En los barrios bajos
Un joven protegido por un maduro jefe de alguna mafia...
EN LOS BARRIOS BAJOS
Había sido un día de lluvia molesto. Habíamos andado por las calles como casi todos los días de vacaciones con los pibes. Éramos una manada de salvajes pero buenos, sin maldad.
Anduvimos por rincones desiertos, y en algún momento entramos como en una especie de sector donde las casuchas eran bajas, había mucha basura en las calles y las gentes empezaron a vernos con caras de pocos amigos.
__¡Che, me parece que tendríamos que volver!__ dijo Joselo
__¡Sí creo que si!__ alcancé a decir cuando de pronto nos vimos rodeados de cuatro o cinco tipos fornidos y grandotes, amén de ser mucho más mayores que nosotros.
__¡Que buscan por acá pendejos!__ exclamo uno en forma de pregunta
__¡Nosotros, no nada!__ dije tímidamente asustado hasta las lágrimas
__¿Qué buscan, diversión??__ dijo otro poniéndose muy cerca de mi y yo temblé de temor por donde iba a ir todo aquello.
__¡Bueno si quieren diversión, nosotros se la podemos dar!__ dijo otro con el pelo largo y agarrándose los genitales los movió de forma asquerosa. Estábamos rodeados. No sabíamos que hacer y qué decir, a Juanito uno de los salvajes lo tenía arrinconado contra una pared derruida y le acariciaba las nalgas y Los genitales, Juanito casi lloraba de temor.
Avanzaron sobre todos nosotros, se nos vinieron encima, con sus alientos cálidos sobre las mejillas, sentí las manos férreas en mi culo y me sentí sofocado cuando uno de ellos agresivamente quiso poner su lengua en mi boca.
__¡Vamos, vamos ,se que te gusta puntoncito!!__ me decía en el oído mientras su lengua se perdía allí, dándome escalofríos.
__¿Que pasa acá?__ se escuchó la ronca voz potente y los atacantes nuestros quedaron congelados. Algo en el aire produjo que aquellos maleantes de poca monta se quedaran quietitos y mudos.
Una figura que sobresalía de manera espeluznante e intimidante. Una figura grande, enorme.
Unos bigotes anchos, tipo mostacho. El hombre que había hablado estaba parado detrás nuestro. Nos giramos y quedamos todos frente a él. Miraba a los atacantes.
__¡Váyanse ya de acá!¡Luego vamos a hablar!__ los tipos desaparecieron raudamente.
El hombre grandote se nos acercó a unos pocos metros.
__¿Y ustedes que andan haciendo por esto lados? Este es un lugar peligroso. Ustedes no pertenecen a este lugar, aquí como ven hay gente miserable y a la cual no le importa nada.
__¡Perdón señor y gracias por sacarnos del apuro!__ mis amigos empezaron a retirarse del lugar. Yo me quede observando la figura imponente de aquel asombroso ejemplar de macho.
__¿Y tu que esperas para marcharte muchachito?__ preguntó asombrado el hombre
__¡Ya me voy señor!¡Como dije gracias!¿Qué puedo hacer para compensarlo?
__¡Ah, eres un atrevido!__ dijo con cierta ironía
__¡No señor yo…!__ balbucee
__¡No te preocupes, ya me has dicho gracias, es suficiente!__ habló seriamente con sus ojos profundamente negros azabaches.
__¡Insisto, algo podre hacer…en realidad quiero volverlo a ver!__ me atreví decir muy cerca de el para que nadie pudiera oírme solo el. Mis amigos ya estaban a una cuadra. El hombre sonrió, tal vez satisfecho.
__¡Ya encontraré la forma!__ dijo mirándome de manera penetrante y febril. Sonreí de forma sensual como había aprendido en la calle y comencé a retirarme de aquel lugar.
Esa noche soñé con aquel hombre, soñé que estaba en sus fuertes brazos que rodeaban mi cintura frágil. Me daba besos de lengua y me sodomizaba con un gran pene erecto entre sus piernas.
Cuando me desperté estaba húmedo por completo. Me había corrido de manera abundante. Me di una ducha fría, jabonándome de manera muy profunda. Aproveché para meterme un par de dedos en mi hambriento ojete y volví a masturbarme esta vez de manera consciente y caliente.
Tuve deseos de salir corriendo hacia los barrios bajos y buscar aquel macho que me quitaba el aliento, me contuve, no sé porque. Pero con el correr de los días no me lo podía quitar de la cabeza.
Cada vez que me encontraba solo, terminaba haciéndome una paja recordando a aquel tipo que me gustaba tanto.
Mi calentura iba en aumento. Los días pasaban y extrañaba la presencia de aquel fabuloso macho.
Un día de tantos venía saliendo de el club a donde iba a practicar natación, y había un auto deportivo, un hombre vestido de negro esperaba parado al lado del vehículo. Lo mire extrañado.
__¡Ey tu!__ llamó el hombre y me acerqué. Un poco con curiosidad y temor
__¡Sube!__ ordenó y casi de forma instantánea supe de quien venía esa orden. El auto de color oscuro se puso en marcha y partió raudamente. Recorrimos un buen trecho y nos detuvimos en un edificio muy alto a la vista del río inmenso y marrón.
__¡Ven conmigo!
__¿Donde vamos?__ entramos al edificio lujoso. El ascensor esperaba y el hombre solo apretó el numero 15 y me dejo solo.
Cuando la puerta del ascensor se abrió aparecí en una habitación super lujosa y enorme. Entraba luz por todas partes.
Me quedé parado sin saber que hacer unos instantes. Avancé y de pronto de la nada apareció aquel soberbio macho. Era el. Quedé pasmado y boquiabierto.
__¡Como has estado amiguito!__ saludó con la voz ronca y poderosa.
__¿Usted?
__¡Si yo… adelante!¡Adelante! Sabes que he estado pensando mucho en ti!
__¡Ah si!__ balbucee como un tonto.
__¡Claro y recordé aquella oferta y sabes…digo la oferta que hiciste de pagar tu deuda por haberte quitado de encima a esos maleantes de cuarta en los barrios bajos, recuerdas…__dijo al pasar y siguió hablando sin esperar respuesta __¡Y bueno he aquí que te necesito, y apele a tus ganas de pagarme!__ yo lo miraba en silencio encendió un enorme habano que se mezclo con el perfume que manaba de un cuerpo pulcro y limpio, era notorio que recién se había dado un baño, y además aquel hombrón estaba cubierto con una bata de muchos colores, pero que se notaba muy fina y cara.
__¿No te habrás arrepentido?__ preguntó de manera fulminante
__¡Oh no señor claro que no!
__¡Muy bien así me gusta!__ sonrió grandemente y se tiro en un sillón que mas bien parecía una cama.
__¡Cuéntame , quieres darte un baño!__ dijo como invitándome
__¡No señor, vengo de natación y antes de salir todos las veces que voy me doy un buen baño!__ contesté ruborizado
__¡Oh bien entonces tu dirías que hueles bien y que eres un jovencito bello y limpio!__ me miro fijamente con esos ojos negros maliciosos y calientes
__¡Si señor me considero muy limpio!__ afirmé muy seguro temblando de gusto.
__¡Bien, me gusta esa seguridad y puedes llamarme Florencio, todos me dicen así, o más bien muchos me llaman don Florencio, ahora que lo mencionó…pero tu no…tu solo dime Florencio..!
__¡Está bien Florencio!
__¡Bueno lo cierto es que te necesito, quiero a un chico como tu…resulta que tengo un cliente que debo, digamos, hacer que se entusiasme con un negocio y para eso debo complacer algunos deseos suyos…
__¡Bien!__ dije escuchando a donde iba todo aquello
__¡Al tipo le gustan los jovencitos!¡Así como tu!¡De buenas formas, con esos lindos labios, y esa espalda y esa cola que tu tienes!__ estaba pasmado, no por la propuesta sino por lo que me había mirado y observado.
__¡Este…yo. bueno..debería!
__¡Tu dijiste que querías pagarme!¿Te echas para atrás?
__¡No claro que no!
__¡Ahh bueno, pero primero quiero verte yo mismo con mis propios ojos!__ dijo en un ataque final y yo me sentí que explotaba de calentura y de gusto. Mis pelos se erizaron y de forma automática me puse de pie y me acerqué a el. Quité mi remera y giré, el miraba y su respiración cambió de forma muy notable. Luego me incliné un poco y quité mi bermuda que iba hasta las rodillas y quedé con un bóxer liviano y un poco grande que no denotaba mis formas. Su respiración se agito un poco más, casi apenas pudo decirme.
__¡Ohh me gusta, sigue, cariño, ohhh has entendido, sigue quiero ver, ahhh, estoy caliente!__ dijo revolviéndose en su sillón. Me puse de espaldas al hombrón que me miraba extasiado y ya un par de veces se había tocado la entrepierna por debajo de la bata. Me incliné y fui quitando mi prenda , fui mostrándole de forma descarada mis glúteos firmes y preciosos, abundantes muy tentadores, el exclamo un largo "ay" y un gemido gutural se escapo de su garganta. Se estiró en el sillón. Abrió su bata y apareció un pedazo de carne considerable y venoso. Babee por el y se le iluminaron los ojos.
__¡Ven por tu pedazo, cómelo, es para ti, te lo has ganado!__ dijo con la voz tensionada por la calentura. No pude contenerme y me arrodillé frente a aquel macho soberbio y con mis pequeñas manos tomé su virilidad y la moví despacio, hacia arriba y hacia abajo y aquel filisteo gimió tirando su cabezota hacia atrás y dejándose llevar por mis caricias.
Toqué sus bolas y las apreté un poco, se notaban llenas de jugos, y quise en ese instante que fueran para mí. Rocé con los dedos finos la cabezota del fiero animal, unas pequeñas gotas casi imperceptibles se hicieron presentes casi de inmediato, gozaba con la sensación y la vista de aquello, mi pija estaba dura como una roca y también goteaba líquidos por el ojo abierto.
Acerqué mi boca y lamí el grosor entero, rodeando al animal entre mis manos y ahora lo tragaba de forma exquisita, los gemidos del toro bravo se hacían cada vez mas exultantes. Cada vez sus ronquidos vibraban en mi cerebro y me hacían llegar al éxtasis inconmensurable que palpitaba en lo mas recóndito del alma.
Lamí sus bolas, eran perfectas, muy redondas y con un olor irresistible, aquel macho era jugoso y le gustaba todo aquello que lo hiciera gozar. De vez en cuando jugaba con mi agujerito, lo abría de a poco, aunque quería tener la lengua de aquel macho allí mismo.
__¡Ahh pequeño putón, eres un amorcito, como te gusta lamer y chupar, ahhh, si, sigue , sigue, a mi me encanta mucho, eres increíble preciosura, ahhhhh!!!__ aquel macho caliente casi gritaba aquellas palabras sensuales. Seguí con mis chupadas que cada vez tomaban más presencia, más emoción y más velocidad. La virilidad de Florencio era por de más de rígida, un fierro levantado al techo.
Lo mordisquee de forma suave y aquel hombrón se contorsionaba de un lado a otro casi de forma demencial, exasperado, a punto de acabarse en cualquier momento.
__¡Me encanta chuparte la pija papi!__ le susurré de manera ardiente y muy caliente
__¡Quieres que te meta mi cosa en tu culito putita, ahhh, quieres verdad, me quieres adentro tuyo!!__ recitaba declamando como un actor, mientras vibraba de forma eléctrica.
Deje su mástil y me coloqué en cuatro patas, meneándola, el se incorporó con toda su enormidad, escupió en mi ojete ardido, paso su lengua, abriéndolo un poco más, luego jugó con su cabeza en la entrada, yo me retorcía como gata en celo y empujaba su cosa para que se fuera hundiendo, así fue, entrando de a poco, yo gimiendo y lloriqueando como puta.
Sentí sus embestidas muy profundas, me apretaba los pezones y los pellizcaba, estaban que no daban mas de duros, masajeó mi verga y en unos minutos había desparramado mi semen por todo el lugar.
__¡Ohhh mira me has bautizado mi sillón, ohhh eres tan caliente, ohhh que lindo ojete tienes mi hembrita, ahhh, cariño, voy a llenarte!!
__¡Sí papi lléname con tu lechita, dámela por atrás siii, dámela!!__ el hombrón se tensó de forma impresionante y creo que su pedazo se hincho dos veces más en mi cola de lo que estaba y empezó a largar escupitajos que me parecieron interminables, mezclados con gritos de salvaje ahogados entre mordidas a mi cuello y a los hombros y en mi espalda.
En un momento se detuvo y sacó su garrote semi blando. Chorreando jugos. Se desplomo sentándose en el sillón que parecía una cama. Largo un interminable suspiro.
__¡Estoy dudando de que vayas con ese tipo!
__¿Porque piensas que no sirvo?
__¡No cariño, quiero que te quedes aquí conmigo, tu culito no quiero compartirlo con nadie bebe!!__ dijo y me atrajo hacia el y me partió la boca con un beso profundo, mojado, con su lengua invadiendo toda la cavidad y acariciándome por todo el cuerpo, mientras yo aún sentía caer las gotas de su leche por mi mi cola abierta.-