En mi casa de playa 5 (fin de la saga)
Luego de variadas experiencias sexuales, cierro mi fin de semana aventurero en un cayo (isla pequeña) con dos chicos a quienes me encontré por casualidad en un rincón apartado...
Día lunes, último del fin largo... Limpio la casa, acomodo todo en la espera de que mi marido llegue y regresemos a la ciudad para retomar la normalidad. Suena mi celular, es Fabián y me dice luego del saludo correspondiente:
-Raquel, no has visto las noticias?
-No amor, por qué? Me he desconectado del mundo totalmente... Qué pasó?
-Resulta que el puente que conduce hasta allá se cayó, producto de un fuerte accidente...
-Qué, qué? El puente que está a 15Km de aquí? O sea, no puedes venir a buscarme entonces? Y cuándo lo reparan, qué dicen los encargados de eso...
Total que me explicó mi marido que tendrían que instalar un puente de guerra, etc, etc. En fin, tendía que esperar hasta el martes temprano que se habilitara la vía para que me pudiese venir a buscar... Increíble, siempre pasa algo que me hace quedarme acá más de lo planeado y sin él, como que el destino quisiese que todo lo vivido me pasase y... algo más? Bueno, resignada nuevamente decidí hoy sí ir a la playa, así que me duché, me puse mi hilo dental para poder broncearme bastante, un vestidito verde cortito, sombrero, lentes de sol, mi bolsito cargado con los implementos femeninos para el mar y, caminando, llegué al muelle. Allí había todavía un grupo de gente grande, aún muchas personas no se había ido para disfrutar ese último día de agua salada y arena. Tomé un peñero hacia uno de los cayos más grandes donde sabría que podría ubicar un lugar estratégico para estar solita sin nadie que se acercarse a molestar o estar de mirones y poder tomar el sol a mis anchas. Llegué, di unas vueltas por la isleta hasta que conseguí el lugar perfecto: un espacio rodeado por matas y vegetación típica donde nadie me vería y estaría tranquila; diríamos que un sitio bien apartado y aislado. Tendí la toalla, una sombrilla al lado y me instalé a dorarme, previa colocación con dificultad de bronceador, pero bueno, estaba sola... Pasado un rato oigo ruidos, como de movimiento de las matas a mi alrededor. Me levanto con cierta brusquedad, nerviosa, y noto apenas una mirada que se intenta tapar con ramas. Pregunté quién era sin recibir respuesta, eso me dio miedo y me pongo a recoger todo rápidamente, hasta que entran al sitio dos jóvenes:
-Señora disculpe, no se asuste... Es que este sitio lo tenemos como lugar de descanso mientas los turistas se divierten. Venimos aquí a tomar ron, charlar y jugar cartas.
-Ah ok, me asustaron chicos... No pensé que alguien llegase hasta acá y me metí con la idea de aislarme del gentío, ¡perdonen ustedes por robarles su espacio más bien! Ya me voy...
-No señora, quédese tranquila... Podemos irnos y dejarla acá, este espacio es de quien llegué primero y uste se lo ganó...
El comentario me pareció tan simpático que les dije que podíamos compartir el sitio sin mayor problema. Se presentaron como Yon y Beto, nos estrechamos manos, se instalaron cerca de mí e iniciamos una amena conversación. Noté que evitaban fijar mucho la mirada en mí, quizas mostraban un poco de respeto de esa forma y me pareció genial. Me ofrecieron de su ron el cual mezclé con un poco de agua de coco que llevaba en mi bolso, luego empezaron a jugar cartas y me animé a jugar con ellos. Mientras aprovechaba colocarme en varias possiciones para que el bronceado fuese parejo, pero los tragos como que empezaron a hacer efecto en los muchachos que ya me miraban sin nungún recato, mas eso no me importaba ya, era lógico debido a mis voluptuosidades tan sólo cubiertas por poquita tela. Así que les dejé que disfrutaran el espectáculo mientras jugabamos. Pasamos un buen rato, el ron de marras también producía efectos en mí, ya que sonreía por cualquier bobada. Transcurridos unos minutos, les dije que me daría un chapuzón y volvería al rato. Me dijeron que fuese sin problemas que ellos cuidarían mis cosas, como me inspiraban confiazna, lo hice y luego de bañarme en las seranas aguas, retorné al espacio escondido. Los chicos seguían bromeando y jugando, entre tragos y tragos. Me sequé y me tendí nuevamente al sol pero al ponerme bronceador, recordé mis limitaciones propias de cualquier ser humano así que decidí pedirles ayuda con la colocación de la loción por las partes de difícil acceso. Los ojos de los chicos se desorbitaron, uno y otro se disputaban ponerme el bronceador... Me daba risa eso, hehe. Decidí que lo echaran al azar: quien sacara la carta más alta, ese me pondría el bronceador. Ya los trataba con total y absoluta libertad y seguridad (efecto ron), entonces ganó Yon lo cual hizo que Beto pusiera la cara de decepción más tierna y triste que jamás hubiese visto. Pero bueno, así eran las reglas... Yon empezó a ponerme el bronceador con delicadeza pero con temor a pasar cerca de mis partes íntimas, así que le reproché:
-Vamos Yon, no te dé pena chico... Debes cubrirme completica para brocearme bien...
-Ok, ok, sí... - Me reí al notar su nerviosismo.
Como cosa rara, el sentir las manos de ese jovenzuelo rozarme por zonas explosivas para mí, me encendieron ipso facto. Cerraba los ojos tratando de disimular, pero al abrirlos, veía al pobre Beto casi babeando y muerto de ganas por ser él quien me tocase como Yon. Notaba su entrepierna abultada, imaginaba a ese chico pajeándose pensándome, lo que ponía mis hormonas a millón... El estar con dos chicos desconocidos en ese lugar solitario, con poca ropa, uff, mis instintos de puta empezaban a aflorar ¡Otra vez las circusntancias me ponían frente a una posible nueva experiencia sexual! Me dejé llevar, sabía que cuando ese fenómeno llegaba a mi cuerpo, no debía luchar sino sacarle el máximo provecho. Cuando Yon trminó, lo vi de reojo también muy empalmado y eso hizo que se dibujase una sonrisa morbosa en mi cara. Los tres calientes, sudando y con el alcohol como deshinibidor pues era obvio lo que venía, por tanto, para no ser tan diercta, les propuse jugar cartas apostando. Riendo los tres, empezamos a dejar que el azar le pusiera más picante al asunto. Colocados bajo mi sombrilla, la idea fue que quien ganara sacando la carta alta, ponía penitencia. En la primera tanda ganó Beto, no sabía que decir el pobre así que le ayudé con la idea de obligar, a Yon o a mí, hacer algo alocado. Así que le dijo a Yon que se quitara el bermuda y fuese en pelotas a darse un chapuzón... Así lo hizo permitiéndome ver su pene paradito, fue corriendo y vino igual, al tratar de ponerse el short dije sobresaltada:
-Hey no... ¡El que se quita una prenda no pude volver a ponérsela!... - Lo dije y me ruboricé por un poco de vergüenza al delatéarmi emoción de verlo desnudo.
-Ah sí? Y si te toca a ti será igual? - Preguntó Yon.
-¡Claro! La regla aplica para todos, hahaha... - Ya me desaté, pensé, y pa' lante no más...
Volvimos a jugar y, ¡tataaannnn...! Gané yo. Así que le dije a Beto que se quitara su bermuda e hiciera como si estuviese con una mujer copulando, con ella sostenida pos sus nalgas, ambos de pie. Beto se quedó impávido, no reaccionaba, pero entte Yon y yo le animamos , bebió un trago largo y empezó a hacer la actuación... Yon y yo, algo pegados en ese momento, nos reíamos y burlabamos, mientras Beto hacía payasadas y gritaba cosas locas. Observé su verga erecta y deliciosa e imaginé ser yo la que sostenía por las nalgas y penetraba auque fuese burlescamente por la echadera de broma que teníamos. Ya mi vagina estaba empapada por todo aquello pero seguíamos en el juego. Levantamos cartas y volví a ganar, así que exigí a Yon movimientos copulatorios pero como perrito, fue delicioso verlo así, confiezo, ya mi mirada era totalmente lasciva, de deseo, hervía... Otra vez las cartas, gana Yon y sin titubear me habla:
-Ajá, ahora te toca a ti cumplir penitencia... Debes quitarte la parte de arriba del traje de baño, y acariciar tus tetas como si alguien te las estuviera besando y tocando...
De imediato me desprendí de mi sujetador-bañador, quedando mis pezones rosaditos y paraditos al descubierto fente a los ojos de aquel par de chicos relamiendo sus labios a verme, y más lo hicieron cuanod masajeaba mis pechos, cerrana los ojos y actuaba disfrutando de unas caricias que yo misma me proporcionaba y hablaba diciendo como disfrutaba de esa persona imaginaria que me recorría con boca y manos mis abultados parachoques. Cuando entreabría los ojos veía a esos chicos tocarse sus miembros que supuraban líquido preseminal, noté que Beto se pajeaba ya con entusismo y, ante una posible acabada suya, le sugerí ya decidida a dejar de fingir y hacer:
-Beto, acércate papito... Déjame masturbarte yo con mis tetas, ven...
A la velocidad de un rayo estaba Beto con su rico pipí frente a mí, lo atrapé con mis lolas y lo pajeé tan sólo unos segundos haciendo que descargara, después de un quejido de macho exitado, su lava de semen en mi cara, cuello, tetas. Me relamía la leche alrededor de mi cara, la restregaba por todo mi torso y, en seguida, vino Yon hasta mí colocando su miembro firme y apetecible a mi lado, giré hacia él y empecé a chupárselo, bastaron unas pocas mamadas y su descarga de rica lechita espesa me la tragué entera a pesar de que fue muy abundante, pero como experta que soy, en esa posición (hombre de pie, mujer arrodillada quedando en 45grados boca-pene) podemos las mujeres abrir más la faringe y dejar pasar líquidos con extrema facilidad. Se acercó Beto recuperádose de su éxtasis a proporcionarme besos en las piernas mientras yo acariciaba a Yon. Les pedí ir a lavarme al mar, regresé y ya ese par de guevos estaban como estacas, tomé un tragüito de ron, iniciamos otra vez caricias y besos, por todo mi cuerpo sentía sus bocas, succionaban mis tetas con lujuria, Yon bajó mi hilo inferior que era lo único que estorbaba y me dedicó unas chupadas que hacían retorcerme de placer... Mi monte de venus, labios vaginales, clítoris, eran recorridos con su lengua mientras un dedo exploraba mi vagina, allí tuve orgasmos y orgasmos... Beto me besaba y yo le correspondía con energía propia de macho y hembra en fusión sexual, pedí a Yon metiese también un dedito en mi culo:
-¡Qué rico mis hombres, háganme gozar mucho! Háganme su mujer y estallar por favor... Yon, mete un dedo en mi culito...
-Si mi reina, estás tan divina y mamas rico... - decía Yon. - Te gusta te cojan por ese culo?
-Eres lo máximo, una divinura de mujer, tus tetas, tu cintura, tus piernas, culo... ¡Coño que buena estás! Eres un premio para ambos, un regalo de Dios... - Eran palabras de Beto.
-Quiero que me traten como a una puta, una cualquiera, eso quiero... me exita mucho... Y si Yon, me encanta sentir algo en el culo, un dedo, un pene...
-Ah sí? haha, es que eso eres, una puta que se la mama a dos desconocidos y goza de verle los guevos nada más... - Inquiría el Yon. - Seguro imaginas que te la meto por ese trasero, mamacita...
-Siiii, cójanme, me muero de ganas por sentir sus trancas dentro de mí... Estoy desesperada como perra en celo... ¡¡Quiero a uno en mi cuca y otro en el culo, ya!!
Era primera vez en mi vida que iba a ser doble penetrada, aquello me hacía sentir loca de ganas, era lo que me faltaba por experimentar y ese par me lo iba a proporcionar. Recordé las pelis porno, hice que Beto se acostase, me monté sobre él metiendo su delicia de verga en mi vagina. Una vez acoplada, le pedí a Yon que me introdujera su miembro por el culo, con cierta dificultad al principio, buscando la postura necesaria y cómoda, el chico logró metérmela arrancándome un orgasmo majestuoso y así, iniciamos los movimientos de penetración, entre mis quejidos y sus bufeadas:
-Aaaggghh, aaagghhh, coño esto es lo máximo... Qué vaina más sabrosa, aaaggghhh, denme duro muchachos, cojánme sin parar...
-Aaaahhhh, uufff, toma perra, toma lo tuyo...
-Vamos hembra, goza como quieres, con dos guevos dentro de ti... Eres demasiado puta, una zorra tirona, aahhh...
-Si, si, aaayyy, aggghhh, soy una zorra... Una puta que al verles desnudos quise que me cojieran, quise chupárselos porque me provocó, aagghhh, porque ver guevos me mata de ganas, cooñooo...
Mis palabras, el grado máximo de exitación, arrancaron orgasmos en mi ser al tiempo que Beto acababa y yo le apretaba con mis músculos vaginales para exprimirlo todo. Yon seguía vapuléandome, yo gritando de sentir aquellas dobles estocadas, la verdad es el máximo placer, lo juro... Y allí Yon se vació en mi ano, haciéndome temblar de gozo al sentir su venida. Quedamos un rato en aquella posición, gimiendo, mientras sus penes bajaban su tamaño hasta que nos separamos poco a poco. Tirados allí, parte sobre mi toalla, parte sobre la arena, nos besabamos y tocabamos mientras elogiaban mis dotes de puta. Comentaban que jamás habían echo algo así, y les dije que yo tampoco, que era la vez primera que me cojían dos hombres simultáneamente y que para mí, había sido la mejor cojida de mi existencia. Nos pusimos las ropas, nos dimos un baño en las aguas tranquilas y, como era hora de regresar a tierra firme, los invité a mi casa. Por supuesto, imaginarán quienes leen mis relatos que aquello fue apoteósico: sexo y más sexo, mamadas, cojidas en variantes posturas, intercambio de guevos por mis agujeros, me isultaban, me daban nalgadas; todo lo que pudimos inventar lo inventamos mis dos nuevos amantes y yo. Disfruté una vez más hasta el cansancio, y llegada la noche, los chicos se retiraron a sus casas dejándome bien cojida, con mi dilatado ano y nalgas ardiendo de dolor y gusto, mi cuca satisfecha llena de semen, mis labios hinchados de tanto besar y chupar, mis pezones hiper sensibles de tantas succiones... Y así concluyó mi saga de fin de semana largo, sabiéndome la más puta de todas las putas y probando toda clase de variedad en el sexo. A menos que alguna de las chicas que me lee me supere... Será??? (FIN).