En la universidad

Mi compañero Julio

Estudié una carrera en una universidad a unos 100kms de mi casa. Conocí mucha gente nueva, chicos y chicas, pero como creo que a todo el mundo le sucede al final te relacionas con un grupo mayor o menor de gente, con los que mantienes una mayor afinidad.

Todos los días cogía el autobus, tanto para ir como volver a mi casa, lo cual ciertamente era un incordio. No obstante aquel fin de semana iba a ser diferente, era la fiesta de ecuador de curso y pasaría el fin de semana en casa de un amigo.

La fiesta se celebraba en una conocida discoteca del centro de la ciudad, y como os podeis imaginar el desfase de la gente fue total.

A eso de las cinco de la mañana, bastante perjudicados por el alcohol, volvimos a casa. Los padres de mi compañero se encontraban pasando el fin de semana en un pueblo, en fin la casa era para nosotros dos.

Se me olvidaba comentar, mi compañero se llamaba y supongo que seguirá llamándose Julio.

Ya en casa Julio y yo empezamos a hablar sobre la fiesta, las chicas, el dinero que habíamos recaudado para el viaje de fin de curso, y sobre todo de la calentura que llevábamos encima.

Pasado un rato y con un gin tonic en la mano Julio comentó:

-Estoy totalmente desvelado, ¿te apetece que ponga un DVD?.

-De acuerdo contesté, pero deja que me ponga un cubata.

Julio encendió el aparato, y pasados unos instantes comenzó una película pornográfica. En una de las escenas, dos chicas follaban con todo tipo de vibradores.

Mi verga estaba totalmente empalmada cuando me percaté que Julio sin ningún disimulo se estaba acariciando su paquete sin ningún tipo de pudor. Julio me miró y comentó:

-Espero que no te moleste, pero estoy muy caliente.

-Tranquilo dije yo, yo también lo estoy.

Pasado un rato, Julio se levantó y se dirigió al baño. Este va a hacerse un pajote tremendo pense para mí.

Al cabo de unos minutos Julio regresó, llevaba sólo puesto un boxer que dejaba ver la tremenda erección que tenía encima.

-Espero que no te moleste que me haya quitado la ropa.

-No, estás en tu casa.

Continuamos viendo la película, mi amigo se acariciaba descaradamente su polla por encima de su slip. Mi excitación crecía por momentos, y no por el contenido de la película, sino por el morbo de la situación de ver como mi amigo se pajeaba.

Instintivamente, lleve mi mano a mi paquete y empecé a apretar con fuerza.

-¿te gusta la película?, inquirió Julio.

-Si contesté debilmente.

-Voy a quitarme el boxer dijo Julio, y antes de poder decir nada, Julio apareció desnudo ante mí. Su cuerpo no era nada del otro mundo, pero su polla mediría unos 18 cms, muy venosa y sobre todo gruesa.

Julio continuó pajeandose en mi presencia.

-Desnudate me dijo.

-Me da verguenza le contesté.

-Pues al menos desabrochate el pantalón y meneatela, ¿te crees que no he visto como te sobabas tu paquete?.

Quizás por mi calentura y por el alcohol que llevaba encima, desabroché mis vaqueros, los baje hasta mis rodillas y empecé a apretarme mi paquete por encima del slip. El placer que me estaba proporcinonado era tal que cerré los ojos y empecé a gemir.

Pasado un rato, noté que una mano se posaba en mis rodillas. -¿te molesa? dijo Julio. Me sentía tan bien que no contesté.

Mi amigo viendo mi estado lo tomó como un signo de consentimiento. Su mano empezó a moverse subiendo por mis muslos los cuales acarició y sobó a su antojo.

Su mano continuó subiendo y llegando a mi bulto se poso sobre la mía. Sin darme cuenta Julio retiró mi mano y puso la suya encima de mi slip apretando mi verga. Mis gemidos y jadeos dieron alas a Julio el cual metió su mano dentro de mi slip alcanzando mi humeda polla.

Su mano se movía audaz, me pajeaba y sobaba los huevos a su antojo, mientras yo abierto de piernas en el sofá me dejaba hacer. Me besó y metío su lengua en mi boca entrelazándose con la mía.

-Desde el primer dia que te vi en clase he deseado tenerte así, me dijo.

Acto seguido, arrancó mi camiseta de un tirón y me sacó los pantalone y el boxer quedando desnudo a su merced.

-Túmbate en el sofa, ordenó.

Me tumbé y sus manos empezaron a magrer mi cuerpo, mi cara, mis brazos, mis tetillas, mis muslos, mi polla.

-Ponte boca abajo y abre las piernas volvió a ordenar.

Me abrí todo lo que pude, sus manos agarraron con fuerza mis nalgas. Me sentía morir de placer sobre todo cuando Julio metió su mano por mi entrepierna y levantando mi cintura empezó a acariciar mis huevos para acto seguido pasar a pajear mi rabo.

Pasado un rato y en pleno jadeo, Julio me dio la vuelta y sentándose encima de mi pecho puso su verga a la altura de mi cara. Tenía su polla a escasos centímetros de mi rostro.

Julio me restregó su cipote por mi rostro mientras yo desesperadamente abría la boca con la intención de mamar esa verga. Finalmente, Julio introdujo su polla en mi boca, primero el glande lamiendo todo su líquido preseminal, luego el tronco hasta que sus cojones tocaban mi barbilla.

-No lo haces nada mal putita, dijo Julio.

Yo no contesté, mi único deseo era seguir comiendo aquel pedazo de carne y complacer al macho que tanto placer me estaba dando.

-Sigue mamando la polla que te va a follar el culo, ponmela más dura perrita me dijo.

Pasado un rato Julio me dio la vuelta, y sacando un tarro de vaselina me dijo: -¿quieres que te monte y te folle como a un perrito?.

-Si, acerté a contestar.

-Abreté el culo para tu macho me dijo.

Obedientemente, abri mis piernas y con mis manos separé mis nalgas dejando mi ano a la vista de Julio.

Julio puso mis piernas encima de sus hombros, y huntando la entrada de mi orificio y sus dedos con la vaselina, me introdujo uno de sus dedos en mi ano.

Di un respingo y un pequeño grito de dolor, pero el dedo de Julio continuó perforando mi ano. Pronto el dolor se transformó en placer siendo mis jadeos y gemidos audibles en todo el vecindario. Al rato fueron dos los dedos que dilataban mi culo.

Julio se puso vaselina en su polla y pasó todo su glande sobre mi húmeda raja. De un golpe metió su glande en mi ano dilatado, el placer superaba al dolor.

-Que bien te la estás tragando zorrita, dijo Julio. ¿quieres que siga?.

-Si supliqué, fóllame Julio por favor, hazme tuyo.

Su polla entró centímetro a centímetro hasta lo mas hondo de mi intimidad. Finalmente, sus huevos chocaron contra mi culo y durante unos segundos aquel pedazo de carne se quedó quieto dentro de mi.

Al poco, Julio empezó a follarme con frenesí, me follaba y empalaba con fuerza. Me sentí como una verdadera perra ensartada por su macho. Julio mientras me montaba, con una de sus manos volvió a pajearme. Duré poco y me corrí como nunca antes lo había hecho en mi vida.

Quedé exhausto mientras mi macho continuaba con su follada, tras un largo rato un espasmo recorrió a Julio. Me dió dos embestidas y vació toda su leche en lo más profundo de mi culo. Notaba los espasmos de su enorme pollón en mi interior hasta que se vació por completo dentro de mi.

Julio estuvo un buen rato dentro de mí y cuando sacó su verga de mi culo, su abundante corrida salió de mi ano pringando mis huevos y mis muslos.

Todavía manchado Julio me ordeno que le limpiase su verga con mi lengua, a lo que accedí con mucho gusto.

-No ha estado mal puto, me dijo Julio, pero te tengo donde quería y esto no ha hecho más que empezar.

Tras la tremenda follada que me había dado Julio, me quedé dormido en el sofá. No se cuanto tiempo descansé, pero desperté con el sol ya bastante alto en el cielo. Me asomé a la habitación de Julio, dormía como un tronco.

Pensé en lo sucedido aquella madrugada, siempre me han atraido las mujeres pero la experiencia con Julio había sido la más excitante de mi vida.

Me sentía confuso pero sobre todo sucio, mi ano palpitaba y me dolía un poco pero el dolor era perfectamente soportable. Entré en el cuarto de baño y abrí el grifo de la ducha.

El agua caliente corría sobre mi cuerpo, al poco rato Julio apareció.

-¿que tal te encuentras? perrita, me dijo.

-Julio tenemos que hablar, contesté. Realmente no se como pudo suceder lo de esta noche, supongo que el alcohol y la calentura lo provocó.

-¿te gustó?, preguntó Julio.

-Fue diferente, nunca había sentido algo así.

-Entonces, te gustó inquirió mi amigo.

-Sí confesé, pero es algo que no puede repetirse. Me gustan las mujeres,

-Pues hace un rato jadeabas y gemías como una de ellas, putita.

Y diciendo esto Julio abrió la mampara de la ducha y se introdujo dentro de ella.

-Sal de aquí, Julio, dije.

Pero Julio lejos de salir de la ducha, me abrazó con fuerza, sentí su enorme verga manchando mi muslo. Sus manos descendieron hasta mis nalgas y las apretó con rudeza. Yo me resistía y trataba de separarme de él, pero Julio no cesaba en su propósito.

Mi amigo metió un dedo en mi ano dilatado y lo empezó a mover con destreza. Mi polla empezó a hincharse ante aquella follada con el dedo que Julio me estaba dando. Mis jadeos y gemidos excitaron a Julio, sentía su verga totalmente empalmada contra mi muslo.

-¿Quieres que saque mi dedo de tu culo?. inquirió Julio, ¿quierres que lo saque?

-No acerté a contestar entre jadeos.

-Suplicame que te folle dijo, suplica puto.

-Fóllame Julio, por favor vuelve a follarme.

Julio me dio la vuelta, mi espalda se apoyó contra su pecho. Las manos de Julio se introdujeron por debajo de mis axilas agarrando mis tetillas con mucha dureza. Julio apretó mis pezones hasta hacerme daño, mientras su verga se apoyaba en la raja de mi culo.

Las manos de Julio descendieron por mi torso, mi vientre para llegar a mi empalmada verga. Una de sus manos agarró mis testículos mientras que su otra mano, procedió a bajar mi glande, y agarrando con fuerza mi polla comenzó a pajearme.

Yo por mi parte, con mi mano agarré la polla de mi amigo y comencé a pajearle.

La escena era tremenda, dos hombres pajeándose en la ducha entre gemidos y jadeos.

Estaba en la gloria, la paja que me estaba haciendo Julio era tremenda. De repente Julio dijo:

-Salgamos de aquí putito, quiero hacer realidad una fantasía, espérame en el dormitorio.

Julio salió de la ducha y allí me quedé con una tremenda erección a punto de eyacular.

Me sequé y salí del cuarto de baño, Julio estaba en la habitación. Sobre la cama había un sujetador, unas medias de medio muslo y un tanga negro trasparente.

-Siempre he tenido la fantasía de follarme a una zorra como tú, póntelo perrita quiero ver lo guapa que estás con ello.

-Estarás de broma contesté.

-Póntelo puta, dijo Julio con tono autoritario, dándome una tremenda nalgada.

Obedeciendo como un autómata me senté en la cama, me abroché el sujetador, me puse las medias negras que me apretaban los muslos y finalmente el tanga.

Julio sentado en un sillón frente a mí se pajeaba muy lentamente.

-Así zorra, despacito, vas a ser una buena hembra.

Finalmente, me puse el tanga. Me resultaba incómodo ya que la prenda no era muy grande y el hilo se introducía por la raja de mi culo. Me ví de reojo en un espejo, un heterosexual como yo vestido de mujer a la espera de ser follada por un macho. Lo cierto es que en aquellos instantes me sentía como una verdadera ramera.

-Acercaté puta, ordenó Julio quiero verte de cerca.

Me puse a su lado, sus manos sobaron mis pechos por debajo del sujetador apretando mis pezones. Esas manos descendieron hasta mis muslos envueltos en las medias de seda.

-Muy suave dijo Julio. ¿Continúo?.

-Por favor, musité.

Una de sus manos se posó sobre mis nalgas, las cuales magreó a su antojo. La otra mano se posó en el tanga y apretó mi verga con firmeza.

-Volví a jadear.

-¿jadea mi perrita? me dijo, quiero oirte jadear.

Mis gemidos se hicieron aún más audibles. La mano de Julio se deslizó dentro del tanga apretando mis huevos y mi polla de forma alternativa.

Julio se tumbó en la cama y ordenó: cómeme el culo y la polla, maricón de mierda.

Me arrodillé y separé su culo. Mi lengua recorrió toda la raja del culo de mi macho introduciendo finalmente mi lengua en su ano. Julio apretando mi cabeza no dejaba de decirme obscenidades, lo cual, me encendía mucho más.

-Ni se te ocurra masturbarte, puto dijo Julio. Te correrás cunado yo quiera,

Le comí el culo, sus testículos y su verga de forma alternativa. Su erección era tremenda. Pasado un rato Julio dijo:

-Ponte encima mío y fóllate tu mismo.

Me puse de cuclillas encima de la tiesa verga del macho y cogiendo el pedazo de carne me la fui metiendo hasta que sus huevos chocaron contra mi culo. Le cabalgué mientras Julio me gritaba improperios.

Las manos de Julio se apoderaron de mi verga y mis testículos, me masturbó con mucha fuerza y rapidez mientras su polla taladraba una y otra vez mi ano. Me corrí como una auténtica cerda encima del macho soltándole varios trallazos de leche en su torso y cara.

Julio continuó con su tremenda follada, dándome fuertes nalgadas en los dos cachetes de mi culo, pasados unos diez minutos noté un tremendo espasmo en Julio, con un último golpe de cadera me la metió hasta lo más profundo de mis entrañas y gritando como un loco se corrió en lo más profundo de mi intimidad.

No sé cuantos trallazos de lefa inundaron mi ano, pero después de correrse su verga permaneció dentro de mi más de diez minutos.

Pasado el rato Julio me dijo: limpiame la verga perrita, todavía tenemos un día para disfrutar y seguro que algo se me ocurre.

Limpié su verga con mi lengua y me quedé acurrucado en la cama mientras la leche de mi amigo salía de mi ano manchándome de nuevo, satisfecho, muy astisfechos, sintiéndome como una verdadera hembra