En los baños: una polla blanca y una polla negra

Un día normal, cuando menos lo esperaba, me encontraría con una de las situaciones más morbosas de mi vida.

Esta historia esta basada en hechos reales, la mayoría de lo que se cuenta paso realmente, pero no me parece realmente relevante marcar la línea que separa lo real de la fantasía. Los hechos que cuento ocurrieron hace unas semanas, estaba en la estación de autobuses, aun quedaba más de media hora para que llegara mi autobús, así que decidí ir al baño para vaciar, para no sufrir una emergencia en pleno viaje. Pero antes de contar lo que ahí sucedió, voy a pararme un momento para presentarme: yo soy un chico joven, de 23 años, me gustan las mujeres, incluso tengo novia. Pero lo cierto, es que si la ocasión me lo ofrece, no le hago ascos a una buena polla. La verdad es que mis experiencias con hombres ha sido muy escasa, y hacia bastante que no estaba con ninguno. Y la verdad, ni se me había pasado siquiera un segundo por la cabeza la idea añadir otro “capítulo” a mi historial sexual.

Como iba diciendo, entre al baño de la estación de autobuses con la intención de mear y salir. Fui directo a los urinarios, dos de ellos estaban ocupados. Mientras meaba me pareció que el hombre más cercano a mi me miro la polla, pensé que eran imaginaciones mías y no le di importancia. Una vez finalice, fui a los aseos para lavarme las manos. Entonces, al mirar al espejo me di cuenta de que los dos hombres de los urinarios se estaban pajeando mientras se miraban la polla el uno al otro. Me quede en shock durante unos segundos, una extraña excitación fue adueñándose de mi rápidamente, mientras observaba a esos dos hombres a trabes del espejo. Ambos eran hombres mucho mayores que yo, de unos cincuenta años. Empecé a lavarme las manos lentamente, para tratar de disimular, aun sin poder creerme lo que estaba ocurriendo. Pero lo cierto era que ya tenia la polla completamente dura, y no tarde en decidir que está era una ocasión que no estaba dispuesto a desaprovechar.

Entonces, uno de los hombres (el que estaba más cercano a mi sitio) se corrió, se limpio y se fue sin decir nada. El otro hombre, (que era el que me había parecido que me miraba cuando meaba) se me quedo mirando fijamente, sin dejar de masturbarse. Decidí que ese era mi momento, me coloque el urinario que había dejado libre el otro hombre, y saque mi polla completamente erecta. El hombre soltó un gemido de excitación al ver mi rabo. Aunque no tenga nada extraordinario, es cierto que estoy bastante bien armado. Pese a que hubiera un urinario entre nosotros dos, vi la polla de mi “acompañante” mientras me masturbaba. No era ninguna maravilla, la verdad es que era bastante más pequeña que la mía, pero en ese momento me hubiera lanzado para chupársela.

Al poco, un hombre de bastante edad trajeado entro a los baños, y se coloco a varios urinarios al lado de mi compañero de excitación. Mentalmente deseba que aquel hombre acabara cuanto antes, mientras disimulaba mirando la pared y acercándome todo lo que pudiera al urinario. Una vez el viejo abandono el baño, el otro hombre se movió un urinario, quedando a mi lado. Desde ahí podía ver su polla, que aun siendo pequeña se me antojaba realmente apetecible. El hombre acerco su mano, y comenzó a acariciarme la polla suavemente, mientras soltaba otro gemido de excitación. Al escuchar que entraba otro hombre a los aseos, retiro la mano. Se trataba de un hombre de color joven, de unos treinta años, con ropas de colores típicas de África. Este se coloco en uno de los urinarios más alejados de mi (yo estaba en el primer urinario de mi lado). El otro hombre parecía que echaba de menos mi polla porque intento tocármela de nuevo, pero yo se lo impedí. Ya que, por muy cachondo que este, no quería montar un numerito. El hombre se recogió la polla, se acerco al hombre de color para meterse en la última cabina de WC, dejando la puerta abierta. Yo había captado el mensaje, y esperaba a que se fuera el negro para entrar. Mi excitación aumento cuando a este último, mientras le echaba un ojo por ver si se marchaba, me pareció ver que tenia la polla dura.

Cuando parecía que el negro iba a marcharse, y yo ya estaba pensando en lo que me esperaba en la última cabina, el negro me sorprendió colocándose a mi lado. Me miro a la cara sonriente, mientras me dejaba ver su trabuco: no estaba dura del todo, pero era realmente grande. Nunca había estado antes con un hombre de color, y esta era de lejos la polla más grande que había visto nunca. Me fije que el anterior hombre me miraba desde la cabina, pero la verdad es que ahora toda mi atención estaba en esa espectacular morcilla que tenia a mi lado. Al poco, el otro hombre salio de la cabina, la verdad es que no me importo. El negro comenzó a acariciarme la polla, mientras sonreía. Lo hacía muy suavemente, y la sensación era muy morbosa. Después, me invito a tocársela. Yo no lo dude un segundo, y tras comprobar que nadie más entraba, comencé a acariciarla. Estaba completamente hipnotizado por esa gigantesca polla, se estaba poniendo cada vez más dura. Definitivamente era la mayor polla que he tenido el placer de catar. El negro se recogió la polla y fue a la cabina que poco antes había abandonado el otro hombre, como aquel, también dejo la puerta abierta. Tras comprobar que no había nadie una última vez, fui directo a la cabina, entre, y cerré el pestillo.

Continuara…