En la tienda erótica

La compra de un Satisfyer, trae excitantes consecuencias

Sin duda, uno de los mejores días de mi vida.

-Buenas tardes, ¿en qué puedo ayudarla?

Sus ojos azules, traspasaron mi alma, nada más verla.

-Hola, verá... Una amiga quiere dar la despedida de soltera, y quería comprarle algo... Que...

-¿Que la excite antes del día tan señalado?

-Eso es.

-Bien, tenemos muchos productos, entre ellos uno nuevo que nos ha llegado hace poco. Un Satisfyer.

-¿Un qué?

-¿De verdad no sabes qué es un Satisfyer?

Mi cara debió ser un poema, porque la dependienta no dejaba de mirarme de arriba a abajo.

-Aquí hay gente, ¿porqué no pasas a la trastienda, y te enseño alguno?

Sin dejarme contestar, se dio la vuelta, y se metió tras una cortina. Sin pensarlo, la seguí. Al entrar,  tenía un aparato muy raro en las manos.

-Mira, se trata de un estimulador clitoriano.

Me tendió un aparato, que no había visto en mi vida.

-No parece un consolador...

-Es mucho mejor que un consolador.

Y, sin dejarme tiempo de reaccionar, la dependienta, se tumbó en un sofá, se levantó la falda, y se bajó las braguitas.

-Es muy sencillo. Y alcanzas el orgasmo en décimas de segundo.

Lo accionó, y comenzó a escucharse un leve ronroneo.

-No tienes que posarlo muy fuerte, con que te roce el coñito, es suficiente.

Lo llevó a su hendidura, y comenzó a moverlo ligeramente, en círculos.

-Oh, Dios... Siiiii.

Mi mirada iba de su cara de placer, a sus dedos, moviendo suavemente aquel pequeño aparato. Sus gemidos, hicieron que mis pezones se endurecieran. Me levanté la camiseta, y comencé a pellizcármelos.

-¿Te gusta cielo?

-Es muy... Sensual.

-Y ya verás... Ahhh... Cuándo... Lo pruebe tu amiga.

-Necesito probarlo.

Se levantó, agarró uno de muestra, y me lo tendió.

-Adelante, cielo. Disfrutemos juntas.

Se tumbó de nuevo, dejándome un espacio. Me uní a ella, me bajé los pantalones hasta los tobillos, y las braguitas hasta las rodillas.

-No te vas a arrepentir - Dijo, guiñándome un ojo.

Lo accioné, y comencé a deslizarlo por el interior de los muslos. Las pequeñas descargas, hicieron que se me erizara el bello.

-Dios...  Me voy a correr.

Al mirarla, vi que comenzaba a mover su cuerpo, de arriba a abajo, con los ojos en blanco. Estaba encantada con el juguetito.

-Dios, me corro... Me corrooooooo.

Sus fluidos salieron disparados, salpicando el sofá.

-No pareces muy convencida.

Dicho esto, me lo quitó de las manos, se colocó entre mis piernas, y, accionándolo, comenzó a moverlo despacio por mis muslos. La descarga me recorrió la columna vertebral.

-Dios mio. Qué bueno.

-Ahora viene lo mejor.

Lo movió lentamente, hasta posarlo en mi hendidura. Pegué un pequeño salto, al notarlo. De nuevo la descarga sacudió mi cuerpo.

-Ahh. Joder.

Mis pezones se endurecieron por completo. Mis manos, viajaron hacia ellos, estimulándolos.

-Me corro. No puedo más, joder.

Me besó en la cara interna de uno de mis muslos, mientras ese aparato no dejaba de darme placenteras descargas.

-Córrete, cielo.

Me mordí la mano, para no gritar en exceso, y, de inmediato, comencé a chorrear, manchando el sofá con mis fluidos.

-Mmmm. Parece que te ha gustado, ¿eh?

-Dios mio. Esto es alucinante. Nunca había tenido un orgasmo igual.

-Entonces... ¿Te envuelvo uno para tu amiga?

-Sí... Pero, por favor, envuélvame dos.

Desde entonces, no puedo vivir sin mi Satisfyer.