En la selva del amazonas

Una tribu incluye entre sus curiosos ritos sexuales a unos occidentales.

Cuando destinaron a mi padre, que es ingeniero en una empresa maderera, al Brasil, mi hermana y yo teniamos 13 y 14 años respectivamente, asi que no podiamos oponernos. Mi madre habia muerto hacia unos años, asi que el resto de la familia nos instalamos en Brasilia.

Al poco tiempo acompañamos a mi padre en una visita a la selva. Habia que adentrarse hasta una zona virgen, para hacer unas prospecciones, y decidio llevarnos con el porque estaria fuera un mes o asi.

Después de dos dias viajando en avion y todo-terreno llegamos a un campamento provisional que habian montado. Viviamos diez personas contándonos a nosotros en unas tiendas de campaña. Habia tambien cinco obreros, que se dedicaban a las tareas mas duras.

En la zona no parecia haber mucho peligro, aunque habitaban algunos animales salvajes y una tribu casi desconocida a alguna distancia. Eran muy agresivos con los extraños, asi que disponiamos en el campamento de algunas armas, mas como medio disuasorio que como otra cosa. El desastre se desato cuando llevábamos instalados unos dias. Atacaron nuestro campamento decenas de salvajes, solamente armados con lanzas, pero tan rapidos que no nos dio tiempo a responder. En unos instantes el caos se apodero del campamento. Salimos de nuestra tienda totalmente acojonados, con las manos levantadas. La mitad de nuestra gente estaba en el suelo, habia hombres atravesados por un monton de lanzas. Vimos que estabamos vivos nosotros tres, una antropóloga que nos acompañaba y uno de los obreros, un negro enorme. Los hombres que nos habian atacado eran pequeños de estatura, muy oscuros de piel sin llegar a ser negros, e iban totalmente desnudos. Los habia de todas las edades, salvo niños y viejos.

Nos miraban con extrañeza, sobre todo al negro, por su estatura, y nos tocaban las ropas con mucho cuidado, con reparo, pensando que les podiamos atacar. Nos indicaron que nos moviéramos, y nos hicieron adentrarnos en la selva, mientras nos iban amenazando con las lanzas.

Tras caminar varias horas llegamos a su campamento. Decenas de mujeres, niños y viejos acudieron a vernos. Nos habiamos convertido en su centro de atención. La antropóloga nos dijo que seguramente era la primera vez que veian a gente como nosotros. Debia de tratarse de la tribu de la que habiamos oido hablar, o incluso de alguna otra de la que no tuviéramos noticias. Desde luego, parecian peligrosos.

Inmediatamente, la antropóloga empezo a desnudarse. Nos dijo que queria probar una cosa. Los aborígenes la miraban con miedo, hasta que quedo totalmente desnuda, en ese momento cambiaron de actitud hacia ella, y le ofrecieron agua y alguna fruta. Nos dijo que lo que ocurria era que no les pareciamos como ello, por la ropa, y que lo mejor para integrarnos parecia lo que ella habia hecho. Inmediatamente nos empezamos a despelotar los demas. Me daba corte desnudarme delante de mi padre y de mi hermana, y tambien de un monton de desconocidos. Mi padre y yo nos habiamos visto desnudos algunas veces, pero me daba un poco de vergüenza. Mi hermana lo estaba pasando peor todavía.

En un momento estuvimos todos en bolas. Tanto el negro como mi padre mostraban buenas pollas, mucho mayores que las de ellos, que eran muy bajos de estatura. Se fijaron mucho en eso y les hicieron gestos señalándoles sus pollas. El negro lucia un rabo de mas de un palmo, totalmente flacido, y mi padre una verga mas normal, pero bastante gorda y con el capullo muy cabezudo. Mi hermana y yo nos intentábamos tapar, pero tambien habiamos llamado la atención de los mas jóvenes de la tribu.

El que parecia el jefe se acerco a nosotros y nos hablo. No entendimos nada, por supuesto, pero parecia querer dejarnos claro quien mandaba alli. Se situo frente al negro, que debio creer nuestro jefe por su estatura y, sorprendentemente, se agarro la polla y empezo a mearle encima, en las piernas. El negro se retiro, con asco, pero la antropóloga le dijo que se dejara hacer, que pensaba que era un rito como marcar el territorio, que hacian los animales, era como una señal de que alli mandaba el.

El jefe se dirigio después, como complacido, hacia mi hermana, mirándola con descaro. Le retiro las manos con las que intentaba taparse el pubir. Vio que no tenia ningun pelito ni nada, y sonrio complacido. Parecia que el rito a seguir con las mujeres era diferente y se meaba encima, sino que hacia otra cosa diferente.....

Mi padre, viendo el juego, se encaro con el, parándole las manos, pero un par de hombres le agarraron. El jefe llevo entonces su mano al conejo de mi hermana y se lo sobo durante un momento. Parece que pudo detectar que era virgen y lanzo un grito. El resto de la tribu empezo a gritar tambien y a dar alaridos. Aquello no tenia buena pinta...

Nos llevaron hacia una choza enorme, y la fiesta que iba a tener lugar no dejaba lugar a dudas.. Los hombres se tocaban sus pollas y los huevos, hablando entre ellos y haciendo gestos inequívocos de lo que iba a ocurrir. Las mujeres tambien se tocaban el coño y las tetas. Todos los miembros de la tribu, jóvenes y viejos, participaban en la fiesta.

El jefe indico a mi hermana que se tumbara en el suelo, y comenzo a recitar salmodias. Los demas mirábamos la escena sin poder hacer nada al respecto. Un chico trajo lo que en principio me parecio que era una pequeña vara de madera. Se la dio al jefe y entonces pudimos apreciar lo que era. Tenia forma de pene, pero el material no parecia madera. La antropóloga nos dio la clave y nos dijo que parecia un pene porque lo era, pero no de hombre, pensaba que era el pene disecado de algun animal de la selva, seguramente de un jaguar o similar. Nos dijo que las tribus eran muy supersticiosas con los animales, y que igual ofrecían la virginidad de las jóvenes al jaguar de esta manera para que les protegiera de sus ataques.

Entre varios hombres colocaron a mi hermana a cuatro patas, como una perrita, asi ofrecia su culo y su coño totalmente. El jefe empezo a pasarle la verga disecada por sus partes, y cada vez hacia mayor hincapié en la entrada del coño. Enseguida vimos como la punta del objeto desaparecia dentro de mi hermana, que gritaba y lloraba. El hombre no tuvo piedad y metio todo dentro, unos quince centímetros del ancho de un dedo. Vimos como le flaqueaban las piernas y como el hombre iniciaba un furioso mete-saca con la polla disecada. Después lo saco y lo levanto, todavía manchado de sangre. La tribu parecio volverse loca, saltando y entonando canticos. Mi padre lloraba, desconsolado, pero la antropóloga y el negro miraban la escena con atención. El negro presentaba una impresionante erección, que las mujeres de la tribu señalaban sin pudo, mientras mi pollita permanecia como muerta.

A continuación vimos como el jefe dirigia su polla al coño de mi hermana, la tenia flacida, asi que no era facil que se la metiera. Se quedo asi un momento, y vimos como empezaba a mearle. Parecia que era costumbre con todo el mundo. Le meo un poco en el coño y empezo a pajearse. Al momento ya la tenia preparada para la clavada. No la tenia grande, mas pequeña que la verga que ya le habian metido, pero algo mas gorda. Se situo detrás de mi hermana y la follo sin contemplaciones, hasta que le hecho la corrida dentro. Cuando se la saco ya no habia lugar a dudas, mi hermana ya era una mujer en condiciones.

Enseguida dos hombres agarraron a la antropóloga, para situarla tambien a cuatro patas. Uno de ellos se situo tras ella y repitio la operaciones, meandole unos segundos y preparando a continuación la polla para la follada. Mientras tanto, un chico joven, de unos 10 u 11 años, habia ocupado el lugar del jefe. Vimos como repetia la operación de la meada, asi que la antropóloga nos dijo que todos los que follaban marcaban antes el territorio, aunque pasaran varios tios.

Las folladas se repitieron varias veces, y mi hermana tuvo dentro el rabo de unos cuatro tios, al igual que la mujer. Cuando una chica se situo frente al negro, este se quedo helado. Se le puso delante a cuatro patas, ofreciéndole la entrada de su coño. El negro se agarro el rabo y fue a meterselo inmediatamente. Vio que la tia no se dejaba, y que el resto de la gente desaprobaba su forma de actuar. La antropóloga le dio la solucion: tenia que mearle antes. El negro comprendio y se relajo un poco, al momento unas gotas de orina le brotaron del rabo y fueron a parar al coño de la tia. Se pajeo un poco, para volver a endurecer el rabo, y se dispuso a la monta.

Otra mujer hizo lo mismo con mi padre, y una tercera conmigo. Mi padre y yo comenzamos a seguir el ritual codo con codo, me llamo la atención verle mear y pajearse, y tenerle al lado en mi primera follada fue muy excitante. La chica que me habia tocado a mi era muy joven, de unos 8 o 9 años, y por lo que me costo follarla debia ser virgen. Al momento, toda la tribu estaba follando entre si, repitiendo la misma postura y las peculiaridades que habiamos visto.

Pasamos con ellos un par de dias, ya que el ejercito acudio a rescatarnos. Los cinco pactamos que no hablaríamos nunca con nadie de aquello. Cuando volvimos ya no eramos los mismos. Todos habiamos aceptado bastante bien lo ocurrido, y creo que rompimos ciertos tabus que contribuyeron a que tuviéramos mejor relacion familiar.