En las escaleras de emergencia
Y así fue como el calentón pudo con la inhibición
Primeramente voy a presentarme: Soy un chico joven, de 28 años, pelo negro y corto, piel blanca, ojos verdes y barbita arreglada. Me gusta bastante el deporte por lo que mi cuerpo, sin ser grande ni especialmente musculoso, está bien trabajado. Suelo ser una persona alegre y simpática que suele bromear a menudo y trata de reír cuanto puede, aunque también serio cuando se tratan temas importantes.
Siempre me ha interesado aprender y leer sobre temas que me llamen la atención y así fue como termine registrándome en una web dedicada al BDSM.
Mi interacción con esa web se limitaba a leer post en los foros sobre opiniones y prácticas que la gente llevaba a cabo. Rara vez me animaba a participar en estos debates ya que mi interés era meramente informarme, saciar mi curiosidad y, por qué no decirlo, excitarme imaginándome en según qué situaciones.
Fue así como, al cabo del tiempo que termine animándome a contestar alguna que otra vez ofreciendo mis puntos de vista o alguna experiencia relatada de manera breve y por encima, y también a subir una foto de perfil, que hasta ese momento, no había hecho.
Pasaron un par de semanas con total normalidad en mi aventura por dicha web hasta que, sin preverlo de ningún modo: “Tienes un nuevo mensaje de RebeldeInsumisa”.
Por el nick pense que se trataba de alguien con afinidad por la dominación, al igual que yo, y, al leer su mensaje, entendí que mi primera impresión era solo en parte acertada.
En su mensaje me agradecia el haber compartido mis experiencias y opiniones y me preguntaba sobre algunas de ellas, además de otras preguntas relacionadas conmigo mismo a las cuales, encantado, respondí.
Nuestras conversaciones fueron haciéndose más y más asiduas, pasando de responder una vez al día a varios mensajes en una misma jornada. Nuestros debates incluían, al principio, opiniones y experiencias sobre prácticas, pero con el tiempo se fueron tornando en fantasías sexuales el uno con el otro. Hasta que finalmente, decidimos quedar y conocernos en persona.
Quedamos la semana siguiente en un bar cerca de su casa. Cuando nos encontramos, me fije en su atuendo: llevaba una falda negra, corta, como algo por encima de las rodillas. Unas Converse y una camiseta blanca con un dibujo de los Looney Toons, “Que salada jaja” pensé. Su cuerpo era como ya conocía: castaña, piel blanca, ojos marrones, delgada aunque no en exceso, caderas con buena curva, pecho sugerente y un culo que me quitaba el aliento.
La tarde fue amena y divertida, conectamos fácilmente en persona gracias a todo lo que ya habíamos hablado. La sensación fue extraña, como si nos conociéramos de toda la vida.
Me confesó, entre otras anecdotas, el por qué de su nick “RebeldeInsumisa”. Ella tenía una desviación hacia ser sumisa, disfrutaba mucho de ello. El hecho de sentirse sometida, el cumplir órdenes, el dejar que su cuerpo fuese utilizado por alguien eran conceptos que le excitaban. No obstante, me confesó que tambien disfrutaba de tomar ella las riendas en alguna situacion, que tambien le gustaba mandar y ser ella quien abusase de su hombre.
Cuando las cervezas comenzaron a hacer efecto, sumado a la excitación que ambos cargábamos encima, mi buena rebelde me invitó cordialmente a subir a su casa, a lo cual, como un caballero, no pude negarme...
De camino hacia allí, comenzaron a incrementarse y ser más directos los toqueteos. Lo que hasta ese momento habían sido unos roces de manos o de piernas bajo la mesa sin una carga sexual más allá que la que la imaginación le otorgaba, se convirtieron en algun azotito o agarre del culo o, por su parte, agarrarme directamente el paquete.
Al llegar al portal, entramos, pasamos el umbral de los buzones y entramos al ascensor.
Nada más escuchar el “clack” de las puertas al cerrarse, la agarre fuerte y atraje contra mi. Quería comerle la boca y eso hice. Mientras nuestras lenguas jugueteaban mis dos manos agarraban su culo y tiraban hacia mi para juntar bien nuestras caderas. Sin darnos apenas cuenta las puertas del ascensor se abrieron al haber llegado nuestro piso destino.
Nos miramos, apenados por haberse terminado ese momento morboso mientras caminábamos hacia su puerta pasando enfrente de la salida de emergencia hacia las escaleras del edificio.
Una idea malévola, traviesa y, sin duda, morbosa, pasó por mi cabeza y en ese momento le agarré del brazo mientras con el otro abría la puerta de emergencia. Tire de ella para sacarla por esa puerta. La puse de espaldas mientras le manoseaba las tetas y acto seguido le di la vuelta y empuje contra la pared mientras la puerta se cerraba sola.
Comencé entonces a subirle la falda con una mano mientras, con la otra, empujaba su espalda contra la pared. Me excitaba la idea de imaginarme sus tetas pegadas contra el muro.
Mi compañera sabía de sobra lo dura que tenía la polla antes de que apretase mi cintura con su culo. Sin dignarme siquiera a quitarle el tanga, se lo aparté ligeramente y, a la par que una mano subió a su cabeza para apretarla su cara en la pared, la otra llegó hasta su coño y dos de mis dedos la penetraron con firmeza y fuerza.
Comencé entonces, sin sacarlos, a moverlos incesantemente dentro de ella, arriba y abajo, empujando con otra la fuerza que mi brazo y posición permitían. Quería que sintiese ese movimiento dentro de ella y, por los gritos que empezó a dar, comprobé que era justamente lo que sentía
.
Tuve entonces que taparle la boca ya que sus gritos resonaban por toda la escalera, y vaya problema si algún vecino se extrañaba y decidía asomarse.
Seguí moviendo mis dedos sin descanso hasta que comencé a notar pequeñas contracciones en sus paredes vaginales, señal de que estaba a punto de correrse, momento en el que, sin pensarlo más de medio segundo saque mis dedos y sin tiempo a reaccionar metí mi polla, que estaba dura ya como el acero, hasta el mismo fondo de su coño. Ella se corrió salvajemente, sus piernas daban atisbos de flaquear por lo que la agarre del pelo, la force a darse la vuelta y sin que tuviese tiempo a reaccionar la cogí en brazos.
Entonces pegue su espalda contra la pared, me asegure de que estaba a la altura correcta y volví a meter mi polla en ese coño que chorreaba por sus piernas.
Entró sin ninguna dificultad. Tuve que acallar sus gemidos, gritos prácticamente, con besos, ya que mis manos estaban ocupadas alzandola y ayudando al bamboleo.
La penetraba con tanta fuerza como podia, sentia que tenia la polla dura como si fuese a reventarme, y ella lo notaba igual. Notaba como la punta de esta chocaba contra su útero en cada embestida. Esto ayudó a que volviese a sentir ese calambre orgásmico, el cual me avisó con un medio susurro en mi oído derecho.
Aumente lo más que pude la fuerza de las embestidas hasta, seguidamente, sentí la llegada del orgasmo. Di la última embestida apretando tanto como podía y descargue toda mi leche. Ella, sabiendo esto y estando al punto que estaba, comenzó de nuevo a temblar, sentía las contracciones en mi polla, asi como todo su flujo chorreando por ella. Hasta que sus intentos de gritos frustrados por mi mano o boca terminaron dejando paso a suspiros.
Poco a poco fui bajándole al suelo asegurandome de que tenía estabilidad suficiente como para quedarse de pie. Me miró entonces con cara mezcla de incredulidad y satisfacción. Le devolví la mirada con un aire de travesura y jugueteo, acompañada la frase “¿Vamos a casa a jugar?” y una amplia sonrisa pícara.
Ella se levantó, colocó su sujetador, se bajó y acomodó la falda, no sin antes pasar la mano por sus muslos tratando de comprobar hasta qué punto de su pierna había logrado escurrirse su flujo.
Nos reímos y le tendí una mano dispuesto a entrar en casa y continuar con la diversión, pero eso ya es otra historia...
Este ha sido el primer relato que me animo a publicar. Me gusta mucho escribir (aunque siempre pienso que me queda mucho por aprender). Adoro hacerlo sobre experiencias propias, fantasías que me corroen por dentro o incluso ideas que otras personas me dan!
Mi mail esta siempre abierto para ideas! Echard un ojo a mi bio.
Espero que lo hayáis disfrutado tanto como yo escribiéndolo! Iré subiendo mas conforme vaya disponiendo de tiempo para escribirlos.
Un besazo!