En tu mirada 4
De repente pensé en Fernanda, como se vería desnuda. Sus pechos, su abdomen, sus piernas y más allá. Me dormí pensando en ella y no supe más hasta el día siguiente.
Parte 4
Días pasaron, Fernanda siempre me escribía a mi celular y yo contestaba con gusto, no nos habíamos vuelto a ver pero nunca perdimos el contacto. En mi cabeza retumbaba “esa chica vale la pena”, después de todo era la primera vez que una chica me decía que no y en vez de molestarme, me alegré. Raro huh!
Día jueves, todo marcha bien en la empresa. Revisaba unos documentos en mi oficina, mientras escuchaba un poco de música para relajarme. Después de todo, entre Daniela y yo había una tensión que ya era insostenible. En las reuniones no dejaba de verme, hablaba y me miraba. Y a pesar de que he hablado varias veces con ella de lo mismo, ella no se resigna a “perderme”.
Me dije para mis adentros que era mejor distraerme con la música y dejar de pensar en tonterías, cuando de repente tocan la puerta de mi oficina:
-Adelante-contesté deseando que no fuese Daniela.
-Hola preciosa, necesito hablar contigo del proyecto en Nueva York-contestó.
-Ya hemos hablado de ese proyecto Daniela. ¿Sigues con dudas?-pregunté.
-Sí. No creas que quiero fastidiarte, pero necesito confirmar si vas a ir conmigo-respondió.
-No lo sé-dije secamente.
-Bueno, realmente necesito confirmarlo Gabriella. Debemos ir la próxima semana y tu bien sabes que nos complementamos. Quiero que salga todo bien. Sino mi padre me mata, este proyecto vale millones-contestó.
-Bueno si quieres que todo salga bien, no hagas tonterías que me molesten.
-Si prometo comportarme como toda una profesional, ¿irás?-
-Tal vez-
-No me sirve tal vez-
-Está bien, iré.
-Bien, ya tengo los boletos. Nos vamos el próximo miércoles a las 8pm. Nos quedaremos unos 4 o 5 días. Todo depende de que las cosas vayan de acuerdo al plan.
-Bien. Ahora que ya confirmaste. Déjame trabajar por el amor de la madre naturaleza-dije esto y me acordé que debía llamar a Consuelo, necesitaba terminar de recoger mis cosas en casa de mi padre.
-Esta bien-salió de mi oficina. “AL FINNNN SOLAA”.
Estaba concentrada, detallando los documentos sobre la próxima conferencia a realizar , la música de fondo me relajaba. No escuchaba que sonaba mi teléfono. Cuando decidí revisarlo, me dí cuenta que habían 5 llamadas perdidas. Dos de mi padre, dos de mi madre y una de Fernanda. Mi papá seguramente quería confirmar si asistiría a su reunión en su casa, en donde presentaría a su “futura esposa”, quien me caía de la patada, la odiaba porque ella ocasionó el divorcio de mis padres. Por otro lado, mi madre quería confirmar si efectivamente le decía que si con respecto a Valentina, su socia, que a pesar de llevarme unos cuantos añitos de más, mi mama quería que intentara una relación con ella o al menos una simple cita. Y estaba Fernanda, la única persona que no quería obligarme a nada. Por lógica, le devolví la llamada a ella.
-Hola preciosa-dije apenas sentí que recibía mi llamada.
-Hola divina-contestó de vuelta-te llamé hace un rato pero me dio buzón de voz.
-Sí, recién ví. Estaba un poco ocupada y un tanto distraída, disculpame.
-No tengo nada que disculparte. Sólo quería escuchar tu voz, ver si estabas bien.
-Sí, si. Todo anda bien. Sólo que ya quiero vacaciones jaja.
-Oh bueno en ese caso yo también quiero. La facultad me tiene loca.
-Sí bueno. La medicina es complicada.
-Ni que lo digas, no se en que momento decidí salvar personas.
-Bueno si es tu vocación, seguramente te irá bien. El éxito depende mucho de cuan estrés puedes aguantar en algún punto de inflección en tu carrera.
-Si, creo que tienes razón.
-Y.. ¿me llamabas sólo para escuchar mi voz?-pregunté curiosa y deseando que me diga que no.
-No, no es sólo por eso. Es que te extraño-dijo con tímidez o al menos yo lo sentí así.
-Hablamos todos los días princesa, acá estoy siempre-
-Si, pero hace días no nos vemos. No quiero parecer desesperada o algo por el estilo pero de veras te extraño.
-No me pareces desesperada, yo también quiero verte pero ahora no puedo. ¿Qué te parece si vamos a almorzar mañana?-le pregunté juguetona.
-Me encantaría, es viernes.
-Buenísimo. ¿Que hay con que sea viernes?.
-Bueno que podemos vernos a la noche-dijo sin saber que podría pensar Gabriella.
-¿Tienes planes para la noche?-pregunté con curiosidad.
-No, sólo que podríamos ir a ver una peli al cine o pasear por ahí-dijo tratando de arreglar la situación.
-O podríamos ver una peli en mi departamento-dije confiada.
-¿Eehh. En tu departamento?- preguntó nerviosa lo sé.
-Sí. ¿Te gustaría?-pregunté si dejar que contestara- Además podría cocinarte algo antes o después de la peli, como quieras. Mira que cocino muy rico.
-Sí, me encantaría pero..-dijo tratando de encontrar las palabras.
-¿Pero qué?-pregunté amargamente.
-Pero tiene que ser temprano. No creo que a mi mamá le guste que llegué tarde de nuevo. Dice que prefiere que me quedé en casa de mis amigas-dijo, sabiendo que había cometido un error en cuanto analizó lo dicho.
-Bueno, perfecto entonces. Te quedas a dormir en mi departamento, no hay problema-respondí esperando que dijera que si.
Ahora Fernanda no podría negarse.
-Esta bien entonces. Perfecto- respondió teniendo casi la certeza de que pasaría algo mañana en la noche.
-Bien, nos vemos mañana hermosa-dije cantando victoria interna.
Terminé lo que tenía que hacer en la oficina, dejé todo listo. Me fuí a eso de las 7pm. Llegué a casa, llamé a mi madre, por enésima vez le dije que dejara lo de su socia a un lado y accedió a dejar mis asuntos personas a mi disposición. Cortamos y decidimos vernos, antes de mi viaje a Nueva York.
Llamé a Consuelo y le dije que el domingo temprano iba a recoger las cajas que me faltaban en casa de mi padre, deseando no encontrarmelo.
Me desvestí, tomé una ducha rápida y me acosté. No tenía sueño aunque estaba muy cansada. De repente pensé en Fernanda, como se vería desnuda. Sus pechos, su abdomen, sus piernas y más allá. Me dormí pensando en ella y no supe más hasta el día siguiente.