En manos de la ley

Una cuadrilla de policías me cogió hasta hartarse.

Desde hace bastante tiempo, acostumbro a ir con mis amigos a tomar pulque en un pueblito que está cerca de mi casa, ya que es más barato que tomar cerveza y mucho más que algún alcohol.

Siempre hay trabajadores como son campesinos, albañiles, etc. Y la mayoría es gente humilde y pacífica.

Un día en particular estaba muy lleno, había mucha gente bebiendo y la gente de ahí no se daba abasto, y pues nosotros ya llevábamos bastantes litros, y ya estábamos medio borrachos. Cuando llegaron unos tipos bastante mal encarados, gritando y empujándose, ya que se notaba que ya iban medio borrachos.

Se sentaron en la mesa que estaba junto a nosotros, y mientras seguíamos tomando nos hicieron plática, que en realidad no decían mas que estupideces.

Nos dijeron que eran policías, lo que no creíamos pero era verdad. Ya que nos mostraron sus placas, eran de la policía montada del pueblito, y como todo policía, se sentían mucho. En especial uno de ellos, que tenía la cara llena de cicatrices, y decía que era por todas las madrizas en que había participado, y que le había partido la cara a mas de 10.

Como eran bastante agresivos, mis amigos no querían estar ahí, pero como ya estábamos medio ebrios, nos aguantamos. Pasó el tiempo y se nos acabó el dinero, los policías dijeron que la siguiéramos, pero mis amigos no quisieron, pero como yo ya estaba bastante entonado, me quedé a pesar de las insistencias de mis amigos.

Nos acabamos el pulque, y me dijeron que si quería seguir tomando fuera con ellos, accedí y fuimos hacía un coche, había dos coches, pero de todas maneras íbamos apretados. Me subí atrás, junto con otros tres tipos, seguíamos tomando y ni nos podíamos sentar bien, en el camino sentí que unas manos me agarraban las nalgas, reclamé pero me dijeron que era por el amontonamiento, me seguían agarrando las nalgas y me jalaron como para sentarme, y sentí inmediatamente la erección de uno de ellos sobre el pantalón. Se me hizo eterno el camino, pero por fin llegamos a una construcción. Entramos y seguimos bebiendo.

De repente el que parecía el jefe se levantó y fue a orinar, me dijo que lo acompañara a la parte de atrás de la construcción, y empezó a orinar, mientras me decía que viera como su pene estaba enorme, y pues lo vi y efectivamente era enorme. Regresamos a donde estaban los demás y platicábamos, estábamos en círculo, y cuando me agaché a tomar una cerveza uno de ellos me tomó por la cintura y me arrimó su pene a mi trasero, me levanté rápido y todos se rieron, y me dijeron que me bajara los pantalones, me reí, pensando que bromeaban, pero nadie se rió. El ambiente se puso tenso y dos tipos se me acercaron, tuve que obedecer y me bajé los pantalones, me vieron y me dijeron, que buenas nalgas tienes, lo cual es cierto. El más grande me abrazó por detrás desesperado y me untaba su erección sobre mi truza, me zafe y caminé un poco, me sentía muy mareado, y parecía que se hubiesen calmado. Llegó el tipo de las cicatrices y me abrazó, me dijo que me tranquilizara, que así era el ambiente entre ellos, me llevó a un cuarto contiguo, y me dijo que descansara en un colchón viejo que ahí había. Me incitaba a beber más y más, aunque no quería, prácticamente me metía el alcohol a la fuerza, y yo sabía que no podía negarme.

Después me empujo hacía atrás, y se colocó encima mío, y con toda la calma del mundo me dijo que me dejara de pendejadas, que me apuñalearía si hacía difíciles las cosas. Le levantó y me estrelló contra la pared mientras me bajaba la truza, se sacó el miembro y lo colocó entre mis nalgas, lo empujó y chocó contra mi ano, no se cuantas veces intentó penetrarme hasta que lo logró. Sentí que me desgarraba la piel y la carne. Me jalaba los pelos mientras me la metía más adentro. Me daba durísimo, y de repente se quedó quieto mientras descargaba su carga dentro de mi culo. Me dijo que así había sido más fácil, me agaché para subirme mi truza cuando de repente sentí que me la metía otra ves, volteé, y vi que era otro de los tipos, que me la había metido de golpe, me tomó de la cintura y así como estaba agachado me bombeó violentamente hasta que se vino dentro mío. Una vez que pasaron 8 de los tipos me dejaron ahí en el colchón, y se fueron a beber, los escuchaba claramente contándose uno al otro como me habían dado por el culo.

Todo ese día fue horrible, mientras bebían pasaban en intervalos al cuarto para meterme el pene en el culo hasta que echaban chorros de semen adentro de mi cuerpo. Fue hasta el anochecer, cuando me sacaron de la casa, me golpearon y se fueron.

Como pude regresé a mi casa, con todo el culo abierto.