En la terraza con la doncella

Una mujer de clase alta contrata a una doncella para el servicio. la doncella resultará ser más servicial de lo esperado.

Me llamo Elena y tengo 42 años. Soy madre de dos preciosos varones y pertenezco a lo que podriamos llamar la clase alta.

Vivo en Pedralbes, en Barcelona, en una casa rodeada de jardin, de 3 pisos mas un solarium arriba. En la casa tenemos piscina, parking de 2 coches, y claro esta, 3 personas para el servicio.

Por un lado está el jardinero, que solo viene por las mañanas, un par de horas y por otro estan la mujer que se encarga de la limpieza y la cocinera.

Hace unos dias, la mujer de la limpieza me informó que se iba y me he tenido que buscar una nueva chica. Era julio, epoca en que muchas immigrantes aprovechan el visado de turista para buscar, trabajo, asi que rapidamente dispuse de nuevas candidatas. De las muchas chicas que vinieron, me gustó especialmente una, llamada Yanira, que era dominicana, que parecia muy correcta y educada, y muy lista, a parte de que era una autentica belleza, que es algo que siempre se valora cuando viene gente de visita. Bueno, y pense que tambien a mi marido lealegraria la vista e incluso, si ella se dejaba, hasta podria darle alguna satisfaccion que otra...

Quedamos rapidamente de acuerdo y empezó al dia siguiente. Le comenté que su horario era de 9 de la mañana a 9 de la noche, de lunes a sabados,con derecho a quedarse a comer en casa todos los dias, y una hora libre despues de comer. Le expliqué que en el tiempo de descanso tenia libertad de movimientos por el barrio, pero que exigia rigurosa puntualidad. Luego le indiqué a Marisa, la cocinera, que le explicara donde estaba todo.Dicho esto, me subí a tomar el sol.

Subí al solarium y me desnudé, me puse crema por todo el cuerpo y me tumbé al sol. Como mi casa es de las mas altas, y el solarium queda en el tejado, puedo desnudarme sin temor a ser vista. Incluso en alguna ocasion he hecho el amor en este solarium, con mi marido o con alguno de mis amantes, sin despertar las sospechas de ningun vecino.

Llevaba ya un rato y el calor comenzó a ser agobiante. Pulsé el interfono que hay en la puerta del solárium, que comunica con la cocina y dije :

  • Yanira, subame una cocacola light, por favor.

Antes de 2 minutos (buen tiempo, pensé) Yanira apareció con una bandejita y una cocacola light. Cuando entró, pensé que tal vez se sorprenderia o se sentiria incómoda por estar yo completamente desnuda, pero si se incomodó, no pude ni percibirlo. Mejor, porque me vería asi con bastante frecuencia...

  • La señorita Marisa me ha comentado que la señora acostumbra a acompañar los refrescos con aceitunas, asi que me he permitido pensar en ello.- dijo como unico comentario.

  • Excelente! - dije, gratamente sorprendida por el detalle - muchas gracias. Puede retirarse.

Cuando Yanira ya se iba, pense en ponerla a prueba.

  • Espere un momento. - le dije.

Ella se acercó y preguntó :

  • Desea algo mas la señora?

  • Si, - dije con toda normalidad - voy a tumbarme y desearia que me pusiera crema por la espalda.

  • Por supuesto, señora.

Y sin decir nada mas, me tumbé, me recogi el pelo y le dejé que me pusiera crema. Ella se puso la crema en las manos y con mucha delicadeza, me empezó a poner crema por la espalda. Cuando ya terminaba dijo :

  • La señora desea que proteccion en las piernas y las nalgas?

  • Si, por favor. -le contesté abriendo un poco las piernas, para que pudiera ponerme crema con comodidad.

Asi lo hizo. Me empezó a untar las dos piernas, con sus manos firmes, luego los pies, sobre los que dedicó la justa atencion para que casi fuera un masaje. Finalmente, puso cuatro gotas directamente en mis nalgas, y con una mano en cada nalga, expandio bien la crema por toda la piel, sin olvidar el canal que, con una sola mano acarició desde el ano hacia arriba, con suma delicadeza.

  • Perfecto, muchas gracias- dije. Me quedé tumbada mientras ella se retiraba.

Me quedé medio dormida hasta que el leve susurro de la voz de Yanira me despertó:

  • Ya son las dos? - pregunté, desperezandome.

Ella respondió.

  • De hecho, son casi las 2 y 10, pero me dió la sensacion que la señora estaba muy relajada, asi que me esperé en la puerta de la terraza. No quise demorarme mas, para que no se enfriara la comida de la señora.

Me divirtió la respuesta, asi que le contesté :

  • Dejelo todo en el comedor, que ahora mismo bajo.

  • De acuerdo, señora.

Para despertame, y debido al calor, me rocié con la manguera un poco, me sequé con la toalla y me puse un vestido largo, sin nada debajo, para bajar a comer.

La mesa ya estaba lista, asi que comí y me senté a ver la tele un poco, mientras Yanira y Marisa recogian la mesa. Yanira, tras recoger, se me acerco con mucha discrecion y me preguntó:

  • Disculpe, señora, el atrevimiento, pero he podido evitar ver que disponen ustedes de una excelente biblioteca en el piso de arriba. Me preguntaba si me esta permitido disponer de alguno de estos libros, para leerlo en mi hora libre. No sacaria los libros de allí, y los trataria con mucha delicadeza, se lo prometo,- dijo, en un tono suplicante y maravillosamente educado.

  • Por supuesto, Yanira ! - contesté - siempre y cuando los devuelvas a su lugar...

  • Claro, claro, muchisimas gracias !! - dijo agradecida.

Yo me quedé en el sofá viendo la tele. Marisa y Yanira comieron y oí como Marisa se iba como cada dia, a pasear un poco, mentras Yanira subia a la biblioteca.

Un par de minutos mas tarde, quise ver a Yanira en la biblioteca, pues no terminaba de creer que una simple criada valorase tanto los libros.

Al subir, pero, me llevé una buena sorpresa. Yanira estaba desnuda, tomando el sol y, efectivamente, leyendo un libro. Era una edición de Romeo y Julieta, de W.Shakespeare, de bolsillo. La situacion era de lo mas sorprendente. Supongo que ella pensó que yo me quedaria dormida y que disponia de total libertad en casa.

Entré en la terraza, y tosí un poco.

  • Ay, por Dios, señora, disculpe, señora - Todo eran disculpas, pobre chica, que iba diciendo mientras recogia la ropa del suelo y se tapaba su desnudez con ellas.

Yo, con pose seria, dejé que ella fuera recogiendo la ropa. La verdad la situacion era comica, pero vi que la pobre estaba sufriendo tanto que no quise alargar su agonia. Dejé una sonrisa y le dije :

  • Tranquila, mujer ! Es tu hora de descanso y ahora no soy la señora, asi que deja la ropa en el suelo, tumbate otra vez y relajate, mujer!!! Que libro has elegido?

Ella, aun dubitativa, respondio :

  • Romeo y Julieta. Ya lo he leido un par de veces pero es tan lindo...

Yo vi que aun no estava muy comoda, asi que me desabroché el vestido por detrás y lo dejé caer, quedandome yo también desnuda. Me tumbé en la otra tumbona y me tumbé al sol con ella.

La verdad es que tengo pocas visitas, asi que me gustaba la idea de charlar con ella. Esto se convirtió en una costumbre. Durante los siguientes dias las dos, al mediodia, nos tumbábamos al sol despues de comer. A veces Yanira se ponia a leer, y a veces nos poniamos las dos a hablar.

Un dia en que las dos estabamos hablando de cosas sin importancia, no pude resistir de preguntarle sobre su ausencia de vello en todo el cuerpo.

Me comentó que ella, en Republica Dominicana habia sido esteticienne, y que conservaba la costumbre de depilarse muy a menudo.

  • En serio? - dije yo - y tu no podrias depilarme a mi tambien?

  • Con mucho gusto, señora- me respondió encantada. La verdad, aunque estuvieramos las dos relajadamente, e incluso desnudas, ella nunca perdia las formas ni el respeto.

  • Oye, pues precisamente esta semana queria ir a la esteticienne...

  • La señora dispone de cera, jabon hidratante, pinzas y todo esto?

  • Claro, estan en el baño del 2o piso.

Ella, sin ni siquiera vestirse, se levantó y se fué a buscar los utensilios.

Volvió con una palanganita de agua caliente, una toalla y el resto de enseres. Me pidió que me tumbara y ella empezó depilandome en las axilas.

Lo hacia con tanto cuidado que casi no dolia. Además, empezaba cada zona con un masaje con la toalla humeda de agua caliente, con lo que los poros estaban muy dilatados.

Luego hizo lo mismo con ambas piernas : primero el masaje, luego la cera, y al final masaje pero con agua de la manguera, para tonificar un poco, dijo.

  • La señora desea ser depilada del pubis?

  • Te lo agradeceria, querida.

  • Se lo arreglo un poco, o la depilo completamente?

La pregunta me sorprendió.

  • No va a doler?

  • Bueno, pica un poquitín cuando vuelve a crecer, pero para eso me tendra usted... Las demas veces cada vez le dolerá menos... A los hombres les suele gustar, si se me permite el comentario...

  • Pues porqué no? - dije, abriendome de piernas, para que pudiera proceder.

Ella se puso delante mio y empezó a masajearme toda la zona pubica, de una forma que, claro está, me empezó a excitar mucho. De vez en cuando, no pude reprimir algun que otro jadeo. Ella hizo como si nada, y cojió el jabon, se lo puso en las manos y se las empezo a frotar para que el jabon no estuviera frio. Luego empezo a acariciarme con las manos jabonosas y allí si que me estaba poniendo a cien. Ella, como si viera lo que yo necesitaba en aquel momento, empezó a acariciarme, dedicando toda su atencion a mi clítoris, al que accedió abriendo los labios con una suavidad y maestria admirables.

Yo me cojí el pelo, me acariciaba los pezones, pidiendole que no parase,que me estaba encantando, y ella respondió, introduciendome un dedo de la mano izquierda, mientras con la derecha me iba recortado con unas tijeritas, todo el vello. Sin dejar de masturbarme, fue enjabonandome, recortando y rasurando todo el vello y, la mezcla entre su dedo acariciandome el clitoris y entrando y saliendo, con la cuchilla, que pasaba una y otra vez por aquella tan sensible zona, me produjo mas de un orgasmo.

Finalmente, el jarron de agua que habia traido con los utensilios y que llevaba agua templada, le sirvio para limpiar toda mi entrepierna, ahora suave y completamente libre de vello. Finalmente ella dijo :

  • Sólo queda lubricar la zona con saliva para que no se irrite. Escupame en la mano que la mejor saliva es la de la propia persona.

  • Ven aqui, -le dije- toma mi saliva y ponla tu misma. Y le dí un beso soltandole toda la saliva que pude.

Ella respondio buscando toda esta saliva con su lengua dentro de mi boca, y cuando creyó que ya tenia suficiente, bajó a mi entrepierna y "se aplicó a fondo", en eso de evitar que se irritara la zona. Me estuvo comiendo durante 2 o 3 largos orgasmos, hasta que exhausta, le pedí que parara mientras le acariciaba el pelo. Ella, sonriendo, me dijo que me quedara descansando que ella recogeria todo aquello.

A partir de allí, ella fue y aun es, mi servicio en la casa y en la cama, y tambien lo fue de mi marido. Pero esto ya es otra historia...