En la zapateria

Experiencia con un vendedor maduro.

Sucedió el invierno pasado, yo quería comprarme unas botas y me sucedió algo muy especial.

Un sábado por la tarde le comenté a mi marido si íbamos a comprar unas botas altas, que aunque no las use muy a menudo me apetecía mucho tener, él se excusó diciendo que prefería quedarse en casa y que fuera yo, que total seguro que le iba a gustar lo que comprara.

Dicho y hecho, me presenté en una zapatería bastante pequeña del centro , de la que éramos clientes habituales de toda la vida,pero que tenían unos descuentos increíbles, y después de estar mirando el escaparate me decidí por unas botas muy,muy bonitas que había visto en él.

Te comento que yo llevaba una falda larga, medias muy tupidas y jersey con abrigo, o sea que sexy,sexy no es que fuera precisamente

Dentro estaba el Sr. Ramón, que es el dueño de la tienda y está próximo a la jubilación, y mantiene la tienda abierta yo creo más para no aburrirse en casa que para hacer dinero.

Al verme entrar me preguntó por la familia y que era lo que me traía por allí, le comenté que había visto unas botas preciosas en el aparador y que me gustaría probármelas a ver que efecto hacían.

Me las localizó, pero eran un número un poco pequeño pero aún así me dijo que me las probara, ya que el fabricante "calzaba alto" (perdonad, pero siempre me ha hecho mucha gracia esta expresión).

Me las probé y si bien de pie realmente no me daban problema al intentar subir la cremallera si que me costaba un poco (la falta de costumbre), por lo que el Sr. Ramón se puso de rodillas y me ayudó a subirla.

Se que está mal decirlo, pero me quedaban de fábula.

Como he dicho antes, llevaba una falda larga por lo que el efecto no era el que yo quería, ya que la quería para ir con faldas más cortas, por lo que el Sr.Ramón me dijo

Súbete un poco la falda a ver que efecto hacen y camina sin miedo por la tienda para comprobar que no te hacen daño

La tienda, como casi siempre estaba vacía, así que tampoco me importó subirme la falda por encima de las rodillas y empezar a caminar.

Te quedan muy bien, Cristina, se te ven unas piernas muy estilizadas con estas botas

He de decirte que me gustó el halago, todo y que venía de él, pero una es mujer y nos gustan estas cosas.

Siguió diciéndome:

El único problema que le veo ahora son las medias que llevas, ya que estas botas son para llevar con medias más finas, hacen que todo el conjunto luzca más, si no te importa tengo una partida en el almacén (regalo de un fabricante) y te las pruebas con ellas.

Me pareció una idea genial, así que después de darme dos pares, de hecho me los regaló, me dijo que si quería pasara al lavabo y me cambiara.

Realmente no me extrañó tanta amabilidad, porque estas muestras de generosidad eran comunes con mis padres y con mi marido, como te he dicho éramos amigos de hace mucho tiempo.

Pasé al baño y me probé el primer par, el cual era bastante grande, pasé a probarme el segundo y era más bien pequeño, pero mejor que me fueran justas, total ya me pondría yo mis medias en casa.

Salí con las medias nuevas puestas y volví a probarme las botas. Entraban mucho mejor y eran más agradables de llevar, así que le dije que me las llevaba.

Entonces el Sr. Ramón, me dijo

Cristina, seguro que estas medias son de tu talla, te quedan un poco tirantes y ya que son un regalo al menos que sean de tu talla no?

Hombre, me van un poco justas, pero vamos para ver el efecto ya está bien.

Nada, nada, un regalo ha de ser aprovechado.

Me senté en el sofá y el a mis pies en un taburete me dijo que ya me ayudaba él a quitarme las botas.

Cuando me las hubo quitado se me quedó mirando y me dijo

Realmente, tienes unas piernas preciosas con o sin calzado Cristina. Me gustaría pedirte una cosa, si me prometes que no te vas enfadar conmigo

Dígame, me está preocupando le dije

Verás, de siempre me han encantado tus piernas y me gustaría que me las dejaras ver.

La proposición me descolocó mucho, ya que el Sr. Ramón siempre había sido muy correcto, aunque de hecho tampoco se estaba propasando, así que no se todavía porque me subí la falda hasta la rodilla.

-un poco más por favor, súbetela un poco más

Yo seguía sentada y él en el taburete a mis pies.

Siguió diciéndome

-Esto es de lo más excitante que me ha pasado nunca Cristina, es como un sueño

Me subí la falda hasta los muslos y la situación me iba gustando cada vez más.

Le dije que solo una condición y era que aunque me parecía muy extraño lo que pasaba, él solo podría mirarme

ningún problema, solo con esto estoy más que satisfecho.

Imaginaos la escena yo en el sofá con la falda a la altura de los muslos y él a mis pies mirándome…tenía la cara completamente enrojecida y no se atrevía a mirarme a la cara, supongo que en el fondo era consciente de que no estaba bien lo que me estaba pidiendo.

una cosa más, si no quieres no me respondas pero ¿Cómo son tus braguitas?

Son azul celeste

No me dijo nada más, pero con su mirada lo decía todo. Decidí seguirle el juego, total era un vejete cariñoso y simpático.

son azul celeste, un poco transparentes por delante, en fin muy bonitas

Por favor….

Me subí la falda hasta la cintura dejándole ver mis braguitas

En mi había una mezcla de sentimientos muy fuertes y contradictorios, ya que si bien la situación era excitante para mi, había algo en mi que me decía que no era correcto lo que estaba haciendo, pero en el fondo me gustaba sentirme deseada y mirada por aquel hombre.

El Sr. Ramón se dio cuenta de que algo me pasaba e intentando suavizar la situación me dijo:

No te atormentes, en realidad no estamos haciendo nada malo, nada de lo que tengamos que arrepentirnos, piensa simplemente que estás en la playa y que casualmente estoy a tu lado, ya verás como todo es más fácil así.

Aquel hombre me tenía absolutamente dominada, así que intenté dejar de pensar y me concentré en lo que me decía

Cristina, lo que estoy viendo me encanta, eres preciosa, quítate las medias para que pueda observarte totalmente

En aquel momento brotaron de mi boca unas palabras que creí que nunca diría

Ayúdeme a hacerlo

En ese momento nuestras miradas se cruzaron y tenía una cara mezcla de excitación e incredulidad

Encantado, y dicho esto se puso más cerca de mí y cogió los bordes de las medias con sus dos manos, tirando suavemente de ellas hacía abajo. Al hacerlo rozó mi cintura y un calambrazo me sacudió.

Bajó mis medias hasta los pies y al levantar una pierna para sacarlas, en ese momento puso una de sus manos en mis bragas, apretándome el coño.

Ufff, eso acabó de ponerme a mil…cogió mis bragas y las subió todo lo que pudo encajándomelas en mi rajita, me sentía indecente y desnuda, pero tremendamente caliente.

Al subir tanto mis bragas, mi vello púbico salió un poco por los lados y se entretuvo en acariciarlo.

Yo quería que me tocara, pero él no parecía estar dispuesto a hacerlo, solo me miraba y me tocaba el vello.

¿Sabes una cosa? Estás más buena de lo que había imaginado, ábrete de piernas y pon tu mano entre ellas, yo te iré guiando

abre y cierra las piernas poco a poco, así, muy bien, presiona tu coño con tu mano…aprieta un poco

me encanta ver esos pelillos traviesos que se escapan por el lateral de tus braguitas…esto es muy,muy excitante Cristina

yo en eses momento me encontraba caliente, caliente como hacía tiempo que no recordaba, quizás ayudaba bastante el período de abstinencia sexual en mi matrimonio, no lo se, pero la situación me tenía a mil.

Le gusta lo que está viendo? Acérquese sin miedo, póngase cerca de mis braguitas. Así, mucho mejor, porque no me explica lo que ve?

Ufff pequeña, veo tu rajita marcada en tus bragas, intentando escapar, noto tu excitación y creo que voy a romper mi promesa, te voy a comer ese coñito precioso con tus braguitas puestas ¿te parece?

A mis pies empezó a lamerme por encima de las bragas, notaba su lengua nerviosa y sus manos acariciándome los muslos, pero necesitaba un contacto más intenso, así que eché hacia un lado mis bragas y le dejé todo mi coño a su disposición.

Me besó el coño para después ir dando lengüentazos en él, buscando mi clítoris, me sentía desfallecer de gusto. Con una mano empezó a introducirme a la vez un dedo y con la otra por debajo de mi jersey me pellizcaba los pezones…que gusto.

Notaba que me iba a correr, pero quería tocarlo, pero no me dejó me dijo que él prefería hacerme disfrutar.

Me hizo sentar de rodillas en el sofá mirando hacia atrás de manera que todo mi culo quedaba a su disposición, siguió tocándome a la vez que me daba pequeños azotes y me comía entera desde atrás metiendo su cabeza entre mis muslos, con el primer azote noté que me iba, a la vez tenía dos dedos dentro y los movía a una velocidad….ufff, que recuerdos, solo de pensarlo me pongo mala.

Me corrí en su boca, me sorbió toda, que gustoooooooooo, de verdad.

Pero él no me dejó tocarlo, ese fue el "problema" al que de momento no he encontrado solución.

Cuando acabé, me besó muy suavemente, me ayudó a colocarme la ropa y se despidió con un

Vuelve cuando quieras

Espero os haya gustado

cris_r_72@hotmail.com