En la Universidad (3). Lo que acabó siendo un trío

Continúo viviendo la experiencia universitaria. Quedé con un tío en Grindr para echar un polvo en su casa. Lo que no me comentó es que tendríamos compañía...

Tras las dos primeras experiencias universitarias me gustaría contaros la tercera, y creo que la mejor que he tenido hasta el momento. Era viernes por la tarde, una tarde aburrida de invierno donde tus amigos tienen clase y no tienes nada que hacer más que ver la televisión o una peli. Opté por abrir Grindr a ver si surgía algo interesante y cubrir la tarde con un polvo.

Me escribieron varias personas, entre ellos mucha gente mayor de 30 o algún chaval de 17 años, pero me apetecía con alguien de más o menos mi edad con quien poder pasarlo bien y echar una charla después. Lo justo para que pasara la tarde y no aburrirme. Cuando iba a cerrar la App me escribió un chaval de 24 años, se llamaba Héctor, con cuerpo algo delgado, alto, ojos azules, pelo castaño un poco largo y un rabo de 19 centímetros versátil. Quería que fuera a su casa y la cosa prometía.

  • Héctor: Vente y lo pasamos bien un rato, ¿no crees?

  • Dani: ¿Qué te mola hacer?

  • Besos, zorreo, mamadas, lametones, 69, comida de culos, me ponen muy burro, igual follarnos y acabar con unas buenas corridas- me dijo.

  • Joder, dame la dirección. Me ducho y salgo para allá.

La verdad es que se me había puesto demasiado dura cuando me dijo eso, y sabía que ese era mi chico para esa tarde, con el que lo pasaría muy bien. Me di una buena ducha con agua caliente, me quité el poco pelo que me había crecido desde la última vez que me depilé, y me limpié bien el culo, quería que me follara a lo grande. Salí dirección a su casa, vivíamos a tres calles, así que no tardé mucho en llegar. Llamé a la puerta y me estaba esperando con una camiseta de manga corta con unos pantalones vaqueros y unas deportivas de marca. Se le marcaban buenas piernas a pesar de estar delgado.

  • Bienvenido Dani a mi casa, ¿has llegado bien?

  • Sí, la verdad es que vivimos bastante cerca, he tardado apenas 5 minutos en llegar

  • Eso es una buena noticia, así sabes donde encontrarme cada vez que te apetezca saciarte-. En ese momento pasó su mano por mi paquete para hacer la broma, un paquete que andaba ya algo morcillón. Le sonreí sin decir nada.

Se puso a andar y me llevó a su habitación. Parecía que vivía solo, ya que solo tenía una con una cama de matrimonio muy bien decorada. Se sentó en la cama esperando a que yo hiciera lo mismo, pero en su lugar me senté encima suya, dejando mi boca a escasos centímetros de la mía.

  • Dani, Dani... no juegues con fuego, que te acabas quemando...

  • Es que me encanta quemarme

En ese momento me cogió de la cintura, me levantó y me empotró contra la pared en cuestión de dos segundos. - ¿Ah sí? - me dijo al oído. En ese momento pegó al máximo nuestros cuerpos para que no pudiera moverme mientras lamía lentamente mi cuello. Me estaba poniendo como una moto.

En ese momento sentimos la puerta abrirse. Los dos nos quedamos paralizados. Más yo que él. Me sonrío.

  • Te tengo una sorpresa - me dijo-. Cariño, estamos aquí - gritó.

En ese momento entro un chico joven, de unos 24. Físicamente era muy parecido a mi. Alto, un cuerpo normal, ojos verdes y un pelo rubio. Cuando nos vió sonrío.

  • Héctor, ¿qué le haces al pobre chaval? Le tienes casi sin respiración contra la pared

  • Me ha dicho que le encanta jugar con fuego, y le estoy dando ese fuego...

  • Entonces muy bien, voy a dejar las cosas y ahora vengo.

Desapareció por la puerta y nos volvimos a quedar Héctor y yo solos. Momento que él aprovechó para besarme y desnudarme. Yo hice lo mismo con su ropa. Nos quedamos en boxers y fuimos a la cama. La verdad es que la situación de follar con dos tíos a la vez me puso más cachondo aún. Comenzamos a besarnos en la cama de una forma agresiva, lo que me puso más aun, cuando de repente noté la mano de su chico (completamente desnudo) en la espalda bajando hacia mi culo. Le miré y le sonreí, dándole permiso.

Bajó de golpe mis boxers, que en ese momento me sobraban, e introdujo su lengua en mi ano. Que comida de culo más magistral, no había disfrutado tanto mientras me comían el culo nunca. Héctor aprovechó ese momento para girarse y colocarse en posición de 69, dejando su paquete en mi cara listo para devorar. Le quité los boxers con dificultad por mi postura. Salió un muy buen rabo, y no dudé en metérmelo en la boca. Comencé por su glande, ancho y apetitoso, para continuar bajando hacia su tronco. Era tan ancha y larga que no me cabía toda. Él hizo lo mismo, pero sí consiguió metérsela toda. Estaba en la gloria en ese momento. Estuvimos cerca de 15 minutos sin cambiar de postura, hasta que su chico le dijo a Héctor que se fuera hacia mi culo, que "depiladito era un manjar". Héctor salió de debajo mía y se colocó donde su novio. Antes de introducir su lengua, me dió un azote, lo que hizo que soltara un buen gemido.

Su novio se colocó delante mía, dejando su polla a la altura de mi boca. Me agarró del pelo y me introdujo su miembro de mínimo 20 centímetros de golpe. Me dieron arcadas y me quedaba sin respiración. La sacó rápido.

  • Coge aire, porque te vas a comer mi polla entera hasta que la tenga bien dura.

Cogí aire y volvió a hacerme lo mismo varias veces. No paraba de suspirar del placer que le daba, incluso algún gemido. Héctor, mientras, empezó a meterme dedos para dilatar bien mi culo, y cuando introdujo tres, se fue a por tres condones y un bote enorme de lubricante. Cuando me quise dar cuenta, ya tenía su pollón entrando. Me dolió un poco, pero al final entró sin problemas.

  • Este culito es un poco tragón cariño - le dijo Héctor a su chico.

  • Cariño, ya sabes que el mío también. En ese momento cambió su postura y se puso a cuatro esperando a que le comiera el culo para dilatárselo. Y así hice.

Comencé con lametones suaves pero luego aceleré bastante el ritmo. Le cogía de las caderas y le empujaba hacia mi, como si le estuviera follando bien con mi lengua. El cabrón comenzó a gemir como todavía no había hecho.

  • Héctor, dale un condón al chaval, que quiero que me la clave.

Héctor me pasó un condón, me lo puse como pude, ya que mientras me estaba follando sin parar, aunque a un ritmo lento. Acerqué el culo de Samuel (así se llamaba el novio de Héctor) y comencé a introducirle lentamente la polla, aunque con las embestidas cada vez más fuertes de Héctor igual iba más rápido de lo que me gustaría. Su culo sí que era muy tragón, entró sin problemas. Héctor se paró y me susuró al oído que marcara yo el ritmo. Comencé a moverme lentamente para no hacer daño a Samuel, pero de repente Héctor me dió una embestida, que del golpe también se la dí yo a su chico. A ambos nos gustó, y lo repitió varias veces, cuando no nos lo esperábamos.

Los ritmos se aceleraban y se notaba que el momento de la corrida se acercaba, tanto que Héctor se sacó la polla de mi culo para no correrse en el condón, y yo hice lo mismo. La verdad es que en ese sentido nos compenetramos muy bien. Héctor dijo de ir a la ducha para corrernos sin manchar nada. Era una ducha bastante amplia, cabíamos los tres sin ningún problema. Samuel me empujó hasta ponerme de rodillas. Comenzaron a pajearse en mi cara, destino final de su semen que salió disparado a mi boca y mi pelo. Yo me corrí en el suelo de la ducha al sentir su leche caer por mi cara. Los tres acabamos muy cansados. Nos dimos un buen morreo los tres y una buena ducha para limpiarnos todo el sudor y los restos de leche.

Después de ese encuentro he quedado más veces con ellos, pero eso os lo contaré en otro relato.


Una vez más, muchas gracias por leer mis relatos. Entre los dos ya publicados llevo casi 15.000 lecturas. Os recuerdo que podéis poneros en contacto conmigo a través de a.universitariomadrid@hotmail.com para hacerme llegar vuestras impresiones o sugerencias de mejora. ¡Nos leemos pronto!