En los ojos del amor Capítulo 5

Después del accidente, se ha sabido la enfermedad que aquejaba a Esteban, el tener V.I.H aun así Gabriel siempre lo amo y lo amará por siempre... ¿Que sucederá después?

Capítulo Cinco

Como un sueño.

Gabriel abriendo los ojos, y veía a su amor, Esteban arreglándose, muy desconcertado le pregunto. - ¿Todo fue un sueño?

– Esteban se volteó y le pregunto. – ¿De qué hablas amor?

– Gabriel se levantó de la cama y se miró frente al espejo y dijo. - ¡Fue un sueño! ¡Todo fue un sueño!

– Esteban, que lucía un traje color blanco, camisa azul turquesa, corbata color rosa y unos zapatos blancos le dijo sonriente. – Nos vamos a casar, por fin llego el día, ese accidente no impidió nuestra felicidad, anda apúrate, vamos a jurarnos amor eterno.

– Esteban se salió de la habitación, Gabriel mirando alrededor de la habitación, noto colgado un traje del mismo color al de Esteban, pero con distinta camisa, pues la de él era color melón y corbata azul turquesa, sin hacerse más preguntas, se empezó a vestir, una vez listo, bajo las escaleras, sorprendido veía desde el vitral a sus familiares y amigos, una vez estando en el jardín, la gente empezó aplaudir.

Gabriel se detuvo y su hermana le dijo. – Hermano, te voy a entregar a la persona que amas y amarás en toda tu vida.

– Ambos caminaron hasta dónde Esteban estaba, sus hermanas lo tenían agarrado de cada brazo, ellas eran las damas de honor, Tulio y Luz serian testigos de Esteban, mientras que una de las hermanas de Esteban y la hermana de Gabriel serían sus testigos respectivamente, la ceremonia empezó, después de que el juez cuestionara si había un impedimento y al no tener respuesta, prosiguió con las preguntas a los novios.

Gabriel nervioso dijo. – Si, acepto.

– Esteban sonriéndole le dijo. – Igual yo acepto, acepto y prometo hacerte feliz.

– El juez los declaro esposos y firmaron las respectivas actas; después de eso, se dio parte a la recepción, teniendo un ambigú de brochetas de mariscos flameadas para él comienzo, crema de chile morrón a los tres quesos y pescado empapelado con especias, de tomar había refrescos y diversidad de aguas, había desde whisky hasta la cerveza, tequila y vino tinto, claro que para el brindis seria con champagne.

Gabriel que se encontraba en la mesa de honor, se dispuso a hacer el brindis de honor, pidiendo la atención de los presentes, nervioso dijo. – Me siento más que feliz de ver a todos ustedes reunidos en esto que es la boda de mis sueños, pues me acabo de casar con el hombre más amoroso que puede existir en la faz de la tierra, es por eso que les pido a todos, que brindemos por la felicidad que tengo desde hace siete años y por la felicidad que tendré siempre, ¡Salud!

– Todos aplaudiendo, brindaban, con algarabía la felicidad de la pareja de recién casados; Gabriel y Esteban fueron requeridos al centro de la pista, que era una tarima de madera grande, en la cual estando en el centro, al ritmo de la canción “Bésame mucho” ellos empezaron a bailar, los invitados los miraban con ternura, felicidad.

Gabriel sonriente abrazaba a su ahora esposo y le decía. – Gracias por aceptarme ser tu esposo, prometo que te hare muy feliz hasta la muerte.

– Esteban sonriendo le dijo al oído. – Amor, ya soy feliz a tu lado, me has hecho el hombre más feliz en la tierra, te debo agradecer que me hayas aceptado, aún después de haberte enterado que portaba el virus del V.I.H, sabes que siempre estaré eternamente agradecido, donde quiera que yo este, te estaré eternamente agradecido.

– Gabriel sonreía, notando que Esteban se ponía un poco triste, él le dijo. – Amor, siempre serás el único ser al que voy amar, siempre te seré fiel, siempre.

– Esteban lo miro a los ojos, sus ojos reflejaban una infinita tranquilidad y le dijo. – Amor, no me prometas que me amaras siempre, porque sé que te voy a faltar algún día, y tú, escúchame bien Gabriel, tú deberás buscar el amor en alguien más.

– Gabriel con los ojos llenos de lágrimas, haciéndose notorio el hermoso azul de sus ojos, le dijo. – Nunca me vas a faltar, nunca, siempre estarás a mi lado.

– Esteban mirándolo fijamente le dijo derramando lágrimas. – No amor, desgraciadamente no podré estar siempre a tu lado, pero si estaré desde el cielo cuidándote.

– Gabriel empezó a escuchar voces a lo lejos pero sin importarle, le dijo sonriente, derramando una ligera lagrima de su ojo. – Esteban estaremos juntos, es más adoptaremos 4 niños, como siempre lo hemos soñado o rentamos un vientre, pero estaremos siempre juntos.

– Esteban sonriéndole le dijo. – Estaremos juntos sí, pero no en esta vida, tal vez dios quiera que en la segunda vida seamos felices, por el momento, vive, disfruta y sigue con tu vida, pero prométeme que buscaras el amor cuando yo me ausente.

– Gabriel nuevamente escuchando voces a lo lejos, empezó a sentir frío, miro a Esteban que cambiaba su expresión de feliz a triste y le dijo. – Amor, escuchas esas voces, ya está haciendo mucho frío, ven déjame abrazarte más fuerte.

– Esteban suspiro, abrazo a Gabriel, ambos se besaron, cerrando los ojos, ellos abrazados seguían bailando al compás de la canción que poco a poco dejaba de sonar, los invitados aplaudían, poco a poco se desvanecían, Gabriel se sorprendía que la gente desapareciera poco a poco, Esteban y él estaban quedándose solos en la pista hasta que nuevamente se escucharon voces a lo lejos, que se hacían cada vez más cercanas.

Esteban se separó de Gabriel y le dijo. – Gabriel, siempre te voy a cuidar, siempre te voy amar, siempre te hare feliz en tus recuerdos, pero por favor, trata de ser feliz con alguien más, es lo único que te pido.

– Gabriel al ver que Esteban desaparecía sintió un dolor inmenso en la cabeza, empezó a mirar que tenía sangre y fue cuando entonces esas voces se escucharon de nuevo.

  • ¡Rápido, despejen, carguen a doscientos!

– En una ambulancia, de emergencia, Gabriel iba viajando al hospital más cercano del D.F, los paramédicos trataban de estabilizarlo pero les era imposible, lo estaban perdiendo.

Nuevamente la paramédico dijo. - ¡Carguen a trescientos, despejen!

– El oxímetro marcaba nuevamente pulsaciones, el corazón de Gabriel volvía a latir, pero él seguía inconsciente, mientras llegaban al hospital, le inyectaban adrenalina y lo canalizaban, pues tenía múltiples fracturas, la presión baja y la cabeza sangrándole.

Pocos días después, en el hospital, Gabriel se despertaba, vendado de la cabeza, con el brazo y pierna enyesados, con algunas ligeras cortadas y raspones.

Sintiéndose un poco mareado exclamo. - ¡¿Dónde estoy?! ¡Prendan la luz! ¡Necesito que prendan la luz! ¡No veo nada!

– Una de las enfermeras al escuchar los gritos, inmediatamente llamo al doctor a cargo y entraron, el doctor tratándolo de calmar le dijo.

  • ¡Tranquilo, estas bien! ¡No te muevas, déjame revisarte!

– Gabriel alterado gritando. - ¡No veo! ¡¿Dónde está la luz?! ¡Préndanla!

– El doctor le dijo. - ¡Por favor, quédese usted quieto, que lo tengo que revisar!

– Gabriel se quedó quieto, pero apretaba su puño izquierdo, mientras que su brazo derecho se encontraba enyesado, el médico le empezó a revisar los ojos, y al notar que no había ninguna reacción ante la luz, le dijo seriamente. – Lamento decirle joven, pero usted no puede ver.

– Gabriel, alterado empezó a gritar. - ¡No, no puede ser! ¡No puedo estar ciego!

– El doctor solicito a la enfermera que se le administrara un calmante, el cual se le fue inyectado vía intravenosa y haciendo efecto rápido, lo llevaron a hacerle una tomografía, un encefalograma y otros estudios para averiguar las causas de su ceguera.

Nuevamente, Gabriel despertando, se tocó la cabeza, pasándose la mano sobre la cara, no veía nada, él se sentía solo entre las sombras, hasta que escucho ruido y el exclamo. - ¡¿Quién anda ahí?!

– Una enfermera hizo pasar a una joven y le dijo esa chica. – Hermano, gracias a dios estas vivo.

– La hermana de Gabriel, Ángela se le fue encima delicadamente, lo abrazo y le dijo llorando. - ¡Dios mío! Gracias, gracias a ti mi hermano está vivo, en verdad muchas gracias dios.

– Gabriel serio le dijo. – Por favor, dime que Esteban está bien, por favor.

– Ángela hizo un silencio y cuando le iba a decir, entro el doctor, y les dijo. – Bien, que bueno que el paciente ya despertó, puedo examinarlo nuevamente.

– Ángela le dijo amablemente. – Por favor doctor, haga su trabajo.

– El doctor amablemente le dijo. – Gracias, con permiso, bien veamos.

– Empezó a checar a Gabriel, y él impaciente le pregunto. – Doctor, ¡¿Dígame porque no veo?!

– El doctor agarrando su estetoscopio le respondió, diciéndoles. – Bien, el accidente fue muy trágico, usted recibió un fuerte golpe en la cabeza que le causo la inflamación del cerebro, la parte que más se daño es la del lóbulo occipital, conforme pase el tiempo su vista la ira recuperando ligeramente conforme se vaya desinflamando, es cuestión de paciencia, pero le aseguro que usted volverá a ver, bueno con su permiso.

– El doctor se salió de la habitación, nuevamente dejándolos solos, Gabriel alterado le pregunto a su hermana. - ¡¿Dónde está Esteban?! ¡Averigua en que habitación esta él, rápido!

– Ángela preocupada le dijo tratándolo de calmar. – Gabriel, hermano, tranquilo no te alteres, iré a ver si está aquí en este hospital o lo trasladaron a otro.

– Ella salió de inmediato a pedir información, Gabriel quedándose solo decía. – Por favor, Esteban, que estés bien, es lo único que pido, que estés bien, por favor.

– Después de un rato, Ángela regreso, muy triste, le dijo. – Gabriel, hermano…

  • Él angustiado grito. - ¡¿Qué, que pasa?! ¡Habla ya!

– Ángela, conteniendo las lágrimas se le acerco, le tomo la mano, se la beso y la apretó fuerte diciéndole. – Debes ser fuerte, tratar de tranquilizarte.

– Gabriel, empezando a llorar decía. - ¡No, no me digas, no me digas! ¡Eso no! ¡No me lo digas, todo menos eso, pero no!

– Ángela soltándose a llorar abrazo a su hermano y le dijo. – Esteban, él, lamentablemente falleció, mucho antes de que llegara la ambulancia, cuando fueron levantados, él ya había muerto y tu seguías con vida, murió de inmediato, su cuerpo aún no ha sido reclamado, pues esperaban a que tu despertaras.

– Gabriel se enderezo, se quitó de un jalón el suero, queriéndose bajar de la cama, pero ella se lo impidió, llorando él dijo. - ¡No, no merecía morir! ¡No, él no, mi gran amor no! ¡¿Por qué dios te lo llevaste?! ¡¿Por qué no me dejaste cumplir mi sueño?! ¡¿Por qué?!

– Ángela lo abrazaba, mientras desconsoladamente Gabriel lloraba, volviéndose a recostar, ella llamo a la enfermera para que lo volviera a conectar al suero y le pusiera un calmante, pues estaba inconsolable.

La vida no está garantizada para ser eterna, por eso hay que vivirla y disfrutarla como si fuera el último día de nuestra vida, los momentos hacen que la vida sea un momento trascendental para nosotros, vive hoy, vive el presente, sin rendirle explicaciones a alguien, lo único que importa es tu felicidad eso y nada más, ya que en cualquier momento, podemos abandonar este mundo de golpe, como un suspiro, como agua entre las manos, como Esteban, que dejo este mundo para cuidar y proteger a su amado Gabriel desde el cielo.

En los ojos del amor.