En la Universidad (4). Follando con uno de primero

Llega septiembre y la vuelta a la Universidad. También la vuelta al zorreo y al sexo desenfrenado. Esta vez, con uno de los estudiantes de primero.

Llega septiembre, y con ello la vuelta a las clases, la rutina... y Grindr. Recuerdo que me llamo Dani, tengo 20 años y soy alto, un cuerpo normalito tirando a delgado, ojos claros y un pelo castaño muy claro, casi rubio. Tengo buen rabo, y quien haya leído el resto de mis relatos sabrá el buen uso que le doy (jejeje).

Los primeros días de clase son aburridos. Los profesores te dan la chapa sobre lo importante que es su asignatura, los porcentajes de calificación, los grupos de trabajo para las clases prácticas y esas cosas. El segundo día me senté al final, y decidí abrir Grindr para ver si había recibido algún mensaje o había alguien interesante. Un chico nuevo apareció a 20 metros, y el morbo se apoderó de mi. Antes de que pudiera decir nada, me escribió con un 'hola'.

  • Hola

  • Hola

  • ¿Dónde andas? Que me aburro mucho en clase tío. -Me dijo.

  • Pues igual, en clase. Soy de tercero de carrera, y tú?

  • Acabo de entrar en primero. Te hace que vayamos a la cafetería y nos conozcamos tomando algo?

La oferta era realmente tentadora, y la clase no estaba aportándome nada, así que decidí ir al encuentro. Era un chico joven, se notaba que era recién salido de Bachillerato. Una cara fina, delgado, con unos pedazo ojos azules y un pelo castaño peinado hacia atrás (bien peinado, sin llegar a ser un 'lamido de vaca', con tupé). A primera vista me pareció muy atractivo. Nos saludamos cordialmente, no sabía si estaba dentro del armario, y nos sentamos a tomar algo.

Fue una conversación muy interesante, hablamos de nuestras vidas, de por qué habíamos decidido estudiar lo que estudiábamos, hobbies, el futuro. Pero el tema del sexo estaba flotando en el aire, hasta que empezó a preguntar cosas como si tenía pareja, si me gustaba alguien, y ya directamente si me molaría echar un polvo. Mi respuesta fue afirmativa. Además de que el chico era bastante guapo, la clase que me esperaba después no era muy atractiva tampoco. Dijo de irnos a su casa, que vivía a 4 paradas de metro, y además me pillaba de camino para irme después a casa. Durante el camino (fuimos paseando) estuvimos hablando de los tíos con los que habíamos follado, de Grindr, y lo que nos molaba en el sexo. Para ir calentando motores.

Llegamos a su portal y subimos en ascensor. Vivía en un décimo, así que aprovechamos el rato del ascensor para comernos las bocas lentamente (y meternos algo de mano). Qué bien besaba el cabrón. Entramos en su casa e hizo una cosa que me puso muy cachondo. Cerró la puerta y me pegó a ella sin decirme nada y comenzó a besarme salvajemente y a meterme mano. Me puso a mil. Le quité la camiseta mientras él me quitaba la mía. A pesar de estar delgado, el cuerpo que tenía me molaba.

A continuación, se puso de rodillas para desabrocharme el pantalón y bajármelo todo hasta que mi polla golpeó su cara. No tardó ni 3 segundos en metérsela en la boca mientras me miraba a los ojos. Me hizo una buena mamada, y no dejó centímetro sin recorrer. Ahora me tocaba a mi, le quité todo lo que le quedaba de ropa. Tenía unos 20cm anchos, de los que me gustaban. Me costó un poco metérmelo en la boca, pero al final entró. Estuve comiéndosela un buen rato, y sus suspiros de placer me ponían cada vez más.

Cuando me cansé de la postura, me levanté, me cogió de la mano y me llevó a su habitación. Era una cama bastante amplia. Nos tumbamos de lado e hicimos un 69. Se notaba que tenía experiencia con tíos, porque la comía de lujo, fuera la postura que fuera. Después de estar un rato así, noté como su dedo húmedo jugaba con mi ano. Me incorporé y me senté encima de su cara. Sin decir nada. Y él respondió metiéndome la lengua hasta el fondo. Me dijo que le ponían mucho los culos completamente depilados. Estuvo un buen rato mientras yo jugaba con su tremendo rabo, hasta que no pude más y le pedí que me follara.

Sacamos un par de condones, le puse uno (le encanta que se lo pongan) y eché un poco de lubricante. Me puse a cuatro patas, para que fuera más cómodo, y la polla entró sin problemas a pesar de ser bastante ancha. Ha dilatado bien el cabrón. Comenzó a follarme lentamente, pero a medida que se adaptaba la cosa, la velocidad fue aumentando hasta darme completas embestidas. Mis gemidos fueron bastante altos, por lo que me pegó la cabeza a su almohada. Sentía el culo que se me partía en dos, pero lo gozaba. Cambiamos de postura varias veces: el misionero, contra la pared, boca arriba, sentado en su polla..., hasta que me preguntó si quería follarle. Mi respuesta fue clara: sí.

Se puso a cuatro patas y comencé a jugar con su culo depilado. Sus suspiros mientras introducía mi lengua en su ano eran gloriosos, me ponía más cachondo de lo que estaba. No aguanté, me puse el condón, y de casi una embestida, le clavé la polla. Chilló por el dolor que le causé, pero luego lo compensó con gemidos por todo lo alto. Hice lo mismo que había hecho él minutos antes: le metí la cabeza en la almohada, y sujetándome sobre ella, le bombeé bien el culo. Estábamos tan cachondos que no aguantamos mucho. Me avisó de que se iba a correr. Saqué mi polla de su culo, le puse de pie en la cama y comencé a hacerle una mamada hasta que inundó mi garganta. Luego él hizo lo mismo, y después nos besamos para compartir nuestros respectivos premios.

Después nos dimos una buena ducha para quitarnos el sudor y los restos de semen que teníamos (y jugar un poco con nuestras bocas). Charlamos un rato después y me fui, no sin antes darnos los números de teléfono por si nos apetece volver a quedar.


NOTA: Algunos datos de la historia en cuestión han sido manipulados para garantizar el anonimato. De todas formas, me ha dado permiso para publicarla. También me ha dicho que si alguien de Madrid quiere ponerse en contacto con él, que me escriba a a.universitariomadrid@hotmail.com y le facilitaré el contacto (le gustan jóvenes, máximo 25-26 años).

Muchas gracias por leer un relato más. ¡Nos vemos en el próximo!