En mi mente, sólo estas tú...
Eres mi musa y el recuerdo del amor vivido da sentido a mi existir, tu magia, el amarme sin amarme, y el no amarme por amarme, se vuelven la mas triste y hermosa realidad...
Parecía una tarde mas como cualquier otra, mucho trabajo, un calor insoportable, la música era mi única compañera, y en mi mente, solo estabas tú.
Pasaron un par de horas, el cansancio se hacia presente y la desesperación por esa terrible soledad crecían de forma desmesurada, poco a poco el sol se iba perdiendo en el horizonte dando paso a una mezcla de hermosos colores que se dibujaban en ese fascinante cielo que tantas veces habíamos disfrutado juntos, y en mi mente, solo estabas tú.
De pronto, escuche un par de golpes en la puerta, al acercarme a ella, pude escuchar tu suave voz diciéndome "Cielo, soy yo"... al escuchar tu voz, al recordar tantos hermosos momentos, me sentí turbado de pronto, y mientras abría lentamente la puerta, en mi mente, solo estabas tú.
Abrí la puerta, y tu mirada cautivante, de niña traviesa y amorosa se clavo en mis ojos, sin decir palabra, te acercaste a mí, cerrando la puerta a tus espaldas y pasando tus brazos por mi cuello acercaste lentamente tu boca a la mía y hablándome con la mirada, me hiciste enmudecer por completo, tus labios rojos y carnosos cubrieron mi boca de pronto, haciéndome sentir el suave aliento de tu boca sobre la mía. Con tu lengua dibujabas el contorno de mi boca y suavemente la abriste introduciéndola con lentitud y sensualidad, recargando a la vez tu cuerpo contra el mío, tu cabello castaño rozaba mi rostro y me hacia temblar, tus manos suaves acariciaban mi pecho y tomaste mis manos, dirigiéndolas a tu cintura, la cual abrace de forma inmediata, y mis dedos recorrieron tu espalda, subiendo y bajando por ese hermoso camino que se dibuja en tu joven y cuidada silueta. Mientras esto pasaba, nuestros ojos se cerraron y en mi mente, solo estabas tú.
Mis manos se perdieron bajo tu blusa, acariciando tu espalda lenta y suavemente, las tuyas, bajaron desabrochando mi camisa, y con tus dedos suaves jugabas con el vello de mi pecho, mientras yo lentamente saque tu blusa, no traías sujetador, y sentí el roce de tus erectos pezones contra mi pecho, mientras una mano se perdía bajo tu falda, acariciando tus suaves y firmes nalgas, cubiertas solo por esa diminuta tanga que se perdía entre tu trasero. Sentía tu respiración agitada sobre mi cuello, mientras tu boca lo lamía lentamente, mordías pausadamente mi cuello, mis hombros, mi pecho, me hacías llegar al cielo, y en mi mente, solo estabas tú.
Solté el botón de tu falda, y suavemente baje el cierre que la sostenía, cayo suavemente al suelo, y tu te separaste para que pudiera admirarte, bien sabes que tu cuerpo me enloquece, lo sabes y lo disfrutas, y en tu mirada lo podía notar, lentamente bajaste tu mano sobre mi pantalón y abriéndolo sacaste mi enhiesto pene, acariciándolo y presionándolo suavemente con esas manos que tan bien me conocen... te hincaste frente a mi, y mirándome fijamente a los ojos, comenzaste a lamerme, primero los muslos, mientras tus manos acariciaban mis piernas, rozándome suavemente con tus uñas; sin perder la concentración y sonriendo de forma suave y seductora, frotaste mi instrumento por tu rostro, tomándolo por la base, y lo dirigiste a tu boca, ante esa situación momentáneamente cerré los ojos, y en mi mente, solo estabas tú.
Sacaste tu lengua, y jugaste con mi pene lentamente, haciendo círculos sobre la punta, lamiendo los costados con calma, mientras con una mano jugabas con mis testículos y con la otra acariciabas tu entrepierna... de forma instintiva, abriste tu boca y permitiste la entrada de mi virilidad en ella, saboreándola como si fuera una piruleta, comenzaste a meterla y sacarla suavemente en un principio, jugando con tu lengua dentro de tu boca, así seguiste por un largo rato, cambiando el ritmo, y gimiendo al hacerlo, ante tal situación obvio es que en mi mente, solo estabas tú.
No pude evitarlo, termine dentro de tu boca, y tu succionaste hasta la última gota de ese preciado néctar, ese peligroso veneno que tanto disfrutas, y sin parar, seguiste succionando hasta lograr que mi excitación se hiciera presente de nuevo, al lograrlo te pusiste de pie, y me tomaste de la mano, haciéndome sentar en el sillón frente a la ventana, mientras tu te quitabas tu hermoso tanga. Con la maestría de una amazona, te sentaste frente a mi, haciendo pasar tus senos por mi rostro, restregando tus pezones sobre él, y tomando mi pene con tu mano, lo dirigiste a la mojada cueva del tesoro, frotando la cabeza contra los labios de tu vagina, el gemido de ambos cubrió la habitación mientras lentamente ibas bajando, nuestras bocas se unieron y nuestras lenguas danzaron juntas, mis manos te tomaron por la cadera y guiaron tus movimientos, ascendentes y descendentes, combinándolos con ligeros giros que te hacían estremecer, el movimiento crecía, nuestra excitación también, y en mi mente, solo estabas tú.
En el momento preciso, sentí tus uñas enterrarse en mi espalda, mientras con un fuerte y prolongado suspiro nuestros orgasmos se hicieron presentes, mis manos te apretaron a mi, nuestro sudor recorría nuestro cuerpo, nuestras miradas se perdieron en los ojos del otro, tu hermosa silueta se delineaba con las luces del ocaso, y en mi oído pude escuchar, un "Te Amo, por que no te amo", que me hizo temblar de alegría y de pena a la vez, y en mi mente, solo estabas tú.
Te escribo esto, a ti, a ti amor mío, por que al pasar del tiempo, al llegar el momento menos deseado, soy conciente de que en mi mente, sólo estas tú, por que solamente en ella has estado, por que la espera que parecía un período cronológico perecedero, se ha vuelto una verdad triste y sin final, por que a pesar de tanto sentir, de tanto amar... en silencio, y con gritos a los cuatro vientos, sé que nunca serás mía, pues de nadie podrás ser.
Eres única, y eres mágica, mas tu magia y tu carácter divino, te hacen lejana a la mortal realidad... mil manos podrán recorrer tu cuerpo, mil bocas acariciarte suavemente, mil hombres sucumbir ante ti y tu belleza, pero tú, tu no tienes la capacidad humana para darte cuenta del amor real, para sentirlo y vivirlo de forma plena, lejana a la fantasía y a los sueños, los cuales forman parte trascendental en tu mundo, pero de los cuales no has logrado escapar, y se han convertido para ti en una hermosa jaula de oro, la cual disfrutas, alejada de la verdad.
Vive, vuela, sueña, disfruta del amor que te brinda el mundo, del deseo que despiertas en quien por tu camino cruza, de la sinceridad de una y mil voces que te llaman y te buscan, más si algún día decides regresar a esta tierra, a este lugar lleno de miedo y dolor, en donde la realidad del amor es tan grande que pocos se atreven a vivir... si ese día llega, recuerda, que en mi mente... sólo estas, TÚ.