En las redes de un amor

El amor puede llevarte a límites insospechados...

Hola mi nombre es Michael, yo tenía 18 años cuando me sucedió esta historia que hoy les cuento, en aquel entonces yo estaba cursando el 12 grado, y era uno de los chicos más populares de la escuela, yo y mi grupo de amigos teníamos fama de ligones y mucho éxito con las chicas, mi vida era de maravillas hasta que un día yo y un amigo mío llamado Rafael decidimos hacer una apuesta, y esta consistía en ligar con la que se comentaba era la chica más difícil de la escuela, no había premio, era una cuestión moral, se trataba de demostrar quien era el mejor conquistador, el premio era llegar a estar con ella, que por cierto era una chica preciosa llamada Carla,

a mi desde el principio me entusiasmó la idea y decidí dedicarme al asunto por completo, lo primero que hice fue adelantármele enviándole a la chica, a la cual no conocía solo de vista, un ramo de flores con una postal, y di en el clavo, ya que conseguí acercarme a ella con ese detalle, así que empezamos a entablar conversaciones por teléfono, estábamos en esa etapa en la que se pasan horas y horas hablando por teléfono todas las noches, en lo que yo suelo llamar "juego de palabras" y así estuvimos durante un par de semanas, esta chica tenía algo que me encantaba, y yo sin darme cuenta me fui metiendo en su mundo poco a poco y cuándo quise darme cuenta sucedió lo irreparable, me había enamorado de ella,

yo tenía algo a mi favor para ganar la apuesta y era que por suerte para mi ella no soportaba a Rafael, a pesar de que no lo conocía de nada me había dicho en varias ocasiones que no le caía bien, pero tenía algo grande en mi contra y era que sin darme cuenta me había enamorado de ella, y me di cuenta porque no podía dormir el día que me iba a la cama sin hablar con ella, así que la apuesta dejó de importarme y esto se convirtió en una cuestión personal, lo que había empezado como un juego se había convertido sin yo quererlo en la realidad de mi vida, de todas formas hasta ese momento todo iba bien, la relación iba viento en popa y ella se veía bastante ilusionada pero yo me daba cuenta de que yo estaba mucho más enamorado que ella, pero lo malo vino cuando ella se enteró de lo de la apuesta, Rafael que se había visto derrotado le había contado a una amiga de ella todo el asunto de la apuesta, convencido de que esta le iba a ir con el chisme a Carla y con el objetivo de boicotear mi relación, y así sucedió, Carla se ofendió muchísimo y me dijo que no la volviera a llamar, yo les juro que lo intenté pero no podía controlar mis sentimientos, la estaba pasando fatal, por primera vez en mi vida había llorado por una mujer, así que pasados unos días la llamé, ella se negó a hablar conmigo, y yo seguí insistiendo hasta que en una de esas me contestó muy tranquila y me dijo que no estaba molesta conmigo y que estaba dispuesta a darme una segunda oportunidad pero que yo tenía que entender que su postura ya no sería la misma que al principio, y que a partir de ese momento yo tendría que dar mucho más que ella para salvar la relación, a lo que yo acepté encantado, yo no me lo podía creer, me parecía que estaba en un sueño, pero no fue hasta algún tiempo después que yo entendí cuales fueron las verdaderas razones para que ella me hubiese dado esa segunda oportunidad,

la muy cabrona había decidido vengarse de mi y lo iba a conseguir de la manera más sutil, ella que se había dado cuenta de que yo me había enamorado, se iba a aprovechar de eso para hacerme pasar por las más grandes humillaciones que yo jamás pudiera imaginar, lo primero fue que dejó de llamarme y me dijo yo tendría que llamarla siempre, y en ocasiones cuándo yo la llamaba me decía que en ese momento no podía atenderme porque estaba con unos amigos de su hermano, todo esto para darme celos y hacerme sufrir, pero ese era solo el primer nivel, ella inteligentemente iba probando fuerzas con el objetivo de domar mi voluntad por completo, el siguiente paso era todavía más humillante, en medio de nuestras conversaciones se hacía la que se había enojado por algo que yo había dicho y me hacía pedirle perdón hasta que se sentía satisfecha, así pasaban los días y mi humillación cada vez era mayor, pero hasta ese momento todo quedaba en palabras, pero un buen día en una de esas en las que fingía estar enfadada me dijo: no estoy satisfecha con tus disculpas, esta vez si que te has pasado, y como castigo vas a estar una semana sin llamarme, yo le supliqué que por favor que no me hiciera eso, que yo no podía estar ni dos días sin hablar con ella, porque a todas estas las ocasiones en que me dejaba verla eran muy escasas, era casi una relación por teléfono, pero esto también iba a cambiar,

finalmente pasó esa semana y yo la llamé desesperado, no se cuantas veces me había masturbado pensando en ella durante esos días, y ella me dijo: espero que hayas aprendido la lección porque para la próxima no voy a ser tan buena, pasaron solo unos cuantos días cuándo se volvió a enfadar y entonces la medida fue la siguiente, cada vez que yo la llamara tenía que repetir 10 veces: perdón Carla por haberte faltado el respeto, no volverá a ocurrir, y luego se le ocurrió que yo tenía que pedirle permiso cada vez que quisiera decir algo, llegado este punto ella se dio cuenta de que me tenía en la palma de su mano y decidió que era hora de dar el siguiente paso, así que al termino de nuestra ultima conversación me dijo con estas palabras: "hasta mañana esclavo" y me colgó, yo me quedé desubicado ya que a pesar de que me daba cuenta de la situación que estaba viviendo nunca llegué a imaginar que ella se iba a referir a mi con ese termino, estuve toda la noche pensando y al otro día la llamé y le dije: Carla me parece que has ido demasiado lejos, yo soy una persona y tu no tienes derecho a tratarme así, ella se rió y me dijo: mira sabes que, tu tienes razón, esto no puede seguir así, ya me estoy aburriendo de tener un esclavo y no podérselo enseñar a nadie, así que mañana en la escuela vas a ir a donde estoy yo y delante de todo el mundo te vas a arrodillar como un perro y vas a besarme los pies, de lo contrario olvídate de que yo existo y esta vez no va a haber vuelta atrás, y entre risas me dijo: hasta mañana perro, y me colgó el teléfono,

yo pasé día y noche pensando en aquello, estaba seguro de que no me atrevería a hacer algo así, ni siquiera por la mujer que amaba, y finalmente lo decidí, que no haría lo que ella me había pedido, que tenía que cortar con todo aquello aunque sabía que me iba a doler mucho pero estaba decidido, al otro día al llegar a la escuela yo iba con mi orgullo bien alto ya que nadie era testigo de todo lo que había pasado salvo ella y yo, pero al verla, me quedé como un bobo, casi se me cae la baba, estaba preciosa, imponente, se había puesto unos vaqueros ajustados que dejaban ver sus perfectas caderas y unos botines negros de tacón alto y punta fina, yo de solo imaginar que me iba a perder todo aquello, pues fue como una mezcla de sentimientos, ella me miró y sonrió altanera, yo me fui a un rincón de la escuela donde nadie pudiera verme y me eché a llorar, fue ahí cuando me di cuanta de cuán enamorado estaba de ella y que no podía perderla porque iba a sufrir tanto que me iba a morir de pena, así que me decidí a dar lo que sería el paso definitivo a mi esclavitud, me tragué mi orgullo y fui hasta donde estaba ella hablando con sus amigas y me postré a sus pies, y acto seguido como un perrito domado bajé mi cabeza hasta sus pies y empecé a besar sus pies como si en ello me fuera la vida y ella para aumentar mi humillación me dijo: así me gusta, obediente. Luego oí que le decía a sus amigas: ven de lo que les había hablado, y acto seguido puso uno de sus pies sobre mi cabeza y me obligó a pedirle perdón, mi humillación estaba al límite,

pero la cosa no hacía más que comenzar, a partir de ese día yo debía de ponerme de rodillas cada vez que la veía, ya fuera en público o en privado, me fui a vivir con ella y me hacía dormir cada día arrodillado a los pies de su cama, con mis manos atadas a las patas de su cama, con su tanga metido en mi boca y con un zapato suyo amarrado a mi cara de forma que tenía que estar toda la noche oliendo el aroma de sus pies, cosa que según ella me hacía ser cada día más obediente, pasado un tiempo me dijo que iba a marcarme como una res, yo le pedí por favor que no lo hiciera y ella como castigo además de ponerme su marca en el culo con un hierro caliente, me obligó a tatuarme su nombre en la cara, cada día me miraba y me decía: donde está aquel macho que yo conocí, no te da pena que una hembra haya echo contigo todo esto, yo miraba al suelo y luego le besaba los pies, así transcurría mi vida hasta que un día se le ocurrió hacer lo que más yo me temía, sabiéndose dueña de mi voluntad y mi vida decidió quitarme lo único de hombre que me quedaba, mi sexo, y para que fuera más humillante me hizo suplicarle que por favor me lo cortara, que yo no me merecía tener un pene y dos cojones cuándo una mujer como ella me había domado y esclavizado como lo había echo ella, y así fue como en presencia de sus amigas y tras varias horas de súplicas me cortó lo que me quedaba de hombría, luego lo tiró en el piso y lo pisoteó y luego me hizo comerle el coño a cada una de sus amigas para luego acabar meándose en mi cara,

y así pasaban los días, ella y sus amigas se descalzaban y se ponían a hablar de chicos mientras que yo era obligado a limpiar las suelas de los zapatos de todas ellas y cuando terminaba me arrodillaba en un rincón de la habitación y con resignación miraba a la mujer que me había domado, marcado y castrado como a un animal, a aquella princesa que parecía había venido a este mundo solo para hacerme sufrir, y así pasaron varios años y yo cada vez la adoraba más, ya yo lo único que quería era poder estar cerca de ella toda mi vida, besar el piso por el que ella caminaba, pero ella no pensaba igual y un día se aburrió de mi, y fue entonces cuándo me dijo que no quería volverme a ver, y me lo dijo en serio, yo sabía que mi vida sin ella no tenía ningún sentido, que no servía para nada, así que pensé en matarla a ella y después matarme yo, pero la adoraba tanto que sabía que sería incapaz, así que le pedí que por favor me quitara la vida, que yo no podía vivir lejos de ella y que era mi más grande deseo morir a sus pies, pero ella me dijo que no, que ella no quería cargar con un muerto y que yo era demasiada poca cosa como para ensuciarse las manos por mi, yo le supliqué y le imploré pero fue en vano, finalmente me dijo: te doy 24 horas para que desaparezcas de mi vida para siempre, yo sabía que tenía que encontrar una solución y que tenía poco tiempo así que estuve dándole vueltas hasta que me vino a la cabeza una gran idea,

yo estaba decidido de que quería morir a sus pies, pero esta vez no se lo iba a pedir, la iba a obligar, entonces la cogí cuándo estaba durmiendo, la amordacé, luego la amarré, le vendé los ojos, y la subí al coche, la llevé a una torre que yo conocía bien apartada de la ciudad y una vez ahí le dije: ya que me quieres abandonar y teniendo en cuenta que yo no puedo vivir sin ti, he decidido quitarte la vida para luego quitármela yo, la miré a los ojos y estaba asustada, entonces le quité la mordaza y ella me dijo mirándome fijamente: te ordeno que me desates ahora mismo, yo no me pude resistir y aunque no eran estos mis planes la desaté, acto seguido ella empezó a golpearme sin compasión, me daba por todas partes, yo solo trataba de esquivarme, entonces me tiré al suelo e intenté besar sus pies descalzos, pero ella no me dejaba, me lo impedía propinándome fuertes patadas en la cara cada vez que yo intentaba de besar sus pies, finalmente yo dejé de moverme y me quedé tendido en el suelo boca arriba, entonces ella apoyó uno de sus pies sobre mi cuello y empezó a hacer presión, a mi me costaba respirar pero no hacía nada por evitarlo, en fin de cuentas era lo que quería, morir a sus pies, y ella siguió presionando pero finalmente retiró su precioso pie y se alejó,

por un momento pensé que me iba a dejar ahí tirado, que todo había acabado, pero no fue así, a los dos minutos regresó con una cuerda y me amarró las manos, y luego amarró la otra punta al maletero del coche, entonces se montó en el coche, arrancó y empezó a arrastrarme durante varios minutos que parecían inacabables, finalmente se bajó, caminó hasta mi y se sentó sobre mi pecho, me escupió en la cara y se empezó a reír, acto seguido se desnudó completa y se volvió a sentar esta vez en mi cara apoyando su sexo desnudo en mi nariz, yo trataba de respirar como podía y ella se divertía viendo en mi rostro el terror, entonces se levantó y me dijo: mira el cuerpo desnudo de tu ama, será lo último que veas, se montó en el coche y condució hasta donde yo estaba dejando las ruedas a la altura de mis piernas, entonces muy suavemente me pasó por encima aplastando mis piernas y causándome un dolor insoportable, luego repitió la misma acción pero con mis brazos, y finalmente pasó por encima de mi abdomen y justo cuando la rueda trasera estaba sobre mi estómago, detuvo el coche, abrió la puerta del chofer, sacó sus pies y los apoyó sobre mi pecho, yo sacando fuerzas de donde no había le imploré que me dejara besar sus pies por última vez, entonces ella me escupió en la cara y me lo restregó con sus pies, finalmente puso sus dos pies uno sobre mi boca y el otro sobre mi nariz, que más el peso del coche sobre mi abdomen cortaban totalmente mis vías respiratorias, y así estuvo hasta que morí, a sus pies, como era mi deseo,