En las duchas del gimnasio de la universidad (II)
Continuamos con el relato anterior; el encuentro en las duchas. Espero que os guste.
Hola a todos. He visto que os ha gustado mi primer relato, con lo que aquí tenéis la continuación. Para seguir del todo el hilo os aconsejo primero leer el relato anterior https://www.todorelatos.com/relato/165078/
Os recuerdo un poco cómo soy. Chico de 20 años, 170cm,rubito, delgado y algo definido; todo depilado. Pablo, el otro protagonista más o menos igual, más alto y un poco más musculado, rubio con pinta de extranjero.
Pasó una semana más o menos y no volví a ver a Pablo por el gimnasio. Un día, viernes exactamente, mientras estaba entrenando lo vi entrar en la sala. Los dos nos miramos con una mirada cómplice y pícara. Se acercó hacia donde yo estaba y me dijo:
-Buenas Marcos.
-Buenasss, por fin te veo.
-¿Te parece si entrenamos juntos?
-Vale- le dije.
La verdad que estaba tan guapo como el otro día, con ese pelo rubio y sus músculos bien definidos.
Nos pusimos a entrenar los dos y todo eran risas y frases pícaras que denotaban nuestras intenciones. La verdad que ambos nos rozamos las pollas un par de veces de forma disimulada. Cualquiera que se fijara podría ver cómo nuestras dos pollas no estaban precisamente durmiendo.
La verdad que hoy habíamos tenido suerte, ya que siendo viernes quedaba poca gente por el entorno de la universidad; la mayoría estaba ya en sus casas.
- ¿Es que no te vas a tu casa? - le pregunté.
-No, tengo que estudiar y aquí estoy más a gusto la verdad.
-Te entiendo.
Cada vez estamos más sudados y nuestra piel relucía. Cuando acabamos de estirar fuimos para las duchas cargados de la tensión sexual que habíamos generado. Bien, pensé. No había nadie ahí y en la sala no quedaba casi nadie. Tendríamos bastante intimidad.
En cuanto dejamos las cosas en el banco, Pablo empezó a sobarme la polla por encima del pantalón.
-Si que tienes ganas eh.
-La verdad que sí, me pones cachondísimo.
Conforme terminó la frase me acerqué a sus labios y le di uno de los besos más sensuales de mi vida mientras me tocaba la polla. Nos quedamos completamente desnudos en el banco y me senté a la vez que se arrodillaba ante mí.
Mí polla estaba ya en todo su esplendor y tenía ante mí a Pablo listo para jugar con ella.
Empezó por mis huevos totalmente depilados, chupando cada milímetro de estos. Menudo placer. Cuando ya estaba todo se fue hacia el glande me lo chupó con la lengua de forma muy sensual. Tras ello, cogió mí polla con su mano y se la metió toda entera en la boca, siguiendo un movimiento rítmico en el que veía como entraba y volvía a salir. No podía contener mucho mis gemidos, me estaba haciendo un pedazo de mamada la verdad.
Estaba muy cachondo así que le cogí la cabeza con mis dos manos y empujé mí polla hasta el fondo. La acogió bien, porque no vi ninguna arcada. Empecé a follarle la boca. Dios, menuda boquita tenía. Veía como mi polla se iba llenando con toda su saliva y lo que más me ponía era cuando me miraba con mi polla entera metida en su boca
-Cómo te gusta cabrón. Me encanta tu polla.
-Sí, pero llegó tu turno.
Me levanté, lo cogí de la mano y lo metí en la parte de las duchas de la otra vez, dónde estábamos más escondidos. Entonces lo empujé a la pared y me arrodillé para tener toda su polla a su merced. Esta vez no tuve piedad y me la metí de una en la boca, a lo que él reaccionó con un gran gemido de placer que retumbó por todo el vestuario.
-Perdón- dijo- es que me encanta como la chupas.
Yo seguí a lo mío, metiéndola y sacándola de mi boca sin cesar. Cuando estaba ya llena de saliva subí a la parte de arriba y le chupé sus dos pezones para después ir hacia su cuello. Se notaba como le gustaba porque en cuanto le toqué el cuello su respiración fue en aumento. Era su punto débil.
-Fóllame ya, que me estás poniendo malísimo y el otro día me quedé con las ganas.
- A tus órdenes - le contesté a la vez que le hacía el gesto de sí mi capitán con la mano
Con las mismas le di la vuelta y me escupí en la mano. Pasé mis dedos por su agujero y comprobé lo abierto que estaba.
-Parece que quieres tenerme dentro ya, esto está bien abierto ya.
El río y yo lubriqué mi polla con mi saliva y acerqué la punta a su agujero. Empujé un poco, pero no hizo falta mucha fuerza para ir metiéndola. Poco a poco fue entrando por ese culo cachondo a la vez que Pablo contenía gritos de placer. Notaba como su culo se iba relajando más y más a medida que mi polla iba taladrando ese culito perfecto.
Empecé con un ritmo lento para no hacerle daño, pero pronto me dijo que podía aumentar el ritmo, que me quería sentir bien dentro.
Con ello le cogí por las caderas y empecé a bombear mi cuerpo contra el suyo. Veía como mi polla entraba y salía de su culo y su cara de placer cuando se daba la vuelta y me miraba con esa mirada tan sensual. Otra vez el sonido de huevos chocando con un culo resonaba por todo el vestuario. A la vez que le hacía esto con una mano acariciaba sus abdominales y con la otra le estaba haciendo una paja.
-Dame en perrito, que me pone mucho.
Con las mismas la saqué y él se arrodilló. Le cogí las caderas por detrás y volví a penetrarlo. A mí también me ponía mucho esta postura. No tardaría en correrme. El ritmo era frenético y yo estaba muerto de placer cuando le llené el culo con mi leche.
-Ven y córrete en mi boca. Tengo ganas de leche- le dije a Pablo.
Me quedé de rodillas y él me metió la polla todo cachondo en mi boca. Empecé a masturbarle a la vez que se la chupaba y no tardé mucho en sentir como mi boca se llenaba entera de su leche caliente. Qué buena estaba. Me la tragué todita.
-Ha estado muy bien- me dijo.
-Sin palabras.
Nos dimos un buen morreo mientras todavía saboreaba su leche en mi boca y nos terminamos de duchar.
Cuando nuestras pollas se habían calmado salimos y nos vestimos. Oímos una ducha enchufarse y nosotros no habíamos oído a nadie entrar. ¿Hace cuánto que había alguien ahí?
Cogimos nuestras cosas lo más rápido que pudimos y nos disponíamos a salir pitando.
-La próxima vez me avisáis y me apunto cabrones. Qué os lo estabais pasando de miedo y yo empalmado como un tonto - dijo un chico moreno y atractivo que se asomó de la ducha.
Me fijé en su polla, tenía un poco de vello, y estaba completamente empalmada.
-Ya veremos - respondimos los dos al unísono a la vez que salíamos.
Cuando estuvimos fuera Pablo me dijo que le había puesto muy cachondo saber que alguien nos había estado oyendo y que, si me apetecía ir a su casa, que estaba solo.
No podía negarme, así que nos fuimos para allá.
Muchas gracias a todos por vuestro tiempo. Espero que también os haya gustado esta continuación. Espero vuestros comentarios, valoraciones, sugerencias, correos, lo que queráis. Estoy abierto a cualquier sugerencia.