En la posada versión Marie
Mi primera experiencia con el voyeurismo me dejo en una posición comprometedora y exhausta...
EN LA POSADA Versión Marie
Todo pasó en una de las tantas escapadas en que Pablo y yo nos vamos para la playa a descansar y relajarnos. En esta oportunidad nos fuimos a mediados de semana para huir de las multitudes y seleccionamos una pequeña posada de solo 4 habitaciones cerca de Chichiriviche pero no muy lejos del mar. En ella nos conseguimos a una pareja de recién casados quienes parecían estar viviendo un frenesí sexual que no les permitía separar sus manos de sus cuerpos. Ella era muy voluptuosa y él, a pesar de ser algo delgado le mantenía el trote retornando cada beso y caricia con más ímpetu. La otra habitación estaba ocupada por una pareja de extranjeros que por el acento parecían alemanes, con corte de pelo muy similar tipo militar y poco comunicativos con el resto de los compañeros de posada.
Ese primer día nos trasladan a una pequeña isla o cayo totalmente solitario en donde cada pareja tomo su espacio muy propio. Los recién casados inmediatamente se separaron con sonrisas de complicidad, los alemanes se fueron hacia el otro extremo a practicar snorkel y Pablo y yo nos quedamos en el medio. Como la idea era descansar y asolearnos eso fue lo que hicimos. Por la soledad del cayo, me deje solo puesta la parte de abajo de mi bañador que era un diminuto hilo dental para marcarme bien la línea del bronceado que me fascina como se me ve y dejé mis senos al aire en la tranquilidad de la playa. De lo lejos llegaban algunas risas de los recién casados.
Al rato caminaban agarrados de la mano con una sonrisa post coital que no podían disimular. Quizás siguiendo el ejemplo o porque parecía estar cachonda constantemente, ella iba topless y con una tanguita que dejaba muchas cosas descubiertas y pocas para la imaginación. Sus enormes tetas se mecían al ritmo de su caminar y se notaba que disfrutaba exhibirse. Nos saludaron como si pasearan en la plaza y siguieron su camino hacia los alemanes. Pablo como buen machista se devoró con los ojos las inmensas tetas de ella y para simular comento que lo más probable es que los alemanes fuesen gays y solo le respondí con una sonrisa.
En un momento que regresaba de haber nadado un rato en el mar me encontré de frente a los dos alemanes cuyos ojos se paseaban descaradamente por cada centímetro de mi piel descubierta y se deleitaban en la forma como mis pliegues de mis labios vaginales se marcaban en la delgada tela de mi hilo dental. La intensidad y descaro de las miradas provocó un escalofrío y mis pezones reaccionaron luciéndose inmensos y provocativos. Con una sonrisa muy amable los salude y esto pareció suavizarles el gesto. Con su mal español trataron de entablar conversación algo más animados pero mientras uno hablaba el otro me miraba descaradamente.
Finalmente se van y al voltear a verlos, me los conseguí que se habían detenido y eran ellos los que se deleitaban mirándome por detrás y la forma como mi pequeño hilo desaparecía en la raja de mis nalgas. Me sentí extraña pero placenteramente bien y para aumentar la travesura me incline a recoger una concha marina y así permitir que disfrutaran como el hilito se metía en mi cuquita. Por ser tan pequeño el cayo, estos encuentros se repitieron a lo largo del día y quién parecía gozarlo más era la recién casada que descaradamente como perra en celo coqueteaba con los alemanes en un empeño en enseñarles a hablar español mientras que sus inmensas tetas se mecían frente a los ojos sedientos de ellos. La escena se me atrevía sensual y traviesa. Así pasó el día y regresamos a la posada.
Luego de una cena en comunidad como es costumbre en estos ambientes cada pareja se recogió en su habitación a pesar de lo temprano. A las 10:00 de la noche, apagaron la planta eléctrica y solo quedamos alumbrados con velas. Bueno les cuento, el clima de montaña al lado del mar se caracteriza por ser caliente y húmedo, esto lamentablemente afecta la sinusitis de mi querido Pablo quién tiene que tomar una medicina que lo calma pero también lo pone a dormir como un bebe, de manera que eran las 11:00 de la noche y entre el sopor del calor y la humedad, y las sensaciones que deja el día de playa con las remembranzas de las miradas de los alemanes y del coqueteo de la recién casada, decido salir a tomar un poco de aire al patio interno de la posada. Vestía un pequeño conjunto de pijama de corta camisita y muy ancha y un short también muy ancho de seda.
Descalza para no hacer ruido me siento en una de las butacas a respirar el aire fresco de la noche al lado de una lámpara de keroseno que dejan encendida como única iluminación. En la tranquilidad de la noche a través de la ventana de la habitación de los recién casados se escapan los gemidos y suspiros de una escena de amor. Al principio trato de no prestar atención, pero la intensidad empieza a excitarme y siento mi cuquita algo relajada la cual acaricio suavemente. Intrigada y quizás alimentando a ese voyeur que todos llevamos por dentro me asomo a la ventana y me encuentro con un espectáculo de puro sexo y muy atractivo que me cautiva inmediatamente.
La oscuridad afuera es mi aliada pero en la habitación había muchas velas encendidas para espantar a la noche y sus fantasmas. Me inclino para quedar mas oculta y disfruto el espectáculo. Practicaban el viejo 69 con él arriba en vista de la diferencia en peso. Las piernas de ellas estaban dirigidas hacia la ventana por lo que podía ver como el flaco se comía con violencia los labios carnosos de ella. La voluptuosa gemía y parecía ser de esas mujeres que necesitan oírse para aumentar el placer. Los dedos del flaco se alternaban con su lengua y se metían entre sus agujeros. Pude ver como le metía el dedo medio todo en el culito arrancándole mas gemidos y suspiros. Inconscientemente bajé una mano a mi cuquita y suavemente comencé a acariciarme mis labios depilados. No sentía vergüenza por estar espiando a mis vecinos y la situación me atraía como un imán. Mis dedos lograban su objetivo y ya mi cuquita la tenía inflamada y sensible. Sentía como mis jugos mojaban mis paredes vaginales y mi clítoris sobresalía entre los labios hinchados y rojos.
Dentro de la habitación la situación había cambiado en algo. Ella estaba ahora boca arriba con sus piernas muy separadas y el flaco sostenía un inmenso vibrador en la puerta de su culito mientras lamía y se bebía el torrente de jugos que emanaban de su cuquita. Poco a poco fue introduciendo el inmenso falo que parecía querer partirle el culito pero para mi sorpresa en un instante se lo metió casi en su totalidad. No pude al menos fruncir mi propio huequito imaginándome las sensaciones de ella.
El flaco aprovecho la ocasión y se coloca entre las piernas de la voluptuosa y le introduce su propia verga en la cuquita haciendo que la voluptuosa gima y deje escapar sus orgasmos uno detrás de otro. Me sorprende la capacidad de aguante del flaco, considerando toda la acción a que esta sometido. Ya mi dedo medio había conseguido abrirse paso en mis labios vaginales, ayudado por la lubricación que fluía constantemente. Ahora era yo quién gemía calladamente y fascinada por esta nueva faceta de voyeur que descubrí en mi. Casi sentía envidia de la voluptuosa por el placer que estaba disfrutando.
Cerré los ojos para concéntrame en las sensaciones que produce mi dedo metido en mi cuquita buscando el punto G o algo similar, y los gemidos y obscenidades provenientes de la ventana abierta, cuando de repente siento una mano fuerte que me sujeta por el cuello y no me deja voltear, pega su cuerpo contra mis nalgas expuestas por mi posición y siento la inmensidad de una verga bien dura que se apoya entre ellas. Quise gritar pero pensé que iba a ser difícil poder explicar mi situación a Pablo y los otros.
La rigidez de mi cuerpo cedió al sentir como la mano ruda y fuerte separaba mis piernas y en un instante me metía su verga completamente hasta los huevos mismos, aprovechando que el short era muy amplio. Wow, la lubricación de mi masturbada interrumpida facilitó la penetración y a mi propio disgusto, pero me encantó la sensación y comencé a menear mis nalgas para sentir la rugosidad de sus vellos contra la suave piel de mi trasero. Él viendo mi reacción con esa misma mano que dirigió su verga dentro de mi, ahora comienza a sobarme y acariciarme mis senos que tienen un buen tamaño para ser apreciados.
Un gemido dentro de la habitación hace que abra los ojos y pueda ver como el flaco esta culeando a la voluptuosa quién ahora sujeta el vibrador directamente en su clítoris produciendo los orgasmos uno detrás de otro. La posición de ellos dispara imágenes de cómo debo de verme yo ensartada por este hombre y comienzo a masajearme mi clítoris directamente con mis dedos. Siento el gruñido de una eyaculación inminente y apresuro mi orgasmo. Aumento el frenesí de mis dedos en mi cuquita y como la verga entra con más rapidez y rudeza en mi. Prácticamente me levanta en vilo para derramar en lo más hondo de mí su leche caliente y pegajosa.
El gruñido y mis gemidos hacen coros con los de la pareja de recién casados de manera que nadie parece darse cuenta de la presencia del otro a pesar de separarnos solo unos pocos metros. Caigo de rodillas en el piso y apoyo ambas manos para mantener el equilibrio. Al voltearme a ver quién fue el atrevido, solo alcance ver en la penumbra a una espalda fuerte que terminaba en una cabeza con un corte de pelo tipo militar. Recupere el aliento y calladamente regrese a mi habitación. Todavía disfrutaba las sensaciones visuales de ver a la pareja follar con tanto gusto, y el ligero ardor en mi pepita recordaba lo rico del momento de compartir voyeurismo con eso de hacerlo con un extraño. Encontré a Pablo durmiendo y seguí su ejemplo luego de asearme y quitarme el pijama todo revuelto.
Al día siguiente en el desayuno todo fue algo más relajado y cordial que el día anterior. Miraba a los alemanes y no podía adivinar cual fue el que me violo a gusto como lo llamo yo, la noche anterior. La voluptuosa tenía puesto un corto vestido playero muy transparente con solo el pequeño hilo dental puesto. Se podían ver claramente los pezones grandes rodeados de unas inmensas aureolas. Con cualquier excusa se levantaba a buscar algo en la cocina mostrando sus nalgas a través del vestido y de regreso como el hilo solo cubría a duras penas su monte de Venus. Mantenía su actitud de coquetería con los alemanes con la aprobación del flaco que solo sonreía y tomaba fotos. Pablo y yo vestido de acuerdo al momento en shorts y remeras solo éramos testigo del pequeño espectáculo.
Luego de una larga exhibición de tetas, piernas y todo aquello que el diminuto hilo dental no cubría por parte de la voluptuosa en la lancha, y de muchas risas y manoseos de los alemanes con ella, finalmente llegamos a destino. En esta oportunidad nos llevan a otro cayo un poco más grande con algo de vegetación y una buena extensión de playa y corales para practicar snorkel. Los alemanes inmediatamente ocuparon esa zona mientras que los recién casados y nosotros nos alejamos hacia la zona de playa donde habían unos cocoteros. El flaco y la voluptuosa se ubicaron no muy lejos pero separados por una duna de arena de manera que no podíamos verlos desde el sitio donde estábamos Pablo y yo.
De nuevo me quede topless con mi pequeño hilo dental y Pablo se escondió del sol y la brisa para no sufrir de nuevo de la sinusitis. Se sumergió en la lectura mientras yo me asoleaba placidamente. A veces nadaba un rato y caminaba por la orilla de la playa para pasar el rato. En una oportunidad me acerque a la duna que nos separaba de los recién casados solo para encontrárlos haciendo lo que parece ser lo único que le importaba: tirar como conejos. La misma sensación de excitación por presenciar a otros hacer lo que a mi también me gusta, hizo que me lanzara en la arena y subiera la cabeza apenas lo suficiente para ver la escena.
El flaco estaba acostado con las piernas abiertas mientras la voluptuosa le mamaba la verga con mucha calma pero muy experimentada. Era de esas que habían aprendido a metérselas hasta la garganta y el flaco realmente disfrutaba. La voluptuosa mantenía el control y no quería que él acabara, sus movimientos eran calmados y controlados y el flaco se desvanecía con las sensaciones que debían de estar circulando desde su verga hasta el cerebro. Al poco rato la voluptuosa decide montarse encima de él y de nuevo con mucha calma y tranquilidad se introduce la verga del flaco y comienza a cabalgarlo. Sus enormes tetas bailan en el aire y a veces se las da al flaco para que se las muerda y apriete.
Mientras tanto mi excitación aumentaba pero en esta oportunidad no me deje llevar por las sensaciones y solo me deleitaba con lo que veía y dejaba que mi cuquita se inflamara y lubricara libremente. El hilo dental en contacto con mi clítoris inflamado y la telita rozando mi huequito del culo eran suficientes para estimular más mis reacciones. Casi por terminar la voluptuosa se da cuenta de mi presencia y hace contacto visual conmigo. Sus rostro era una gran mascara de placer y me guiña un ojo a manera de complicidad. Simulo que apenas venía caminado y regreso toda temblorosa a donde se encuentra Pablo quién sigue durmiendo su siesta. Para calmar mi excitación me dirijo al mar a nadar un rato.
Salgo del agua algo más calmada y me doy cuenta que sin darme cuenta había nadado hacia los corales donde estaban los alemanes. Uno de ellos me hizo señas que me acercara a ver algo que había en la arena. Consciente de mi desnudez casi absoluta y de que uno de ellos había sido mi violador consentido no tuve miedo pero un cosquilleo entre mis piernas se inició subiendo por mi vientre hasta llegar a mis senos cuyos pezones comenzaron a ponerse duro de anticipación.
La excitación por lo presenciado con los recién casados regresa inmediatamente y siento como nuevamente mis paredes vaginales se humedecen. Con su mal español se presenta como Hans y su amigo que camina un poco más atrás como Gunter, mientras me llevan un poco más alejada mientras trata de explicarme lo que consiguió. Muy cerca me seguía Gunter mirando hacia atrás asegurándose de que no venía nadie más. Este gesto me preocupó un poquito pero pensé que nada podía pasarme con ellos luego de compartir tantos ratos juntos. El estar topless no parecía incomodarles a ellos excepto que sus miradas parecían querer devorarme los pezones a mordiscos. Llegamos al sitio donde se encuentra el animal y es uno de esos moluscos que parecen un gran gusano.
Me inclino a verlo mas de cerca y sin darme cuenta, inocentemente muestro mis nalgas formaban una linda curva con mi hilo dental desapareciendo entre la raja de ellas. El animal me produce asco y retrocedo unos pasos y tropiezo con uno de ellos quien me abraza por la espalda agarrándome los brazos firmes a los lados. Siento su erección a través del boxer y sus musculosos brazos sujetándome firmemente. Hans que estaba parado al frente, me hace el gesto internacional de que guarde silencio.
De nuevo no sabía como reaccionar y sabía que gran parte era mi culpa por haberme metido en la boca del lobo. Hans se acercó y quiso besarme pero esa parte sino la comparto, solo con Pablo o alguien muy especial y aparté la cara ofreciéndole el cuello el cual inmediatamente comenzó a besar y lamer. Sus manos buscaron mis hermosos senos y comenzó a apretarlos con rudeza. Luego siguió su camino abajo y me chupaba y mordía los pezones con deseo. Mis pezones que estaban erectos por esa sensación curiosa, aceptaron el rudo trato enviando señales a mis paredes vaginales para que comenzaran a lubricar. No hice esfuerzo por evitar las caricias y así evitar algún maltrato innecesario pero también había ese otro yo que a veces toma posesión cuando las reacciones primarias nublan la razón.
Gunter quién era el que abrazaba por detrás, me suelta en vista de que no opongo resistencia y comienza a besarme y morderme suavemente la espalda bajando hacia mis nalgas las cuales las tengo muy sensibles. Sus manos me quitan la pequeña pieza de bañador y sumisamente levanto mis piernas para dejar en la arena al pequeño hilo dental todo arruchadito como testigo de mi violación consentida.
Hans me toma por los cabellos y me dobla hasta su verga para que se la chupe y cuando intenté agacharme, Gunter metió sus manos en mis caderas y me levantó quedando completamente doblada para él. La posición permitió que inmediatamente uno de sus dedos ocupara espacio en mi cuquita y esto me hizo gemir ya que había tocado ese punto tan interno que llaman G, que estimula mil sensaciones en el cuerpo y solo contribuyen a la entrega en mente y sobretodo cuerpo de las caricias recibidas. En mi posición no muy cómoda trato de mamarle la verga al alemán de al frente pero mi posición no es muy cómoda a pesar de todas las caricias que el amigo de atrás me entrega.
Por primera vez muestro algo de rebeldía y es solo para pedirle a Hans que se acueste en la arena y abra sus piernas. Yo me arrodillo frente a él de manera que pueda comerme su inmensa verga con placer y comodidad mientras que su amigo aún puede disfrutar del festín de mis nalgas, culito y cuquita disponible para sus caricias, mordiscos, chupadas y hasta una nalgada me dio. Esto último nunca lo he tolerado pero debo confesar que la rudeza del momento sumado a mi posición sumisa de complacerlos, ha resultado en una mayor sensación de estar siendo usada a conciencia y con gusto. Su verga me penetra mientras un dedo se abre camino en mi culito. Trato de evitarlo pero es muy fuerte y solo aflojo el esfínter y gozo la sensación del dedo dentro de mí.
Wow, sol, arena, piel y sexo son el cocktail que más aprecio en esta vida y lo estaba disfrutando plenamente. Gunter me hace girar de manera que quedo como en posición para un 69 pero manteniendo mis nalgas sujetas y entiendo que lo que quiere es que Hans debajo, disfrute del espectáculo de ver como me introduce su verga mientras recibe mis administraciones orales. Comienzo a sentir como la verga del alemán se metía lentamente, y como al tocar fin, sus vellos rozaban la delgada piel de mis nalgas y sus testículos las golpeaban.
En ese momento pude comprender que él no fue quién me cogió anoche. Parece tonto que en medio de dos vergas, yo todavía me preocupe por quién es el malo de la película. Mi violador de la noche anterior, al cual por conclusión hoy le estaba propinando una de las mejores mamadas que jamás haya recibido, apretaba los dientes tratando de controlar su eyaculación pero una mamada profunda no la aguanta ningún hombre.
Todas estas sensaciones y la visión de mi cuquita siendo penetrada por el pene de su amigo debieron de sumar emociones que su leche caliente salió disparada pudiendo solo tragarme una pequeña parte mientras que la demás caía en los vellos de su vientre. Gunter no parecía aflojar y cuando le iba a pedir un cambio de posiciones comenzó a martillarme a una velocidad que me sorprendió y lamentablemente alejo el orgasmo que tenía en puerta.
Un rugido sonoro se escapo del alemán quien pronunciaba un torrente de palabras que realmente no quise saber lo que significaban pero me imaginaba lo que eran. Se derrumbo a un lado en la arena con una sonrisa de placer mientras que Hans me soltaba y permitía que me parara a recoger mi pequeña pantaletica y ponérmela de nuevo. Lamentaba no haber tenido un orgasmo a pesar de lo salvaje y sexual de la situación y decidí darme un buen chapuzón y regresar con mi querido Pablo. Me despedí con señas de que hicieran silencio porque querían repetir y el escándalo podía ser oído por los otros.
Regrese apuradita a donde había dejado a Pablo y me lo conseguí sentado leyendo su libro preferido. Me acerque a él y sin darle muchas explicaciones me le abalance encima casi arrancándole el traje de baño y comencé a pajearlo mientras lo besaba ardientemente. Coño, necesitaba una verga adorable dentro de mi y Pablo siempre ha sido muy bueno. Lo acosté y lo monte como una potra en celo y empecé a menearme con ricura.
El orgasmo suprimido hacía solo un rato me llegó salvajemente y apretando mis músculos vaginales aumente la sensación de la penetración en mis paredes vaginales. Pablo recuperándose de mi ataque, inmediatamente comenzó a besarme y apretarme las tetas mientras su verga recibía un trato muy especial con mi cuquita. A duras penas contuve el grito de placer al sentir como mis huequito del culo boqueaba como un pescado fuera del agua y un dedo travieso de Pablo se metía aprovechando el aceite en mi piel. Su eyaculación fue algo apresurada quizás por lo fogoso del momento y sentí su leche caliente golpear mi túnel vaginal y derramarse por la orilla de mis muslos. Me abracé fuertemente a él y comprendí que los deseos del cuerpo pueden hacer que cometas indiscreciones, pero el amor en el corazón es más fuerte que todo. Regresamos a casa en la tarde y nunca supe ni quiero saber nada de los alemanes ni de los recién casados.