En manos endemoniadas 2ª parte
A punto de caer en la trampa
EN MANOS ENDEMONIADAS
2ª PARTE
Salí de casa y me encamine a esa siniestra casa. No sabia con lo que me iba a encontrar adentro y ni cuanta gente había en ella. Lo único que se es que me encamine firmemente, con paso decidido y mostrando una dureza desconocida en mi.
Llegue a la puerta de la casa y titubee para tocar el timbre de calle. Por fin pulse el mismo y salio una persona mayor para preguntarme que necesitaba y hablar con quien.
ANDREA: quería hablar con el dueño de casa
Antes de que esa persona preguntara mas, se escucho de unos metro mas allá, sin visualizarlo, la voz de un hombre.
AMO: esta bien, déjala pasar, la estaba esperando.
Mientras la mujer franqueaba la puerta para yo entrar, pensé como me estaba esperando, nadie sabia que iría ni cuando.
ANDREA: buenas tardes
AMO: buenas tardes pase.
Entre y quede frente al sujeto que tenia sujeta a su voluntad a mi hija. Era un individuo alto de presencia varonil y parecía de carácter fuerte. De mirada dura como intimidando
AMO: pase por acá.
Entramos a un living con unos hermosos divanes. Me quede parada en el medio del living, esperando me invitara a entrar y no hizo, por lo que me quede parada. El parado frente a mí a un metro y medio.
ANDREA; como es eso que me estaba esperando.
AMO: si, pero ante todo mi nombre es Aníbal y Ud. es?
ANDREA: Andrea, la mamá de Nadia.
AM0: si la que anduvo con otra husmeando y preguntando por todo el barrio.
ANDREA: si, quería saber donde se metía mi hija por las tardes, porque cambio tanto últimamente.
Avanzo hacia mi, paso por mi lado como oliendo mi perfume y se puso un metro detrás mío. Me sentía incomoda siendo observada por él y no quería darme vuelta a mirarlo cara a cara.
AMO: Andrea, tu hija ya es una persona adulta, que elige con quien estar. Debes acostumbrarte a eso, no eres más que su madre.
ANDREA: Si soy su madre, yo parí, la críe y no para que cualquier demente la lleve y le cambie la cabeza y la vida.
AMO: (respirando profundamente antes de contestar) mira, no soy demente, soy el hombre que hizo mujer a tu hija
ANDREA: (horrorizada y temblando) eres un tremendo hijo de puta, seguro violaste a mi hija.
AMO: tu hija no te pertenece mas, solo la trajiste al mundo. Que te pasa estas temblorosa, tienes envidia de tu hija que logro lo que tú no lograste. Nadia firmo un contrato de entrega total conmigo y me pertenece totalmente en cuerpo, alma y mente.
ANDREA: (enardecida) maldito hijo de put
No alcance a terminar la frase que una cachetada de ida y vuelta en mis mejillas, me dio vuelta la cara.
AMO: (amarrándome de los brazos me zarandeo a placer) basta! Al próximo insulto te borrare la cara a cachetadas.
Su mano derecha bajo el cierre en mi espalda del vestido y grito
AMO: desnúdate y sin un solo quejido o protesta.
Estaba intimidada, horrorizada, no podía pensar como salir de esa situación y ganar mi posición. Con unos movimientos de brazos el negro vestido cayó al suelo, quedando delante de ese desconocido con sostén y tanga.
AMO: (acercando su boca a mi oído, grito, que me estremecer de miedo) DESNUDA DIJE! Perra
Lo mire a la cara, la cosa iba en serio. Solté mi sostén y me lo saque, quedando mis tetas a solo 50 centímetrosde él. Se quedo como esperando siguiera con la tanga. Lo mire a la cara y sin más me saque la tanga, quedando mi cuerpo a su contemplación.
Lleve mis brazos a cubrir mis intimidades, cuando me tomo del pelo, airándolo hacia atrás.
AMO: los brazos al costado del cuerpo. Muestra tu desnudez.
Yo ya no sabia ni donde estaba, baje los brazos y quede íntegramente desnuda para él. Se agacho sin tocar ni un centímetro de mi cuerpo y tomo las tres prendas que me había sacado. El negro vestido lo tiro sobre el sofá dejándome ahí parada, sola, desnuda en el centro de la sala y fue con mi sostén y tanga hacia una apagada chimenea que había. Tiro en ella las dos prendas y tomo una botella que había en un rincón, desparramando el líquido sobre la ropa. Tomo un fósforo, lo encendió tiro sobre la ropa. Una tremenda llamarada surgió que quemo mi fina ropa interior de seda, ante mí incrédula mirada.
Se acerco a mi nuevamente, parándose a pocos centímetros, sentía su respiración cerca de mi. Pero no me toco
AMO: era muy fina esa ropa para una puta perra.
Puso sus brazos sobre cada uno de mis hombros y empujo hacia abajo. Pese a resistirme caí de rodillas ante su fuerza. Me tomo del pelo y alzo mi cabeza para que lo mirara.
AMO: ahora sácalo y muéstrame tus habilidades para chupar perra.
No podía resistirme, abrí el cierre de su bragueta y saque su renegrido y grande pene. Él estaba pendiente de todos mis movimientos. Empecé a succionar su pene de arriba abajo, sin parar un instante. Con su pene en mi boca hasta la campanilla de mi garganta, tomo mi nariz apretándola con su mano derecha, mientras la izquierda tiraba de mi pelo. Me desespere, me faltaba el aire, no podía respirar. El aparto mi boca de su pene, apretando siempre mi nariz. Al sentir libre mi boca respire agitadamente, por la falta de aire. Volvió a tirar de mi pelo e ingreso su pene en mi boca de nuevo. Así seguimos hasta que eyaculo en mi boca y cara toda su descarga de semen. Me soltó, caí al suelo buscando aire hasta que pude normalizar mi respiración.
Me levanto del suelo tirando de mi pelo. Lágrimas de dolo caían de mis ojos cuando me arrastraba hasta la mesa del comedor. Me soltó y mi cabeza quedo sobre una silla. De un armario saco unos papeles y me lo ofreció. Los tome en mis manos.
AMO: ahora te pones el vestido, te marchas a tu casa y lees el contrato de sumisión tuya. Mañana a las 10 sabre, si vienes, si eres mi nueva esclava. Sino, no quiero verte mas rondando por acá y deja a tu hija tranquila puta.
Le pedí de poder lavar mi sucia cara y lo negó. Me puse el vestido y lo ensucie por dentro con restos de semen, que sentí luego en mi pechos.
Limpiándome como pude el resto de mi cara, me llevo hasta la salida, abrió la puerta.
AMO: ya sabes la hora, ven con este mismo vestido sin lavar y sin ropa interior naturalmente.
Cuando estaba saliendo, a modo de despedida su mano apretó con saña mi cola. Salí derecho a mi casa, tratando de no encontrarme con nadie. En el camino recogí del suelo algunos papeles que pase por mi cara tratando de limpiarla.
Llegue a casa no había llegado mi marido, subí rápidamente la escalera y me metí debajo de la ducha fría. Llore con el agua cayendo sobre mi cabeza.
Mi quedo en la casa de Aníbal y llego mi marido. Prepare de cenar y cuando terminaba de cocinar, vino Nadia. No le dije nada, tenia miedo se haya enterado de lo que me sucedió en esa casa. Cenamos los tres en silencio, limpie los platos y la cocina y aduciendo terrible dolor de cabeza me fui a dormir.
No podía dormir, solo podía fingir que lo hacia. Pedro se durmió enseguida y yo tenía mis ojos dilatados, recorriendo lo sucedido durante el día. Había ido en busca de mi hija para rescatarla y termine yo presa de la locura. Era la primera vez que le fui infiel a Pedro.
A la mañana siguiente me desperté temprano. Pedro se fue a las 7 hs y a las 8 hs. partió Nadia, supuse iría a la casa de Aníbal. No quise preguntarle no solo eso, sino si había algún comentario del día anterior. Tenia miedo ella se hubiera enterado lo mío con Aníbal. Cuando quede sola fui y me bañe. Me puse el vestido negro con vestigios de semen en su interior, sin ropa interior. Me sentía sucia por dentro y por fuera.
Luego me senté en la cocina a leer las hojas que me habían dado. No lo podía creer era un contrato de esclavitud, donde figuraba mi nombre, como esclava y el de él como Amo. Leí cada uno de los puntos sobre mis obligaciones y nada había sobre mis beneficios. El final del contrato me impacto terriblemente. En el se especificaba que el Amo además de disponer de mi en la forma que quisiera, podía venderme al mejor postor en subasta, prestarme o darme en alquiler para mi completo uso. Y terminaba diciendo que el contrato era a perpetuidad y que solo el Amo, podía rescindirlo por las causas anteriores o para dejar en libertad a la esclava. Pero esta cláusula tenia una trampa y es que nunca podría lograr mi libertad sin haber cumplido un mínimo de 8 años de esclava. No lo firme