En los baños de un bar (2)

Jaime y yo estamos en los baños de un bar cuando llega un tercero que nos descubre (este es un relato puente introductorio de la tercera parte).

Como recordareis, estaba comiéndole el culito a Jaime, cuando oímos una voz que decía:

"Jaime, ¿estás ahí?"

Los dos nos quedamos en silencio, sin movernos. EL chico, volvió a preguntar:

"¿estás ahí?"

Al no oír nada, comenzó a caminar de vuelta a la parte de arriba. Sin embargo, sin querer, comencé a toser.

EL chico, se dio, la vuelta y dijo:

"Anda tonto, ahora sí que sé que estás ahí dentro, ¿te pasa algo?"

Jaime me miró con mala cara, y dijo:

"Nada, estoy bien, ahora salgo"

El chico se quedó extrañado de que su amigo contestara de forma tan seca, y sin decir nada, hizo ademán de irse.

Nosotros nos quedamos tranquilos cuando oímos que se movía. Jaime se dio la vuelta y se levantó. Se me quedó mirando. Me levanté y nos dimos un beso, mientras nuestros cuerpos se abrazaban sudorosos y húmedos después de tanto ajetreo.

Mientras estábamos en esa posición, abro los ojos y miro hacia arriba y veo, que, el amigo de Jaime (supuse que era él), estaba mirándonos perplejo ante la situación.

Rápidamente me aparté e hice que Jaime mirara hacia arriba, y dijo:

"Luis, puedo explicarlo"

Luis (por fin sabía el nombre de nuestro espía), bajo de donde estaba (imaginé que se había subido a la tapa de wc del baño de al lado), y salió corriendo.

Jaime se visitó la más rápido que pudo y salió tras él. Y ahí me quedé yo, desnudo y solo.

Rápidamente me volví a vestir, y subí arriba. Me fijé que estaban los amigos de Jaime sentados en una mesa, pero ni Luis ni él estaban con ellos.

Escuché que alguien me llamaba; eran mis amigos, que ya estaban sentados en la mesa comiendo sus hamburguesas.

Uno de ellos me pregunto:

"¿Cómo es que has tardado tanto?"

Yo le contesté:

"Ya sabes, la llamada de la madre naturaleza"

Todos nos echamos a reir, mientras yo seguía pensando en mi lujurioso Jaime y la pillada de su amigo.

Pasaron los días y no le veía por ningún lado. Todas las mañanas de camino a la facultad me imaginaba que iba por delante de mí, con sus pantalones azules ajustados y una camiseta roja que le quedaba de muerte. Su culito redondo y firme que ya había saboreado y esa carita de niño bueno que me había hecho volverme loco.

Sin embargo, era sólo eso, fantasía, porque él no estaba.

Cada vez que podía me hacía una paja pensando en él. En la facultad, en el coche, en la ducha….No había ningún sitio en el que no hubiera fantaseado con él, con su cuerpo, con su hermosa polla.

Por fin, tras dos semanas, iba caminado por la calle, cuando escuché:

"Sergio, eoooo".

Me di la vuelta y ahí estaba él. Venía corriendo hacia mi. Estaba más guapo que nunca. Con unos pantalones cortos que le marcaban mucho la verga y una camiseta corta y ajustada que le quedaba de vicio.

Cuando llegó me dio un fuerte abrazo. Mmm, ese aroma que desprendía por todo su cuerpo era delicioso, Sentir su cara junto a la mía era formidable. Ojalá ese momento no terminara nunca.

Se separó de mí y me dijo:

"¿Qué tal estás? Perdona que la otra vez me fuera tan rápido, compréndeme. Como no sabía tu teléfono ni nada, pues no te puede llamar."

"Tranquilo", le respondí, "y perdóname tú a mí, si no hubiese tosido, no nos habría descubierto…"

"No pasa nada", me dijo. "Conseguí alcanzarle y le expliqué lo que sentía hacia los hombre y todo eso, y, afortunadamente, lo comprendió y seguimos siendo grandes amigos". Una sonrisa muy bonita se dibujó en su rostro.

"Ahora tengo prisa", me dijo, pero ven mañana a mi casa y hablamos más tranquilos", y me escribió en una hoja su dirección. "Te espero", gritó mientras salía corriendo"

Esa noche me fue imposible dormir. No hacía más que pensar en él. Me iba imaginado que estaba en su casa y que hacíamos el amo en todas partes: la mesa de la cocina, la ducha, el sillón del salón….

Mientras mi mente estaba con Jaime en su casa, mi mano acariciaba mi polla que comenzaba a ponerse dura. Me tocaba con cariño el tronco, los huevos…, hasta que empecé a hacerlo con más fuerza, con más ritmo.

Ahí estaba yo, desnudo, con el boxer bajado, y tumbado en la cama, comenzando una paja, que, por supuesto, no sería la última.

A eso de las 16:00 del día siguiente me decidí a ir a su casa. (Pues imaginé que por la mañana estaría en la facultad).

Llegué a su casa y llamé al timbre. Una mujer me abrió la puerta, y rápidamente dijo:

"¿Eres el amigo de Jaime no? Pasa, pasa, soy su madre."

Me quedé de piedra, no esperaba encontrarme a nadie. Junto a la puerta había una maleta y dije:

"Soy Sergio, encantado, ¿se va de viaje?"

Que cara de felicidad se me puso cuando me dijo que sí, y más aún, cuando las cogió y me dijo que se iba ya durante unos días. De hecho se había despedido de su hijo y se iba hasta la semana siguiente.

En ese momento se despidió de mí y se fue.

Oía el agua correr, por lo que supuse que estaba en el baño. Me acerqué hasta la puerta y llamé.

"Ya salgo mamá"

Ja ja ja, creía que era su madre. Oí cerrar el grifo y decir

"Pasa, pasa"

Eso hice, pasé y le ví sólo tapado con una toalla. Su cuerpo mojada, los pezones duros como piedras, la cabeza gacha, secándose el pelo, sus piernas fornidas y una simple toallita que apenas le tapaba.

Me quedé con la boca abierta y dije:

"Tú madre ya se ha ido"

Rápidamente levantó la cabeza, me vio y me dijo:

"pues mucho mejor, ¿no crees?" se levantó, la toalla se le cayó y me besó.

Nos abrazamos con fuerza. Su cuerpo estaba muy mojado. Notaba su polla junto a la mía, que estaba bien durita entre los pantalones.

Me besó con fuerza, y yo le abracé. De un salto me cogió en brazos y comenzó a desabrocharme el pantalón. Me quité la camiseta.

Yo estaba en boxers y empezaba a estar mojado del contacto de nuestra piel. El todo húmedo, cogiéndome en brazos y desnudo con la verga bien dura.

Me solté, bajé de entres su brazos y le metí en la bañera. Fui, me puse encima de él y comencé a comérsela con una fuerza tremenda. Él hizo que me parara, y se giró, me quitó los calzoncillos, y me dijo:

"Disfrutemos los dos" y nos pusimos en posición de 69.

Ahí estábamos los dos, metidos en la bañera, comiéndonosla de una forma tremenda. A él le encantaba lamerme los huevos, mientras yo me centraba en mordisquearle el glande.

Comenzaba a tragársela entera, poco a poco, hasta que la tuvo toda. YO estaba disfrutando muchísimo. Tenía unas ganas tremendas de gemir, y, como no podía, me dedicaba a mordérsela. Pensé que le estaba haciendo daño, sin embargo parecía que estaba disfrutando casi más que yo.

De hecho así fue, porque de repente, sin previo aviso, se corrió en mi boca. Se me llenó toda de su leche, comencé a tragar como pude, y parte me la dejé en la boca.

Casi de inmediato, como consecuencia de la suya, yo también me corrí, y él no aprató tampoco la boca de mi polla que seguía pidiendo guerra.

Me dí la vuelta y comencé a echarle la leche que dejé en la boca por la tripa, y comencé a lamérsela poco a poco.

Él echó las manos hacia atrás, se sujetó al grifo y comenzó a gemir como loco. Le encantaba lo que estaba haciendo.

YO le seguía lamiendo un cuerpo, como una gata que lava a sus crías.

Sin querer el abrió el grifo y el agua comenzó a caer en nuestros cuerpos.

Ahí estábamos los dos, tumbados en la bañera, el uno encima del otro, con los cuerpos húmedos y pegados, y el agua cayendo sobre ambos.

Me susurró al oído:

"Ya verás todo lo que vas a disfrutar esta tarde"

El timbre de la puerta sonó.

Tal ves os haya parecido un relato más light, pero bueno, espero que os haya gustado. Ya sabéis, espero vuestra opinión, Un saludo a todos

Pezquenin_18@hotmail.com