En la residencia de mayores (ll)

Seguro que a vosotros nunca os ha pasado algo similar mientras vais en autobus. Esta es la continuación de mi encuentro con Remedios en la residencia de mayores.

Subimos al autobús. En una de casi las últimas filas se sientan juntos. Remedios y yo justo detrás. Mientras nos acomodamos y colocamos las chaquetas en el estante tropezamos varias veces de forma natural e involuntaria, pero enseguida veo que hay una familiaridad y confianza propia de quien se lleve bien.

Remedios elige el asiento de la ventana, y de pie apoyada sobre el respaldo del asiento de su padre aprovecha para darle alguna indicación para el viaje. Su trasero queda justo delante de mí. Me gustaría darle un apretoncito para palpar sus nalgas pero no me atrevo y simplemente disfruto con la vista.

Parece que el momento de la partida se acerca, mi acompañante se acomoda en su asiento muy pegadita a mí. Toda su pierna está en contacto con la mía. Se recoge el pelo en una cola levantando los brazos por encima de la cabeza, mientras lo hace sigue charlando conmigo manteniendo el cuerpo ligeramente girado hacia mí. (me está clavando la teta en el brazo), y aunque ella no parece darse cuenta yo sí que noto el contacto.

A los pocos minutos de la partida notamos como el aire acondicionado del autobús empieza a refrescar mucho el aire. Remedios en seguida reacciona, se levanta recoge las chaquetas, le da la suya a su padre y se echa por encima la propia.

Así bien tapadita seguimos charlando sobre varios temas, hasta que de forma inesperada noto como su mano se posa sobre mi muslo sin ningún recato. Muy pronto su mano se desplaza hacia mi entrepierna hasta encontrar el bulto de mi polla que no ha dejado de crecer en los últimos minutos.

Después de manosearme un ratito la entrepierna me sorprende con un movimiento inesperado, me toma la mano y la arrastra debajo de la chaqueta que cubre su cuerpo. La lleva hasta alcanzar su pierna que resulta estar desnuda.

Con mucha discreción, se ha bajado el pantalón hasta los tobillos, acomodada a mi lado, se ha sentado casi en el borde del asiento, con lo que deja su coñito totalmente accesible a mis caricias.

Se aferra a mi brazo, con la mano izquierda me  rodea el brazo a la altura del bíceps y con la otra dirige mi mano hacia su entrepierna. La miro a los ojos y nos sonreímos, los dos sabemos lo que va a pasar y nos pone mucho.

Acometo la tarea con mucha parsimonia, sé que hay tiempo por delante y me encanta hacerla esperar en esta situación. Con mucho disimulo poso la mano sobre su muslo, su piel está tibia y suave. Poco a poco voy moviendo la mano hasta llevarla a su entrepierna. Remedios suspira emocionada e impaciente. Cuando mi dedo se coloca sobre su rajita su mano presiona la mía para que el contacto sea más intenso.

Mi dedo medio se abre paso entre sus labios y acaricia su botoncito con movimientos circulares mí suavemente. Ella cierra los ojos y se deja llevar. Sus labios vaginales ganan volumen, la conchita desprende un agradable calor y la punta del dedo se me humedece. Después de un rato jugueteando, su mano vuelve a apretar la mía indicándome el camino para que mi dedo se introduzca mas y mas.

Ahora los frotes sobre su clítoris son más intensos y rápidos, alternándose con un mete y saca que hace que Remedios ponga los ojos en blanco.

Ahora es la mano que me coge del brazo la que me aprieta con mas fuerza, al tiempo que me susurra al oído : “sigue, sigue….por favor no pares ahora. ¡Qué rico! Ufff, sigue, sigue…”

Yo soy bastante obediente, pero también un poco cabroncete, así que le doy como me pide, fuerte y seguido , pero cuando noto que se empieza a estremecer, paro un instante…continuo despacito y luego vuelvo a acelerar para llevarla a la cima de su placer.

Repito la maniobra varias veces, hasta que ella al fin me sujeta la mano fuertemente, aprieta las piernas impidiéndome cualquier movimiento, cierra los ojos y suspira hondo. Ha tenido un rico orgasmo y me lo agradece tirándome al aire un besito muy discretamente.

Después de unos minutos de pausa disfrutando de la rica sensación, Remedios echa hacia mi la chaqueta de manera que tapa mi regazo. Pronto su mano viene detrás en busca de mi paquete. Aprovechando que nadie nos ve, me baja la cremallera y mete la mano dentro. Con dificultad consigue sacármela fuera y la empieza a sobar con mucho cariño. Estoy encantado y asi se lo hago ver. A ella le complace mucho verme tan excitado y procura darme las mejores caricias que se pueden recibir.

En mitad de la faena la pasajera de la fila de atrás nos interrumpe de forma inesperada. Se ha levantado y de pie en el pasillo, justo a mi lado, nos hace preguntas sobre lo que vamos a visitar. Sin dar margen a la confusión nos lanza un par de indirectas para hacernos saber que ha estado observándonos y pendiente de nuestros juegos.

Remedios se da por enterada, le hace un par de gestos de complicidad y a continuación retoma muy despacio el sube y baja que teníamos antes de la interrupción. Parece que eso es lo que pretendía nuestra “mirona”, ya que su cara de satisfacción la delata.

Para participar de alguna manera en la escena coloca su entrepierna pegada a mi brazo que da al pasillo. Con el vaivén del autobús apenas se perciben los apretones que me da a modo de masaje para su chochete. Después de unos instantes de conversación inútil, pero de intensa actividad oculta, pasamos a la siguiente fase.

Remedios retira ligeramente la chaqueta, lo imprescindible para que pueda aparecer por un extremo mi polla totalmente tiesa. Después de mostrársela, continua con los meneos. Nuestra nueva compañera de juegos muestra abiertamente su satisfacción al poder participar en el juego. Para integrarla todavía más, cruzo sobre mi pecho el brazo izquierdo haciendo aparecer la mano por debajo del sobaco del brazo del pasillo. Mi dedos aparecen justo a tocar su sexo.

Ahora los tres estamos unidos por un anillo de energía que a todos satisface. Remedios me manosea el capullo de forma traviesa, yo le sobo el chochete a nuestra amiga y ella aprieta y se balancea dosificando los contactos mientras mira como estoy a punto de venirme. Es espectacular.

En medio de unos contenidos espasmos me corro. Remedios recoge la leche en su puño para no mancharnos, y nuestra amiga se relame muy excitada pero sin poder culminar su placer.

A lo lejos suena una voz que pide que todos los pasajeros tomen asiento.

Deverano.