En Las Vegas con mi sobrina (1)
Después de conocer a mi sobrina a través del chat tendré la oportunidad de hacerlo en persona durante un fin de semana juntos en Las Vegas.
Este relato es continuación de los otros tres anteriores titulados: "Relación con mi sobrina"
Solo hace media hora que estábamos todos en la puerta de embarque despidiéndonos de forma muy emotiva, con si fuésemos a estar una larga temporada lejos unos de otros, cuando en realidad solo estaremos fuera de Viernes a Martes.
Es a la madre de Karla a quién más difícil le resulta contener la emoción. En su interior una vocecita le dice que su hija se va y quizás vuelva una mujercita distinta. Mi esposa ve este viaje con normalidad, una oportunidad para su sobrina de acumular experiencias y ampliar horizontes. Karla está nerviosa aunque lo disimula bien, pero la impaciencia por comenzar la aventura la tiene un poco alterada.
Tras ver como las cosas se empequeñecen y dejan de ser reconocibles, Karla deja de mirar por la ventana del avión, se agarra con fuerza a mi brazo y me da un beso en la mejilla para mostrarme lo contenta que está al emprender el viaje que nos llevará a Las Vegas.
Tenemos por delante un viaje largo desde Concepción. Por distintos motivos los dos estamos emocionados e impacientes por llegar y así poder disfrutar de esta escapa juntos.
El viaje es largo, se requieren muchas horas lo que aprovechamos para intercambiar intimidades que de otra forma no haríamos. A medida que voy conociendo mejor a mi sobrina me siento más atraído por ella y estoy deseando complacer todas sus expectativas, dar respuesta a su curiosidad y sobre todo hacer que tenga una bonita experiencia en este viaje.
Al aterrizar tenemos un inconveniente no previsto, la maleta de Karla no aparece, de momento no podrá disponer de sus shorts y camisetas preferidos. Tras llamar a la organizadora del evento, recibo una llamada de la compañía de seguros contratada especialmente para nosotros. Disponemos de una cuenta de 500$ en las boutiques del hotel para reponer el vestuario. No está mal la propuesta.
En la recepción nadie nos pregunta, y a nadie le extraña ver a un hombre maduro con una hermosa veinteañera. Nos registramos y todos dan por supuesto que somos pareja. Hago mención al incidente con el equipaje y la amable recepcionista se dirige directamente a Karla
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Nos complace mucho poderle ayudar en esta circunstancia. En treinta minutos le mandamos al servicio de habitaciones con ropa provisional para que se pueda mover por el hotel y pueda visitar nuestras boutiques para elegir sus nuevos vestidos. Estaremos muy contentos de poderle ayudar con este contratiempo”.
Karla está tan contenta que siente ganas de dar botes de alegría, se contiene y canaliza su emoción dándome una beso maravilloso en la boca. Ufff, como me pone! Es tan cariñosa conmigo que estoy obligado a darle lo mejor, quiero que este viaje sea inolvidable.
Mientras el ascensor sube a gran velocidad hasta la décima planta, mi sobrina se pega a mi como tratando de contagiarme su emoción. Tiene su pecho aplastado contra mi brazo y su cabeza apoyada sobre mi hombro. Antes de llegar a la habitación ya siento ganas de abrazarla y hacerla mía, no es consciente de lo mucho que me atrae y los deseos que me genera.
El botones se va, nos damos unos instantes para contemplar el lujo de la habitación, las vistas de la ciudad a través del gran ventanal, y al final nos fundimos en un largo y apasionado beso. Después del primero vienen otros, nos acariciamos, nos abrazamos y se desata la pasión contenida desde hace muchos días.
Después de unos minutos de intercambio de besos y caricias que satisfacen nuestro impulso inicial, haciendo un gran esfuerzo, dejamos aparcada nuestra pasión para más tarde. Sabemos que en unos minutos vendrán a recoger a Karla para que vaya de tiendas.
Con mucha intención y formando parte de nuestro juego, Karla se desnuda delante de mí luciendo su cuerpo. ¡Mmmm, que rico bocado!¡Estoy impaciente por tenerla!
Yo le hago ver mi agrado besándola en el aire, dejo que se vaya dando alegres saltitos hacia la ducha, igual que haría una niña traviesa y sobre todo muy contenta. Salgo a la terraza para que me dé el aire, si entro en el cuarto de aseo creo que Karla no podrá llegar a tiempo a su cita con la ropa.
Puntualmente tocan a la puerta de la habitación, Karla justo acaba de salir del baño envuelta en un albornoz de color crema y unas babuchas a juego. Una señorita del servicio de habitaciones se la lleva y a través de un ascensor de servicio descienden hacia el área de boutiques del hotel.
Tengo mucha curiosidad por ver a mi sobrina con los nuevos vestidos que elija en alguna de las lujosas tiendas donde la llevan.
Me miro hacia la entrepierna y siento bastante pudor al ver que se me destaca todo el paquete. Me parece mentira que a mi edad tenga un deseo tan potente, que no pueda reprimir mi pensamientos y la consiguiente erección. Solo pensar que voy a poder estar con ella largas horas, cómodamente instalados, sin prisas y con todos mis deseos a punto de cumplirse, ha desatado mi lívido y no la puedo controlar.
Una hora más tarde regresa a la habitación. La veo exultante de alegría, viene contenta y me anuncia que ha elegido varios vestidos. Está segura que me van a gustar, me confiesa que cree que le sientan muy bien, que son muy elegantes. Dice que son sexy y atrevidos pues los ha elegido pensando en mí.
Me abraza, me da besos, está tan contenta que apenas puede controlarse. A mí me encanta que sea tan cariñosa conmigo y me dejo querer. A los pocos minutos dos botones del hotel nos traen una montaña de paquetes con todo lo que Karla ha elegido y algunos complementos más regalo del hotel.
Coge un par de paquetes y se encierra en el baño. Antes de cerrar la puerta me confiesa
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Voy a arreglarme, no tardo mucho, te va a gustar… lo elegí recordando lo que me dijiste sobre lo que te gustaba más de mi”, “… ya verás”, y cierra la puerta.
Me cuesta mantener la calma pero no seré yo el que rompa la magia del momento.
Antes de lo que esperaba se abre la puerta y aparece mi sobrina luciendo un look espectacular y mi distinto a lo que es habitual en ella. Lleva un vestido rosa palo, cruzado en el pecho recogido por detrás del cuello. La espalda totalmente desnuda, ajustado en la cintura y que cae suavemente por encima de su culo hasta la altura de las rodillas. Por delante, la falda se parte por la mitad dejando entre ver una parte generosa de su pierna.
Se ha recogido la melena en una especie de moño en lo alto de la cabeza, dejando el cuello y la nuca totalmente descubiertos, solo unas cuantas mechas a la altura de las orejas adornan su cara.
El maquillaje acentúa la belleza de sus ojos grandes, y el rojo carmín en sus labios consigue darle un toque de sofisticación que mi joven sobrina no suele tener
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¡Querida gatita estas preciosa! Es lo único que puedo decir antes de coger su cara entre mis manos y darle un beso bien pastoso en esa boca tan apetitosa.
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Vámonos rápido antes de que me arrepienta y te haga mía ahora mismo”, le digo mientras la arrastro de la mano hacia el pasillo.
Compartimos con otras parejas el ascensor de cristal panorámico que nos lleva rápidamente desde nueva planta 16 a la planta inferior. Me siento orgulloso al tener a Karla como pareja, la tengo delante dándome la espalda, apoyo mi mano en su cadera y noto la rotundidad de sus nalgas rozándome la entrepierna. ¡Qué culo tan bien puesto! Y pronto será mio!!! Ella se echa hacia atrás, la abrazo y le hago sentir el bulto.
Al llegar al hall todos los ocupantes se dispersan entre las distintas salas y nosotros vamos hacia la sala de juegos. Jugamos a las tragaperras, luego jugamos unas cuantas tiradas a la ruleta. ¡Qué alegría apostamos a la línea y ganamos una sustanciosa cantidad! Tenemos un poco de dinero adicional para gastar este fin de semana.
Nos vamos a cenar en moderno y tranquilo salón. Karla todavía está muy exaltada por el premio en la ruleta, hasta que avanza la cena, tomamos vino y nos centramos uno en el otro no logra tranquilizarse. Luego como le gusta preguntar y quiere saber de todo, en ocasiones me pone en aprietos aunque esto hace que nos centremos el uno en el otro.
Me gusta verla interesada, también cuando se ríe ante mis ocurrencias y bromas. Su conversación fresca y alegre me tiene muy pendiente. Al fondo del salón suena música en vivo con una melodía que invita a bailar pegados. Se resiste a mi propuesta pero consigo arrastrarla a la pista. Bailamos muy pegados como hacen las otras parejas, tanto que siento como su corazón palpita con intensidad.
Parece que todo está escrito según un ñoño guion, si no fuera porque nosotros somos los protagonistas y lo que sentimos es completamente real, parecería algo ridículo pero la realidad es que estoy viviendo un sueño con una criatura preciosa que me estima.
El día de hoy ha sido muy largo, hemos sentido emociones fuertes, hemos comido, bailado y bebido vino… Karla no está acostumbrada y parece que su llamita se está apagando. Decidimos que por hoy ya es suficiente y nos retiramos a la habitación.
Mientras subimos en el ascensor me pongo tierno y aprovecho para darle besos. Ya en la habitación, nos abrazamos apasionadamente sabiendo lo que viene a continuación.
Con mucha parsimonia le quito el vestido que cae a plomo alrededor de sus pies. Allí está mi sobrina con esas buenas tetas, esa sonrisa tan linda, vistiendo solo unas bonitas bragas de encaje que realzan sus caderas.
Se excusa para ir al baño, yo me desnudo y me meto en la cama a esperar que vuelva. Dejo encendida solo una luz en una esquina y espero su regreso. Tras unos minutos de espera, ella vuelve y me premia con unas bonitas posees como hace en la webcam.
Se mete en la cama, se acurruca a mi lado, sintiéndose protegida y segura. Yo acaricio su pelo, y su espalda, como si fuese una gatita mansa y cariñosa.
Me doy cuenta que se ha quedado dormida. Todo el día ha sido como una montaña rusa de emociones y ahora su cabecita ha dicho stop.
Le dejo que duerma tranquila, me miro la polla y la compadezco, tiene que esperar un poco más. Quedan horas de espera pero si duermo solo es un pestañeo y pasa enseguida. Mañana ya está ahí será otro día lleno de emociones.
Hace solo dos segundos que cerré los ojos mientras mantenía abrazada a mi sobrina y ya clarea el día. Han pasado horas pero a mí me parece que ha pasado un instante. Me despierto con la dulce sensación que unas manitas delicadas me proporcionan, llevan un rato jugando en mi entrepierna. Me acomodo, suspiro complacido y me dejo hacer.
¡Voy a tener un despertar digno de un dios! ¡bendita seas gatita!
Juega, curiosea, disfruta de este momento en el que crees que estoy dormido. Cuando ya no lo pueda resistir dejaré que me descubras y empezaremos un nuevo día juntos con nuestros deseos más ardientes para compartir.
Deverano.