En La Universidad

Fiestita en el aula y en el baño.

La clase de psicología.

Como todos los lunes a las 10 de la noche fui a mi clase de psicología en la facultad. El aula estaba repleta. Ni bien entré, me senté al lado de un alumno de otra comisión al que nunca había visto.

Cuando la clase comenzó se escucharon risitas cómplices de los alumnos porque el tema era sexualidad. No entendí por qué se reían, me parecieron muy poco adultos.

La clase empezó, todo iba bien, hasta que cuado el profesor nombró la palabra orgasmo, no sé por qué un calor comenzó a correr por mi cuerpo.

Traté de calmarme, pensé en otra cosa; pero no lo pude evitar. La excitación me hizo sentirme muy incómoda, rodeada de tanta gente.

Sentía un calor y un gran temblor en todo mi cuerpo, comenzaba en mis pezones, que ya estaban erectos; ese día no me había puesto corpiño y el roce con la camisita que llevaba puesta me excitaban mucho más; y llegaba hasta mi entrepierna que comenzaba a humedecerse.

Miré a mí alrededor y todos estaban muy concentrados en la clase. Tenía muchos deseos acariciar mis pechos, no lo pude resistir. Pasé disimuladamente mi mano por debajo de mi camisa, al tocarlos, sentí como me humedecía aún más. Entrecerré los ojos y me acaricié sola. Qué ganas de buscar cualquier tipo, bajarle los pantalones y meterme su pija en mi boca. Seguí acariciándome mis tetas, pellizcándome mis pezones. Cada tanto miraba a mi alrededor, nadie se daba cuenta. Mientras tanto escuchaba la voz de mi profesor que hablaba de penetración, orgasmos, sexo, pene, todas esas palabras aumentaban mi excitación como jamás lo hubiera imaginado.

No me conformaba con sólo acariciarme parte de mi cuerpo, quería más. Bajé disimuladamente mi mano, la metí por debajo de la mini que llevaba puesta, corrí la tanga y, suavemente me toqué el clítoris que, por supuesto estaba mojado y muy duro. Me tiré hacia abajo para poder acariciarme mejor. Tenía temor de que alguien se diera cuenta y eso me calentaba más, la adrenalina brotaba a borbotones de mi cuerpo. Cada tanto miraba a mi alrededor y después de eso apretaba fuertemente los ojos provocado por el placer que me provocaban mis propias caricias. Mi mano estaba completamente mojada. Casi sin pensarlo puse mi dedo medio en el punto de mayor excitación y empecé a meterlo más y más adentro. Ya tenía los ojos completamente cerrados, ni pensaba en que alguien podía verme. Lo metí más y más adentro. Los líquidos que salían de mi cuerpo mostraban lo terriblemente excitada que estaba. Metí mi dedo hasta encontrar el punto que me iba a hacer estallar de placer, ahí me detuve y lo acaricié suavemente. Sentía un gran temblor en mi cuerpo.

De repente sentí que algo rozaba mi pierna. Repentinamente me detuve, abrí los ojos y miré a mí alrededor, todos estaban concentrados en la clase... menos uno, el chico que estaba al lado mío fue el único que se dio cuenta de lo que estaba haciendo. Lo miré, él estaba mirando fijamente mi mano dentro de mí, con una mano me acariciaba mi pierna desnuda y erizada y con la otra tocaba su pija que pude notar a través del pantalón que estaba muy dura. Me calenté mucho más. Saqué la mano de adentro mío, agarré su mano y la llevé a mi entrepierna. Me di cuenta que se excitó más cuando sintió la humedad. Yo llevé mi mano hasta su pija. Pude comprobar que estaba muy dura. Le bajé el cierre y metí la mano adentro. Mmmm qué ganas de metérmela adentro, pensé.

Miré alrededor y nadie nos miraba. Entonces no quise sin dudarlo empecé a pajearlo, mientras él metía y sacaba su gran dedo de adentro de mi concha, completamente mojada y abierta, esperando una gran pija. Qué excitación! Cuánta adrenalina. Me acerqué a su oído y murmuré muy bajo –Siiii pajeame, más fuerte- Le dije eso mientras yo aceleraba los movimientos en su pija. Estábamos muy excitados. –Siiii pajeame, más fuerte- me dijo él. Apreté su pija con toda mis fuerzas, lo pajeé, me pajeó. No paramos hasta que tuvimos que contener el grito que casi sale de muestras gargantas cuando los orgasmos llegaron. El empezó a acabar dentro de su pantalón sobre mi mano. Cuando terminó d derramar su leche, saqué mi mano, lo miré fijamente y puse mis dedos llenos de su leche en mi boca. –Qué puta sos!- me dijo.

En ese momento terminó la clase. Como si nada hubiera pasado me levanté y me fui al baño. Entré, estaba vacío. Dos segundos después entró detrás de mí el tipo al que recién había pajeado. Se abalanzó sobre mí –Siempre sos tan puta?, me preguntó; pero no dejó que le conteste, metió su lengua en mi boca y me besó con toda la calentura que todavía tenía. Me apoyó contra la pared y desesperadamente me apretó las teta. Su gran excitación me volvió a excitar.

De repente un ruido nos hizo detener. Acababa de entrar el profesor. Cerró la puerta con la traba. –Vi lo que estaban haciendo en mi clase- Vino hasta donde estábamos. Con una mano acarició mi cola, con la otra la de mi compañero. Yo agarré las manos del chico, la llevé a mis tetas y cerré los ojos. Así, con los ojos cerrados, comenzaron a desnudarme. El profesor se agachó abrió mis pernas y metió su lengua mojada dentro de mí. Yo agarré su cabeza e hice que la moviera.

El chico agarró fuertemente mis tetas y se la metió en la boca, mientras se desnudaba. Cuando abrí los ojos ahí estaban los dos desnudos, los tres estábamos desnudos. -Putita, te vamos a coger entre los dos- Creo que pensaron que me iba a espanta y a salir corriendo; pero no. Me arrodillé en el piso, agarré las dos pijas con mis manos y empecé a chuparlas. –Me gustan las pijas. Le dije y mientras más mejor- Ellos se dejaron chupar. Me gusta mucho poner las dos puntas de las pijas juntas y metérmelas en la boca, después frotarlas una contra la otra.. cuando estuvieron incontrolablemente calientes, me levantaron el profesor se puso detrás de mí, apoyó su gran pija en mi cola, me agarró las tetas y le dijo a mi compañero que me las chupara.

Apreté los ojos, en ese momento el profesor con sus manos abrió mis piernas, hizo que me inclinara un poquito y me la metió suavemente desde atrás pero por adelante. Saqué cola para que la pija entrar mejor. Mientras mi compañero increíblemente excitado seguía succionando mis pezones. -Cojéeme más- le dije muy excitada. Mi compañero no soportó la calentura. Empujó al profesor. Me obligó a ponerme en cuatro patas y se montó sobre mí como un animal en celo. Me clavó la pija hasta el fondo, me hizo gritar de placer. De repente el profesor dijo. –Ahora vas a ver lo que es bueno. Sacó saliva de su boca, la pasó por el culo de mi compañero y le comenzó a meter la pija en su culo. –Nooo- gritó mi compañero. Sentí como su pija de achicaba dentro de mí. Di vuelta la cabeza y le dije –Relájate que te va a gustar- Entonces para que vea que no tenía que tener miedo, saqué su pija de adentro de mi agujero de adelante y la apoyé en mi culo.

Eso volvió a excitarlo al instante, dale, metémela le dije moviendo de un lado a otro mi cola. Comenzó a meterla lentamente mientras dejaba que el profesor metiera su pija dentro de la cola de él, al principio con mucho temor pero después con una gran excitación, empezó a moverse despacio, porque los movimientos de él adentro mío hacía que la pija del profesor se metiera más y más adentro de él. No tardó mucho en gustarle. Nos movíamos los tres acompasadamente, muy excitados. Mi compañero me agarró las tetas y el profesor pellizco suavemente los pezones de él. Sé que le gustó mucho porque pude sentir como su pija crecía al punto máximo dentro de mi culo.

Como perros nos cogimos los tres. –Siiiii, más fuerte- gritaba yo. Se movió más y más fuerte hasta que la leche empezó a salir a borbotones adentro de mi culo. _Mmmm como se te abrió el culito ahora- le dijo el profesor. En eso sacaron las dos pijas de adentro del culo. Recostamos a mi compañero en el suelo, yo agarré la pija de mi profesor y lo pajié fuertemente apuntando a la cara d mi compañero hasta que la leche empezó a derramarse en su cara. Con la misma pija del profesor, la desparramé por la cara y la boca de mi compañero. Después pasé por su cara mi lengua para poder tragar yo también un poquito de leche.

-Te gustó que te coja?- le preguntó el profesor a mi compañero. –Si- le contestó él. -pero sigo caliente-...