En Las Vegas con mi sobrina (2)

Nuestro primer desayuno en la cama.

Continuación...

Estoy bocarriba en la cama, la cara sobre el cojín mirando hacia el ventanal, la sabana cubre parcialmente mi cuerpo, hago esfuerzos por pensar en algo que me distraiga y no revele que estoy despierto.

Gatita, que dormía junto a mi está yendo allí donde sus deseos más morbosos la empujan, me acaricia la pierna y los huevos. Quiere ver con sus propios ojos como esta polla flácida se convierte en una estaca gruesa y dura.

Dejo que me toque, que experimente y que goce del efecto que su mano produce. Poco a poco la polla va ganando volumen y no puedo ocultar por mas tiempo que estoy despierto y agradezco sus caricias Rodeo cariñosamente sus hombros con mi brazo, busco su boca y le doy un beso de buenos días muy sentido y apasionado

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Buenos días querida Karla ¿has dormido bien?¿Cómo han sido tus sueños? Te digo mientras te acaricio la espalda.

Con la otra mano tiro de la sabana para descubrir mi cuerpo desnudo. Ambos vemos como mi polla ya ha crecido bastante y su mano todavía la rodea como si fuese un trofeo. Gatita, se echa sobre mi costado para tener mejor acceso, para mirar y para tocar a su gusto. Es la postura que siempre había soñado, una buena verga solo para ella, para jugar, para experimentar y para disfrutar.

Me encanta sentir su mano alrededor del tronco, como me hace un sube y baja lento, y como me maltrata el capullo con sus bruscos movimientos. No cabe duda que ver cómo masturbar a un hombre en video es una cosa, pero hacerlo una misma es otra… para eso estamos…vamos a aprender, vamos a disfrutar durante este largo fin de semana.

Empiezo a darle besos y chupetones en los labios y dejar que la naturaleza haga el milagro, convirtiendo un apéndice rechonchete y flácido, en una verga grande y fuerte.

Quiero que mi sobrina experimente el poder, la satisfacción que produce sentir como mi polla emerge, crece y se pone radiante de vigor, consecuencia de la excitación que ella me provoca.

Envuelvo su mano con la mía tomando el control de sus movimientos y así conducirla lentamente desde mi vientre hacia mi pubis. Lo hago despacio, zigzagueando, acercándome centímetro a centímetro para así incrementar su deseo de encontrar su trofeo.

Karla se deja conducir dócilmente gozando de la parsimonia en la aproximación. Siento su respiración junto a mi brazo y como esta va aumentando el ritmo a medida que su mano desciende en busca de mi sexo. Por fin, nuestras manos tropiezan con mi polla que ya está bien despierta. Es el momento de elevar la mano para posarla encima del capullo.

Dejo la mano de Karla sola para que tome posesión del sitio. Mientras yo llevo la mía hacia su hombro, acaricio el contorno de su cara, bajo por el cuello hasta la clavícula, voy hasta el hombro y regreso para buscar la curva de su pecho hasta tropezar con su pezón erecto.

Noto como este crecimiento imparable de mi polla la seduce, la encandila y la motiva. Se siente poderosa, con poderes de hada y con ganas de seguir experimentando. Ya la tengo casi al máximo de su tamaño, me recoloco en la cama para que ella me la pueda ver con comodidad. Dejo que se recree tocando, mirando, jugando.

Es el momento de guiarla para que por sí misma, baje el pellejo y deje aparecer mi capullo al completo. Ponemos sus dedos en forma de pinza y tiramos de la piel hacia abajo, liberando un buen champiñón rojo y brillante que saluda orgulloso a la liberadora.

Quizás siguiendo la dinámica de las pelis porno, mi sobrinita hace amago de querer chupármela en este momento. Yo la contengo, no quiero que lo haga todavia. Ahora toca descubrir, dar pequeños toques. Tendremos tiempo para esos juegos, todo llegará.

Dejo que juegue unos minutos con mi polla, ahora ya completamente erecta. Pasa su mano levemente sobre el capullo, lo rodea dándole pequeños apretoncitos y pasa sus deditos justo por la punta presionándola levemente.

Una vez que se siente dueña de mi miembro y que ya ha reconocido alguna de las caricias que hacen estremecer, acompaño su mano para que me rodee la polla. Cuando tiene la posición y presión correctas, le sujeto su mano cogiéndola por la muñeca.

Karla me deja que la guie mientras hago que su mano empiece un lento y sentido sube y baja. Practicamos varios ritmos, varias amplitudes y varias intensidades. Pasan los minutos, Karla quiere tomar el control, ya sabe lo que me gusta y ha aprendido a hacerlo. Retiro mi mano que hasta ahora tutelaba los movimientos para que sea ella la que experimente y satisfaga su curiosidad sobre los efectos que puede producir con sus manitas.

Ha aprendido mucho y muy rápido. ¡Qué buena paja me está haciendo!. Tengo que contener cariñosamente su ímpetu antes de que precipite mi orgasmo rompiendo el esquema que tengo en mente para esta primera vez.

Nos colocamos invertidos uno junto al otro de forma que Karla seguir tocándome mis genitales y yo puedo contemplar su cuerpo, disfrutar de la expresión de su cara y hacerle todo tipo de caricias en su bajo vientre, sus muslos, y su sexo que todavía permanece detrás de sus braguitas tipo culotte que tanto me gustaron ayer.

Cómodamente recostados uno junto al otro nos disponemos a darnos esas ricas caricias que estamos deseando. Karla continúa pasando su mano a lo largo de la polla, manoseando los huevos y rozando sobre el glande, experimentando, disfrutando del efecto que me produce, observando como mi cara refleja las sensaciones que me provoca.

Llevo mi mano hasta tu cadera, dejo que describa el arco para ir a buscar el muslo, y regrese apropiándose de la curva de tu culo. Ahora por delante recorro lentamente el camino desde la cadera hacia tu sexo, pasando los dedos sobre la línea donde se une tu pierna al cuerpo. Rodeo su sexo, dejando que las yemas rocen sutilmente sobre el montículo que hay sobre tu sexo.

Se que está deseando sentirme mucho más cerca, le voy a hacer esperar, un poquito, solo un poquito más. Me gusta mirar su sexo, rozar su piel, y sentir que esta deseosa, impaciente… pronto llegaré hasta ella… y esta lengua que tanto le emociona se perderá buscando entre sus labios.

Mis dedos se cuelan debajo de la braga que tan bien le sienta buscando el contacto más íntimo. También paso los dedos de arriba abajo por encima de la raja, aprieto por encima de la braga y siento como esta se empieza a humedecer.

Me pongo de rodillas entre sus piernas, acaricio la parte interna de sus muslos antes de coger la braga por el borde superior y tirar de ella hacia abajo. Levanta el culo de la cama y me facilita que pueda retirarlas.

Las llevo hasta la nariz para olerlas, luego me centro en la contemplación de su chocho.

  • “que chochito más lindo y apetitoso tienes, querida mía”, te digo mientras dejo que las uñas resbalen por encima de todo el vientre y el pecho.

  • “que apetitoso se presenta… estoy deseando hundir mi boca en él para gozar de su aroma y sabor”

Sitúas tus manos muy cerca de las mías, atentas por si tienen que intervenir. El tesoro que esconden esos labios es muy preciado y muy sensible. Todavía no me conoces suficiente y temes que alguna caricia no sea lo que esperas. No te preocupes, a pesar de mis ansias por tomarte, tengo la paciencia y el tacto suficientes para reconocer lo que te gusta.

Acerco mi cara a tu entrepierna, lentamente, quiero que me veas como lo hago. Quiero que sientas mi respiración sobre tu sexo antes de que mis labios te den un besito sobre la raja. Después viene otro besito, luego otro, te lleno toda la longitud de la raja con besos.

Me detengo para pasar ambos manos por el interior de tus muslos convergiendo en tu pubis, hago un sándwich con ellas tomando tus labios mayores como el condimento. Luego hago rozar la yema del índice desde debajo de la raja hasta el bajo vientre.

Me gusta ver como suspiras impaciente por que lleguen las nuevas caricias. Tus manos se retiran, una se va a poner cerca de la boca por si tiene que actuar. La otra acaricia tu pecho y tu pezón. Veo que ya confías en mí y sabes que todo los que viene a continuación te va a dar mucho gusto. Te puedes abandonar a mi y dejarte llevar por las sensaciones.

Me chupo los dedos llenándolos de saliva. Con mucho cuidado, con los dedos índice y pulgar separo poco a poco tus labios externos, luego con el otro dedo índice recorro la raja de abajo a arriba rozando por encima de tus labios interiores que están bien mojados.

  • “que chocho tan bonito, que sonrosado y jugoso está, me lo voy a comer enterito” te digo mientras froto una y otra vez tus labios repartiendo tus jugos para que todo esté bien mojado

  • “Qué chochito tan lindo… me apetece mucho chuparlo, lamerlo, comerlo como si fuera una fruta madura, dulce, jugosa”.

Mientras juego con la yema de los dedos paseándolos por tu vientre, zig-zagueando desde una cadera a la otra, buscando el pliegue donde se junta la pierna al pubis, para luego volver a empezar justo por encima del promontorio que tienes sobre la rajita.

Mi mano hace el viaje desde tu vientre hasta tus muslos, pasando cerca de tu rajita pero evitando todavía su contacto directo.

Separo los labios menores, meto el dedo un poco y arrastro un poco de flujo para llevarlo hasta la caperuza de tu clítoris. Con mucho cuidado la llevo hacia atrás para que esa perlita maravillosa se muestre ante mí.

Acerco mi boca a tu sexo, lo suficiente para que con la punta de la lengua pueda alcanzar tu clítoris. Me gusta mucho sentir como te estremeces, como juegas con mis cabellos mientras tienes mi cabeza entre las piernas.

Lo siento, pero tengo que hacerte esperar un poco más. Quiero que me supliques que te lama, que te coma entera. Quiero que ardas en deseos por tenerme entre tus piernas.

Me voy hasta el ombligo, saco la lengua y lo lamo. Voy hasta el hueso de la cadera y le marco los dientes. Pongo las manos entre la sabana y tu culo y separo los cachetes, vuelvo a besar la raja y dejo que la lengua se cuele entre tus labios haciéndose camino

hasta volver a tener al alcance tu botoncito dorado.

Juego con él, lo lamo, lo chupeteo, doy vueltas con la lengua a su alrededor, es mi juguete… y a ti te gusta que yo juegue con el. ¡Qué rico! Asi me pasarías horas, haciendo que tu cuerpo se estremezca, que tus piernas tiemblen de gusto, dejando que mi boca se llene con tu néctar.

Pongo los labios en forma de O, atrapo tu clítoris y succiono suave. Noto como te gusta, abres más las piernas y me sujetas la cabeza pegada a tu sexo. Lamo con la lengua de abajo a arriba, toda la raja, hasta llegar a la perla, a continuación la atrapo y la vuelvo a succionar con un poco más de fuerza. Te gusta, te retuerces, gimes y te dejas llevar. ¡Qué sensación tan rica!

Yo se que te conoces bien tu propio cuerpo y que te das placer, pero nunca podrás ver tu chocho como yo lo veo, no podrás gozar con la visión de tus labios contrayéndose durante el orgasmo, tampoco poder ver como salen tus flujos, sobre todo no puedes chupar tu clítoris como lo hago yo.

Te noto muy excitada, quiero que tengas un bonito orgasmo conmigo y para ello le regalo a tu sensible clítoris una buena serie de lametazos rapidos, intensos que impactan con el clítoris fuera de su capuchón.

  • “¿Te gusta?¿te viene?¿sigo?

Yo sigo chupando y lamiéndote el chocho, solo falta un pequeño plus para que te vengas conmigo. Pongo la mano con la palma hacia arriba, introduzco muy despacio los dos dedos medios. Una vez dentro, los pongo formando una C de manera que ahora la yema alcanza otro de tus puntos mas sensibles.

Meto y saco los dedos con ritmo creciente, mientras te sigo chupando y succionando el clítoris. Separas al máximo las piernas, las levantas al aire para favorecer la penetración mientras gimes deseando llegar a tu ansiado orgasmo.

Tu cuerpo sufre los espasmos y temblores de tu orgasmo, ha llegado como una explosión, intenso… profundo… Dejo mis dedos dentro unos instantes acompañándote mientras disfrutas del momento después y luego los retiro lentamente. Mis labios siguen rodeando el clítoris y mi lengua te sigue dando pequeños toques. Seguiré ahí hasta que aterrices.

Veo cómo te retiras, te echas sobre el costado, juntas las piernas manteniéndolas flexionadas y te abrazas al cojín. Parece que buscas una tregua para terminar de disfrutar de tu orgasmo en solitario. Me acerco a ti, me pego a tu espalda, pongo el brazo sobre tu cintura llevando mi mano hasta buscar las tuyas. La otra mano la pongo sobre tu hombro con acceso a tu cuello y a cabello.

Acomodamos nuestros cuerpos para estar bien pegados uno al otro. Siento como todavía quedan algunos temblores que te hacen estremecer. Mi polla completamente erecta aplasta tus nalgas dándoles su calor. Permanecemos abrazados así unos minutos, juego con tu pelo, tu oreja y acaricio la piel tu espalda, mientras que paladeas esa sensación tan placentera que queda después del orgasmo. Yo te acompaño dándote mi cálido abrazo sintiéndome muy dichoso por tenerte y gozar contigo.

Me gusta mucho sentir que lentamente empiezas a culear haciendo que tus nalgas acaricien mi polla. La notas dura y caliente sobre la raja del culo, y con tus movimientos haces que los cachetes le den un rico roce. Uhmmm.

Llevo la mano hasta tu cadera, recorro la curva hasta llegar al culo, la meto entre tus piernas para separarlas un poco, luego me cojo la polla y la pongo en medio. El capullo ha quedado en contacto con tus labios que permanecen muy mojados.

Culeo un poco y hago que mi polla frote superficialmente con todo tu chocho. ¡qué rico esta! Noto como se desliza suavemente rozando sobre los labios buscando el camino. Un pequeño movimiento de tu cadera y un empujón por mi parte hacen que el capullo entre en tus carnes.

Los dos respiramos entrecortadamente por la emoción, voy apretando lentamente para meterla muy poco a poco. A cada empujón respondes con un movimiento de cadera para acomodar tu coño a la polla que te está entrando. Siento tu calor alrededor de mi miembro, siento como tus jugos me mojan pero sobre todo me encanta oir tus gemidos, tu respiración entrecortada y cuando me susurras:

  • “si, así, dámela toda… follame fuerte, si, si…. Tomame fuerte, asi, asi!

Continuará.

Deverano