En Maicao...

Un relato convencional de la vida de una pareja que se ven cada 15 o 30 dias en fines de semana, ya que viven en ciudades diferentes

El rebote del auto por el bache del camino hizo que Iver respingara de su sueño, los caminos eran ondulantes y hacia que este se durmiera, el conductor lo miro y sonrió.

-- ¿dormitando chino? –

-- jeje, un poco – respondió Iver, miro en el asiento de atrás y la señora que los acompañaba también estaba dormida, luego miro por la ventanilla y vio que ya el bosque se acabó y comenzaban a verse casas -- ¿ya llegamos? – pregunto con felicidad.

-- si chino, ya llegamos a Maicao –

Un cosquilleo se instaló en el estómago de Iver, por fin después de casi un mes sin ver a su querido Encho, después de solo escuchar su vos por teléfono, que bueno, no estaba mal, ambos se amaban, pero para Iver, el hablar por teléfono no era suficiente, quería, debía, necesitaba, verlo, abrazarlo, besarlo, y por fin después de un largo mes desde la última vez que vino, volvía a estar con él.

-- ¿bueno chino donde lo dejo? –

-- en el colegio San José del centro – respondió aun mirando por la ventanilla.

Luego de que fuera dejado en el enorme colegio, haber pagado el pasaje, recibido su maleta y dar gracias por el viaje, Iver miro al otro lado de la calle atestada de compradores, y no le extrañaba, siendo Maicao una ciudad mercante, estando al borde de Colombia con Venezuela, cruzo la calle para encontrarse con el enorme portón rojo del parqueadero done vivía su amado Encho, abrió la portezuela y entro, vio junto a la puerta un montón de plantas en diferentes materas, tal vez de algún vendedor de estas que pidió que se las guardaran hasta el día siguiente, vio a la madre de su novio, Iver saludó amablemente, esta apenas dijo un audible hola y salió por la portezuela por donde el entro, Iver miro atrás, volteando un poco la boca en una mueca de desagrado, y siguió caminando, pero se detuvo al ver lo más gracioso y sexy que se puede imaginar.

-- Bebe me agarraste en toalla – y en efecto, su amado Encho, estaba en toalla, recién bañado porque las gotas de agua aun rodaban por su cuerpo, un poco robusto y gordito como el de Iver, pero al parecer de ambos siempre se veían provocativos uno al otro, bien dicen que el amor es ciego, su cabello liso mojado pegado a la frente y con su cara de sorpresa y picardía, Iver se acercó, dejando en una silla cercana su maleta y se aproximó a su amado, este le detuvo con la mano, luego tomo la de él y lo jalo hacia la cocina, allí lo tomo del rostro y le dio un gran beso, un beso que decía te amo, te extrañe, me hiciste falta, y muchos otros sentimientos, Iver quería alargar el beso pero al final tuvieron que separarse.

-- te amo – dijeron al unísono luego se rieron

-- Bebe como te fue en el viaje – pregunto Encho con vos tierna, como si le hablara a un bebe recién nacido o de un año

-- bien mi amor, ya estoy aquí contigo – dijo Iver sonriendo

-- ¿tienes hambre? –

-- un poquito –

-- bueno déjame terminar de cambiarme y te algo alguito – dijo sonriendo -- ay hay arroz y carne

-- bueno mi amor –dijo Iver viéndole

-- espérame en la silla – dijo saliendo con él al patio parqueadero, antes de salir Iver le dio otro beso rápido y le dio una palmada en las nalgas repitiendo un “te amo”, Encho sonrió y entro a la habitación.

Iver se sentó en la silla y vio el televisor que estaba acomodado en una tabla sobre una canasta de plástico para botellas de cerveza, estaban pasando una película que ya se había visto antes pero igual le gustaba, oyó que la portezuela del portón se abrió y alguien gritaba el nombre de Encho, Iver se levantó para ver quién era

-- amigo mío – apareció en la puerta Deivis, uno de los amigos de Encho – mira que por fin ya volvió a este humilde pueblo  --

-- jajaja si claro Deivis lo que tú digas – rio Iver abrazándolo, Deivis era tan alto como Iver, 175 cm, era blanco de mirada adormecida pero picara, cabello castaño semi rubio, ojos oscuros y de contextura gruesa de cuerpo

-- entonces manito, ¿a qué hora llegaste?, ¿Cómo te fue en el viaje? –

-- bien acabo de llegar, y el viaje… pos no se me quede dormido, jejeje –

-- ¿y Encho? –

-- está cambiándose, es que llegue y lo agarre recién bañado, jejeje –

-- claro y tu emputao ¿verdad? – dijo Deivis tomando una de las sillas que estaban amontonadas junto a las plantas

-- no, jejeje – respondió Iver sentándose en la silla de hace rato

-- Bebe, mira cómprame una Litron de gaseosa en… ¡“Zorra vagamunda” hasta que llegaste! – dijo Encho saliendo de la habitación con un pantalón desgastado y un suéter morado, mientras saludaba a Deivis a su manera

-- jajaja, si acabo de llegar -- respondió Deivis, Iver se levantó de la silla y tomo el dinero y la botella que le tendió Encho y salía por la portezuela

-- ¿Mani hasta que llego a? – pregunto Deivis al ver que Iver salía

-- sí, mi Bebe hermoso por fin vino de nuevo – dijo Encho mientras tomaba una mesa Rimax que estaba en una esquina – me estaba haciendo mucha falta

Deivis iba a decir otra cosa pero Iver volvió a entrar con una Litron de gaseosa naranja en la mano y unos vasos desechables, se sentó a la mesa y empezó a servir la gaseosa mientras Encho entraba a la cocina a preparar la comida, en tanto Deivis le preguntaba a Iver de cómo iban las cosas en Valledupar; entre comentarios de trabajo, familia, estudio, bromas de locas salidas de tono de parte de Encho y Deivis, terminaron de comer el arroz blanco y la carne frita que Encho había preparado, que entre broma y broma Encho e Iver se habían quemado la lengua con la carne recién frita haciendo que Deivis se destornillara de la risa.

-- bueno pelaos, me tengo que ir que Raúl necesita que lo ayude con unos decorados para una fiesta de grado – dijo Deivis levantándose mientras consultaba la hora en su teléfono

-- ¿aja y esa qué? – quiso saber Encho

-- tu sabes que esta tragado de mi – dijo Deivis saliendo por la portezuela – tengo que ir a ayudarla, a pesar de que no sienta nada por el --

Iver tomo los platos y los llevo a la cocina mientras Encho ordenaba de nuevo las sillas y colocaba la mesa en donde siempre la ponían cuando no la usaban.

-- ¿Bebe, vamos a ir a comprar la ropa siempre? – Dijo Encho consultando la hora en su teléfono – hay una camisa que vi para ti que quiero que te la compres --

-- vale vamos – dijo Iver sonriendo.

Salieron por la portezuela, al lado de esta se encontraba la madre de Encho con su inmutable cara larga mirando hacia la calle transitada.

-- mama ya vengo –

-- aja –

Iver miro a Encho, este miraba a su madre con tristeza luego miro a Iver y cambio su cara por una más alegre, Iver le devolvió la sonrisa, pero se deprimió un poco por lo que vio; la madre de Encho sabía de la inclinación sexual de su hijo, pero aún no lo aceptaba, y siempre se ponía peor cuando Iver llegaba de visita; dejando a un lado el tema de su suegra Iver tomo a Encho del brazo y empezaron a caminar hacia los comercios en la zona de venta de ropa; al ser una ciudad pequeña, en Maicao era más fácil caminar, aunque las calles estuvieran atestadas de clientes y compradores, llegaron al primer almacén donde estaba la camisa, una linda camisa manga larga de color rojo vivo y líneas blancas de arriba abajo, Iver se la probo al instante sentándole de maravilla, vieron también una camisa polo amarilla con logos del equipo de Suiza, Iver también se la probo quedándole muy bien, así que llevaron ambas.

-- ¿amor y para ti? – susurro Iver cerca de Encho

-- no Bebe, no vayas a gastar nada en mí, yo veo como compro algo –

Iver levanto la ceja derecha en signo de pregunta acusatoria, Encho sabía que a Iver no le gustaba que no le recibieran nada.

-- bueno, ¿recuerdas la camisa que aparte que costaba $90.000 y que ya había pagado $40.000? – Iver asintió con la cabeza – bueno aun me falta $50.000 para poder sacarla –

-- listo vamos por ella – le Dijo Iver pagando lo que el compro  para salir hacia la otra tienda.

La tienda era, según a palabras de Encho, “la más cotizada en todo Maicao”, Tendencias y Estilos, una tienda muy bien organizada con la mejor ropa que se puede encontrar, Encho hablo con una de las señoritas que atendían a los clientes sobre un apartado a nombre de Álvarez, todas eran muy bonitas, mientras Iver veía las camisas y suéter que habían exhibidos, en tanto esperaban Iver le mostraba a Encho camisas desde corte elegante, a moderno, colores muy exóticos y extravagantes a colores sobrio y muy bonitos, estampados de toda clase, alusivos a lugares, música  y fiesta; la señorita volvió y dijo que la camisa ya se había vendido, Encho se molestó, porque él había dejado paga la mitad de la camisa, pero la señorita le dijo que el pago estaba registrado hace cuatro meses y el plazo de apartado es de 40 días, con desilusión Encho se puso a buscar otras camisas, Iver sabía que tardarían, porque cuando Encho no sabe que camisa le va a gustar podían tardar buen tiempo buscando algo que a él le guste o al menos le agrade, para sorpresa encontraron una camisa parecida a la que Encho había apartado, con la diferencia que esta era manga corta y la que había apartado era manga larga, pero el diseño de bolsillo y color Azul verdoso era el mismo, pagaron la camisa y salieron para seguir comprando ropa, Iver tenía el cuento desde hace un mes de comprarse un pantalón blanco, y tenía a Encho casi que mamado  con el tema del pantalón blanco, caminaron unas dos calles y pararon en un almacén que Encho conocía, el almacén estaba bien, de hecho se veía casi vacío de ropa, Iver levanto la ceja con expresión dubitativa, Encho le sonrió, sabía que no entendía, así que pidió a una muchacha que atendía que los llevara al segundo piso, cuando subieron las escaleras y abrieron la puerta Iver casi tropieza con una caja en el suelo, el segundo piso estaba lleno de estantes con todo tipo de ropa, como para “escarbar y buscar”, literalmente, ya que la ropa estaba incluso hasta en el piso y tenías que buscar tú mismo lo que necesitabas, claro con la ayuda y acompañamiento de las dependientes de la tienda; Iver vio un blanco entre tanto color oscuro en unos jeans de su talla, sin más de un tirón lo saco quedando los demás jeans en su puesto, la dependienta dijo con tono divertido “como le hiciste”, Iver entro al vestier sacándose su pantalones oscuro y colocándose su nuevo jean blanco, salió pidiendo un “¿cómo se ve?” mientras daba vueltas, la dependienta iba a decir algo pero Encho no la dejo

-- pa que preguntas si sabes que no tienes culo – dijo Encho en broma

-- esa me las pagas – dijo Iver corriendo los ojos hacia un lado

-- no mentiras se te ve bien – dijo la dependienta y Encho con un guiño le asintió a Iver con la cabeza.

Este entro de nuevo al vestier para cambiarse el pantalón y buscar algo para Encho, el cual ya estaba en el estante de los suéteres de cuello en “V” buscando algo que le gustara, agachándose mirando entre una pila que estaba en el suelo, Iver vio su oportunidad y tomando el pantalón blanco le dio un latigazo en el culo haciendo que Encho se enderezara y protestara mientras la dependienta empezó a reír, luego de encontrar dos suéteres muy bonitos, uno blanco que decía en toda la extensión de enfrente “Calvin Klein” y otro Amarillo con un estampado de una calavera pistolera, pagaron para dirigirse en busca de un hotel donde hospedarse, encontraron uno a un buen precio con dos cama entraron dejaron las bolsas y fueron hacia el parqueadero a buscar la maleta de Iver y volvieron al hotel; luego de cerrar la puerta y asegurándose Iver que tuviera seguro puesto.

-- Bebe tenemos que… ¡mmmm! – Iver callo la boca de Encho con un beso frenético, un beso que necesitaba desde mucho

-- te extrañe Encho – dijo Iver con tono nostálgico

-- yo también Iver – respondió este con una sonrisa volviéndose a unir en otro beso.

Un beso largo, lleno de pasión, lujuria, deseo y amor, a pasos cortos y sin detener el  beso Iver llevo a Encho a una de las camas de la habitación empezando a enredar sus dedos en su cabello y a sobar su pecho por encima de la ropa, Encho estaba enganchado con los brazos a su cuello, luego de un buen tiempo en besos, Encho acerco su mano a la entrepierna de Iver, abrió los ojos con sorpresa.

-- ¿eres un bebe groserito verdad? – dijo con voz melosa

Iver sonrió, le encantaba verle cuando ponía esa cara de sorpresa al tocar su pene debajo del pantalón, empezó a desvestirlo, quitándole el suéter, los zapatos, las medias, el pantalón dejando su cuerpo de 165 cm de alto solo con un calzoncillo tipo “narizón” que le encantaban a Iver ya que le marcaban el paquete y el culo de sobremanera, este era blanco; Iver le quedo mirando abstraído por un momento y se acercó a la entrepierna inspirando con fuerza, le encantaba sentir ese olor, dio un leve mordico por encima de la tela, Encho suspiro, una lamida, un gemido, una mirada cómplice, una mirada lasciva, pero amor al fondo de cada gesto, Encho en desesperación se quitó el calzoncillo y casi le arranca la ropa a Iver, este se dejaba hacer luego el mismo se quitó su rosario negro,  su collar y sus manillas de la mano izquierda, que siempre usaba acorde con el color de la camisa que tuviera puesta, en este caso era azul, y su manilla multicolor de la mano derecha, que usaba como símbolo de su homosexualidad, los juegos siguieron ahora con Encho tomando iniciativa, empezando a besar el pecho desnudo de Iver y su medio prominente panza, luego sus pezones, haciéndolo gemir, se acercó a su cuello, le dio una suave lamida, y luego ataco su oreja haciendo que Iver gimiera, ese era uno de sus puntos débiles, bajo un vez más, haciendo un camino de besos y caricias con la lengua, hasta llegar al pene de Iver, empezando a chuparlo fuerte de golpe, Iver ahogo un gemido, no quería que los otros hospedados los escuchasen.

-- rica tu verga Bebe – dijo mirando lujuriosamente a Iver este solo asentía como un idiota, lo tenía a su merced, pero luego en otro rápido movimiento Iver se puso sobre Encho y empezó a comerle los pezones haciéndole gemir este intento quitarlo ya que no aguantaba tanto estimulo, pero Iver tomo de sus brazos y lo puso a ambos lados de la cabeza mientras seguía con su tarea Encho tuvo que morderse el labio para contenerse de no gemir como puta, Iver bajo hasta su pene engulléndolo con fuerza y succionando con energía haciendo que Encho perdiera por un momento la cordura pero se recuperó rápido; luego de varias chupadas Encho instintivamente alzo las piernas para mostrar su culo dejándolo expuesto a la boca de Iver.

-- Bebe déjamelo baboso – dijo con suplica, Iver sonrió y se acercó lentamente a la entrada de Encho, empezó con la punta de su lengua, haciendo que Encho saltara, luego un gran lengüetazo de punta a punta haciendo que su novio suspirara, lego empezó el ataque sin cuartel, sin dejarle tiempo para suspirar, la juguetona lengua hizo estragos en la rosada entrada de Encho haciendo que este se retorciera, pero quería más, necesitaba más.

-- Bebe quiero sentir tu verga – suplico

-- no –

-- ¿qué? –

-- vas a tener que esperar – dijo Iver con una maliciosa sonrisa – aun no me terminado de desquitar lo de que no tenía culo – dijo divertido volviendo a atacar y a chupar con mas frenesí la entrada de Encho, haciendo que este empezara a subir el volumen de sus gemidos, rogando que por favor se la metiera hasta el fondo pero Iver se negaba y seguía con su lengua en su entrada, en los testículos, en el pene, siempre teniéndolo agarrado de los brazos para evitar que interfiriera; después de un tiempo creyó que ya fue suficiente tortura, así que poniéndose el preservativo empezó a penetrarlo suavemente, Encho  empezó a gemir más fuerte cuando sintió el pene de Iver entrando por su culo, luego Iver salió y volvió a entrar pero con fuerza haciendo que Encho soltara un aye de excitación, empezando los vaivenes suaves y lentos, luego de un tiempo Encho pidió más velocidad y fuerza, Iver no haciéndose de rogar acelero el movimiento y la fuerza de las penetraciones haciendo que Encho empezara a gemir aún más fuerte; la cama, al ya tener sus años empezó a hacer ruidos con cada movimiento de ambos, Iver pensó que la cama los delataría pero no ceso sus movimientos mientras el mismo masturbaba a Encho al ritmo de sus movimientos después de un tiempo Iver sentía como su semen subía y se lo informo a su novio.

-- Bebe échamelo en la cara – pidió Encho en medio de gemidos

Iver saco su pene y se quitó el preservativo rápidamente y empezó a pajearsela enfrente de la cara de Encho y termino con cuatro disparos regador por toda la cara, Encho se vino cuando sintió el semen caliente de Iver en su rostro, Iver se dirigió al baño y tomo un poco de papel de baño para limpiarle la cara a Encho, este tomo otro poco y se limpió la mano donde se corrió.

-- te amo – dijo Iver dándole un beso luego de que se limpiara

-- yo también –

Se acostaron ambos en la cama y estuvieron abrazados por unos minutos cuando sonó el teléfono de Encho.

-- aja y ustedes que nos van a tener esperando – sonó al otro lado de la línea, Encho se levantó rápido dejando a Iver confundido

-- ¿ya nos están esperando? – Encho miro a Iver con mirada preocupada -- ¿y dónde están?... ¿hace cuánto?... ñerdaaa… bueno ya vamos para allá –

-- ¿amor? – pregunto Iver

-- Bebe cámbiate rápido que los pelaos nos están esperando – dijo Encho buscando una de las toallas que les habían entregado junto al cuarto

Luego de un baño rápido, arreglarse apresuradamente y un beso rápido, ambos salieron  del hotel y empezaron a caminar a la hacia la zona de bares y comidas rápidas a la entrada de esta se encontraron con los pelaos que se les veía bastante irritados por estar esperando, los amigos de Encho, los que siempre lo acompañaban en todo, conocían a Iver desde hace ya 5 meses que llevan en relación, un pintoresco grupo donde las risas y la amistad nunca faltaba, compuesto por Yuri una chica de la estatura de Iver, morena, cabello crespo, corto y negro, de cuerpo delgado, podría decirse que poco dotado, pero era muy bonita, trabajaba en una tienda de ropa, su pareja Daisy, era de la misma estatura, su cuerpo era un poco más dotado que el de Yuri, sus ojos eran de color azul claro, de mirada picara, cabello negro en las raíces que se extendía a rojizo en las puntas, era estudiante, Ramón, o “Ramona” según Encho, el más gordo el grupo, de piel morena ojos afilados y traviesos, uno de los que más se jugaba con Encho con bromas pluma, en apariencia era tierno, pero los demás decían que Iver le superaba con creces ya que el tenía más cara de niño que Ramón, Andrés estudiante de bachillerato recién graduado, tenía 18 años pero aparentaba más, el segundo con mejor cuerpo de todos los del grupo, sus brazos siempre se marcaban porque siempre usaba camisas de manga angosta, piel canela cabello crespo muy corto ojos brillantes y labios carnosos, junto a estos estaba Deivis que estaba ahora cambiado con una camisa morada con rallas blancas y unos jeans oscuros, que resaltaban su piel clara.

-- ¿bueno ustedes que los que más culean? – dijo Yuri con los brazos en la cintura

-- ay perdón manita – se excusó Encho – es que nos tocó comprar la ropa del 24 y pos después… aja tu sabes un mes después de no vernos… --

Yuri los miro con duda después dulcifico la mirada y se dirigio a Iver

-- manito que rico tenerte acá de nuevo – dijo acercándose a Iver dándole un abrazo, este correspondió dándole también un beso en la mejilla

-- nene que gusto – dijo Daisy abrazando a Iver

-- ay papito estas bueno con esa camisa negra tuya – dijo Ramón acercándose y abrazándole también

-- jejeje ay gracias nena – respondió Iver “mariquiando” la voz un poco, cosa que él nunca hacia a menos que este con los amigos y sepa que nadie está cerca escuchándolo – me falto fue afeitarme – dijo Iver pasándose la mano por la barba

-- ay no papi a mí me gustan los hombres velludos – dijo Ramón acercando su mano a Iver que fue detenida con una palmada de Encho

-- ¡cuñado! – Dijo Andrés abrazando a Iver, este correspondió efusivo – que delicia que hayas venido

-- si cuñadito que bueno estar acá –

-- y cuánto tiempo te quedas Iver – pregunto Daisy, todos lo miraron esperando la respuesta

-- no pos me quedo hasta mañana en la tarde, es que el 24 me toca trabajar – dijo Iver con un tono ligero de desilusión

Todos también se desilusionaron un poco pero Deivis los animo y empezaron a caminar, hasta la discoteca donde iban a pasar parte de la noche, entraron y pidieron una botella de aguardiente, Iver no era de los que bebía, era más bien un bebedor social, y solo lo hacía cuando se trataba de sus amigos del “cuento”, empezaron a repartir los tragos mientras hablaban sobre todo, en una de esas empieza a sonar la canción “Volví a Nacer” de Carlos Vives, a todos les gustaba esa canción, pero a Iver le encantaba coreando a voz alta la canción, cuando esta termino Iver noto que todos lo veían.

-- ¿qué? –

-- no, pensamos que ibas a llorar – dijo Daisy, todos rieron ante el comentario

Y es que esa canción Encho se la dedico a Iver y por eso le encantaba tanto, luego siguieron bebiendo y charlando, Iver se levantó y de manera galante le pidió a Yuri que bailaran esta en risa acepto ya que cuando Iver estaba “entonao”, le encantaba bailar vallenato, salsa, merengue, incluso reggaetón, géneros que no acostumbraba o no le gustaban ya que a él le encanta es el rock, luego de varios bailes se sentaron de nuevo, Encho le dijo a Iver que si ya había llamado a su madre desde que llego, Iver se sobresaltó y miro la hora en su teléfono, le pidio rápido minutos a Encho y salió del local para llamar.

-- ¿hola? –

-- ¿manito? – dijo dubitativo Iver al notar que no era la voz de su madre sino la de su hermano menor

-- hola, que tal como estas todo por allá – pregunto su hermano despreocupado

-- manito pásame a mi mama es que se me olvido llamarlos a lo que llegue – dijo preocupado

-- mama ya se durmió manito –

-- anda es que se me olvido llamarla—

-- Ombe tu pareces pendejo – respondió el hermano de Iver en la otra línea

-- ay no manito es que tú sabes cómo es ella –

-- por eso – dijo en tono obvio – ella no está preocupada

-- mmm… --

-- yo le digo que llamaste ¿sí? –

Iver sonrió y sintió que su hermano también al otro lado de la línea desde Valledupar

-- manito te quiero – dijo Iver con tono amoroso, tal vez  ya los tragos le estaban afectando

-- yo también – respondió su hermano – ¿y cómo esta Encho?

-- está bien, estamos bebiendo por acá con los amigos de el – dijo Iver, agradeciendo mentalmente de que al menos a su hermano no tuviera que mentirle, desde hace un año que le dijo que era gay y que él lo aceptara sin ningún tipo de problema o reparo, más bien uniéndolos as como hermanos, el sabia de su relación con Encho, de hecho ambos se llevaban muy bien

-- mándale un abrazo de mi parte – dijo – y recuérdale que me mande mis papitas Pringles – termino riéndose

-- ok yo le recuerdo – dijo Iver cansado con el cuento de las Pringles, y es que a su hermano y él les encantaban esas papitas

-- bueno manito buenas noches que la pases bien –

-- gracias manito, buenas noches – dijo colgando y volviendo a entrar al local, se encontró con que Yuri estaba bailando con Andrés y Ramón con Daisy, Deivis y Encho estaban hablando con José que acababa de llegar.

-- mira Encho gracias – dijo entregándole el teléfono

-- ¿cómo está mi suegra? –

-- bien está dormida – dijo Iver – me contesto Killy, te manda un abrazo, y que te acuerdes de sus Pringles

-- jejeje hay mi cuñadito, listo yo se las mando – dijo riéndose

-- entonces mijo como estamos – dijo José a Iver

-- ¡José amigo mío! – se levantó Iver de la silla para abrazarlo – jejeje ¿cómo va todo por acá e?

-- bien mijo gracias a Dios – respondió sonriendo, José, es pareja de Andrés, de todos el que tenía el mejor cuerpo ya que trabajaba en su tienda cargando bultos de comida y administrándola, siempre se adivinaban sus músculos por debajo de cualquier camisa que usase, de ojos afilados y sonrisa amplia, era un “gaston” ya que era el que más pagaba y uno siempre sabia como devolverle el favor.

Luego de la mitad de la segunda botella Encho empezó a negarle los tragos a Iver, este seguía bueno y sano, tal vez un poco “entonao” pero estaba bien, pero Encho se negaba rotundamente a que siguiera bebiendo, después de que se terminara la tercera botella se dieron cuenta que ya era hora de retirarse, todos pagaron los gastado y salieron del local, cuando iban a media cuadra notaron todos que faltaba Ramón, miraron atrás y este se encontraba anotando el número de uno de los vigilantes del local, Encho fue por el diciéndole que deje las “vagamunderías” para otro día, todos empezaron a reír, ya que según Ramón el tipo dijo que comía “sopa, chucha y lo que sea”, Encho, que hacia como “la matrona mayor” cuando se bromeaban con cuentos de loca, le decía que no podía estar repartiendo culo a todo macho que se le apareciera, todos reían a mas no poder, Ramón para sacarse la “espinita” se puso a reclamarle y decirle que como “él ya tenía quien le diera por el culo”, un nuevo estallido de risa afloro de nuevo, y todos se retiraron a sus casa; Iver y Encho llegaron al hotel se desvistieron y se acostaron abrazados.

-- amor porque no me dejaste seguir bebiendo –

-- ay Bebe no me gusta verte asi – dijo Encho

-- Echo, cuando vengo aquí contigo es el único momento en que me puedo desconectar de tantas preocupaciones en mi casa – dijo Iver – además es para para soltarme un poco, porque tu muy bien sabes que soy un estirado

-- bueno Bebe pero será para otro día – dijo dándole un beso

-- vale –

-- oye espera se me olvido darte tu regalo –

-- ¿mi regalo? –

-- si – Echo se levantó de la cama y busco en una bolsa que él había dejado en el hotel cuando habían llegado – es tu aguinaldo y tu regalo de los 5 meses que habíamos cumplido el 7 ero no pude dártelo –

Encho saco de la bolsa dos suéteres, uno amarillo de Brasil y uno verde con unos logos, y un par de sandalias Puma originales

-- amor… gracias – dijo Iver muy emotivo

-- de nada mi bebe – dijo acercándose a Iver

Ambos empezaron a besarse y a acariciarse luego se acomodaron y se durmieron.

Al día siguiente a eso de las seis Iver sintió como Encho se levantó de la cama y se dirigió al baño, un ruido fuerte lo hizo sobresaltarse y se levantó como un resorte de la cama y miro hacia el baño, Encho estaba levantando el tubo que sostenía la cortina.

-- Se cayó –

-- ¡me asuste! – dijo pasando su mano por la cara – pensé que te habías resbalado y te habías caído –

-- jejeje no mi Bebe – dijo yendo para darle un beso – ándate vuélvete a dormir, me voy a bañar para ir al parqueadero

Iver se volvió a dormir mientras escucha caer el agua en el baño, luego de un momento un frio beso lo volvió a despertar, sonriendo correspondió al beso y vio que Encho ya estaba listo poniéndose una gorra.

-- Te amo – dijeron al unísono, Encho salió e Iver se volvió a dormir

Paso el tiempo y el teléfono de Iver sonó con el coro de la canción “In My Remains” de Linkin Park.

-- Bebe vente para acá para que desayunemos –

-- ¿y qué hora son? – dijo Iver somnoliento

-- las 10 de la mañana –

-- ya voy para allá – dijo levantándose y dirigiéndose al baño

Luego del baño, se cambió y se puso sus sandalias nuevas y se dirigió al parqueadero, luego de que llego noto que solo estaba Encho, ambos desayunaron y se fueron a la zona comercial de comestibles para comprar los Pringles de Killy y otras cosas, cuando volvieron ya era hora del almuerzo, comieron y pasaron el tiempo viendo unas fotos en el portátil que Iver había llevado, el tiempo paso y se hicieron las tres.

-- Bebe, ya es hora de que te vayas – dijo Encho triste

-- mmmmm… -- Iver se puso muy triste y empezó a hacer como perrito regañado

-- ay Bebe pero la pasamos bien no te pongas así – dijo sobándole la cabeza – anda vamos al hotel a buscar tus cosas y de ay a los carros que vayan a Valledupar --

Ambos salieron al hotel a buscar la maleta de Iver que ahora estaba más pesada ya que llevaba ropa extra, antes de salir de la habitación se dieron el último beso porque sabían que ya no podrían besarse afuera, se dirigieron a la zona de los carros de viaje, Iver tomo uno que casi le quita el bolso y lo arrastra de la manija del morral a lo que llego, causando una carcajada de parte de Encho, ambos se vieron y se abrazaron antes de que Iver tomara el carro, Iver miro por la ventanilla y vio que Encho susurraba un “te amo” que Iver entendió muy bien, el susurro un “yo también” y el vehículo empezó a andar Iver se pegó a la ventanilla hasta que Encho se perdió de vista, en un suspiro miro al cielo, de su morral busco sus diademas y se las coloco conectándolas al celular, busco en su lista de canciones hasta que encontró la que tanto le gustaba…

…Puedo no roncar por las mañana

Puedo trabajar de sol a sol

Puedo subirme hasta el Himalaya

O batirme con mi espada

Para no perder tu amor

Puedo ser, tu fiel, chofer, mujer

Todo lo que te imaginas puedo ser

Y es que por tu amor volvía a nacer

Tu fuiste la respiración

Y era tan grande la ilusión

Pero si te vas que voy a hacer

Planchar de nuevo el corazón

Se pone triste esta canción

Quiero

Casarme contigo

Quedarme a tu lado

Ser el bendecido con tu amor

Por eso yo quiero

Dejar mi pasado

Que vengas conmigo

Morir en tus brazos dulce amor

Por eso yo quiero

Puedo boxear en las olimpiadas

Puedo mendigar por tu amor

Puedo mudarme a la Castellana

Agua fría por las mañanas

Y alinear en el Unión

Puedo ser, tu fiel, chofer, mujer

Todo lo que te imaginas puedo ser

Y es que por tu amor volvía a nacer

Tu fuiste la respiración

Y era tan grande la ilusión

Pero si te vas que voy a hacer

Planchar de nuevo el corazón

Se pone triste esta canción

Quiero

Casarme contigo

Quedarme a tu lado

Ser el bendecido con tu amor

Por eso yo quiero

Dejar mi pasado

Que vengas conmigo

Morir en tus brazos dulce amor

Por eso yo quiero

Quiero

Casarme contigo

Quedarme a tu lado

Ser el bendecido con tu amor

Por eso yo quiero

Dejar mi pasado

Que vengas conmigo

Morir en tus brazos dulce amor

Puedo boxear en las olimpiadas

Puedo trabajar de sol a sol

Puedo tantas cosas en mi vida

Por tu amor

-- Te amo – dijo Iver acomodándose en la silla y cerrando los ojos…