En mi pueblo

¿Existe el paraíso? De ser así, seguro que ha de ser como mi pueblo, donde todo se comparte y nadie es exclusivo de una sola pareja.

Me crie en una pequeña población del municipio de Apozol estado de Zacatecas, pero con 14 años me enviaron a la capital para servir en una casa, como pago recibía alimentación alojamiento los gastos de ropa y calzado cubiertos, además de poder asistir a una escuela nocturna donde llegue a terminar la secundaria, después trabajé como dependienta en una tienda de modas y también obtuve la licencia para conducir, mi vida cercana a los 30 años estaba bastante bien organizada, no tenia pareja fija pero si algunos amigos con los que aprendí a gozar del sexo sin tabús, soy una mujer atractiva morena clara con unas piernas muy bien torneadas, mido 1.66 y peso 60 kilos gasto una talla 95 copa “C” de sujetador, pero incluso cuando no lo empleo mis pechos se quedan parados.

Javier, uno de mis ocasionales amantes comenzó a hablarme de formalizar algo, quería que viviera en una casita con él, aunque viajaba mucho y solo nos veríamos un par de días en semana, me lo estaba pensando cuando me escribió mi hermano Luis, el único que permanecía en el pueblo junto a mis padres, para decirme que papá había tenido un amago de infarto, esa misma noche en el hotel donde solíamos encontrarnos, después de hacer el amor con Javier y mientras se duchaba sonó su móvil, no tome la llamada pero vi después que había muchas del mismo numero, consulte los mensajes y comprobé que era su esposa (que nunca mencionó) quien lo había llamado. Me vestí sin ducharme siquiera, y marche al piso que compartía con una amiga sin darle ninguna explicación.

A la mañana siguiente, mostré la carta de Luis a la dueña de la tienda donde trabajaba y le dije que debía partir. Es una buena mujer y me dijo que cuando quisiera o pudiera regresar, tendría un puesto en alguna de sus tiendas, sinceramente me emocionó que quedaran personas así, después de como me había intentado manipular Javier, quien ni siquiera intentó llamarme pues seguro que entendió al ver la llamada de su esposa, el porque me había ido antes de que saliera de la ducha.

En los casi 16 años que hacia que salí del pueblo, solo había regresado algún fin de semana, cuatro creo recordar, en que alquilaba un auto y manejaba las ciento y pico de millas en algo más de dos horas. En este caso fui con un autocar que me dejaba en Apozol y de ahí en otro que pasaba dos veces al día por “mi pueblo”, al llegar mi familia se alegró mucho de verme, más cuando les dije que pasaría una temporada con ellos, el estado de papá no era alarmante ya que solo había sido un aviso y hacia vida normal.

Bueno todo lo normal que se podía hacer allí, ya que no había nada aparte de un bar donde se juntaban los hombres a tomar cervezas y ver la única televisión del pueblo que funcionaba con baterías, las mujeres como mi madre se dedicaban a juntarse con las comadres a chismorrear sobre la que faltara, pero se veía a poca gente de mi edad por la calle en cuanto comenzaba a oscurecer.

Una noche salí a dar un paseo después de cenar, el cielo estaba plagado de estrellas y no había luna, por lo que andaba con precaución para no tropezar, oí pasos cerca y me paré esperando que alguien hablara, lo primero que noté fueron unas poderosas manos que se aferraron a mi cuerpo desde detrás, envolviendo mis brazos se aferraron a mis pechos que se alegraron por si solos, no sentí temor, tan solo un dura verga contra mis nalgas y unos labios en mi cuello, entonces en un susurro oí una voz familiar que dijo.

Me enloqueces con ese cuerpo que tienes, pero hoy te noto más dura que otras veces Aurora.

Tome una de sus manos y la lleve a mi entrepierna, subí la falda y no dudo en comenzar a acariciarme la vulva por encima del tanga, algo que también me hizo notar.

No sabia que emplearas tanga, siempre dices que te molesta el hilo dental entre las nalgas.

Con el tanga completamente chorreando me di la vuelta y comencé a besarlo, notando imagino un sabor diferente al de “Aurora” se apartó un poco y fijo su mirada, hasta que pudo comprobar que se trataba de “su propia hermana” con aparente espanto me dijo.

¿Pero que estamos haciendo?

Fingiendo tranquilidad y abrazándolo fuertemente le dije.

Solo lo más natural del mundo, para que voy a dar a otros lo que tu necesitas, además no conozco a nadie aquí lo suficiente como para irme con él y de momento creo que lo más seguro es que seas tu quien me ayude.

Ante su aparente estupor, hice lo que ansiaba desde que llegue y vi como se duchaba en el patio a su regreso del campo sin saber que yo había llegado, observe con detenimiento que tenia la verga larga y gorda a pesar del agua fresca, además me fije en la infinidad de venitas oscuras que la recorren haciéndola más deseable para mi, alargue una mano y con la maestría que da la practica la saque de su pantalón y comencé a acariciarla, no era ni siquiera una masturbación, ya que con la mano no alcanzaba a abarcarla del todo.

Entonces me apartó la mano tomándola con la suya, imagino que se guardaría la verga, en silencio caminamos un poco, me guio hasta el cobertizo que emplea para guardar los aperos del campo, en la parte de atrás había un campo de pasto de casi medio metro de altura, me dejo un instante y apareció con una manta que tendió sobre el pasto, entonces si que fue él quien tomo la iniciativa pero en un profundo silencio, comenzó a soltarme la blusa con delicadeza, dejo el sujetador a la vista y saco los pechos sin soltarlos sacándolos por debajo, sus toscos dedos se volvían expertos por momentos, pronto comenzó a lamerme los pezones mientras que soltaba la falda, que cayo al suelo sin impedimentos.

Por mi parte le solté el cinturón y con poco su pantalón también cayo al suelo, los calzoncillos eran de los clásicos, imaginé que serian los de siempre y que las modas del trusa o del bóxer no habrían llegado hasta el lugar, pero lo importante estaba justo donde debía, estando ambos ya desnudos casi del todo, Luis se apartó un poco para desembarazarse de la ropa que rodeaba sus tobillos, me atrajo hacia si y comenzamos a besarnos con tal pasión que me olvide por completo de todo, solo se trataba de un hombre que me estaba restregando una enorme verga, mientras que me comía literalmente la boca, sin violencia pero con poca delicadeza me tumbó sobre la manta y me cubrió con su velludo cuerpo.

Cuando comenzaron los espasmos del que fue el primer orgasmo con Luis, imaginé que aflojaría un poco y que también él terminaría por como rebufaba, pero me sorprendió siguiendo la cabalgada como si no fuera con él, tuve una de las pocas eyaculaciones antes de comenzar a retorcerme como una víbora, entre los sucesivos empellones que se me antojaban cada vez más y más potentes y profundos, me parecía que creciera la verga dentro de mi y acostumbrada como estaba, a que mis amantes por lo general terminaran o antes, o con mucha suerte a la par que yo, eso me pareció algo del todo extraordinario.

Encadene tres orgasmos que resultaron ser demoledores, no estaba acostumbrada a ser tratada de ese modo, pero cuando por fin Luis comenzó a eyacular, parecía que se hubiera descorchado una botella de champagne, por la cantidad que soltó y la potencia con que salían los borbotones que me inundaron, y chapoteaba mi concha igual que cuando alguna vez, había jugado en solitario en la bañera del piso que compartía con mi amiga en la ciudad.

Estaba desmadejada y totalmente agotada, me sentía incapaz de moverme, pero le pregunté por la tal “Aurora” si era su novia, o solo se trataba de una amiga con la que había quedado, y que pasaría al no haberse presentado.

Entonces de una forma muy dulce comenzó a besarme, haciéndome sentir muy bien, por fin oí su voz, que se había vuelto mucho más tierna que cuando charlábamos en casa y me dijo.

Imagínate lo triste que resultaría la vida aquí si no fuera por estos momentos, Aurora al igual que otras mujeres del lugar no quieren atarse a nadie, pero eso no impide que nos encontremos de vez en cuando. En cuanto a no encontrarnos hoy no hay problema, en realidad no me esperaba a mi, se trata de salir al campo y encontrarse con alguien con quien pasar un buen rato, si no he sido yo y ella a salido habrá sido otro de los chicos de la zona, además tratándose de Aurora, también se encuentra algunas veces con alguna de las chicas, ya te la presentare y entenderás porqué.

Antes de levantarnos muy serio me preguntó si me arrepentía de algo de lo que había sucedido, le aclaré que tomaba anticonceptivos y que en ese caso él era un hombre como cualquier otro, con la diferencia de que confiaba plenamente en él, le conté sin dar demasiados detalles mi fiasco con Javier y le aseguré que quería estar con él más veces y si podía ser en mejores condiciones. Fue cuando le pregunté si solía emplear condones al estar con las otras chicas, su respuesta me dejo de piedra.

Nunca empleamos condón normalmente, tan solo si alguno del grupo sale del pueblo y tiene algo con un extraño, es una regla que respetamos todos y es la única forma de que nadie salga perjudicado, además las mujeres son las que deciden si en un momento determinado lo quieren emplear, pero desde que recuerdo no ha habido embarazos de solteras ni bodas precipitadas.

Lo que si sucede es que si alguna pareja se casa en el pueblo, se siguen las buenas costumbres de follar lo que se pueda en casa y fuera, tan solo cuando intentan tener un hijo dejan de salir al campo, pero los dos cumplen con ello sin excepción, es más no hace mucho uno de “Palma Cuata” que se caso con una de aquí y se quedó, pretendió salir al campo y las chicas nos avisaron para que lo acompañáramos a su casa, y le recordáramos como funciona esto.

Le pregunté entonces si nuestros padres conocían estos manejos. Y me sorprendió de nuevo.

Naturalmente, no creerás que esto lo hemos inventado nosotros, es una tradición muy antigua y creo que la relación entre hermanos y con hijos o hijas era antes algo mucho más frecuente que ahora, pero también se da, yo no quería al principio contigo por el mucho tiempo que habías pasado fuera y quizás pensaras que estamos enfermos o somos unos viciosos depravados, si quieres que sigamos estando juntos, tan solo tenemos que aparentar discreción que es lo que se suele hacer, pero te aseguro que aunque se queje la cama, nadie en casa vendrá a la habitación que ocupemos para ver que sucede.

Se puso en pie, le tendí las manos y me ayudo a levantarme también, desnudos como estábamos nos fuimos paseando tomados por la cintura y con la ropa en la mano hasta las cercanas aguas del río Juchipila donde nos dimos un baño, no estábamos solos pero nadie se acercó a nosotros, tan solo oíamos risas y chapoteos en la noche cerrada, salimos del agua y después de secarnos un poco con la cálida brisa que anunciaba tormenta, nos vestimos y fuimos para casa, llegamos casi a las cuatro de la madrugada, menos mal que el día siguiente era domingo, pero nos acostamos en su cama donde me dormí agarrada a su verga, como si de un trofeo se tratase.

Entreabrí los ojos a la mañana siguiente, a tiempo de ver el sonriente rostro de mamá que al parecer nos había estado observando, estábamos ambos prácticamente destapados del todo y yo seguía agarrada a la verga de Luis, algo que no le habría pasado desapercibido, desperté a mi hermano con unos lametones en su rojo capullo, me sujeto por la nuca y me atrajo para besarme en los labios, entonces me murmuro que de día no podíamos hacer nada dentro de casa, nos vestimos y salimos al comedor al tiempo, desayunamos y a media mañana fuimos hasta una ermita, donde acudía un cura con una moto a confesar y dar la misa, me sorprendió ver una treintena de feligresas de mi edad dispuestas en fila para confesar.

A medida que pasaban por el confesionario, algunas regresaban a la parte central de la ermita, pero la mayoría se dirigían a una pequeña ala lateral, donde se las veía cumpliendo la penitencia impuesta por el cura acorde a lo confesado, cuando con una mirada interrogue a mi hermano me dijo.

Es que aquí la mayoría son muy religiosos, eso las hace confesar sus hechos, pero no obtienen la absolución completa, pues no tienen “propósito de enmienda”, algo fundamental para que los pecados sean perdonados.

Casi una hora después comenzaba la misa, y el sermón fue según me dijo Luis el mismo de todos los domingos, sobre “Los pecados referentes a la debilidad de la carne”, algunas personas sobre todo mayores comulgaron y al salir a la plaza del pueblo los jóvenes nos miraban, bueno en realidad más a mi que al resto de la familia, fuimos al bar a tomar un aperitivo antes de regresar a casa a comer, mientras lo hacíamos me dijo Luis si me apetecería acompañarlo al rio por la tarde, solían verse allí los más jóvenes y pasarla juntos.

Poco después de comer y con un calor asfixiante tomé la toalla y un bañador más bien conservador, tampoco era plan de ir arrasando en el primer encuentro con los que serian durante un tiempo mis nuevos amigos, pues si bien había regresado al pueblo otras veces, solo había pasado un día en cada ocasión y en realidad solo conocía a alguno de los primos que apenas recordaba.

Íbamos por una senda protegida por la sombra de los pinos y encinos abundantes que pronto nos llevo junto al rio, Luis me sujetaba por la cintura, oímos a varias familias que habían ido a comer a la sombra de los arboles, al pasar cerca Luis los saludaba con la mano libre, cada vez la otra subía más hasta acariciarme el pecho y eso me estaba poniendo a mil, en varias ocasiones me paré para poder besarnos, pero pronto seguíamos la marcha y al salir a un claro quede extasiada por lo que veía, una especie de lago casi redondo de unos 40 metros de ancho, en un extremo una ancha cascada de unos 15 metros de altura, por donde se deslizaba una cortina de agua cristalina y al otro extremo la salida al rio principal, Luis me guio hasta la base de la cascada y me mostro la entrada a una amplia  gruta que quedaba detrás de la cortina de agua.

Al entrar pude ver el efecto que causaba la luz del sol iluminándola con luces multicolores, y en medio de esta había una roca que se veía como bruñida, era como una mesa que hubieran volcado, totalmente plana pero inclinada, Luis sin decirme nada fue soltando mi ropa que iba dejando sobre otra piedra, coloco una de las toallas sobre la piedra y simplemente comenzó a acariciar mi cuerpo que no necesitaba demasiado para llegar al sumun de la excitación, con delicadeza me deposito bocabajo sobre la piedra y comenzó a hurgar con sus dedos en mi vagina, en cuanto logro sacarlos mojados de mis flujos, los introdujo en mi culo para ensanchármelo, metiendo los de la otra mano en la vagina, yo estaba deseando que continuara por donde fuera.

Javier era un desgraciado, pero muy hábil haciéndome sexo anal, consiguió que lo apreciara y lo deseara, pero no era hora de pensar en Javier, por fin Luis se decidió y me coloco la punta del capullo a la entrada del culo, lo esperaba con impaciencia y en cuando comenzó a apretar un poco fui yo quien culeo para quedar ensartada como una mariposa en un tablero, tan solo solté un profundo suspiro y esperé a que fuera él quien continuara a su ritmo.

En un silencio sepulcral, donde solo se oía el ruido del agua y el chapotear de nuestros sexos, me fue dando hasta que no pude reprimir una serie de jadeos, estaban llegando los primeros espasmos del que seria el primer orgasmo del día, Luis siguió hasta conseguir que explotara en un orgasmo extraordinario, en lugar de parar siguió hasta hacerme perder la cabeza, al extremo que le dije que me había parecido oír algo, a lo que me contestó.

Bueno es que fuimos los primeros en llegar pero no los únicos. NO, no vuelvas la cabeza que te los iré presentando y trata de recordar sus nombres.

Diciendo eso salió de mí dejándome sobre la piedra, entonces colocándose delante de mí me dijo.

Este es Tomás y creo que te alegrara conocerlo, y esta es Aurora que también quiere conocerte, pero eso será después.

Mientras que una mano se apoyaba en mi espalda y notaba como un grueso capullo se habría paso hacia mi vagina, vi como desnuda del todo una mujer muy hermosa de unos 25~30 años, tomaba la verga de Luis y lo sacaba de mi campo de visión, al poco solo oía el chapoteo de mi coño, mientras que el tal Tomás me estaba dando de lo lindo mientras me sujetaba por las caderas. El segundo orgasmo no se hizo esperar, solo que este aun fue más intenso y prolongado que el primero. Cuando creí que no aguantaría mucho más, Tomás comenzó a soltarme descargas de semen que parecían cañonazos que me inundaban las entrañas, desconocía que pudieran ser tan violentas, entonces con un profundo gruñido se quedó parado al fondo y soltó el resto quedando acoplado sobre mi.

Apareció de pronto ante mis ojos la verga de Luis chorreando agua, al parecer Aurora lo había enjuagado y quizás algo más, pero su tamaño indicaba que no se había corrido. Mientras Tomás se retiraba y notaba chorrear por mis piernas lo que imagino seria una mezcla de semen y flujo, Luis acercó el capullo a mis labios que lo recibieron de mil amores, mientras me dedicaba a sorber esa maravilla, lamiendo y chupando esperando que en cualquier momento comenzara a follarme la boca oí como decía.

Ahora Aurora te limpiara y preparara para lo que sigue.

Dicho esto me puso una mano bajo la garganta y otra en la nuca y comenzó a follarme la boca lentamente, pero atascándome en cada ocasión, notaba su capullo contra los dedos que tenia en mi garganta y ese al parecer era el propósito de la postura, entre tanto Aurora comenzó a pasear su lengua primero por la espalda arrancándome una serie de estremecimientos, nadie me había hecho algo semejante, fue bajando hasta llegar a los riñones, ahí comenzó el verdadero suplicio para mi.

Su lengua se introducía primero en mi culo que abría con sus manos para poder acceder más adentro, lo tenia muy dilatado, pero ella lo abrió todavía más y su lengua me follaba como si de un pequeño pene se tratase, después se dedico a lamer el perineo hasta la entrada a la vulva que rezumaba todavía restos, y por como notaba cuando podía prestar atención, los succionaba para tragarlos con avidez, mientras Luis comenzó a soltarme sucesivas descargas de su cálida leche, que también yo disfruté tragando aunque no daba el abasto, rebosando una buena parte por la comisura de mis labios, acudió al rescate Aurora en cuanto se retiro Luis, ella se dedico a lamerme los labios y meterme la lengua en la boca, donde se mezclaron los sabores que traía en la suya de mis restos, con el semen dejado hacia unos instante por Luis.

Me sentía cansada y un poco incomoda por la postura, así que en cuanto Aurora me lo permitió traté de ponerme en pie, unas manos me ayudaron y cuando me recupere de un ligero mareo pude ver que había unas quince personas o más, todas desnudas y expectantes. Conté nueve hombres incluyendo a Luis y al menos a otras cinco mujeres aparte de Aurora que parecía ser la jefecilla de ellas. Vi como sucesivamente todos iban atravesando la cortina de agua y se lanzaban al lago, también yo lo hice y ya en el agua me acerque a Luis y le pregunté si era habitual bañarse desnudos a lo que respondió de forma solemne.

Esta parte del rio esta reservada a quienes nos bañamos desnudos, y nadie del lugar suele acercarse por aquí si no es para eso, además es muy difícil encontrar este sitio si no se conoce, por lo que los forasteros no suelen aparecer.

Dicho esto me llevo hasta una zona donde hacíamos pie y allí me dijo que después de descansar un poquito me enseñarían cual era el pasatiempo principal. Yo veía a los demás emparejados, incluso a alguna de las chicas emparedadas entre dos de los chicos, no sabia a que se podría referir Luis con “pasatiempo principal” pero esperaba descubrirlo pronto, al rato comenzaron a salir del agua algunos que se quedaron tomando el sol, que a pesar de que comenzaba a bajar calentaba bastante todavía, también nosotros salimos del agua y Luis me acompaño hasta la base de un encino viejo y retorcido, había allí una especie de asiento entre las raíces que sobresalían que quedaba casi a un metro del suelo, allí se sentó Anselmo según me lo presentó Luis, que tomándome de las manos me dio la vuelta y me hizo sentar sobre él.

A medida que iba bajando notaba como su verga entraba en mi ensanchado culo, que a pesar del baño no se había cerrado del todo, notaba algo pringoso que servía de lubricante, después supe que se trataba de “Jugo de Nopal” o de las “tunas” sus manos sobre mis pechos no dejaban de acariciarme, pero al llegar al fondo se fue venciendo hacia atrás hasta quedar apoyado en el tronco, se quedo quieto como si esperase algo, entonces Luis acerco a Carmelo quien se situó a la altura necesaria para tener acceso a mi vulva con su grueso capullo, simplemente lo guio hasta tenerlo bien encarado y de ahí comenzó una lenta penetración hacia adelante y arriba que parecía que me fuera a reventar, pero sus oscuros ojos que me miraban fijamente me transmitían tranquilidad.

Su pecho se apoyaba en los mios y al llegar al fondo siguió empujando y notaba como mi cuerpo se desplazaba hacia arriba unos pocos centímetros, los suficientes como para notar la enorme presión que ejercía sobre la verga de Anselmo, que con sus manos en las nalgas ayudaba al movimiento y mantenía mi equilibrio, los movimientos se repetían y cada vez mi cuerpo se encontraba más acorde a esa extraña situación, tenia los ojos cerrados para captar todas las sensaciones, unos dedos intentaron penetrar entre mis labios, los entreabrí lo suficiente como para que fuera otra verga la que los acariciara, seguí con los ojos cerrados pero lamiendo esa verga que no osaba entrar, para evitar un posible accidente por los movimientos.

Anselmo comenzó a soltarme lefa en pocos minutos, pero no ceso en sus movimientos ni noté que su verga perdiera rigidez, no fue hasta que Carmelo comenzó a bufar y acelerar sus embestidas, preludio de una gran eyaculación que me hizo alcanzar otro escandaloso orgasmo, cuando los últimos espasmos ya habían terminado salieron de mi ambos, con la ayuda de Aurora y las otras chicas me puse en pie, entramos en el agua otra vez y me lavaron un poco entre varias de ellas que no perdieron la oportunidad de tocarme a placer todo el cuerpo, al salir me ayudaron a tenderme en una toalla y me cubrieron en parte con otra, me quede adormilada quizás por el gran esfuerzo que representaba el tute que me habían dado desde que había llegado allí, eran cerca de las ocho de la tarde.

Oía las voces del resto del grupo, que al parecer estaban en el agua refrescándose, cuando noté que alguien me destapaba ni abrí los ojos, me dispuse a seguirle el juego a quien fuera y me coloque boca arriba, comencé a notar como me hacían sexo oral y eso siempre era un buen comienzo, después alguien me colocó los pies sobre sus hombros, y siguiendo con la tónica habitual sin pronunciar palabra, comenzó una profunda penetración solo que en este caso era todo mucho más delicado, fueron unos minutos espectaculares, cuando estaba empezando a notar los primeros calambres del que seria mi enésimo orgasmo del día, bajo la frecuencia de las embestidas.

Comencé a notar como me retorcían los pezones sin llegar a dolerme en exceso, pero logrando distraerme lo suficiente como para poder retomar las embestidas casi de cero, cuando estaba llegando al cenit otra vez, me pinzo el clítoris y lo apretaba de forma magistral, provocándome como descargas eléctricas que recorrían todo mi cuerpo que me hacían vibrar, por fin alcance el tan esperado orgasmo, que se prolongó o quizás se encadeno con un segundo, pues dada la posición y la maestría con que era tratado el clítoris soy incapaz de asegurarlo, su eyaculación fue con diferencia la más abundante de todas, parecía que esa zona del país todos los hombres eran súper potentes en eso.

Antes de apartarse me beso en los labios de forma fugaz, casi como el aleteo de una mariposa, entreabrí los ojos y por la rendija vi algo que me dejo helada, pero me quede quieta esperando acontecimientos, se levanto y después de cubrirme con la toalla otra vez se fue apartando despacio sin quitarme los ojos de encima, llego junto a un pino y se arrodillo sobre un montón de piedras colocando los brazos en cruz y diciendo.

Perdóname padre porque he pecado.

Llegaron los demás y me ayudaron a levantarme, entramos en la gruta y Aurora me indico dos toallas plegadas, se arrodillo sobre una de ellas y me invitó a ocupar la otra, cuando lo hice me di cuenta que habían llegado al menos otros tres chicos que no había visto antes, vi que todos se estaban pajeando al tiempo e imagine que es lo que seguía, por turnos se aproximaban lo suficiente para que les diéramos unas chupadítas, comprendí que éramos nosotras las que teníamos que sujetarlos por el escroto si queríamos que se quedaran un poco más, incluso pude ver que Aurora seleccionaba a alguno y no lo soltaba hasta que se había corrido en su boca.

Hice lo mismo que ella, y el primero al que hice terminar en mi boca fue a Luis, en varias ocasiones Aurora se giro hacia mi para compartir los restos que era incapaz de tragar, la primera vez fue algo extraño, pero después llego a gustarme lo suficiente como para no sentirme violenta ¿Y porque iba a sentirme violenta, después de todo lo ocurrido en apenas 24 horas? Al rato me toco el brazo otra de las chicas, que me ayudo a levantarme y ocupo mi lugar, fui junto a Luis y tomándolo de la mano salimos de allí, nos dimos un baño en el que aprovechamos para sacarnos los restos de lo sucedido esa tarde y después de secarnos un poco nos vestimos y de camino a casa le pregunté. ¿Qué había sido eso del cura? Con una sonrisa que no le había visto hasta el momento me respondió.

No se desde cuando, pero ya es tradición que cuando envían a un cura nuevo siempre suele ser joven, y las mujeres en sus confesiones dominicales, hacen hincapié en que tan solo un pecador puede llegar a entender el pecado, ninguno se ha quedado sin asistir de vez en cuando a alguna de las fiestas que organizamos, en verano en el rio y en invierno en alguno de los graneros.

Llegamos a casa y mientras cenábamos mamá con una picara sonrisa, preguntó si me lo había pasado bien en el rio, y más tarde si pensaba quedarme algún tiempo, le respondí que de momento si me quedaría una temporada, pero que pensaba hacer algo para no ser una carga para la familia, al rato con un candil se marcharon a su habitación, poco después Luis me acompaño a la mía y se quedó, me desperté sola en la cama y cuando salí al comedor estaba mi madre preparando el desayuno para las dos, me dijo que los hombres se habían marchado al campo antes de amanecer y que no regresarían hasta mediodía a comer y hacer un poco de siesta mientras el sol estaba alto.

Cuando les hable de montar una cooperativa para explotar las “tunas” que son muy dulces en la región, todo y que las más famosas y conocidas son las de Valtierrilla en el estado de Guanajuato, le pareció bien y más cuando le dije que yo misma me podría encargar de llevarlas a la capital en una camioneta.

Han pasado tres años, sigo viviendo en casa de mis padres y Héctor me ha propuesto matrimonio, cuando lo he hablado con Luis, me ha dicho que con Héctor no tendría problemas en vivir la vida como quisiera, ya que tenia muy clara la dinámica de nuestro particular Shangri-La.