En los brazos de Morfeo
En la tarde de Domingo, cuando tu pareja duerma y tu tienes unas ganas locas de bombear.
Kamora, estaba recostada en el sofá, su mente no estaba en este mundo. Sus ojos se le cerraban, Morfeo la tenía media atrapada. Cada segundo que pasaba ella más se adentraba en el mundo de los sueños. Se acurruco, se giro y se rindió a Morfeo.
Su cara, se iba transformando, como si estuviera viviendo el mejor sueño. Sus manos se entrelazaron y se las coloco entre las piernas.
Llevaba puesta únicamente una camiseta de su pareja. Al adoptar la postura fetal y meter sus manos entre sus piernas quedo al descubierto su hermoso culo.
Hipólito, al verla, sintió una pequeña erección, y con los pensamientos que tuvo, su verga se puso dura como el cristal. Se acerco a ella con sigilo. Aparto la mesa de cristal que estaba en el centro del salón.
Se arrodillo y se puso enfrente del culo de Kamora. Con una mano aparto la camiseta subiéndola hasta la cintura. Y con la otra le separo las nalgas para poder apreciar la raja de Kamora.
Se irguió, se quito los pantalones y los calzoncillos y se volvió a arrodillar.
Con una mano se acariciaba la verga y con la otra separaba las nalgas de Kamora, para poder pasar su lengua por la raja.
Kamora se estremeció, y se acomodo. De su boca empezaron a salir gemidos y de su chocho, fluidos que lo encharcaron.
Con cada lametazo que Hipólito, le daba a la raja de su compañera, mas jugos se entremezclaban con la saliva. Paso la palma de la mano entre las piernas y recogió todos los jugos. Se paso la mano por toda la verga y empezó acariciarla de arriba abajo.
Cuatro sacudidas y su esperma salio disparado, sin poder recogerlo en la mano.
Se levanto, y se quedo contemplando su dura verga, que le palpitaba entre las manos. Cerro los ojos y arqueo la espalda. Volvió abrilos y contemplo que en la palma de su mano quedaban restos de semen. Por suerte, había una planta cerca. Se acerco hasta ella y sacudió su mano. Abonando la planta.
Se acerco a Kamora, se arrodillo. Agarro su polla con la mano e introdujo su miembro en la raja de Kamora.
La raja de Kamora trago la verga de Hipólito. Se quedo dentro, sin hacer movimiento alguno.
La faz de Kamora, estaba cubierta de perlitas de sudor. Seguramente en su mente se estaba desarrollando un sueño, cargado de lujuria y cosas bellas.
Hipólito, empezó a bombear con suavidad.
Los gemidos de Kamora empezaron a subir de tono y de frecuencia. Cada vez eran más fuertes y más seguidos. Tenían el mismo ritmo que las embestidas del nabo de su pareja.
Al transcurrir el tiempo se acoplaron nuevos sonidos. Chof, chof, se escuchaba cada vez más. El coño de Kamora era ya una charca. Solo faltaba la rana.
La verga de Hipólito se retiro.
El muy ladino se quedo contemplando la escena. Y un pensamiento se le hizo obsesión. Agarro su verga y apunto con ella el ojete de Kamora.
La cabeza de su polla se enterró en el culo de Kamora. Pero parecía que estuviera atascada en la entrada del culo de Kamora.
Hipólito hizo mas presión, y desaparecieron los veinte centímetros de verga.
Kamora dio un alarido, pero seguía dormida.
Hipólito estaba poseído. Su mente solo quería romperle el culo a Kamora.
Y a fe, que lo estaba consiguiendo. El ritmo de las embestidas de la polla de Hipólito en el culo de Kamora fueron aumentando en número y fuerza. Su ritmo de penetración asemejaba el ritmo de la legión.
Rápido, cada vez más rápido.
La cara de Hipólito se empezó a transformar, un orgasmo le estaba transformando el rictus.
La eyaculación le llego, pero no vio los resultados porque su polla estaba dentro del culo de Kamora.
Estuvo unos segundos, hasta que el ultimo espasmo se acabo. Retiro su polla y dejo a Kamora seguir soñando y durmiendo.