En los aseos del centro comercial

Relato de una de mis fantasías más recurrentes, un encuentro fugaz con un desconocido en un aseo de un centro comercial.

Este relato es una fantasía de las tantas que tengo y que me gustaría hacer realidad alguna vez. Soy un chico de 29 años de Las Rozas, Madrid. Mido 1,65, peso unos 55kg, castaño y con un físico normal. Estoy casado y mi esposa no sabe nada de estas fantasías. Compartimos muchos juegos sexuales y los dos somos muy morbosos, pero nunca le he contado nada de mis sueños eróticos con otros hombres. Hasta el momento no he sentido atracción por los hombres, sólo es morbo, fantasía. Fantasía como la que relato a continuación.

Después de intercambiar algunos correos, finalmente habíamos quedado. Los dos vivimos cerca y por eso elegimos un centro comercial de mi pueblo para hacer realidad nuestro juego. El corazón me latía, tenía la garganta seca, no podía creer que finalmente lo haría. Tenía unas ganas tremendas de conocerlo, de sentirlo por primera vez, de experimentar. Entré al wc acordado y me puse a lavarme las manos. Habíamos quedado en que yo esperaría de esa forma, para que pudiera identificarme. Casi al mismo tiempo entró un tío mayor, que podría haber sido él, pero resultó que no era. Le habrá extrañado que yo lo mire tanto, pero no me hizo la seña que había acordado con Luis así que seguí en lo mío. Un par de minutos después estaba solo otra vez en los aseos y entró él. Por su forma de mirarme supe enseguida que era Luis y mi corazón se paró. Dudé si seguir adelante o no, pensé en retirarme, pero no me moví. Permanecí quieto, expectante. Luis me hizo la seña con sus ojos y se metió en un wc. Yo le seguí, casi corriendo, tropezando con mis pies por los nervios. Él tenía 47 años y físicamente estaba en forma, muy bien diría yo para sus años. El hecho de que tuviese casi 20 años más que yo no me importaba, de hecho, me excitaba, me producía morbo que fuera mayor que yo. Estaba casado, al igual que yo, cosa que nos venía muy bien a ambos porque nos obligaba a ser altamente discretos.

Una vez en el wc, él cerró la puerta y echó el pestillo. “Así no nos molestarán” susurró. Yo sonreí aprobando. Primero nos miramos y sin mediar palabra empezamos el juego, que ya habíamos hablado tantas veces por chat y por correo. Yo me puse contra la pared, mis manos apoyadas y mis piernas ligeramente separadas. Como si fueran a cachearme unos polis. Lo miré de reojo y dije "Lo estoy deseando..." en voz baja por si alguien nos oía. Claro que no había nadie a esas horas en el centro comercial, un día entre semana por la tarde no era un lugar muy frecuentado. Él comenzó a acariciarme, a pasar su mano por mi culo, rodearme hasta llegar a mi entrepierna que atrapó con su mano. Se pegó a mi, haciéndome sentir todo su cuerpo y cuidando que su paquete quedase justo entre mis nalgas. Yo empecé a excitarme todavía más, mi pene se endureció y mi cuerpo comenzó a calentarse. Con mucha suavidad llevó sus dos manos a mi entrepierna y comenzó a desabotonar mis pantalones. Los dejó caer al suelo y me ayudó a quitarlos, depositándolos en un rincón. Se separó un momento para verme, yo llevaba puesto un tanguita rojo, diminuto. Él sabía que a mi me encanta llevar tangas de chica y me pidió especialmente que llevase uno especial ese día. Se acercó a mi otra vez y me susurró lo mucho que le gustaba mi culito, que lo disfrutaría con mucho gusto. Nuevamente se pegó a mi y cogió mis huevos con su mano izquierda para acariciarlos, sobarlos. Mientras, con la mano derecha sacó su polla que pude sentir contra una de mis nalgas. Ya estaba dura y caliente. Sentir su carne contra mi culito fue  espectacular. Casi tuve un orgasmo solo de sentirlo contra mi acariciando mis huevos. Aprovechó a rozarme con su polla, suavemente, mientras me acariciaba mi polla con una mano y con la otra subía por mi pecho en busca de mis pezones. Me los rozaba con sus dedos, los apretaba un poco, los volvía a rozar. Luego metió un dedo en mi boca y me dijo que se lo mamase. "Lo estas haciendo bien" me decía. "Te voy a enseñar a colocarte perrita" me indicó al oido mientras me cogió de la cadera con sus dos manos y me guió para quedar completamente arqueado. El culo totalmente expuesto y el pecho contra la pared. Al principio me costó un poco mantenerme así pero me acostumbré. En esa posición siguió sobandome a base de bien, el culo, la polla, mis huevos, el culo otra vez. Constantemente me rozaba con su polla, metiéndola entre mis nalgas, pegándome con ella. Yo estaba delirando de placer.

En ese momento comenzó a masturbarme, hizo a un lado el tanga y sacó mi polla para abrazarla con su mano. Me encantaba como me pajeaba, era increible. Con la mano que tenía libre se masturbaba él también, mitad con su mano mitad contra mi culo. Yo le pedía por favor que se corriera sobre mi culito, que quería sentir toda su leche en mis nalgas, que no dejase de sobarme. Él empezó a gemir y eso me excitó. Se me escaparon gemidos, cualquiera que estuviese del otro lado de la puerta nos oiría... No tardó en decirme que se iba a correr y que me llenaría de leche. Eso me encendió más y más. Yo estaba a punto de correrme y me dijo que lo haríamos juntos. En pocos minutos me susurró al oido "toma mi leche" y sentí un líquido caliente golpeando contra mi nalga derecha. Yo no aguanté más y empecé a correrme con un orgasmo incontrolable. Él me rozaba la polla chorreando leche entre mis nalgas. "no quiero que te limpies, te la voy a repartir por todo el culito y te vas a ir a casa así". Eso me puso a cien otra vez, pero ya no teníamos tiempo de seguir jugando. Él se limpio, se vistió y se fue. Tal como acordamos, yo me quedé 5 minutos en la posición en que me dejó con los ojos cerrados. Luego me vestí, con su leche aún en mi culo, ya casi seca. Estaba satisfecho, había cumplido una de mis fantasías y sabía que era el principio de algo increible. No veia la hora de dar el próximo paso.

Esta es una de mis fantasías. Me gustaría que me escribáis: chicoentanga@hotmail.com