En la víspera de la batalla

Jaguarinside nos dice en el Ejercicio que, siendo la batalla inevitable, esta noche es la sexual primicia de la victoria de mañana.

EN LA VISPERA DE LA BATALLA

Sereno, con el cráneo de su enemigo como almohada, el cimeriano reposaba cavilando sobre las batallas de días recientes. A su lado, una morena y hermosa esclava limpiaba con esmero las heridas de su costado y frente.

-"Por Crom!"- exhaló él al sentir el punzante dolor que le provocó con sus curaciones.

La haló hacia sí por la cadena que la sujetaba del cuello y acercó su rabioso y amenazador rostro al suave y dulce rostro de ella.

La joven ni se inmutó, con quijada apretada lo miró a los ojos como un pequeño halcón y el cimeriano sonrió admirado de su valentía y su bello rostro.

El guerrero puso una de sus ásperas y enormes manos sobre la espalda de la joven esclava y de un tirón arrancó las andrajosas pieles que la cubrían.

Agachada y tensa, sus turgentes pechos bamboleaban por su propio peso, la joven levantó el rostro y escupió al guerrero, ese mismo que asoló su villa y quemó su casa, la joven golpeó con sus pequeños puños el pecho del hombre que esclavizó a su familia, y él solo reía divertido.

Él la besó en la boca y ella lo mordió y le escupió su sangre. El cimeriano, bufando, la tomó por la cintura como a un juguete, la puso en cuatro y hundió su sexo en el cuerpo de ella como una espada.

La joven esclava pataleó como pudo y gruñó como gata pero él la tenia perfectamente sujeta.

El cimeriano hundió su miembro una y otra vez, insistentemente en ella hasta que la sintió soltar el cuerpo y escuchó gemir de placer.

Orgulloso, victorioso, él se recostó a esperar el amanecer, ella, sumisa y abrazada a sus piernas, se durmió inmediatamente.

El cimeriano sonrió satisfecho, aun antes de la batalla, un enemigo más, vencido y sometido, a golpe de espada.