En plena boda

Una noche una pareja acude a un compromiso social que se convierte en una noche interminable de sexo.

En plena Boda

Para quien no haya leído mi relato anterior "La conocí en la facultad" me presento, soy Ren, tengo 25 años, vivo en México soy delgado, peso 70kg, mido 1.75m, ojos verdes, cabello castaño claro, tez blanca, acostumbro correr por las mañanas desde hace varios años por lo que siempre me han dicho las partes que más resaltan de mi cuerpo son mis piernas y mi trasero por tantas horas de sudor en la caminadora.

Este relato sucedió a principios de este mes de Abril, esa noche me hice novio de una chica que había estudiado los artes culinarios dos años mayor que yo, regresábamos de tomar un café juntos, llevaba un vestido muy ligero floreado azul, su cabello negro, tez apiñonada, labios carnosos, unos pechos abundantes que se asomaban por aquel escote, nos encontrábamos afuera de su casa despidiéndonos, los besos y las caricias habían subido de tono ya mis manos se encontraban bajo su vestido masturbándola mientras ella acariciaba mi sexo sobre mis pantalones.

Me invitó a pasar a su casa así podríamos revolcarnos a gusto ya que sus papás tardarían en llegar, nos metimos al despacho de su papá, ella desabrochó mi pantalón dejando salir mi sexo que ya esperaba la embestida, se sentó sobre el escritorio abriendo las piernas y me pidió que la penetrara su primer gemido se ahogó por el dolor de haber entrado muy profundo.

Rápidamente llegó a su segundo orgasmo luego que el primero lo tuvo mientras la masturbaba en mi coche, estaba húmeda y seguían mis embestidas a los pocos minutos su celular sonó, media hora antes, había hecho una llamada a un celular, -avísame cuando salgan de la fiesta- Dijo para después colgar. Era su primo sus papás estaban saliendo de aquella fiesta y se dirigían a su casa rápidamente nos arreglamos la ropa y salí muy rápido, la frustración por haber contenido mi orgasmo era evidente –Ya me desquitaré- Pensé.

La oportunidad se presentó rápido, había una boda de su prima así que nos pusimos de acuerdo para recogerla en su casa, sus papás se adelantaron a la misa cuando llegué abrió la puerta, un vestido negro largo, un escote ligero al frente mientras un escote muy pronunciado en la espalda muy sugerente –Tenemos tiempo- Me dijo mientras me jalaba a ese estudio donde días atrás habíamos estado se subió el vestido no hubo necesidad de mayores explicaciones sobre aquel escritorio donde su padre trabajaba yo estaba haciendo mía a su hija estaba muy excitada pero esta vez quería mi orgasmo no tardó mucho en venirse y yo después de ella, ya era tarde teníamos que apresurarnos a llegar al final de la misa para seguir a los novios la fiesta sería en un rancho al que muy pocos de los invitados sabían llegar.

La lluvia aminoraba su furia sobre la ciudad, la iglesia en el punto más elevado de ésta, el cielo ya estaba despejado al acercarnos a la iglesia sus manos empezaron a desabrochar mi pantalón para introducir mi sexo en su boca cuando solo nos encontrábamos a una calle de esa iglesia que se elevaba en aquel oscuro firmamento a punto del éxtasis no me atrevía a detenerla lo estaba disfrutando mucho, mi orgasmo se acercaba me orillé como sospechaba sería muy intenso y así evitaría perder el control del vehículo su boca se llenó con mi leche, su cara denotaba excitación que tendría que esperar a ser saciada esa noche.

Cuando bajamos la misa estaba terminando, nos pusimos de acuerdo para seguirnos hasta el salón donde sería la fiesta, sus padres iban un vehículo delante de nosotros mientras mi mano derecha iba bajo el vestido de su hija masturbándola quien gemía dentro del vehículo mientras abría cada vez más las piernas para recibir mis dedos que jugaban en su vagina entre gemidos ahogados para que sus papás no se dieran cuenta por el retrovisor.

Antes de llegar al salón entramos por un camino empedrado perfecto para rezagarnos un poco del resto de los vehículos mientras ella se agachaba para tener otra vez mi sexo en su boca la situación era excitante tanto, que estuvimos tentados a orillarnos para montarnos ahí mismo pero no habríamos llegado a la fiesta por nosotros mismos.

Ya en aquella fiesta nuestras manos no se detuvieron un solo momento debajo de aquella mesa y aunque hacía frío en el lugar, nosotros sentíamos el calor de nuestros cuerpos deseosos aunque sus padres nos vigilaban habríamos de encontrar alguna forma de saciar nuestros deseos la velada transcurrió entre una cena horrible y un grupo musical que no servía para amenizar la fiesta, sus padres se levantaron a bailar, era el momento que habíamos buscado, el frío arreciaba y la gente se había quedado en el salón, no había nadie en esos bellos jardines enmarcados con un bello río artificial iluminado a todo su largo cruzado por en medio por un rústico puente de madera.

Caminamos discretamente por los pasillos formados por adoquines hasta encontrarnos con una zona adornada por árboles y arbustos muy grandes, nos ocultamos detrás de ellos, ella poniéndose de espaldas subió su vestido mientras yo sacaba mi sexo que había esperado otra embestida como esta, lo tomó entre sus mano izquierda y lo dirigió a su vagina mientras con la derecha se recargaba en uno de los árboles, nuestras caderas se movían deseosas por nuestros orgasmos deseábamos continuar así toda la noche, mis manos acariciaban sus prominentes senos por encima del vestido, sus gemidos los acallaba discretamente para no ser descubiertos, sus movimientos cada vez más rápidos anunciaban su orgasmo mis embestidas eran cada vez más profundas rápidas hasta que sentí su cuerpo temblar su orgasmo había llegado –Quiero tu leche- Me dijo. Tomé entre mis manos mi sexo y empecé a masturbarme, cuando estaba a punto de llegar se hincó sobre el pasto y recibió toda mi leche en su boca.

Aún no terminaba la noche, nuestro deseo era demasiado, queríamos continuar con lo que habíamos empezado desde su casa fue así que se le ocurrió decirles a sus padres que se sentía mal y que yo le haría favor de llevarla a su casa, sus papás que se estaban divirtiendo, aceptaron un poco de mala gana, antes de salir se acercó a su primo –Avísame otra vez cuando mis papás salgan de la fiesta- Por fin conocía a aquel cómplice que nos salvó días atrás de ser descubiertos.

Salimos de la fiesta no estábamos seguros de cual sería el camino de regreso y nuestros cuerpos estaban otra vez encendidos, nos detuvimos en un camino empedrado lejos de donde habíamos partido ya no podíamos esperar a llegar a su casa esta vez nos montaríamos en el coche.

Los asientos del vehículo se arrastraron de manera que se sentó de espaldas a mí para empezar a montarme esa noche nuestros deseos parecían insaciables, tres habitantes pasaron caminando a un lado del vehículo pero en ese momento no nos importó nuestro propósito esa noche parecía exprimir todos nuestros deseos esta vez yo me adelanté llegando antes que ella aunque su orgasmo no tardó en llegar.

Ya en ese momento estábamos algo cansados así que nos dirigimos finalmente a su casa, ella estaba agotada y el resto del camino se durmió recargada en mis hombros, una boda muy difícil de olvidar. Ren.