En la tranquilidad del hogar (5)
Estaba admirada mirando la verga de mi papi que decidí hacer realidad mi más ardiente fantasía sexual, hacerlo con él, en complicidad con mi mami.
En la tranquilidad del hogar (5)
Mi vida transcurría tranquilamente siguiendo la rutina básica de siempre, de la universidad a mi casa, con muy pocas salidas. Cuando estaba en casa, por lo regular vestía ropa ligera, un short corto y un polo holgado, debajo del short y del polo no llevaba nada, con mi madre y mi hermano nos teníamos confianza, cuando mi papi llegaba a casa como a las seis de la tarde, corría a abrazarlo rodeando mis brazos a su cuello y con un beso en las mejillas, pegándole mis pechos al suyo, apretándome fuerte. De vez en cuando, cuando conversábamos me sentaba en sus piernas para sentir la dureza de su verga porque sentía que se excitaba un poco al verme cerca de él.
El día domingo, mi papi no trabajaba y como tal, se levantó tarde de la cama, nosotros, Carlos, mi madre y yo nos levantamos temprano. Estando despiertos temprano y atendiendo nuestras tareas, fui hasta el cuarto de mis padres, donde se hallaba mi papi descansando, solo vestía un pequeño calzoncillo que le cubría la verga y me la quedé mirando largo rato. En esa situación de admiración, mi mami se me acerca por detrás, me rodea con sus brazos tomándome mi vientre y me dice pegadita su boca a mi oído:
- Te gusta la verga de tu papi.
La miré y me sonreí, luego de ese breve momento, salimos de la habitación, le insinué a mi mami para hacerlo con mi papi; le gustó el morbo de mi propuesta. Ahí, en la puerta de la habitación que daba hacia afuera, mi mami se desnudó y entró en la habitación dejando la puerta casi cerrada, apenas unos centímetros abierta. Ella fue hasta donde descansaba mi papi. Al estar cerca de él, le dio un grande suave y largo beso mientras su mano derecha se metía dentro de sus calzoncillos acariciándole la verga. El beso y los tocamientos despertaron a mi papi que lucía una gran sonrisa en el rostro. Mi madre lo despojó de sus pequeñas ropas, dejándolo desnudo al medio de la cama, ella se subió en la cama y se subió en él, quedando su coño pegado a su pecho con las piernas abiertas y dobladas entre su cuerpo, se metió los dedos al coño y se los pasó por la boca de mi papi, luego con su mano derecha le cogió la verga, girando su brazo desde adelante hacia atrás, se la cogía por el tronco, moviéndola de abajo hacia arriba en una lenta masturbada. Se le estaba poniendo grande y bien paradita, se le veía dura. En ese momento mi mami hizo presión con su cuerpo, con su coño y sus nalgas en el cuerpo de mi papi, me acerqué hasta mirar su verga muy cerca de mis ojos, la agarré con mi mano derecha desde el tronco, con mi mano izquierda le acariciaba las bolas, con mi lengua le di unos lametones a la cabeza de su verga y me la metí en la boca moviendo mis labios pegados a su verga, de arriba hacia abajo sin soltar el tronco ni las bolas. Tal situación intranquilizó a mi papi pero le encantaba la gran mamada que le estaba dando. Mi madre que estaba encima de mi papi, se deslizó hacia un costado sin bajarse de él para que pueda ver a su hija Angie dándole una gran mamada de verga y antes que pudiera decir algo, ella le puso el coño en la boca para que lo degustara. Así lo hizo, tenía a las dos mujeres de su casa, dándole placer. Con el coño de mi mami en su boca, lamiendo con toda su lengua el clítoris, con la verga grande y dura me subí en él, me la introduje lentamente en el coño disfrutando en cada penetración hasta que la tuve toda dentro y apoyando mis manos en la espalda de mi mami, me levantaba y me la sacaba hasta más de la mitad y me sentaba de nuevo chocando mis nalgas con sus muslos.
Mi hermano entró en la habitación y nos encontró en esa posición, mi mami se bajó de encima de mi papi, yo tiré mis brazos más delante hasta la altura de sus hombros pegando mis pechos a su boca, para que su lengua gustara de ellos. Mi mami se había calentado mucho y de inmediato se fue hasta la verga de mi hermano y se la mamó con muchas ganas mientras él procedía a quitarse toda la ropa. Cuando se la hubo quitado pusieron unos cojines de la cama al piso, ahí mi hermano la abrió de piernas, se la metió de un solo golpe, sujetando sus piernas con sus dos manos, pasándolas por encima de sus hombros, metiéndosela toda entera. Luego, le soltó las piernas, apoyó sus manos en el piso, estiró las piernas y con los dedos de los pies apoyados en el piso, con su pecho sostenido por las piernas de mi mami, se daba impulso para sacársela a la mitad y pegarse de nuevo metiéndosela toda produciendo un ruido como una cachetada fuerte al golpear su pecho en las piernas de mi mami. Yo seguía cabalgando fuerte para tratar de terminar los cuatro al mismo tiempo, moviéndoseme las tetas de la boca de mi papi Ernesto, de su boca hacia mi, cada vez que me iba de adelante hacia atrás, con mis manos sosteniéndome de la cama inclinada hacia mi papi. Así me movía tan rápido en la verga de mi papi de la misma forma que mi hermano se movía con su verga en el coño de mi mami. Así estaba excitada moviéndome que sentí que un líquido caliente invadía mi cuerpo y me llenaba toda al tiempo que las manos de mi papi me sujetaban de las caderas como queriéndome tener ahí pegada a él y mi hermano le agarraba las tetas a mi mami, apoyando su cuerpo en las piernas de ella que terminaban en los hombros de él.
Así, terminamos nuestro momento de sexo, descansando todos en la cama. Como estábamos solos en la casa, decidimos quedarnos desnudos todo el día dentro de la casa, nosotras, mi mami y yo con los coños chorreantes y ellos, mi papi y Carlos con sus vergas fláccidas, como si de un club nudista se tratara. Es así que estando en la sala de la casa juntos, mi hermano se levanta y al pasar cerca de mi, le cojo su verga con intención de masturbarlo lentamente, acerco mi boca a su verga la abro lo más que puedo para tratar de meterme la mayor parte, pero solo me quedé hasta la mitad, pues la tenía grande. En el mismo mueble abrí mis piernas, mi hermano se inclinó un poco para tener su verga a la entrada de mi coño y empezar a penetrarme. Puse mis brazos en su cuello y con mis piernas rodee su cintura, descansando mis pies en sus nalgas mientras él me cogía del culo con sus manos moviéndose, sacándola y metiéndola, ante la atenta mirada de nuestros padres que se tocaban excitados por la escena. Estábamos disfrutando de un gran momento familiar, hasta que mi hermano me quitó los brazos de su cuello, me separó las piernas de su espalda, me eché en el mueble y se vació en mis pechos, bañándome toda, al sentir esa lechita me la desparramé por todas mis tetas. Mi madre se acercó a mí, y me empezó a lamer las tetas, bañadas con la leche de la verga de mi hermano. En esta erótica nuestros amantes empezaron a calentarse y otra vez en la habitación, en la cama de sábanas revueltas, con los cojines tirados al piso. Levantamos los cojines del piso y los pusimos un poco lejos del centro de la cama, al medio y delante de ellos se puso mi mami con las piernas abiertas quedando su cuerpo inclinado hacia adelante, prácticamente sentada. Acerqué mi boca a su coño para lamérselo desde sus labios vaginales inferiores hasta la parte superior acariciándole el clítoris, con las piernas abiertas, con los pies en el piso. Mi papi se acercó por detrás, se inclinó un poco para apuntar con la cabeza de su verga a la entrada de mi coño y me la metió hasta que sus bolas golpearon las paredes de mi vagina. Mi hermano se subió en la cama, estando ahí, de pie se acercó apuntando con su verga la boca de mi mami, que gustosa se la metió en la boca. Estábamos los cuatro compartiendo las delicias del sexo. Que gusto sentir como se movía la verga de mi papi dentro de mi coño cuando de pronto me la sacaba para meterla así lubricadita en mi culo, moviéndose de atrás hacia delante, al tiempo que mi hermano trataba de alcanzar las tetas de mi mami para jalarle sus grandes pezones con los dedos mientras su verga seguía metida en su boca mordida deliciosamente por sus labios. Culminamos así, nuestra segunda sesión de sexo, juntos.
Estaba en la gloria, con más felicidad que antes, por primera vez sentía que no había secretos entre nosotros, más felices, más unidos, más compenetrados, más seguros uno de los otros. Cada uno de nosotros con tres amantes bajo la casa, sin poder decírselo a los demás. El resto de la tarde intercambiamos roles, me quedé en la cama durmiendo abrazada a mi padre, con mi cabeza pegada a su pecho, completamente desnudos. Mi hermano, con mi madre abrazada a él, en su cama, con puertas abiertas de las habitaciones, mirándonos desde lejos, pues no había secretos entre nosotros y se vislumbraba una vida llena de felicidad y amor.