella.

-No, no pienso volver a hablar con ella. Le puse un ultimátum.

-¿Y...-pausa- a que te refieres con eso?- la madre en vez de arquitecta parecía psicóloga, escuchaba atenta.

-Bueno básicamente le dije que como ella no me decía lo que le estaba pasando, era yo la que la terminaba. Así que vuelvo a estar soltera-lanza su sonrisa de medio lado.

-Esto me huele a gato encerrado hija. Pero bueno yo te aclaro ahora porque te conozco. A mi no me molesta que estuvieras saliendo con la hija de esa mujer. Amé a tu padre como sé que él me amó. Funcionó lo que tenía que funcionar. Él cometió erriores, yo también. Ahora ambos somos felices, él con ella y yo con Raúl. No debe haber rencores, es pasado. Y tú muchachita deberías aprender a perdonar. Lorenzo te adora pero tu eres una caprichosa orgullosa y testaruda. Hija, quiero que seas feliz y eso implica que todos estemos unidos como una familia. Tus hermanos entienden y han perdonado, no entiendo porqué tú no.

-Mamá no me psicoanalices por favor. Estoy harta del mismo tema. El tiempo sabrá curar las heridas. Como con Fernanda también. Lo único que quiero averiguar es por qué.

-Gabriella por favor, no hagas tonterías.

-¡Déjame hacer mis cosas a mi manera!

-Bien-pausa, ambas mantenían sus brazos cruzados- Este sábado es la fiesta de cumpleaños de Emma, espero que asistas.

-Claro que asistiré, es el cumpleaños de mi princesita. ¿Está en la guarderia ahora no?

-Sí, mi bebé ya casi tiene 5 años. No imagino cuando empiece el colegio dentro de poco- la madre sonríe ampliamente.

.Sí mamá. Cada día crece más- también sonríe.

-Sí... Gabriella es obvio que tu papá también asistirá con su clan- pausa- No lo dudo que irán su esposa y sus hijas. Así que me imagino que verás a... bueno a Fernanda.

Gabriella arruga su cara.

-Ni modo, no me perderé el cumple de mi princesita. Nos vemos el sábado.

Sin más Gabriella le dio un beso a su madre y se fué.

En World Wide Enterprises

-¡Gabriella! Que gusto verte hija, pasa siéntate- ambos se sientan en sus respectivas sillas- Daniela me dijo que te estuvo llamando y nada. Igualmente tu secretaria y el mismo resultado. Y bueno nos preocupamos.

-No se preocupe, está todo bien. Bueno casi todo. Primero que nada, quería disculparme por faltar hoy, sé que no avisé y...-se ve interrumpida.

-No no no hija, ni hablar. Sabes que después de Daniela, tú eres prácticamente la jefa-sonríe delicadamente. Apreciaba mucho a Gabriella, la quería como a una hija- así que puedes hacer lo que tu quieras y más si sigues con esa buena racha de contratos- ríe.

-Pues, vengo a hablarle de algo delicado Don Ernesto.

-Díme hija.. ¿Pasó algo?- cambió su cara repentinamente, se puso serio.

-Sí. Bueno me pasó algo con su hija- arruga la cara.

-¡Ah! No me digas, Daniela y tú ya discutieron el nuevo proyecto y...-interrumpe Gabriella.

-No no. No se trata de trabajo. Pasa que su hija no acepta que yo.. No le correspondo.

-¿No le correspondes con qué?

-Señor, no se como se vaya a tomar esto pero ni modo, tendré que decirle porque la situación no la aguanto más.

Gabriella procedió a contar cada suceso. Don Ernesto escuchaba atento a sus palabras y al finalizar su explicación respondió:

-¡Vaya! No me esperaba tal cosa- tapó su cara con sus manos.

-De verdad lo siento, se nos fue de las manos esta situación y yo no quería lastimar a su hija, de hecho la aprecio pero ella simplemente no entiende que se acabó.

-Pero yo si entiendo. Gabriella para mi eres como una hija. Sabes que Daniela es todo para mí. Ella me habló de alguien hace un tiempo, sólo que no pensé que fueses tu. Pensaba que eran buenas amigas.

-Sí, éramos buenas amigas pero bueno nos juntamos y eso cambió. No quiero profundizar en este tema. La razón por la que vine a hablar directamente de esto con usted, es porque lo aprecio mucho y no quisiera hacerle ningún mal a usted ni a su familia. Pero esta situación se me fué de las manos y si su hija sigue así, pondré una orden de restricción en su contra. De hecho, ya estoy haciendo el papeleo digamos.- vió como su jefe abría los ojos como platos- otra cosa que quería decirle es que renuncio-

-¡¿Qué?!- se levantó rápidamente de su silla- No Gabriella, tú no puedes renunciar.

-Le dije que iba a poner una orden de restricción en contra de su hija y lo primero que me dice es que no puedo renunciar.

-Lo de Daniela lo puedo manejar. Lo otro no- camina de un lado a otro con desesperación- es más la voy a llamar ahora mismo. Esta situación se acaba aquí.

Gabriella lo dejó hacer porque pensó que las cosas mejorarían. Sabía que Daniela más que respeto, le tenía miedo a su padre, a sus decisiones, podría perfectamente dejarla en la calle con un abrir y cerrar de ojos. Más que perderla a ella, le dolería perderlo todo. Era una chica materialista y le gustaba vivir en comodidades. Se ven interrumpidos los pensamientos de Gabriella cuando ve a una Daniela preocupada entrar a la oficina de su padre.

-Gaby que gusto verte, pensé que había pasado algo- sonríe pero Gabriella no corresponde a su sonrisa- Papá...¿Todo está bien?- los miraba a los dos con incertidumbre.

-Házme el favor de sentarte.

-¿Qué está pasando?-

-Daniela estoy tremendamente decepcionado de ti.

-¿Pero po..- su padre interrumpe.

-Déjame hablar.

Daniela hizo amague de hablar pero no pudo decir nada. Sólo se limitó a escuchar cada palabra que salía de la boca de su padre. Gabriella también escuchaba atenta y hasta sentía lástima por Daniela, al escuchar las fuertes palabras que decía su padre. Después de terminar de hablar, su padre le preguntó directamente:

-¿Estás dispuesta a seguir llevando tus decisiones al fracaso? Gabriella no te corresponde, termina de aceptarlo. Me ha dicho que renunciará si sigues así, además de poner una orden en tu contra. Dime... ¿Quieres eso para ti?.

Daniela asoma algunas lágrimas que quizás eran de cocodrilo.

-No.-dice finalmente.

-¿No te escuché?- hace un gesto llevando sus dedos a su oído.

-No, no quiero eso-levanta un poco la voz.

-Bien, eso pensé. Te pido... No... Te exijo que dejes tranquila a Gabriella, por tu bien espero que hagas caso.

-¿O sino qué?

-Asume las consecuencias.

Daniela sabía de lo que era capaz su padre, no era malo pero era muy poderoso, honesto pero con influencias.

-Bien- suelta rabiosa cruzando sus brazos, se dirige a Gabriella- Ya estarás contenta.

-Algo. Si me lo permite Don Ernesto, quisiera hacerle unas preguntas a su hija, yo sé que algo tuvo que ver con...- la interrumpen.

-Yo no tuve nada que ver con nada. Es más, me voy.

Daniela se levanta pero Gabriella la agarra por el brazo.

-Tú no te vas hasta que me digas que hiciste para que Fernanda no quiera verme más.

-¡Suéltame! Yo no hice nada.

-Algo hiciste.

-No hice nada.

Gabriella echaba chispas.

-Si no me quieres decir nada, perfecto. Don Ernesto fue un placer trabajar con usted, mañana mismo le entrego mi carta de renuncia. Y sólo espero que su hija no me moleste más porque sino, ya sabe.

-Pero hija-se ve interrumpido.

-No, no diga más. Le agradezco de corazón por todo, pero no me puedo quedar.

Le da un fuerte abrazo a Don Ernesto y se va.