En manos de la Perversión (1)

Cuando una familia normal se topa con un monstruo, las perversiones camparan a sus anchas sin que nadie pueda evitarlo.

Juan era consciente desde hacia mucho tiempo de su poder, su poder de atracción era atribuido a su físico agraciado y a su carácter extrovertido, y quizás fuera así para los que le conocían, pero para el era otra cosa, que desde hacia mucho le había hecho la vida mas fácil.

Por eso quizás, aquella noche de discoteca se fijo en aquella chica que lo miraba devorándolo y, pese que ella pensaba que era un imposible, el se acerco y le hablo casi dejándola helada.

  • hola preciosa, ¿como te llamas? – le pregunto al oído, para eludir el tremendo ruido de la música

  • María – dijo sin creer demasiado que aquel cuerpazo se fijara en ella

María con 18 años casi estrenados no era una una mujer con un cuerpo espectacular, y ella era consciente de ello, ser “ancha de huesos” como decía su madre le había dado un cuerpo grande y todo iba en consonancia, exuberantes pechos, culo a consonancia, y aunque se esforzaba en el gimnasio, siempre andaba con un quilito de mas, como decía ella.

Y con los chicos, lo normal es que ella los buscara, porque los que se acercaban no eran precisamente deseables, claro que aquello le llevaba a exponerse a mas disgustos que placer, ya que normalmente era plato de un día.

  • encantado María, yo juan – y mientras oía aquello, su entrepierna se rebelaba sin mas, y es que si tenia un tipo de hombre, era aquel, aparte de guapo, mayor, ya que rondaría la treintena.

  • sola

  • no, he venido con unas amigas

  • ¿y te han dejado aquí tirada?

María pensó que aquello era lo normal, mirando aquellos penetrantes ojos verdes. sus dos amigas solían ligar con facilidad y no dudaban en desaparecer con sus conquistas mientras que ella solía volver sola a casa.

  • no, estarán por ahí con algún amigo – mintió sin saber porque

  • y tu, ¿no tienes amigos? –dijo posando una mano en la pierna

  • no – dijo nerviosa pero sin mover un musculo

  • pues es raro – dijo mientras la mano iniciaba un viaje lento y pausado a su entrepierna – porque estas para comerte, seguro que esa entrepierna no deja indiferente a nadie, tienes pinta de necesitar un buen repaso – y su mano se abrió paso sin ejercer casi fuerza, ya que ella entreabrió sus muslos haciendo que su mano ya enterrada bajo su falda se apretara firmemente sobre su sexo, con la única barrera de la tela de su fino tanga. Claro que no paro ahí, sus dedos apartaron el obstáculo llegado a su húmeda raja y comenzando a martirizar su receptivo clítoris.

María respiraba sin decir nada, mantenía los ojos cerrados mientras notaba como aquellos dedos hurgaban en su intimidad dándole un placer extremo, y no tardo en sentir como una ola incontenible pugnaba por salir dentro de ella, y lo hizo de forma explosiva, claro que externamente solo mostró una especie de temblor que paso inadvertido a todos excepto para quien lo había provocado.

  • pero que zorra eres, te corres como una cerda en mis manos sin casi tocarte, me gustas

  • no, yo – balbuceaba

María

que aun no salía de su nube, ¿Cómo había dejado que aquel desconocido la llevase a aquel estado?

  • ven – le dijo de forma imperativa, sacándola de su sueño

Juan se dirigió hacia la zona mas apartada, una especie de reservados, donde las parejas se daban el lote en casi la oscuridad. María vio como el se sentaba en un sillón donde la otra parte era ocupada por otra pareja que se daba el lote de forma evidente, aunque no les mostró la mínima atención, mas pendiente de ver como acompañaba a su ligue, y acabo a horcadas sobre el con su sexo sobre la dureza que se notaba dentro del pantalón.

Juan vio como ella gemía mientras su sexo rozaba de forma descarada sobre su pene, y el lo acompañaba con sus manos en las nalgas, bajo su falda.

  • te gusta restregarte ¿eh? – mientras una de sus manos se aventuro sin dudas a su sexo atrapando de nuevo su clítoris y arrancándole gemidos que ella ahogaba sobre el pecho de juan. Pero mientras el seguía martirizando su botón del placer, la agarro del pelo obligándola a mirar a la otra pareja.

  • ¿has visto como chupa esa mamona?

María observaba en la oscuridad los movimientos de la chica, mientras juan le recitaba al oído – mira como traga, y tiene una buena tranca, se la esta metiendo hasta la garganta y la muy zorra ni protesta, y tu vas a acabar igual.

María miraba hipnotizada como el hombre apoyaba la mano sobre la cabeza acompasando el movimiento y haciendo cada vez mas rápido y profundo el movimiento. Y también veía como la otra mano de aquel hombre hurgaba dentro de la braga hundiéndose en las intimidades de la entregada mujer.

  • venga deja de correrte como una cerda y chúpamela a mi – dijo imperativamente juan

María en cualquier otra ocasión lo habría mandado a tomar viento, pero se sentó a su lado y tumbando su cabeza sobre su vientre comenzó a desabrocharle el pantalón, pronto el pene se encontró en sus manos y sin esperar lo introdujo en su boca. No había mamado muchas pollas pero aquella era con diferencia la mas grande que había tenido en sus manos, bueno en su boca, y para si pensaba que si se creía que iba a tragar lo que de allí saliera, era un iluso.

Mientras se afanaba en su tarea noto como la mano

discurría

por sus nalgas y sin ningún tipo de duda de adentro en su húmedo sexo, dos dedos pugnaban por entrar en su cueva y pronto los tuvo jugueteando en tu interior.

Su cuerpo

tembló

de nuevo estallando en un prolongado orgasmo que ella se afano en cubrir redoblando su trabajo bucal, y este cada vez era mas trabajoso ya que juan la obligaba a profundizar mas en la felación.

-

así

zorra

así

, uf, que corrida te voy a meter en la garganta

María pensaba en retirarse pero el placer era tan intenso que no

cedía

en sus movimientos hasta que noto como el pene se hinchaba y comenzaba a descargar en su garganta.

  • así traga, que bueno, sigue,sigue, que buena

mamona

eres, joder

María trago sin saber porque, pensaba que si no se ahogaba, pero además su cuerpo de

rompía

de placer que aquella situación.

No paro hasta que el pene perdió algo de su dureza pero ella no dejo de chuparlo hasta que

oyó

la voz de juan.

  • venga puta, déjalo ya que ya has tomado tu biberón – y cuando se aparto el hombre se recompuso rápidamente

María se incorporo sentándose mientras aun le daba vueltas a su perdida de control, ella no hacia eso, y sin embargo había llegado a donde nunca se imaginaba.

  • te gusta tragar, ¿eh?

  • no, yo no hago esto – dijo María convencida

Juan hizo una seña y el

tío

que seguía con la mujer al otro lado del sillón, la aparto, acercándose a ellos. A María le dio un vuelco el corazón al creer reconocer a su hermana en aquella mujer que en la oscuridad se alejaba sin darle mayor importancia, pero tampoco quedo tranquila al tener pegado a ella a aquel armario negro con la polla fuera.

  • venga,

chúpasela

, estará apunto

María no podía creer lo que oía,

veía

aquel palo masajeado por su dueño, y le pedían que lo introdujera en la boca, así, sin mas. Pero lentamente se balanceo hacia el y comenzó a chuparlo, y enseguida noto la mano en la cabeza marcado el ritmo

  • joder, juan, que boca tiene esta

  • ya te dije que era una calentorra y una mamona –

respondió

Javier sintiendo su polla tragada sin ningún tipo de vergüenza por María

Y María sin saber porque mientras realizaba aquel desatino, comenzó a masturbarse ella sola, delante de los comentarios humillantes de los que suponía dos amigos.

-

mírala

, que perra, le gusta tanto que tiene que tocarse – comento juan

  • esta dará gusto

follársela

– sentencio Javier

  • si, pero antes tiene que ganárselo, que coños hay muchos – dijo riéndose y contagiando la risa a su amigo

  • así perra, así, mas rápido, venga que estoy a punto

María no creía lo que oía, y mas aun no creía que ella siguiera deseando que aquella polla escupiera su leche en su interior, pero lo hizo, gruesos chorros de semen bañaron de nuevo su garganta mientas sus dedos atenazaban su clítoris y la hacían explotar en un nuevo orgasmo.

  • joder, me ha dejado seco – comento Javier, claro que la otra me la había trabajado bien

  • si, a esa perrita, le tengo que dar también lo suyo

María entendía que se referían a

quien

le había parecido su hermana, pero no podía ser, había sido solo un error.

  • venga zorra, te llevamos a casa, que tienes que

digerir

el alimento

Y María en 15 minutos era dejada en la puerta de su casa.

  • venga zorra, ya nos veremos

Y María se

dirigió

a la puerta de entrada, una bonita casa de dos plantas en una urbanización, en la que entro sigilosamente, para no despertar a sus padres, ya no les gustaba que saliera

entre semana

, para que encima tuviera jaleo por hacer ruido.

Ya en su cuarto, se enfundo el pijama pero no pudo impedir que su mano se

instalara

en su entrepierna para darse el placer que necesitaba, la situación la había superado y su cuerpo le

pedía

mas, solo al segundo orgasmo logro calmar sus deseos y se quedo dormida.

  • menudas golfas las hermanitas – dijo Javier

  • si, lo vamos a pasar bien – sentencio juan, mientras se dirigía a casa, sabia que iba

a disfrutar

de sus nuevos trofeos.

Al dia siguiente María se despertó con la

alarma

del móvil, eran las siete, pero le dijo a su madre que no se encontraba bien, y después de escuchar el sermón matutino de su madre echándole en cara la salida del dia anterior se encamino de nuevo a su cuarto.

Escucho el jaleo de sus hermanos, Carmen y Marcos, los gemelos, que tenían casi 17, mientras se preparaban para irse al instituto, que ella ese dia iba a evitar, pero ensimismada aun por lo ocurrido el dia anterior, como podía haber hecho aquello, y lo peor como podía aun estar excitada, su mano se introdujo tímidamente en su sexo para descubrir que aun estaba mojado y sensible.

Poco a poco la tranquilidad llego a la casa, y mas cuando fue

Ramiro

, su padrastro, quien salio para ir a trabajar, ahora solo escuchaba el sonido de su madre trasteando, y volvió a quedarse dormida entre extraños sueños.

Consuelo andaba enfadada por culpa de su hija, y cuando se despertara tendría una charla con ella, se había acabado lo de salir entre semana Eran casi las nueve y media cuando

sonó

el timbre de la casa.

  • si – dijo por el telefonillo

  • hola, soy juan, amigo de su hija María, es que ayer se dejo la chaqueta en el coche, vengo a devolvérsela

  • espera

Consuelo salio con el cabreo aumentado pero intentando calmarse, esta niña iba a tener un castigo de los buenos. Al llegar a la puerta de la verja saludo al extraño.

  • hola - dijo viendo la chaqueta en las manos de aquel hombre y abriendo la puerta

  • hola – dijo juan tendiéndole la mano y endureciendole la polla la presencia de aquella mujer con un cuerpo muy deseable bajo un vestido la mar de decente y discreto.

  • esta niña un dia perderá la cabeza – dijo recogiendo la chaqueta que le

tendía

  • la verdad es que el culpable fui yo, tenia prisa y tampoco me di cuenta de su olvido – los ojos se clavaban en los de aquella mujer – no me había dicho que tenia una madre tan guapa

Consuelo se aturdió ante el piropo pero aun así no disipo el cabreo que

llevaba en

el interior

  • no la disculpes, hay que tener un poco de cabeza, además hoy no se encontraba bien y no ha ido a clase

  • vaya, ¿puedo verla?

  • pero ¿de que la conoces?, eres un poco mayor para ser del instituto

  • somos amigos – dijo fijando sus ojos en los de la desprevenida mujer

Consuelo miraba a juan, era un hombre guapo, y aun no entendiendo mucho como podía conocer a su hija le dejo pasar.

  • si ven, aunque aun esta durmiendo, pero ya es hora de que se levante

Juan siguió a consuelo, observando con deseo aquel culo que se insinuaba levemente bajo su falda, y no olvidando aquellos hermosos pechos que se adivinaban bajo el correcto vestuario.

Subieron las escaleras y pronto llegaron a la puerta de la habitación.

  • ya entro yo y la despierto – dijo juan

  • pero eso no esta bien, juan – dijo con voz débil consuelo

  • bueno, quédate en la puerta – dijo en tono de orden – y así veras como no pasa nada.

Juan traspaso la puerta, y la cerro tras de si

encendiendo

la luz del cuarto mientras consuelo quedo confundida pero sumisa ante la orden que le había dado aquel desconocido.

  • hola perra -dijo juan, despertando a María

  • pero que haces aquí – contesto María sorprendida, mientras veía como con lentitud y sin poder decir nada mas juan se

desprendía

de la ropa con total naturalidad, y cuando acabo se

metió

en la cama junto a ella

  • venga, estoy deseando que me la chupes como ayer, hoy me la tienes que poner dura, pero quítate el pijama.

María no sabia que pensar, su madre había dejado pasar a juan y ahora este se había metido en su cama, y metida en aquellos pensamientos se quito la sudadera, dejando su sujetador a la vista, y no tardo en despojarse de la parte de abajo.

  • venga – dijo juan agitando su miembro – ponte a cuatro patas encima de mi y empieza

María se dispuso como le había pedido y tragando su pene, comenzó a chuparlo con frenesí, y enseguida noto como las manos de juan rompían los laterales de sus bragas dejando su sexo totalmente expuesto

  • joder como chupas mamona, menudo culo tienes – dijo dándole una palmada en la nalga que hizo gemir ahogadamente a María – anda quítate el sujetador que quiero ver como se mueven esas tetas

Ella lo hizo sin sacar la polla de su boca que ya andaba muy cerca de su máximo esplendor, obligándola a esforzarse para engullir solo una parte de ella.

Pero juan no estaba allí para eso, así que no tardo en salir bajo ella y poniéndose detrás se

dispuso

a follársela, restregando su pene por la entrada

  • joder que mojada estas, se voy a empalar viva – y con un golpe de cadera le

enterró

la mitad dentro del coño

María gimió sonoramente y mas aun cuando termino de sentir que tenia en su interior aquel mástil, las embestidas eran brutales, y juan tampoco

escondía

su placer.

Consuelo escucho el primer gemido de su hija, y pronto se hizo evidente que dentro de la habitación estaban teniendo sexo, y la mano de ella se perdió bajo su falda sin poder evitarlo, y su cuerpo se rompió en un desconocido orgasmo que continuo mientras oía el coro de sonidos que salían ahogados a través de la puerta.

  • ¿te gusta que te folle, perra?

  • si, me gusta, si, fóllame – grito María siendo embestida, claro que sus gritos fueron a mas cuando un dedo se introdujo en su culo, y comenzó a

hurgar

en el

  • te voy a destrozar

María

gemía

descontrolada, su cuerpo ya había sido devastado por dos orgasmos, y la incursión en su ano, solo hacia que perdiera mas el control.

Juan ya tenia tres dedos dentro del culo, y pensó que aquel trasero seria una delicia y no tardo en sacar su pringosa poya para taladrar aquel agujero.

María sintió la presión y respiro jadeante mientras sentía como centímetro a centímetro su trasero era invadido por primera vez, y cuando empezó a sentir las embestidas sus brazos flaquearon y quedo tendida boca abajo, cosa que no impidió el martilleo constante.

  • que culo, perra, que culo mas estrechito - berreaba juan

mientras machacaba

a su victima, y viendo como esta había pasado del

shock

inicial a gemir de forma desgarradora. Ciertamente María ahora sentía un nuevo tipo de orgasmo mas terrible, que la

recorría

totalmente, y que no le dejaba mas salida que sus constantes gritos de placer, y cuando sintió como entre los gritos de placer de juan su interior se calentaba con el liquido que este

vertía

, se desmayo quedando totalmente desecha en la cama.

Juan mantuvo un rato la polla en el interior de María, dejando que su cuerpo recuperara el resuello, y poco a poco descabalgo aquel apetecible culo, limpiándose con las destrozadas bragas de María

Juan se enfundo los bóxer y abrió la puerta encontrando a consuelo

apoyada

en la pared al lado de la puerta, con la falda levantada y con su mano metida dentro de las las bragas

  • menuda zorra, yo

follándome

a tu hija y tu aquí como una perra en celo, dándote placer

  • no, lo siento esto no esta bien, dios – dijo sin parar de tocarse

Juan comenzó a sobarle un pecho con fuerza, arrancándole un gemido de placer, mientras la miraba con cara de deseo.

Consuelo sintió como un tercer orgasmo la

invadía

mientras sus pechos eran amasados sin pausa por aquel desconocido.

  • venga, quítate las bragas y vamos a tu dormitorio

Consuelo se bajo la prenda como un autómata y se

dirijio

a su alcoba, al entrar juan se le adelanto, echándose en la cama todavía desecha

  • me encanta follarme a la dueña de la casa en la cama todavía caliente, ven, ensartate en mi polla – dijo, desprendiéndose del bóxer dejando a la vista su prominente erección

Consuelo se subio a la cama poniéndose a horcadas sobre juan, y

guiando

a aquella polla con su mano bajo su falda a su

húmeda

entrada. No tardo en enterrarse aquella herramienta en su interior con un gemido profundo, y tampoco en empezar a moverse con ella dentro

  • menuda putita estas hecha, joder como te mueves – sigue así

Consuelo se sentía llena y canda movimiento de su pelvis hacia que aquel invasor se moviera tocando todos los puntos sensibles que poseía, dándole un placer inmenso. Pronto los gemidos llenaron la habitación mientras juan se deleitaba con el placer que le

proporcionaba

aquella madura sometida.

María despertó de su desmayo, y pronto volvió a saber donde estaba, era su casa, su habitación, pero la humedad de su culo le recordó el episodio que la había llevado a ese estado. Su sexo, además

seguía

palpitando de deseo, y entonces cayo en la cuenta de los gemidos que llegaban apagados a su cuarto. Se levanto lentamente y desnuda busco el origen,

y no

tardo en ver como su madre estaba

follándose

a juan en su cama, aquello lejos de escandalizarla la hizo

excitase

mas y se puso a tocarse en la puerta dela habitación.

  • ven María, desnuda a tu madre

Consuelo miro hacia atrás y vio como su hija se acercaba desnuda, pero no paro su movimiento, era, lo que deseaba, ni si quiera cuando noto que uno a uno, los botones de su espalda eran soltados uno a uno, ni cuando tiro del vestido hacia arriba y solo el sujetador

cubría

su cuerpo, pero no tardo en desaparecer. Ahora juan disfrutaba de los pechos sin tela alguna,

accediendo

a los pezones con saña, mientras cada presión hacia que consuelo elevara sus muestras de placer.

Las caderas de consuelo, se movían secamente, buscando embestidas mas fuertes, pero aquel hombre sonreía casi impasible frente a su dedicación. Acostumbrada a cortos actos de sexo, no mas de diez minutos, la casi media hora que llevaba sin parar, la tenia destrozada, y no solo por el esfuerzo si no por los constantes orgasmos que la invadían.

Y si eso no fuera poco, tu hija estaba tumbada junto a juan,

besándolo

y acariciándole, mientras ella misma no dejaba de tocarse.

  • has visto que madre mas puta tienes, follando en la cama de tu padre sin ninguna vergüenza

-

Ramiro

no es mi padre, se casaron hace dos años

  • pues seguro que le pones burro con estas tetas que tienes

  • uf, me voy a correr otra vez – dijo al borde del orgasmo María

  • ves

ponte

de pie frente a esa puta y que te coma el coño hasta que te corras

María no tardo en estar frente a su madre y

ahogó

sus gemidos , haciendo que su boca se refregara contra su húmedo sexo.

  • así mami así,

lámelo

, joder, que gusto

Consuelo no dejaba de moverse, pero ahora poniendo las manos en la nalgas de su hija probaba por primera vez un coño,

lamiendo

y sorbiendo de forma inexperta, pero aun así, no tardo en sentir en su boca la humedad del orgasmo de su hija, acompañando a tremendos gritos de placer.

Aquel

numerito

había puesto burro a juan que estaba a punto de explotar, cuando María cayo a su lado.

  • ve

túmbate

aquí, que te voy a llenar de leche

  • ¿llenar?

  • si perra, te voy a llenar el coño de leche

  • si, claro, llénamelo

Juan se encajo entre sus piernas y se la clavo de un golpe de cadera, martilleando aquel coño sin descanso hasta que berreando descargo su leche en lo mas profundo de consuelo, que aun sabiéndose desprotegida, se corrió con terribles espasmos.

  • joder que coño mas bueno, zorra – dijo mientras se apartaba –venga tu – dirijiéndose a María,

cómele

el coño a la puta de tu madre, devuelvele el favor

  • dios, que gusto – grito consuelo cuando comenzó a notar los trabajos de su hija en su entrepierna, que se afanaba en lamer y

sorber

sin ningún tipo de repulsión, y sin dejar de tocarse.

Juan observaba feliz mientras aquellas dos hembras se perdían en gemidos cada vez mas salvajes, podría disfrutar de ellas sin problemas, pero hoy ya había

tenido

bastante. Cuando vio que ambas estallaban en sendos orgasmos y se estaban tranquilizando le hablo.

  • ahora os duchareis y seguiréis con vuestra vida normal, por cierto esta sábado me habéis invitado a comer

  • si claro – respondió aturdida consuelo

-si, quiero conocer a toda la familia

Y sin mas se levanto, y fue a vestirse viendo como las dos se dirigían a la ducha sin prestarle atención, tenia ganas de conocer a

Ramiro

, y a marcos, a Carmen ya la conocía, pero aun no había saboreado sus intimidades, que mejor que hacerlo en la intimidad de la familia.