En los baños del aeropuerto

Estaba cachondo y un joven deportista de Grindr me folla en los baños del aeropuerto. Una buena follada para mi culo antes de subir al avión.

Esta historia me ocurrió hace unos años. Era de mis primeros viajes en avión solo y llegué con mucho tiempo en el aeropuerto. Volaba a Oslo para ver un amigo que estaba estudiando una carrera allí y en ese momento usaba bastantes aplicaciones para ligar. Lo que quería entonces era follar, cuanto más mejor, ya que estaba cachondo todo el día. El vuelo era por la tarde y mientras esperaba en la terminal con un café en las manos, me empecé a fijar con algunos chicos que pasaban. Primero fue un grupo de jóvenes que supongo que iban a una competición deportiva ya que todos iban vestidos igual con un chándal azul celeste. Algunos eran muy jóvenes pero calculé que la mayoría tenían unos 20-25 años. Algunos de ellos eran muy guapos la verdad. Después vi algún hombre con traje que me puso muy cachondo (siempre me han puesto mucho los trajes). Como ya estaba cachondo, abrí Grindr para ver si había algun chico interesante en el aeropuerto. No esperaba que hubiera tanta gente, pero supongo que como el aeropuerto estaba bastante concurrido, estaba lleno de gays. Empecé a hablar con algunos y comprobé que todos buscaban algo antes de subir al vuelo, algunos con más urgencia que otros. Como tenía casi 2h de espera, me lo tomé con calma para buscar la mejor opción.

Me abrió un chico de 29 años que tenía un buen rabo y buscaba alguien para que le hiciera una mamada en los baños. Estaba a punto de decirle que sí, cuando me abrió un chico que decía tener 18 años y unos abdominales perfectos como foto de perfil. No mostraba su cara en las fotos, pero tenía un cuerpo muy musculado completamente depilado. Le pasé alguna de mis mejores fotos, marcando abdominales en la playa, y alguna de mis 19cm bien duros. Su rabo que estaba bastante bien y su culo me convencieron. Los dos éramos versátiles y estábamos cachondos, así que quedamos en unos baños. Era la primera vez que quedaba con alguien que no me había pasado ninguna foto de cara, pero pensé que su cara me daba igual con el cuerpo que tenía. Me dijo que me esperaba en el último cubículo de los baños de la zona E del aeropuerto y que iba con un chándal azul celeste. Mientras andaba hacia los baños intenté repasar todos los chicos en chándal que había visto antes pero no conseguí recordar muy bien las caras. Entré en los baños donde había un par de hombres, uno en los urinales y otro lavándose las manos. Me dirigí al último cubículo y abrí la puerta. Allí estaba, de pie, apoyado a la pared con una media sonrisa.

Era un poco más alto que yo, rozando el 1,90m. Pelo castaño pero sin barba, con unos ojos negros y una boca muy grande. Mientras pensaba en lo guapo que era se me lanzó a los labios. Los dos teníamos los labios gruesos y nos fundimos en un buen beso. Su lengua buscaba la mía con ansia. “No tengo mucho tiempo” me dijo flojito mientras se quitaba la camiseta. Contemplé su cuerpo un momento antes de empezar a tocarlo. Tenía unos hombros muy anchos, con unos pectorales y abdominales marcados. Mientras me besaba notaba como sus músculos se iban tensando. Fui bajando mis manos por su abdomen hasta llegar al pantalón. Me infiltré en sus calzoncillos para manosear su polla que ya estaba muy gorda. Le bajé los pantalones y me arrodillé. Después de lamer su polla que hacía un poco de curva, de unos 17cm, me la metí en la boca. El chico me cogió rápidamente de la cabeza para marcar el ritmo de la mamada. No tenía ni un pelo en todo el cuerpo ya que su polla estaba perfectamente depilada y también su culo, en el que me agarraba mientras me follaba la boca. Su rabo me cabía entero y le gustaba clavármelo hasta la garganta. Tenía ganas de saborear esa polla un rato con tranquilidad pero él tenía otros planes. Se liberó de mi boca y después de darme algunos pollazos en la cara, se sentó en el váter. Aproveché ese momento para quitarme la ropa en frente de él. No tenía su cuerpazo pero no estaba nada mal. Hacía un tiempo que iba al gimnasio y tenía muy buenos abdominales. Me costaba más hacer crecer mis bíceps y la espalda, pero lo completaba con un buen culo y un pollón de 19cm. Me depilaba a menudo y en ese momento tenía algunos pelos en el pecho y bajando por mis abdominales hasta mi polla. Al ver mi polla volvió su sonrisa pícara a su cara. Se la acerqué un poco para que se la metiera en la boca. Dejé que me la mamara como quisiera, centrándome en disfrutar y contemplar esa carita que quería meterse toda mi polla en la boca pero que no le cabía. No lo hacía nada mal aunque no se le veía muy experto. Se la iba sacando de la boca para coger aire y masturbarme de vez en cuando. No llevaba mucho rato cuando con un dedo lleno de saliva empezó a jugar con mi culo. Seguía peleando para tragarse mi polla entera mientras deslizaba un dedo en mi interior. Después del primero llegó el segundo y, con alguna dificultad, me metió el tercero. Entonces tenía claro que me tocaría hacer de pasivo.

Sacó su cartera para buscar un condón y se lo puso con agilidad. Con un gesto me indicó que me pusiera contra la pared y obedecí. Me puse de espaldas, con las manos en la pared y sacando un poco el culo. Se escupió unas cuantas veces en la mano y después de lubricar bien su polla me la metió de golpe. Un suspiro y un grito ahogado salieron de mi boca al notar como entraba dentro de mí. Rápidamente me puso una mano en la boca y empezó a embestirme con violencia. Me dolía un poco pero en seguida fue todo placer. Follaba mejor que la chupaba, pensé. Me cogía por la cadera o la cabeza mientras no dejaba de sacarla y meterla. Yo aguantaba su follada sin apenas masturbarme y dejaba que mi culo centrara todo el placer. Llegó un momento que sacó su polla de mi interior. Me giré un poco y vi como contemplaba mi culo. Notaba que palpitaba pidiendo más. Me la metió de golpe y repitió el movimiento un par de veces más. Finalmente la sacó y se sentó en la taza del váter.

“Siéntate que me quiero correr” me susurró. Miré su polla, que parecía más gruesa que lo que pensaba al principio, y no dudé. Me senté encima y entró con mucha facilidad. Estaba sentado de cara, pudiéndole besar y tocar todo ese torso que tenía. Él me agarraba las nalgas con las dos manos  mientras yo subía y bajaba por su polla erecta. Su respiración se aceleraba un poco y notaba que se acercaba el momento. “Quieres acabar dentro o fuera” le pregunté. “Córrete en mi pecho” me respondió. No le había preguntado eso pero obedecí. El chico me estaba masturbando pero si tenía prisa era mejor que me pajeara yo mismo. Agarré mi rabo que rebotaba con sus abdominales y pecho para masturbarme rápidamente. Él se centró en follarme el culo y con todo el placer que me daba, no tardé mucho. Antes de soltar mi leche, mi culo palpitaba con fuerza, avisando lo que venía. El primer trallazo fue directo a su pectoral derecho y el segundo, un poco más arriba, al lado de su boca. Todo lo demás salió con poco control, dejando su pecho lleno de semen. Me levantó con sus potentes brazos y se quitó hábilmente el condón para masturbarse. Me arrodillé delante de él esperando su lefa. El chico cerraba los ojos y hacía muecas mientras no dejaba de masturbarse con una mano. Con la otra jugaba con mi lefa por su pecho y se la metía poco a poco en la boca. Se notaba que quería disfrutarla y saborearla con tranquilidad unos segundos antes de llegar a lo inevitable. Sus abdominales se movían como una montaña rusa hasta que el primer trallazo salió disparado. Atento a la señal puse mi cara y mi boca a su disposición para que fuera él mismo quién me cogiera de la cabeza y me obligara a probar su semen. Era muy espeso y tenía buen sabor, así que el que me entró en la boca me lo tragué sin problemas. El chico me hundía la boca en su polla llena de lefa hasta que recuperó la respiración y me liberó.

“Tengo que volver con mi equipo” me dijo mientras se ponía de pie. Se limpió con un poco de papel el semen que le quedaba por el cuerpo y se vistió. Pude contemplar de cerca ese cuerpazo por última vez y comprobé que me hubiera gustado follarme su culo, que se veía grande y musculado. Cuando terminó de vestirse salió del baño que estaba desierto y yo me quedé unos instantes más allí, sentado y desnudo, con el sabor de ese chico aun en mi boca y mi culo.