En torno a ella

Primera parte de una historia que escribí y que me animo a contar, si hay aceptación por parte de ustedes, continuaré con ella. Saludos

4 de septiembre 2010

Era el 3er día de clases, lo cual para Isaac, solo significaba otro día de fastidio. Isaac, chico realmente guapo, de complexión delgada pero con un cuerpo bien moldeado, piel clara, cabello largo y castaño, un chico que corrió con la suerte de contar con unos padres con una gran situación económica, con auto propio, engreído hasta más no poder, bueno, en pocas palabras un gran partido de muchacho

Isaac solo se juntaba con Erick, un chavo tan popular y casi tan guapo como él, con piel un poco más oscura cabello lacio corto, mas alto y con un cuerpo tan deseable como el de su amigo (Isaac tenía una altura de 1.80 mientras que Erick tenía 4 centímetros de ventaja). Los chicos, siendo los típicos rebeldes de la escuela, adorados por las chicas, odiados por los demás alumnos y la mayoría de los profesores

Aun así siempre se las arreglaban para pasar sus materias con calificaciones envidiables hasta por los mas nerds de su salón, siendo fácilmente demostrado que el dinero puede influir en el sistema escolar. Ambos se encontraban en el último curso de la educación preparatoriana (o bachillerato).

12:30 pm

Ambos chicos se hallaban en clase de Literatura, la maestra, una señora desgastada de unos 60 años, estaba al frente del salón leyendo un pequeño libro de poemas. Aburridos por la patética demostración de lectura por parte de la maestra, ambos chicos decidieron abandonar el salón a mitad de la clase.

A los pocos pasos de dar fuera del salón, un choque, y de pronto Isaac se encontraba en el suelo

Ema, así se llamaba aquella niña de nuevo ingreso, piel clara, un cabello tan largo como hermoso, de color castaño, lacio, le llegaba a media espalda, ojos color miel, nariz pequeña y respingada, labios chicos, un rostro angelical, con un muy bonito cuerpo que a sus 15 años aun le faltaba por desarrollar, un culito respingón que destacaba incluso con aquella falda que llevaba, unos pequeños pechos que aunque no eran muy grandes, se encontraban en el tamaño y en el lugar adecuado gracias a su juventud, 1.58 de altura, una niña muy inteligente, aplicada, responsable y muy dulce. Se encontraba extraviada en la escuela, los días anteriores no había podido asistir a clases por causa de una gripe que le pego unos días atrás, sin haber podio ir a los días de asesoría, no tenía ni idea de donde se encontraba su salón. Encontrándose distraída pensando en las clases perdidas y buscando su aula, sintió un fuerte golpe contra su cuerpo, segundos después se encontraba en el suelo a los pies de un chico mayor que ella.

12:45 pm

Jonathan había dejado salir a sus alumnos 15 minutos antes, rápidamente se dirigió a los baños localizados en los cubículos de los profesores, entrando en un privado bajo la cremallera de su pantalón y dejando libre su miembro comenzó a masturbarse de manera frenética en el baño. Colocando su mano alrededor de su pene la comenzó a subir y a bajar de forma rápida durante un par de minutos hasta que se corrió bruscamente. Después de haber visto a todas las alumnas que tendría durante el semestre, como tradición personal, les dedicaba una corrida a todas esas chicas que le habían parecido atractivas así como había hecho en los periodos anteriores. Un par de suspiros, un poco de papel para limpiar su mano y su ritual estaba terminado. 29 años de edad, 4 años seguidos de dar clases, impartía Filosofía a los dos primeros salones de nuevo ingreso y Literatura al primer salón de penúltimo semestre. Un hombre apuesto, cabello largo negro, ojos de un color negro penetrante y con una barba serrada que le llenaba la mitad del rostro, dándole un aire de madurez, pero vistiendo siempre de manera juvenil.

Dedicando una sonrisa para sí mismo –Vaya que hay material este año…- Se decía a si mismo mientras tomaba asiento en su cubículo, prendía un cigarro y se ponía a rememorar a aquellas chicas que más le habían gustado. Como todos los semestres anteriores desde que entro a dar clases, el profesor de filosofía se dedicaba a enamorar a alguna de sus alumnas (claro que no siempre lograba tener a la que quería, pero siempre terminaba con por lo menos una en sus manos) -Cual será la afortunada este año; o mejor aun…-

12:40 pm

Samantha salía del salón de clases agarrada de la mano de su mejor amiga Laura – Lau este año va a ser genial- se dirigían a la cafetería de la escuela, -¿-Mm porque lo crees niña?- -¿Pues que no viste? El profe no estaba nada mal eh!-

-Jaja se me olvida que te gustan los mayores-

-Ey zorra! me vas a decir que a ti no y que no está para comerse?-

-Pues la verdad creo que tienes razón, no está nada mal jaja pero mis gustos son más refinados, asi que te lo comes sola zorra- decía mientras pensaba todo lo contrario, aquel profe de verdad era su tipo, y diciendo esto ambas se soltaron a reír.

-Por cierto, tu hermana entro a la escuela este semestre no?- Decía Laura mientras iban entrando a la cafetería –A si… que ni me vean con ella, con lo gorda que me cae, siempre haciéndose la niña buena, bah…-

-Jeje ya pues, no te molestes no tienes porque juntarte con ella…- Diciendo Laura, dando así por terminado el pequeño tema que parecía resultarle incomodo a Samantha, terminaron formadas en la pequeña fila de la cafetería para tomar su orden.

12:33 pm

-Jajajajajaja- Solo se escuchaba la risa de Erick después de haber visto el ridículo choque y aun mas, la ridícula forma en la que su amigo perdió el equilibrio por semejante golpe. La pobre chica seguía en el suelo, aun confundida por el pequeño golpe.-Deja de reírte y ayúdame a levantarme cabron!- decía Isaac mientras le extendía la mano a su amigo para que le ayudara a incorporarse. –Primero las damas jeje- Y diciendo esto, extendió su mano para ayudar a la pobre chica que seguía tirada. –Gracias…- decía la niña de nuevo ingreso mientras tomaba la mano de aquel muchacho y se ayudaba de él para levantarse.

–Pe..pe..perdón por chocarte, te juro que no los vi…- Ema se moría de vergüenza por haber golpeado de una manera tan absurda a aquellos dos tipos, y para colmo de males ambos le resultaron muy apuestos a la joven niña. -Pff no te preocupes pequeña, fue un accidente…, pero bueno, si quieres compensarme puedes decirme tu nombre- Ema era muy bella, y aquella belleza no paso desapercibida para Isaac, que decidió aprovechar aquella pequeña circunstancia.

–Mm me me me llamo Ema-

-Que lindo nombre Ema, yo soy Isaac- Decía mientras le extendía la mano a modo de saludo. Un pequeño rubor se noto en las mejillas de la niña.-Jeje si, un nombre tan lindo como tú, me llamo Erick mucho gusto chiquilla-

-Eh… mucho gusto, pero em este… tengo que irme, este… nos vemos- y diciendo esto y sin darles oportunidad de reaccionar a los chicos –Hey! A donde vas?- la niña retomo su rumbo rápidamente, con un nerviosismo ya no solo por haber perdido las primeras dos clases, si no ahora también por aquel encuentro con esos chicos.

13:03 hrs

Resignada por haber perdido dos clases después de haber encontrado su salón ya muy tarde, se dirigió al baño de damas pensando más en el encuentro sufrido hace unos momentos que en las dos materias en las que se había ausentado.<> se decía a sí misma, mientras entraba en un privado. <> Se sermoneaba a sí misma, mientras que por dentro realmente deseaba ser como su hermana.

Envuelta en sus pensamientos, una voz conocida la regresó a la realidad.-No, para nada, segura que cae a mis pies primero- Era la voz de su hermana que iba entrando al baño al lado de Laura –que quieres apostar? Jajaja será mi perro primero, pero si lo quieres llevar a una apuesta…- Ambas se colocaron de frente al espejo a retocar su maquillaje y a acomodar su cabello, mientras que Ema seguía en el privado, con la puerta cerrada y en silencio. -Si tan segura estas de tus palabras, ponles precio cabrona- Decía Samantha enviándole una mirada desafiante a su amiga -¿Entonces quieres un reto? Ok, la primera que logre joderselo, gana-

-No nena, un revolcón cualquiera se lo saca, hay que hacer de la apuesta un verdadero reto, ganara la que logre tenerlo sometido, que sea tu juguete, tu perro, que bese el piso donde caminas, la que logre volverlo su esclavo, gana la apuesta- Terminaba cantando Samantha los nuevos términos de la apuesta, Ema mientras tanto, desconcertada por todo lo que escuchaba no sabía cómo reaccionar.

-jajaja estás loca, de qué manera funciona tu cabeza? Mm pero pensándolo bien, eso lo hace interesante… y la que gane la apuesta, que premio se lleva?

-jejeje…-

13:50 hrs.

Decidido en no entrar a las ultimas clases, Isaac se encontraba solo, sentado bajo la sombra de aquel árbol de moras, con cigarro en mano, pensando en alguna forma de perder el tiempo. -Puta…que voy a hacer de aquí hasta las 4…-se decía a si mismo recordando que su amigo lo había dejado. <> no necesitaba saber más que eso. Así que pensando en la hora en la que los dejaban salir de la escuela, frente a el paso su forma de quitarse el aburrimiento.

-¿Ema?!!- Alcanzó a decir Isaac al momento de ver pasar a aquella niña frente a él deambulando sola y extrañamente perdida.

-Oh…hola- Fue lo único que se le ocurrió decir a Ema al momento de reaccionar y ver de quien se trataba. Sin una idea fija de que hacer, o cómo reaccionar, se acerco a Isaac. –Perdón por lo de hace rato… de verdad que no fue mi intención chocar contigo, te juro que no fue a propósito…- -No te preocupes pequeña, es obvio que no fue tu intención tropezar conmigo, no creo que sea tu pasatiempo ir chocando con las personas jejeje- Ema se sentía aun mas incomoda después de meditar el torpe comentario que había hecho, el rubor llego inmediatamente a su rostro. –Pero bueno niña ya olvídalo que no pasó nada, mejor dime a donde te dirigías tan pensativa- Pensativa… Ema no sabía ni que pensar, después de haber escuchado esa reveladora conversación de su hermana, escuchar sobre aquella apuesta, y no era el hecho de que no supiera que su hermana era una chica que le gustara el sexo, no, no era eso lo que la había desconcertado…<> que pensar de aquellas palabras…<> que significaba todo eso…<> palabras que seguían resonando en su cabeza, que podía pensar ahora de su hermana, sabia sobre su gran gusto por el sexo, mas de una vez había llevado a algún chico a la casa, y eso significaba por lo general, un concierto de gemidos que muchas veces Ema tenía el "gusto" de escuchar, pero de ahí a tratar de "esclavo" a una persona, la tenia espantada, sorprendida, además del reciente descubrimiento de saber las preferencias bisexuales de su hermana. Después de haber terminado por decidir los términos exactos de la apuesta, además del premio, las chicas cerraron el pacto con un apretón de manos y un pasional beso en el que se fundieron las amigas, aquellos dulces gemidos de las chicas sorprendieron a Ema en su privado, obligándose a sí misma a abrir la puerta del cuarto donde estaba, para asomarse lentamente y descubrir con la vista lo que ya sospechaba gracias a su oído. Samantha rodeando con una mano la nuca de su amiga, mientras que la otra mano se posaba en el trasero de Laura, ambas chicas acariciándose de una manera tan sensual, que la misma Ema no creía lo que veía. Aquel espectáculo no duro mucho <> Recordando aquellas palabras de Laura que terminaban con el espectáculo, otras palabras la sacaban del bizarro trance en el que se encontraba –Ema? Estas? Porque no me contestas?- decía Isaac mientras con su mano le movía un poco el hombro a la niña. –Oh si… perdón, estaba em.. estaba pensando en unas cosas…-

-si… lo note por el mucho caso que me hacías jeje-

-si, perdón por eso-

-bueno, y ya me dirás a donde te dirigías?-

-A si… a ningún lado, que.. quería conocer la escuela un poco, como mi próxima clase empieza a las 2:30 pues decidí dar una vuelta por aquí-

-a vaya… y bueno, hace rato que hacías fuera de clases? Jeje vaya que salió rebelde la niña-

-Noo!! Para nada, lo que pasa es que me perdí y yo...-

-Jajaja te perdiste?, bueno es un poco grande la escuela, pero no creo que para tanto jajaja- Ema se ruborizo después de ese último comentario, haciéndola molestar un poco por la forma en la que se burlaba de ella. -Bueno, me voy…-

-No, no te enojes nena, no quise burlarme de ti así, mira porque no mejor te doy un tour por la escuela, así tu te familiarizas con ella, y yo llego a conocerte un poco linda, que dices?- Ema se sintió un poco más tranquila por aquel comentario, además de, porque no, alagada, alagada de que aquel chico tan guapo, mayor que ella, se tomara la molestia en notarla, y además de ofrecerse en acompañarla a conocer el campus completo. Pero no sabía qué hacer, estaba muy nerviosa y aquel chico le gustaba mucho, no quería parecer una tonta frente a el, y tras su indecisión, Isaac insistió de nueva cuenta –Vamos que no tiene nada de malo, dices que tienes tiempo y la verdad es que a mí me gustaría mucho- y después de un par de insistencias mas, Ema se decidió por aceptar la oferta.

13:10 hrs

El profesor Salazar se encontraba en su cubículo, arreglando algunos archivos, documentos, tareas y ejercicios en su planeación escolar para este semestre <> el sonido de la puerta lo desplego de su trabajo.

-Adelante!- dijo con un tono claramente molesto, ya que nunca le había gustado ser interrumpido a mitad de su trabajo. De pronto, cruzando su puerta un hermoso cuerpo que rápidamente reconoció, una hermosa chica delgada, vestida de jeans oscuros pegados resaltando su culito respingón, calzada con unas zapatillas sin tacón negros, una blusa blanca de manga corta, y mostrando un rostro seguro y hermoso, una melena apenas arriba de los hombros, cabello suelto del mismo color que el de su hermana, un rostro tan angelical como perverso, unos ojos oscuros capaces de penetrar en cualquier chico que ella quisiera, con un cuerpo más desarrollado que el de su hermana, y si que sabia sacarle provecho a ello. Samantha se encontraba en el cubículo del profesor, dispuesta a empezar con su movimiento para ganar la apuesta, no era la primera vez que iba al cubículo de algún maestro para algo más que asesorías… Jonathan se sorprendió al verla entrar de aquella forma tan seductora, pero se contuvo evitando voltear a verla. –Que se le ofrece señorita…- -Samantha, pero dígame Sam…-

-Bien señorita Samantha tome asiento, que se le ofrece?-

-Bueno, quería saber si usted se dedicaba a dar asesorías personales… Me gustaría que usted fuera mi maestro personal- decía esto la niña mientras lo miraba de forma seductora, poniendo un dedo de su mano izquierda sobre su labio, mientras la mano derecha la colocaba en el escritorio del profesor. Jonathan volteó a verla y se percato de sus intenciones, el no era ningún novato y rápidamente se dio cuenta de que la razón por la que la niña se encontraba ahí era otra. –No es necesario que venga a verme para eso señorita, mis horarios de asesorías se encuentran pegados a la entrada de los cubículos, como el de todos los profesores- decía Jonathan sin tomarle importancia a los movimientos de la niña y viéndola directamente a los ojos sin mostrar nerviosismo alguno. –ehm… si perdón, no sabía en donde estaban los horarios, y quería confirmarlo con usted- Decía Sam mientras abría y cerraba las piernas descaradamente y haciendo ruido mas del necesario para que el profesor la volteara a ver -Uhm, hace algo de calor aquí- replicaba la niña mientras desabrochaba un par de botones de arriba de su blusa, recargándose sobre sus codos en el escritorio del profesor, prestando falsa atención a lo que escribía Jonathan en sus documentos en un ya descarado intento por mostrar algo, el canalillo formado por sus pechos ya se notaba claramente y el sujetador blanco que llevaba se veía con facilidad en la posición que se encontraba. –Mire Samantha, aquí tiene un horario de mis asesorías, pero créame que poniendo atención en mi clase no serán necesarias, y si no se le ofrece nada mas le agradecería mucho que se retirara, ya que tengo mucho trabajo que hacer y su presencia me molesta, sin intención de ofender.- Con el tono de voz más serio que pudo mostrar, decía aquellas palabras mirando de reojo aquel canalillo que se veía tan antojable, pero guardando lo máximo posible la calma, no podía mostrar debilidad, no, no después de lo que había empezado a planear desde hace un rato, y a aquella mujer la había notado desde los primeros momentos en que la vio en su clase, y esa visita le había facilitado muchas cosas, la chica mostro un gran interés por él, claramente demostrado con la insinuación reciente, y para el seria una manera muy fácil de abordar aquella chica a partir de ahora.

Samantha no lo podía creer, se le había insinuado de una manera interesante a su profesor, y este ni se inmuto, y no solo eso, la había corrido de su cubículo. No había sido una insinuación que mostrara lo zorra que podía llegar a ser, pero si la suficiente como para que el profe se exaltara de alguna manera, pero no, prácticamente ni la vio, sumamente molesta, se levanto de su lugar y salió directamente sin decir palabra de aquel cuarto, pero de haber volteado antes de salir, abría podido ver aquella sonrisa escalofriante de su profesor mientras le veía el culo

14:00 hrs.

Samantha se encontraba desnuda sobre el cuerpo de aquel chico, cabalgando frenéticamente, irritada por el momento tan incomodo que le habían hecho pasar hacia apenas unos momentos. –AH! AH! AH! AH!- solo se escuchaba eso de su boca, acompasada por el brincoteo de sus pechos, mientras que en su mente pasaban las imágenes del reciente recuerdo en el cubículo de su profesor. Un cambio de posición, sobre manos y rodillas se encontraba Sam ahora, mientras Erick la penetraba frenéticamente por la vagina –Mas duro cabron!! Dale duro hijo de puta!!- gritaba agitadamente mientras Erick hacia lo que le pedían, penetraciones más duras y mas rápidas eran seguidas de alguna que otra nalgada sonora que a pesar del coraje que sentía, le proporcionaban un gran placer.

Minutos después se encontraban ambos sentados fuera de aquel almacén que nadie visitaba, a un lado de "los gallineros", viejos salones de talleres de computación y mecanografía, con equipos tan obsoletos que no eran necesarios ya para la época, era el sitio indicado para los rápidos momentos de sexo, un pequeño billete a algún conserje y se te otorgaba la llave a aquellos salones desolados. Ambos sentados el uno junto al otro en el pasto, bajo la sombra formada por los edificios, con cigarro en mano. –Me encanta cogerte enojada amor-

-Ha gracioso…- decía Sam con tono sarcástico recordando de nueva cuenta el momento en que fue humillada por su profesor.-Pero bueno dime qué te pasa, porque el coraje?- decía Erick mientras pasaba el brazo sobre el hombro de Sam.-No es nada…-

-Mmm de seguro perdiste otra de tus apuestas, siempre te pones así cuando pasa- LA APUESTA!! Samantha la había olvidado por completo, no podía ser posible, después de lo pasado en el día, parecía imposible que ganara la apuesta, y ni siquiera se había acordado de ello <> pensaba, intentando guardar la calma <> pero aquel ridículo consuelo no tapaba la realidad, Laura en más de una ocasión, le había ganado alguna que otra conquista, Sam sabia que debía preocuparse, nunca le había gustado perder, y cuando le tocaba era un martirio, ya que por lo general las apuestas siempre eran con Laura, y cuando esta ganaba, se encargaba de que no lo olvidara por un buen tiempo. Nunca le ha gustado a Samantha que le peguen en su orgullo y peor aún, recordando el premio de la ganadora sabía que no podía permitirse perder en este bizarro juego creado por ella misma. Aun así, todavía quedaba tiempo, así que no había de que preocuparse… por lo menos por ahora. Y pensando eso regresó a los brazos de Erick y después de unos minutos de descanso, regresaron de nuevo al almacén.

15:25 hrs

Ema se encontraba muy a gusto con la nueva compañía que le ofrecía Isaac, ni siquiera le molesto el faltar a su última clase por petición de este ultimo <> se decía a si misma, sin arrepentirse de su decisión de no entrar a clases. Platicando de cosas banales y sin importancia, Ema estaba feliz de estar con él, no solo era guapo y bien parecido, su actitud era muy agradable para Ema, siempre sabia que decir, ni siquiera tenía que hablar mucho con él, Isaac decía todo por los dos, gracioso, divertido, amable y muy atento. Estuvieron caminando de un lado a otro, enseñándole el campus por completo, mostrándole la organización que llevaban los salones, en que sitios se encontraban las áreas deportivas, la dirección, control escolar, los cubículos de profesores, biblioteca, cafetería, etc. Había perdido por completo el nerviosismo al estar cerca de él, además de haber olvidado el incidente en el baño.

Después de un rato de seguir caminando sin rumbo, Isaac paró, sacó un cigarro de su bolsillo y tomó asiento debajo de un árbol en una de las jardineras cercana a la biblioteca. –Siéntate conmigo- decía Isaac mientras encendía su cigarrillo y extendía su mano a la niña. Sin saber muy bien cómo reaccionar, tomo asiento a su lado izquierdo, nunca le había agradado en lo absoluto el aroma a cigarro, y de haber sido cualquier otra persona, se hubiera alejado inmediatamente, pero no con él, al no le rechazaría nada, y después de unos segundos, el olor ya no le era tan desagradable.-¿Fumas?- decía extendiendo su mano con el cigarrillo a la pequeña Ema sabiendo de antemano la respuesta. –Este.. no la verdad es que no se-

-No te preocupes, yo te enseño si quieres-

-Bueno, es que no me gusta la verdad, nunca eh soportado el olor a cigarro- en cuanto menciono esto se arrepintió de sus palabras, era claro que era la verdad, pero no quería molestar a Isaac con aquella tontería, <> -Esta bien preciosa, la verdad es que me gusta una mujer que fuma, pero si a ti no te gusta lo respeto- Diciendo esto Isaac amagó con apagar el cigarro con el suelo, pero victima de las palabras de este y queriendo aparentar algo que no era solo alcanzó a pronunciar –No espera, no lo apagues… creo que no estaría mal que ya aprendiera a fumar…- Sonriendo, dándose cuenta de que sus palabras funcionaron –No te quiero obligar preciosa, de verdad si quieres lo apago- -No enserio, quiero que me enseñes a fumar-

-Ok, pero solo porque tu quieres- Acercó el cigarrillo a la niña, que lo tomo entre los dedos intentando imitar la manera en que había visto a su hermana fumar. -Coff Coff Coff!!!- después de la primera bocanada de cigarro, no pudo soportar las ganas de toser, no creía que fuera tan difícil, pero sobre todo asqueroso el aprender a fumar. Aun así no iba a dejar de intentarlo <> de nueva cuenta el cigarro iba hacia su boca <> -Coff Coff Coff!!- de nuevo a toser, Ema solo escuchaba avergonzada las risas de Isaac, al ver que no podía absorber el humo, Ema con los ojos llorosos a causa de los intentos, no decidió darse por vencida en el ridículo intento por aprender a fumar. –No te rías de mi!!- Decía mientras intentaba dar otra bocanada al cigarro, esta vez el intento fue un poco mejor que los anteriores, logrando jalar completamente el humo del cigarro, pero al momento de expulsarlo, otra vez la tos. –No te preocupes preciosa, solo es cuestión de acostumbrarse, todos al principio tosen- Decía, aunque no paraba de reír por las graciosas muecas que hacia Ema al jalar el humo del cigarro.

Un par de cigarros mas, Ema ya era capaz de soportar el humo dentro de sus pulmones, y expulsarlo sin toser, y aunque le seguían llorando un poco los ojos a cada momento, y contaba con los mareos causados por el tabaco, se encontraba sumamente contenta al lado de Isaac. Este tenía su brazo alrededor de ella, pegándola a su cuerpo, mientras le contaba alguna antigua anécdota de la escuela, Ema atenta seguía practicando como fumar, escuchando cada palabra que salía de sus labios.

El tiempo se les había pasado volando, y estaban por dar las 4 pm, hora en la que se les permitía salir a los estudiantes de la escuela y hora en la que Ema tenía que regresar a su casa.

16:15 hrs.

-Gracias por traerme- Como era de esperarse, Ema no pudo negarse a aceptar que la llevaran a su casa. –Fue un placer chiquilla- Diciendo esto, Ema se acerco a Isaac para despedirse, acercando su mejilla para darse un beso de despedida, pero con un movimiento rápido Isaac tomo el rostro de la niña, y pegando sus labios suavemente a los de ella se dieron un tierno y dulce beso, un par de segundos con los labios pegados, hasta que ella se separó. El seguía sosteniéndola del rostro, ambos mirándose a los ojos, Isaac volvió a atraerla hacia él para volver a plantarle un segundo beso aun más largo, Ema comenzaba a perder la pena y se dejo llevar por el beso y a pesar de la inexperiencia de ella, Isaac disfrutó mucho de ese momento, de pronto abriendo los labios comenzó a jugar con su lengua dentro de la boca de Ema, ella solo se dejaba hacer sin saber muy bien cómo hacerlo, así que se dejó llevar improvisando sus movimientos con la lengua imaginando como tenía que hacerlo. Un beso dulce y apasionado en el que duraron un par de minutos así, el le mordía el labio, jugaba con su lengua, ella solo se dejaba hacer. Un momento después, percatándose de todo lo que estaba haciendo, se separo de forma brusca de Isaac. –Perdón, ya tengo que entrar…-

-Espera! No te vayas chiquilla- pero rápidamente salió del carro, entro rápido a su casa y se fue a su cuarto con las piernas temblándole tan fuerte que por poco cae.

-Jeje, esto va a ser tan fácil, mañana veré que pasa…- Se decía Isaac a sí mismo mientras arrancaba su auto y se dirigía a su casa.

17:35

Jonathan no podía creer su suerte, ese semestre si que sería especial, hacia apenas unos minutos que una chica entraba en su cubículo a sugerir algo sumamente interesante. Aquella niña resulto ser muy lista, mucho más que Samantha. Jonathan apenas empezaba a planear sus movimientos para con sus alumnas, y en pocos minutos dos de ellas habían ido a entregarse directamente a él. La primera, Samantha, siendo rechazada de una forma ridículamente divertida, pero esta ultima tenía mucho que decir… Aun así estaba claro que lo que a él le gustaba era la conquista, sentir ese poder de la manipulación, pero como rechazar tan dichosa oferta, además, de cualquier modo quedaban muchas otras chicas que podría conquistar, digámosles retos, nunca chicas fáciles, y este año no le apetecía quedarse con las ganas.

Laura se había dedicado a buscar personas de confianza que conocieran a su profesor, para saber más acerca de él, y descubrió cosas muy interesantes. Laura de verdad apreciaba a su amiga, pero aquella apuesta no podía perderla, y aria lo que fuera necesario por lograr su objetivo. A diferencia de Samantha, que se basaba mayormente en lo sexual (algo que casi nunca le había fallado), Laura solía usar más un poco de inteligencia para lograr lo que se proponía y en esta ocasión no fue la excepción, después de hablar con algún amigo que ya había cursado con el mismo maestro, se entero de la relación que vivió con su prima, así que fue directamente con ella para averiguar lo más posible que se pudiera del profesor. Siendo muy intimas las primas, Laura no tuvo inconveniente en contarle acerca del interés sobre el profesor y sobre la dichosa apuesta a su prima, ella entre desconcertada y divertida, le dijo la mejor, rápida y fácil forma de ganar la apuesta, sin necesidad de invertir tiempo en el intento de conquista (conquista que probablemente terminaría fallida, por palabras de su prima, a él siempre le ha gustado tener la iniciativa). Sofía, prima de Laura, conocía muy bien al profesor de Literatura y sabía muy bien que nunca aceptaría ser el perro sumiso de alguna niñata consentida que cree tener el mundo en sus manos, no, al profe le gustaba tener la iniciativa, sentir que tiene el control, claro que si alguna chica se le insinuaba, se la terminaba por tirar, pero nunca pasaba a más de un polvo y adiós.

La solución planteada por Sofía era simple, contarle el plan a su querido profesor, el maldito era tan caliente que seguramente aceptaría, no ser el perro de Laura, pero si mm tal vez fingir para ayudarle con la apuesta, era tan simple, contarle sobre la pequeña apuesta entre ellas y el profesor aceptaría gustoso, aunque claro que a un costo; El tendría que ganar algo a cambio, y el premio de que Samantha sería esclava de Laura podría ser suficiente tentación para convencer al profesor de aceptar la propuesta. Aun así Laura no se sentía segura de hacerlo, hacer eso sería lo más atrevido que ha hecho en su vida y sin embargo, si su prima tenía razón, la recompensa sería muy gratificante.

Eran las 16:50 horas, cuando de nueva cuenta alguien tocaba la puerta del cubículo del profesor Salazar, en esta ocasión no era una, sino dos chicas las que entraban en su pequeña oficina. A la primera, rápidamente la reconoció, hacia más de un año que no la veía, pero aun así la recordaba perfectamente, sin muchos cambios en su forma, Jonathan sonrió ampliamente al ver a Sofía acercarse a su escritorio, detrás de ella, una chica más joven, al principio no sabía quién era, pero no importaba, era realmente bella, jeans ajustados, blusa de un color azul marino casi negro, zapatos negros con apenas tacón, el cabello negro amarrado a una cola de caballo que bajaba hasta sus hombros, y por el frente dos pequeñas tiras de cabello coquetas caían por sobre sus ojos, unos ojos grandes de color miel, pestanas largas y perfectas, unos labios gruesos, piel de un color moreno claro que le asentaba perfecto. Al principio fueron besos y abrazos de reencuentro, la relación que llevaron Sofía y Jonathan termino de muy buena forma, ambos la disfrutaron mucho en su tiempo, y aunque Sofía si llego a amarlo, terminaron siendo amigos y de aquellos sentimientos del ayer apenas y quedaba solo el recuerdo. Después de pequeñas introducciones, saber que aquella preciosidad era alumna suya también, decidieron ir directo al grano, Sofía había dejado en claro que tenía que ser Laura la que lo dijera y así fue.

Le contaron todo con lujo de detalles, Jonathan rápidamente reconoció a Samantha, la chica que un par de horas antes había estado ahí mismo insinuándosele, y ahora todo tenía sentido, en un primer momento solo se quedo desconcertado, unos segundos de silencio y al final, simplemente se rió.

-jajajajaja, pero te burlas de mi o qué?-

-No para nada!... la verdad no sé ni porque se lo digo, ni siquiera sé porque acepte esa ridícula apuesta, no quería molestarlo en verdad..-

-Tranquila Lau, no está molesto. Mira Jon, fui yo la que le sugirió que te contara todo, te conozco y sé que este tipo de cosas te encantan-

-Jaja me confundes preciosa, yo no estoy para servirle a nadie-

-No tiene que hacerlo!!, podríamos solo fingirlo y…-

-Fingir que? Que soy tu perro fiel? Que te obedezco? Y para qué? Yo que gano? Mm no, creo que se equivocaron con quien jugar-

-Sabía que no aceptarías algo así nene, por lo menos no sin un buen precio, así que dinos que es lo que te gustaría ganar de todo esto si aceptas…-

-se lo pondré de esta forma maestro, lo que yo quiero es el premio de la apuesta… aria lo que fuera por ganar la apuesta, no tiene idea cuanto lo anhelo no sa…-

-Así que lo único que quieres es tener dominio sobre tu amiguita verdad? Mm entonces déjame planteártelo de otra manera pequeña, mm primero dime, tienen algún límite de tiempo para la apuesta?-

-Si, fijamos que en un mes a mas tardar, tenía que haber una ganadora-

-Oh, eso lo hace más fácil para ti y para mi, mira lo que podemos hacer es darle celos a tu amiga, hacerla creer que no tiene posibilidad de ganar la apuesta, que ella se vaya entregando sola a mí y a ti, lo único que tendríamos que hacer es aparentar que si me estas conquistando, mostrarle lo bien que nos llevamos, yo me encargaría de hacerla sentir menos, y prestarte una atención especial a ti, en ningún momento te obedecería claro, pero ella creerá que va perdiendo la apuesta y por mucho-

-Pero la apuesta no solo consistía en que se enamorara de una, si no en volverse esclavo de alguna- -Ya lo habías dicho nena, pero tú solo quieres someter a tu amiga, no a mí y yo me encargo de eso, te aseguro que para antes de que termine el mes, la chica estará a tus pies, pero claro, a un precio- -Y ese precio cual es?- Intrigada por la interesante conversación, Sofía no pudo aguantar hacer aquella pregunta.

-Ser mi esclava durante todo este mes- Laura se quedó anonadada, su cuerpo se le congeló, sin saber que decir ni que hacer, su prima tomó la palabra.-Vaya, es un precio bastante alto… como aseguras tu que la chica esta terminara a los pies de Laura?-

-Tengo mis métodos querida, tu más que nadie sabes que soy hombre de palabra, además de que te doy la garantía de que si no logro someter a Samantha a ella, le devuelvo el mes siendo yo su esclavo, haciendo así que gane su apuesta y al final terminara sometiendo a Samantha de igual manera, aunque por solo una semana.- Sofía lo conocía bastante bien y aunque el plan no había salido como esperaban, ella ya presentía algo así.

-Jeje eres un loco pervertido, que rápido cambiaste todo…Pero bueno, prima tú tienes la última palabra.- Apenas terminaba la frase cuando se escucho un contundente –ACEPTO-.

17:50

Laura se dirigía a su casa en el carro de su prima, Sofía no se atrevía a decir nada, toda aquella situación la había dejado excitada, pero aun así prefería guardar silencio. <> recordaba esas palabras al ver aquel papelito doblado en las manos de su prima. Antes de salir el profesor escribió algunas indicaciones en una hoja, lo dobló y se lo dio a Laura <> fue lo único que dijo antes de pedirles que se retiraran de su cubículo.

-Como te sientes prima?-

-No lo sé… nerviosa, no sé en qué me eh metido-

-Tranquila primas, no pasa nada, te aseguro que disfrutaras de todo esto, y querrás mas para cuando termine el mes, además a que le temes? Ni que fueras una monja virgen mojigata… si bien que te conozco y eres bien aventada-

-Jaja pues si por algo somos familia cabrona, tu eres igual de zorra así que ni digas nada- Ambas comenzaron a reír, alivianando el incomodo ambiente que sentían después de haber salido de la escuela.

Aquello no podía ser más claro, a partir de ese momento debía usar solo faldas cortas, y nada de ropa interior, vestirse como estaba indicado y dirigirse a aquella dirección que estaba anotada en la hoja. Después de escoger una pequeña falda corta de mezclilla, una blusa roja a juego, y zapatos, ambas chicas subieron al auto y nerviosas por lo que podría pasar, salieron con rumbo a la dirección anotada en la hoja.

"Llega antes de las 6:30 pm" decía en la nota debajo de la dirección, y aquellas dos chicas esperando no defraudar a Jon con la primera orden, llegaron 10 minutos antes de la hora indicada. Fue un poco difícil dar con la dirección, pero al final lograron dar con la casa. Al llegar no había rastro alguno de Jon. Sofía no se sentía a gusto dejando a su prima ahí y yéndose, de alguna manera ella tenía mucho que ver con que las cosas terminaran así, y esperar con ella era lo menos que podía hacer. El número de la casa que le habían escrito en la hoja era el 27, No se veía prácticamente nada de la casa, solo la enorme entrada, una puerta negra de tres metros de altura daba paso para la entrada a los autos, la puerta era seguida por una enorme barda de tabique y concreto que rodeaba toda la casa, dejándola prácticamente fuera de visibilidad.

18:40 hrs.

Impacientes ambas chicas, una dentro del carro, la otra por fuera, esperando la llegada de alguien que parecía nunca se iba a presentar, sin saber que hacer o que decirse una a la otra, ninguna de las dos reconocía la casa, Sofía recordaba la casa de Jonathan bien, y más bien, ni siquiera casa, solo rentaba un pequeño departamento en el centro de la ciudad. Siendo un tipo "joven" sin ningún tipo de atadura social más que su trabajo, podía hacer lo que quería y vivir como quería, y así lo hacía. Aquel pequeño departamento que recordaba Sofía era más que suficiente para los planes de este, y realmente no se veía en él a alguien con un deseo de tener alguna casa o propiedad diferente a lo que tenía en ese departamento.

De pronto, como sacándolas de un trance al mismo tiempo, una motocicleta deportiva se detenía justo enfrente del carro de Sofía, aquella moto solo podía pertenecer a una persona, y de pronto un nerviosismo lleno el cuerpo de ambas chicas; Sofía sabía que no tenía nada que hacer ahí, pero aun así ese momento inevitablemente le provocó un dulce recorrido eléctrico por toda la espalda, causándole un escalofrío al recordar todo lo hablado aquella tarde. Y si Sofía se sentía así, lo que sintió Laura fue indescriptible, las piernas comenzaron a temblarle, un pequeño vacio en su estomago apareció de repente, todo su cuerpo parecía haberse puesto de acuerdo y había comenzado a transpirar por cada poro existente, los nervios le recorrían desde el cabello hasta las uñas de los pies, su respiración se agitaba, el corazón latía mas rápido y su entrepierna, o si, su entrepierna comenzaba a hormiguear de una forma indescriptiblemente deliciosa.

Laura no podía creer lo que la simple presencia de una persona podía hacer con su cuerpo, y como si de un trance despertara, la voz de Jonathan las trajo de nuevo a la realidad –Te puedes ir si quieres ya Sofí, tu no pintas para nada aquí- y tenía razón. Ya había hecho más que suficiente con llevar a su prima, ella no tenía nada que ver ya en esa situación, pero aun así deseaba quedarse, saber en que terminaba aquella historia, o visto desde otro Angulo, ver cómo es que comenzaba, sin embargo, aquella invitación que esperaba para poder quedarse nunca llegó, y ella no fue capaz de abrir la boca para formarse una. Sofía hizo lo único que se le ocurrió hacer, subir al carro, desearle suerte a su prima, y dejarla en manos de aquel tipo, dejarla en manos de su antiguo profesor, y Sofía sabia mejor que nadie lo que significaba eso.

18:00 hrs.

Acostada en la cama de su habitación, No podía dejar de pensar en todo lo que había pasado ese día, no se imaginaba ningún escenario en el que aquel día fuera menos bizarro. Primero todo le había salido mal, su hermana se había adelantado, dejándola sola en casa obligándola a tomar el transporte público para llegar a la escuela, extraviarse en su propia escuela, perder 2 clases de una manera ridícula y después de eso chocar de manera absurda con dos chicos, con Isaac, oh Isaac… no podía dejar de pensar en el, incluso había olvidado por completo toda la discusión que escuchó de su hermana, solo podía pensar en él y en el momento tan increíble que había sido el pasar la tarde a su lado. Era obvio que a Ema le gustaba el, pero, ¿a Isaac también le gustaba ella? Al parecer eso le había demostrado, no podía ser posible que de otra forma le ofreciera pasar el rato con ella, con ella y con nadie más, y no solo eso, estaba también la cuestión del beso, ese beso en el que no podía dejar de pensar, en la beso a ella y no al revés, el había tomado la iniciativa, el había querido besarla -¿Por qué me separé y lo dejé ahí?- solo eso atinaba a decirse -¿Por qué soy tan cobarde?, el había querido besarme y yo lo rechacé…- Ema no sabía que pensar sobre eso, y mucho menos sabia como iba a reaccionar cuando lo volviera a ver, aunque no se aguantaba las ganas de que eso fuera pronto. Rápidamente se asomó por la ventana, teniendo la falsa esperanza de que siguiera ahí, esperándola, esperando una respuesta por parte de ella, ¿aquel beso significaba que eran novios? ¿Qué significaría para el ese beso?, Ema se quedó dormida buscando la respuesta para aquellas preguntas.

20:30 hrs.

De rodillas, ojos vendados, desnuda, manos atadas a la nuca con una soga que le rodeaba todo el cuello dejándola inmóvil, un vibrador entre las piernas, y un considerable trozo de carne entre los labios entrando y saliendo constantemente a un ritmo peligroso. Laura se encontraba en medio de la sala de aquella residencia, Jonathan metía y sacaba rápidamente su pene de la boca de la niña mientras que esta apenas y aguantaba las arcadas que le provocaba tener aquel miembro tocándole la campanilla y aun así, la humedad de su entrepierna seguía en aumento, aquel vibrador estaba haciendo magia con su sexo, ya había perdido la cuenta de cuantos orgasmos llevaba a lo largo de la tarde/noche y no sabía cuánto más duraría todo eso, pero no quería que se acabara.

En su cabeza pasaban pequeñas imágenes de todo lo transcurrido desde que se había quedado sola con su profesor. En cuanto Sofía los había dejado solos, Jon le dijo sus reglas <>aquellas palabras retumbaban en la mente de Laura mientras seguía recibiendo agresivamente las envestidas de su profesor en la boca <> un seco y conciso "NO" salió de los labios de la niña con una seguridad que Jon no se atrevió a cuestionar. A partir de ese momento un mar de emociones surgieron en Laura, desde el principio, cuando Jon puso aquel collar alrededor de su cuello, tomándola como su mascota, Laura sabía que su vida cambiaria completamente y su entrepierna parecía agradecérselo, en cuanto entraron en aquella residencia y escuchó su primer orden <>, se dio cuenta de que aquello era para ella, la humedad de su sexo la delataba por completo y su deseo por complacer a alguien nunca había sido tan fuerte. Y después de todo lo vivido a partir de ese momento sabia que nunca se arrepentiría, Las humillaciones las soportaba, y no solo eso, le gustaba ser humillada y Jon si que sabia como tratarla y cómo y en donde tocarla, hasta ese momento no la había penetrado por ninguno de sus agujeros y ya se sentía en el cielo, con ninguna otra persona había sentido algo parecido. El dolo físico, era algo que no le había gustado, aquella pequeña tanda de azotes le había desagradado sobremanera, pero aun así, los pros eran mucho mayores a los contras.

Tomándola del cabello hizo que se incorporara, la condujo hasta una habitación jalándola de su correa, ella con pasos torpes en la posición que estaba, sin ver, no sabía hacia donde la dirigían. Al llegar a su destino él le desató las manos para simplemente cambiárselas de posición, tomándoselas por la espalda atando los brazos pegados de manera horizontal, la ayudó a subirse a la cama, arrodillándola y poniendo su rostro contra el colchón, dejando una vista deliciosa de ambos agujeros. –Es hora de probar tus hoyos preciosa- decía mientras se incorporaba a la cama y se arrodillaba detrás de ella retirando lentamente el vibrador que tanto placer le había estado dando durante varios minutos. -AAAAAHHHH!!!- fue lo único que se alcanzó a escuchar en cuanto salía aquel aparato de su húmedo coñito. Acercando lentamente su herramienta a las entradas de la niña, rozando suavemente por ambos agujeros, Laura solo deseaba que la penetrara de una buena vez, pero Jon quería hacerla sufrir, tenerla caliente el máximo tiempo posible, hacerla perder la cordura, alargar aquel momento lo mas que se pudiera. Solo se escuchaban los pequeños gemidos de Laura en la habitación, desesperada por sentirlo dentro suyo, empezó a mover su culo contra él, a restregarse contra su miembro, invitándolo a que la penetrara de una buena vez, pero el disfrutaba haciéndola sufrir. –Pídemelo puta- no necesitó decirlo dos veces para poder escucharla –Por favor amo cójame ya, no aguanto las ganas amo, deseo sentirlo dentro ya- Jonathan disfrutaba con su pequeña putita, le gustaba tenerla en el éxtasis haciendo que se comportara como una verdadera perra en celo. –Donde quieres que te la clave puta, en tu culo o en tu coño?- Laura no era virgen por ningún agujero, pero el sexo anal nunca fue su fuerte –Por favor amo penétreme ya, por donde usted lo desee, solo quiero sentirlo adentro- No hubiera esperado una respuesta mejor por parte de su perrita, y sin hacerse mucho del rogar, coloco la cabeza de su miembro en el coño de la niña, madamas de ponerlo cerca, sentía el calor que irradiaba el sexo de Laura. Cuando apenas entraba la cabeza, Laura tubo un nuevo orgasmo y al sentir el comienzo de las contracciones, Jon no se hizo esperar y comenzó con un agresivo mete y saca que alargó de mas el orgasmo de la niña, haciéndola correrse de nueva cuenta seguida. Se sentía en el cielo, aquellas fuertes embestidas le proporcionaban un placer que nunca había sentido con ningún otro chico, mientras sus pechos eran maltratados por las expertas manos de su maestro, su placer iba en incremento, su coño no podía estar más mojado, y ella no podía estar más feliz. En un movimiento rápido retiró la venda de los ojos de su esclava, y mientras ella se acostumbraba a ver de nuevo, un mar de sensaciones atravesaban todo su cuerpo. No cabía duda que su prima tenía razón, con cada choque de sus cuerpos en cada penetración, una fuerte nalgada venia acompañada para el concierto de gemidos de la noche. Jonathan no paraba de recordarle su posición, gritarle lo puta que era, mientras que ella solo alcanzaba a cantar gritos y gemidos apenas ahogados por el colchón. Después de un rato, Laura sintió como el pene de su profesor se hinchaba mas, y como este tomaba un ritmo mucho más rápido y fuerte que indicaba la llegada al éxtasis por parte de su maestro, de pronto sintió como se vaciaba dentro de ella, sintiendo su leche caliente penetrando sus paredes internas, acompasado por los gemidos de su amo que caía vencido recostándose en su espalda, dándose unos momentos para recobrar el aliento.

Segundos después el la había desatado y ambos se encontraban agotados, después de aquella deliciosa sesión de sexo, descansando en aquella cama matrimonial dormitando mientras ambos recordaban todo lo acontecido durante el día.

-Amo tengo que irme… me esperan en casa- decía Laura preocupada al no saber qué hora marcaba el reloj. –Lo sé niña, te llevaré a tu casa, ve por tu ropa- Diciendo esto, ambos se pusieron de pie para vestirse y partir en dirección a la casa de Laura.

-Gracias por traerme amo-

-Mañana ya sabes cómo te quiero perra, además vete preparando para el fin de semana, porque no me interesara si pides permiso o no, te tendré para mi sola, entendiste?- decía Jonathan mientras se subía a su moto deportiva. -Si amo- Fue lo último que le alcanzó a decir antes de que tomara su rumbo y ella entrara a su casa.