En la playa de la Costa Brava
Aquellas vacaciones en la Costa Brava significaron un cambio importante en nuestra vida.
EN LA PLAYA DE LA COSTA BRAVA
Al fin lo conseguimos, después de un año duro en todos los sentidos, Marta y yo iniciamos las tan esperadas vacaciones en la Costa Brava. Tenía que ser una semana para nosotros solos, sin correo electrónico ni móvil.
Los niños los dejamos en casa de los abuelos e iniciamos la ruta que nos tenía que llevar a un hotelito con encanto de pocas habitaciones cerca del mar. Después 8 horas conduciendo vimos que nuestras expectativas estaban más que satisfechas, el lugar encantador, una antigua casa convertida en hotel a 20 metros de una preciosa cala rodeada de pinos, rocas y acantilados. El hotel tenía solo 15 habitaciones decoradas con gran belleza, lavabo con una gran bañera, el balcón daba encima del mar, se respiraba tranquilidad por los cuatro costados, veíamos los barcos como navegaban y la gente que se bañaba en la playa.
Aquello tenía que ser el reencuentro sexual, después de un año en que el sexo se limitó a una vez por semana y normalmente cansados debido al trabajo pero que en ningún modo había socavado los cimientos de nuestra pareja.
Después de una reconfortante ducha "estrenamos" la cama dando rienda suelta a nuestras mas bajas pasiones como hacía tiempo que no hacíamos y nos dimos cuenta que seguíamos al 100% en forma.
Si hay algo que siempre ha podido definir nuestra sexualidad en imaginativa, nunca nos cansamos de probar cosas nuevas, es difícil recordar alguna vez que nos aburriéramos en la cama a pesar de que ambos tenemos 43 años y más de 20 de relación, claro que al iniciarla ambos llevábamos un importante bagaje sexual cuya experiencia y saber aportamos a la pareja, y si algo define a Marta sexualmente es bella y muy provocadora.
Aquel día ya era tarde y decidimos cenar en el hotel para poder descansar y al día siguiente iniciarlo con mas ánimo, después de los postres se acercó a la mesa una chica que nos dijo que era la relaciones púbicas y que estaba a nuestra disposición para ayudarnos en lo que necesitáramos, evidentemente usamos sus servicios y nos explicó con bastante detalle todos los pueblos de la cercanía, lugares con marcha y sitios tranquilos, restaurantes de más y menos calidad y precio, festivales musicales, y todo un largo etcétera de cosas para nuestra semana de vacaciones. También nos informó de las playas cercanas y los encantos de cada una, nos dijo que si nos gustaba el nudismo la cala contigua a la del hotel lo era y podíamos ir andando por un caminito que subía por unas rocas. Marta le comentó que no lo hacíamos pero le preguntó que si era normal el top-less, la RRPP le contestó que la mayoría de mujeres lo hacían y que la mayoría de las calas encontrar mujeres con los pechos tapados era difícil (somos del interior y hacia mas de 10 años que no veíamos el mar y queríamos asegurarnos de las costumbres). Marta cuando tiene oportunidad se saca la parte de arriba del biquini sin problemas, pero estas son pocas, no es cuestión de ir a la piscina municipal de nuestro pueblo y hacerlo, a pesar de que alguna atrevida si lo hace.
Aquella noche nos fuimos temprano a la habitación, charlamos un rato en la terraza para decidir el plan del día siguiente que básicamente consistía en un ratito de playa por la mañana en la cala de delante del hotel, comida en un buen restaurante de un pueblo cercano, regresar para descansar y después salir a cenar y algo de marcha.
Claro que la noche no se acabó sin otra ración de sexo.
A la mañana siguiente me desperté temprano, la RRPP nos había asegurado que la salida del sol era espectacular y no me defraudó, Marta seguía dormida y no abrió los ojos hasta las 9. Se puso la braguita del biquini y una blusa larga, lo que indicaba que lo de top-less sería seguro, cogimos las toallas y bajamos a desayunar, media hora después ya estábamos tomando el sol, los pechos de Marta resaltaban por su blancura pero además se hacen notar por lo bonitos que son (ni muy grandes ni muy pequeños) y su firmeza a pesar de su edad.
Nos fijamos vagamente en un chico que tendría unos 20 años, aparentemente estaba solo ya que desayunó sin nadie más en la mesa y tomaba el sol sin compañía. Marta le gusta comentar cuando ve un hombre que tiene un cuerpo digno de admiración a su gusto y yo hago lo mismo con las mujeres y este chico recibió un comentario bastante extenso.
Cuando salimos para ir a comer nos fijamos que tenía un coche deportivo de lujo por lo que entre su cuerpo y el dinero que aparentemente tenía, si estaba solo es porque quería (frase textual de Marta).
La comida fue excelente y nos dispusimos a descansar un par de horas para poder afrontar la marchosa noche de la costa brava, después de una buena ración de sexo nos vestimos para la ocasión, especialmente ella que se puso un vestido negro sin mangas con un escote de infarto sin sujetador y un tanga de lo más pequeño que junto a lo corto que era el vestido sería fácil que alguien más que yo no viera.
En este punto cabe señalar que Marta es una mujer que en condiciones normales parece de lo mas recatada y formal, pero es una falsa apariencia, cuando está de vacaciones o en situaciones de tranquilidad es una gran exhibicionista y provocadora, le encanta que se fijen en ella y hace todo lo posible para que así sea, usando la ropa necesaria o haciendo los gestos para excitar al personal masculino.
Cuando salimos nos cruzamos con el "maravilloso hombre solitario" (tal como lo bautizó ella), cruzamos un escueto saludo pero me fijé como la miraba, y evidentemente Marta también, con lo que se sintió orgullosa de que un chico de 20 años se fijara en ella con 43.
Después de cenar vimos que la zona de marcha era mejor de lo pensado, mucha gente y muy animada, pululamos por varios locales, en cada uno algo de alcohol hacía que nuestras inhibiciones (ya por si pocas) fueran desapareciendo, así que Marta bailó todo lo que quiso y mas sin importarle para nada que el escote se desplazara y enseñara los pechos o que se levantara el vestido y le vieran el tanga. Varios moscones se acercaban a ella pero a pesar de no rechazar a ninguno sabía mantenerlos a raya. Ya muy avanzada la noche acabó bailando en el pódium de una discoteca sin el vestido junto a tres chicas más.
Ella sabía que aquello excitaba al personal pero especialmente a mí, así que al regresar al hotel la ración de buen sexo estaba asegurada y así fue.
El siguiente día nos despertamos hacia las 12, cuando estamos de vacaciones solemos combinar un día de marcha con uno de reposo y tocaba lo segundo. A duras penas conseguimos que nos dieran desayuno. Desde la mesa observamos que pasaba por recepción el "maravilloso hombre solitario" acompañado de una chica espectacular de la que despedía, tenía pinta de ser extranjera y sin duda era el ligue que se había llevado aquella noche al hotel.
Pasamos el resto de la mañana en la playa, comimos en una especie de chiringuito para continuar tomando el sol hasta que nos cansamos y fuimos a la habitación donde ya salimos cambiados para ir a cenar, también tropezamos con el "maravilloso hombre solitario", creo que la ver la vestimenta más formal de Marta se extrañó un poco, cruzamos unas pocas palabras solo para contarle que íbamos a cenar a un restaurante, él nos dijo que lo conocía y que era muy bueno.
Claro que quizás lo que no sabía es que debajo de aquel vestido no había nada de ropa, ni tan solo un diminuto tanga.
La cena resultó excelente y la noche la alargamos un poco tomando unas copas en un bar tranquilo al lado del mar, pero hacia la 1 ya estábamos en la habitación disfrutando de una larga sesión de sexo que se prolongó por un par de horas.
Agotados nos dormimos hasta las 10 de la mañana, bueno, ella, yo a las 9 ya estaba en el balcón contemplando aquella maravillosa panorámica. Cuando entré a la habitación oí un sonido muy característico y los movimientos de Marta debajo la sábana no dejaron lugar a dudas, se estaba masturbando con un consolador, algo que de vez en cuando hace, dice que quiere un poco de sexo egoísta consigo misma y yo lo respeto, salí otra vez al balcón hasta que acabó (con ella es fácil saberlo ya que sus orgasmos son bastante ruidosos).
En el desayuno le propuse probar algo que no habíamos hecho nunca, ir a la playa nudista, me costó casi nada convencerla, solo le preocupaba el hecho de llevar las marcas de la parte de debajo de biquini, textualmente dijo "con mi conejito y culo tan blanco no sé como quedará".
Al cuarto de hora ya estábamos andando por el camino que lleva a la cala, desde arriba divisamos que no había más de 30 personas, todas desnudas. Llegar y quitarnos la ropa fue una sola cosa, la sensación de estar en el mar sin nada de tela es alucinante y la desconocíamos.
Media hora después estábamos tomando el sol y vi que por el camino se acercaba el "maravilloso hombre solitario", se lo dije a Marta que comentó que así podría ver si su polla estaba tan bien como el resto del cuerpo. De lejos nos lanzamos un saludo y puso su toalla a 50 metros de nosotros, cuando se sacó el bañador la única expresión de mi mujer fue "guauuuuuu", y realmente no era para menos.
De reojo pude notar que realmente no sacaba ojo de Marta, se lo comenté y evidentemente se alegró.
Me fui al chiringuito a por un par de cervezas y cuando me estaban sirviendo vi que estaba detrás mío, nos saludamos y empezamos a hablar, me dijo de donde era, que estaría dos semanas en aquel hotel, lo hacía cada año por que le gustaba pasar unos días de libertad lejos de la familia y amigos y que siempre que podía iba a aquella playa.
Resultó ser encantador, le propuse que cogiera otra cerveza y nos acompañara, él gustoso lo hizo y cuando Marta nos vio llegar se extrañó pero seguro se alegró ya que la conozco perfectamente y tener a aquel tío cerca estando todos desnudos podría hacer una de las cosas que más le gustan, provocar.
Al principio todo se desarrolló con normalidad, la conversación de lo más formal donde todos nos presentamos y alabábamos el lugar en el que estábamos. Poco a poco vi que Marta iniciaba la provocación abriendo algo las piernas para que pudiera ver su coño o posturas que sin duda no tenían otra finalidad que exhibirse, la reacción de Marc (ahora ya sabíamos el nombre) fue la esperada y tuvo que estirarse boca abajo para esconder los efectos.
Cuando mi mujer propuso ir a bañarnos le dije que estaba mejor en la arena ,esperando lo que realmente sucedió, Marc se ofreció a acompañarle y pude ver como ambos iban hacia la orilla y se metían en el agua donde empezaron a jugar como niños, incluido acercándose y rozando sus cuerpos en más de una ocasión. También vi como practicaban el típico juego de abrir las piernas y pasar por debajo, por si a Marc le quedaba alguna duda de la anatomía completa de mi mujer ya quedó aclarada. Se pasaron media hora así y cuando regresaron Marc se fue a buscar tres cervezas, eso me permitió ver lo contenta que Marta estaba y me dijo que se sentía muy perversa al intentar seducir a un chico de 20 años que podría ser su hijo, también me dijo que se pasó todo el rato empalmado, primero intentó disimularlo pero luego ya no, que varias veces le había rozado la polla y que cuando pasó por debajo suyo incluso le rozó la cara y que aquel pedazo de carne era impresiónate.
Aquello iba mucho más lejos de lo que cabía esperar, mi mujer siempre hacia juegos de provocación pero este incluía ya roces, claro que he de reconocer que me excitaba mucho más que los típicos y así se lo dije, solo me pudo responder con una sonrisa ya que Marc estaba llegando.
Tomamos tranquilamente las cervezas y dimos por acabado nuestro estreno en una playa nudista regresando los tres al hotel donde nos despedimos de Marc yo con una encajada de manos y ellos dos con unos besos bastante cercanos a los labios.
Tenía unas ganas horribles de llegar a la habitación, al entrar casi le arranqué la ropa y la penetré sin ningún precalentamiento, total para que?, ambos íbamos muy calientes.
Ya más calmados repasamos la situación, Marta me repitió que se sentía muy alagada de que un chico de 20 años perdiera el culo por ella pero que a la vez se sentía muy perversa por hacer lo que hizo a un chico tan joven, yo le repetí que aquello, tal como ya había notado me excitó mucho y que no me importaría que lo repitiese, no me costó mucho hacerle decir que si se daba otra ocasión actuaría igual. O más, dije yo a lo que ella asintió simplemente.
Después de un merecido descanso en la cama, Marta se preparó para la noche, me dijo que se vestiría para matar, entre en el lavabo y se estaba depilando el coño totalmente, ella suele dejarse una rayita de pelo, lo único que me comentó es que Marc le había dicho que le gustaban los coños sin un solo pelo. Lo que se puso no dejaba muchas dudas, una blusa blanca anudada debajo las tetas y sin abrochar ningún botón y una minifalda extremada y amplia, pero la gran sorpresa es que la levantó y vi su coño totalmente depilado porque debajo no había nada.
Cogidos como dos amantes salimos de la habitación, tenía la esperanza de encontrar a Marc pero no fue así, cuando subió al coche dio un gran espectáculo a una pareja que pasaba por delante ya que al agacharse para entrar inevitablemente enseñó el coño.
Esta vez fuimos a otro pueblo separado unos 15 kilómetros, teníamos reservada una mesa en uno de estos restaurantes con varias estrellas en la guía Michelin, su vestimenta no pasó desapercibida ni a los siempre formales camareros de estos restaurantes de lujo, y menos al aparcacoches que no perdió detalle de la visión que le ofrecía Marta.
Después visitamos varios locales con música, Marta no paraba de moverse atrayendo, como a ella le gusta, las miradas de los hombres. Recuerdo que en uno de estos locales estaba ella moviéndose a mi lado cuando oímos que dos chicos que estaban a nuestro lado comentaron entre ellos: "has visto que tetas tiene esta tía?", Marta, que ya estaba bastante achispada por el alcohol, se giró a ellos y deshaciendo el nudo de la blusa se las enseñó diciendo: "Así las veis mejor". Los chicos quedaron impresionados e insistieron para que se las dejara tocar, pero ella se negó diciéndoles "Las enseño a quien quiero pero solo se las dejo tocar a este", señalándome a mí. Después de este incidente les preguntamos que discoteca nos aconsejaban y nos dijeron cual era la mejor de todas, diciéndonos que ellos estarían allí.
Dos horas más tarde cruzamos la entrada, habíamos acertado en el sitio, muy llena con una parte exterior con una piscina y una interior, la música fabulosa lo que ocasionó lo normal en ella, que no abandonara la pista ni un momento. A medida que avanzaba la noche algunas personas más cargadas de alcohol ya se bañaban en la piscina, enseguida alguna chica perdió la ropa allí dentro. De repente veo que en la discoteca estaba Marc acompañado de una belleza pero a pesar de ello, su mirada seguía constantemente mi mujer dejando a la pobre chica sin las necesarias atenciones, decidí seguir sus movimientos y tardó poco en abandonar a la chica y dirigirse a la pista al encuentro de Marta, cuando lo vio se alegró mucho, se dieron unos besos y bailaban bastante juntos, lo cierto es que Marta lo provocaba constantemente aplastando las tetas en su espalda o moviéndose sensualmente a su lado. Estaba claro que Marta tenía a Marc que comía en la palma de la mano y podía conseguir de él lo que quisiera.
Al rato vinieron junto a mi, claro que Marc me prestó poca atención ., ellos no paraban de hablar, estábamos sentados en tres sillas, Marta quedaba delante de Marc, y para caldear el ambiente le dije que mantuviera las piernas cerradas por que con aquella falda y sin bragas era peligroso, entonces ella abrió las piernas y dijo:
Lo que Marc puede ver ya lo ha visto esta mañana.
Lo que no ha visto esta mañana es como te has afeitado, dije
Es verdad, no he dejado ni un solo pelo en el coño, dijo Marta levantando un poco la falda para que pudiera verlo
Te ha quedado un coño precioso, dijo Marc
Nos dimos cuenta de que dos chicas habían subido al pódium y se estaban desnudando, Marta dijo "eso yo no me lo pierdo", levantándose se fue al pódium donde imitaba a las dos chicas hasta quedar las tres totalmente desnudas bailando.
Le comenté a Marc lo exhibicionista que era Marta y que aquello le encantaba, le dije que le encanta excitar a los hombres, Marc me contestó que con él lo había conseguido sin duda.
Después del numerito regresó, decidimos irnos al hotel, como Marc había venido en taxi le dijimos que viniera con nosotros, salimos de la discoteca con Marta entre los dos, nos cogíamos de la cintura, Marta se agarraba muy fuerte a mi pero también a Marc, al entra en el coche él dijo que iría detrás, Marta le decía que no, que lo haría ella, corté la conversación diciendo que los dos fueran detrás y yo haría de chofer.
Detrás se lo pasaban muy bien, Marc alababa cada parte de mi mujer mientras ella se lo enseñaba de cerca, cuando le habló de las tetas, sin ningún problema se desabrochó la blusa y le puso las tetas delante de los ojos, también le enseñó más de cerca como se había depilado el coño "tal como a ti le gustaba", ladeándose y con una pierna encima el asiento y la otra debajo se subió la falda para mostrarle su coño sin un solo pelo, todo ello sin abrocharse la blusa, pero ella no se quedó rezagada y le pidió ver la polla, cuando se desabrochó los pantalones sacó aquel pedazo de carne duro, Marta me obligó a parar el coche para que pudiera ver "aquella maravilla" detenidamente, valió la pena, Marc insistía en que se la tocara y yo le animaba a que lo hiciera pero a pesar de estar muy tentada no lo conseguimos.
Llegamos al hotel, Marta recompuso su vestimenta rápidamente, Marc nos invitó a tomar algo en su habitación, era una suite enorme, tenía una cama de 2 por 2 metros, una sala enrome, no había balcón, daba a un mini jardín privado con una piscinita, pero lo que más nos impresionó fuel lavabo con un jacuzzi de cuatro plazas.
Nos propuso tomar un baño y en un abrir y cerrar de ojos estábamos los tres desnudos en la piscina con los vasos en el borde, Marc pidió bebidas al servicio de habitaciones, la cara que se le puso al camarero al vernos los tres en pelotas allí dentro no tenía desperdicio. Marta no paraba de rozarnos al uno y al otro pero a medida que iba cogiendo confianzas a mi no solo me rozaba, descaradamente me agarraba la polla y yo sus tetas mientras Marc miraba.
Después fuimos al jacuzzi, las burbujas no dejaban ver que pasaba debajo del agua así que Marta me hizo un trabajo manual importante, fue en este momento que ella dijo: "siempre he soñado pegar un polvo en uno de estos trastos", yo le respondí que ahora tenía la oportunidad de hacerlo pero además escoger con cuál de los dos, en este momento la vi indecisa pero dijo que eso con migo, claro que sonaba mas a convicción que a deseo. Se puso encima de mi y con la mano ayudó a entra la polla a su coño, Marc estaba al otro lado del jacuzzi, Marta le dijo que se pusiera a mi lado, así que tenía a mi mujer follada encima mío y Marc pegado a mí y rozándose a ella, él sacó una manos del agua para ponerla a la espalda de mi mujer y acariciarla mientras estaba siendo follada, Marta, lejos de rechazarlo lanzó un gemido de aprobación, entonces decidí intervenir y cogí la otra mano y la dirigí directamente al pecho de mi mujer, cuando esta notó el tacto de Marc abrió los ojos y le lanzó una sonrisa, ambos vimos que le gustaba y el chico aprovecho para magrearle los pechos a sus anchas, cada vez sus gemidos eran más fuertes y decidí dar un paso más, cogí una de las manos de ella que rodeaban mi cuello y se la puse encima de la polla de Marc, ella se aferró al palo como si en ello le fuera la vida, Marc se salió un poco del agua para dar mejor acceso a su polla paro lo que consiguió es que Marta acercara la boca a su polla y se la pusiera toda dentro. Que placer, mientras me follaba a mi mujer ella era magreada por otro al que a su vez le chupaba la polla. Todo esto duró hasta que Marta y yo nos corrimos simultáneamente, ella pasó sus gemidos y espasmos abrazada a Marc.
Estaba extenuado, aquello había sido mucho, me salí del jacuzzi pero ninguno de los dos me acompañó, Marta seguía abrazada a Marc. Me salí del lavabo dejándolos solos y observar que pasaba, no oía nada pero al asomar la cabeza lo vi perfectamente, Marta estaba con la polla de Marc dentro de su coño cabalgándolo, decidí no romper su intimidad, cogí un papel y escribí "te quiero muchísimo", lo dejé en un sitio que lo pudiera ver y me fui a la habitación donde a pesar de que me costó, al final me quedé dormido.
Me desperté hacia las doce, seguía estando solo, bajé al comedor y los encontré desayunando, Marta tenía una cara de felicidad que denotaba lo bien que se lo había pasado, solo le di un beso y le dije que la quería, ella me respondió "no puedes ni imaginarte lo feliz que soy, ahora te amo más que nunca".
MARTA PUNTUALIZA:
Si, lo que ha contado Pablo es verdad, llevábamos un año de mucho estrés y esto afectó nuestra relación, el sexo se limitaba a un polvo por semana y me sentía insatisfecha en muchas ocasiones, pero la pareja continuaba siendo sólida y me conformaba con aliviar mis calenturas con un consolador.
Siempre fui muy caliente en temas sexuales, a los 16 años perdí mi virginidad y nunca me opuse a tener sexo en la primera cita antes de conocer a Pablo.
Cuando a los 23 años me lo presentaron yo ya tenía ojeado un chico para acostarme aquella noche, así que no le hice demasiado caso, es más, el siempre me recuerda que el día que me conoció vio como me metía mano con mi amante ocasional. Pasó una semana y me lo reencontré por casualidad y supe que aquella noche acabaría en la cama con él, y lo que tenía que ser un polvo de una noche se convirtió en un matrimonio con hijos, hizo que me convirtiera en su fiel compañera.
Durante estos 20 años jamás me he acostado con otro hombre, pero hay otra faceta de mi personalidad que no he abandonado, me encanta calentar a los hombres. Si seguí con esto es porque enseguida vi que a Pablo le excitaba mucho que lo hiciera, si bien al principio de nuestra relación tomé un rol de novia formal, poco a poco me di cuenta que Pablo se sentía muy contento de enseñarme.
Recuerdo la primera vez, hacía dos o tres meses que salíamos juntos y nos encontramos con un viejo amigo suyo, los tres íbamos bastante cargados de alcohol, me lo presentó y al tío no se le ocurre nada más que decirme que tenía unas tetas muy bonitas, Pablo abundó en ello, y en broma el amigo me dijo que se las enseñara, yo sin más me levanté el jersey junto con el sujetador y allí, en medio del bar las tuvo a su vista por unos segundos (causó bastante revuelo entre el resto del personal también). Pablo se puso como un toro y me arrastro al lavabo de tíos para follarme, su amigo nos siguió, seguro que quería participar pero solo le dejamos ver mientras se la cascaba.
A partir de aquel día jugábamos mucho con mi exhibicionismo y a calentar a los hombres cuando estábamos lejos de nuestro pueblo (allí soy muy formal y puritana).
Todo lo hago por iniciativa propia, a Pablo le encanta que sea así, cuando vamos de compras de ropa, procuro dejar la puerta del probador entreabierta para que me puedan ver cómo me desnudo, en la playa tomo el sol con las tetas al aire y procuro llevar un tanga lo mas mini posible, recuerdo una vez que se puso delante nuestro una pareja, cuando él se estiraba su vista era perfecta de mi entrepierna de la que no sacaba la vista, entonces yo me incorporé un poco, le miré a los ojos con una sonrisa pícara y separé la braguita dejándole ver mi coño, el hombre se puso colorado, su pareja, al igual que Pablo, estaban ajenos a todo ello. Después me siguió y me propuso follar con él, cosa que me negué rotundamente diciéndole que lo había visto tan interesado en ver mi coño que se lo enseñé sin más problemas, pero que aquí se acaba todo.
Pero tenemos una "victima" a la que siempre procuro que cuando viene por casa salga empalmado, es Juan, el amigo inseparable de Pablo. Está casado con María, lo curioso es que está convencido que lo hago sin que Pablo lo sepa, cuando estamos los 4 nunca hago nada pero si estamos los dos solos, siempre se lleva alguna visión de mi anatomía, por ejemplo ir sin bragas y sentarme delante suyo con las piernas separadas, o cuando Pablo nos deja un momento solos me desabrocho la blusa y le enseño las tetas. Todo esto nos garantiza unas sesiones de sexo tórridas.
Volviendo al relato, Marc era un objetivo perfecto, un hombre solo que estaba muy bien, en una playa nudista donde podía ver cualquier parte de mi cuerpo ., el único problema era su edad, no me gusta hacerlo con hombres tan jóvenes pero su interés por mi y su cuerpo (no solo la polla) izo que me interesara.
Cuando fuimos al agua los dos solos me asuste un poco por la reacción de Pablo, en nuestros juegos siempre yo calentaba a los tíos con la vista, pero allí había un poco de tacto con los roces y eso no sabía cómo se lo tomaría, claro que luego no me dejó dudas.
Me gustó rozar su polla, verla como se le ponía dura con una mujer que tiene 20 años más que él, por eso le obsequié con algún roce.
He de reconocer que me afeité el coño para él, a pesar de que Pablo siempre me lo pedía pero nunca lo había hecho, aquel chico disparaba en mí algo nuevo, he de reconocer que en el fondo de mi deseo siempre estuvo follar con algún hombre distinto a mi marido, pero nunca lo había hecho en le realidad (mentalmente casi siempre que me masturbaba) por no romper la pareja, siempre pensé que no valía la pena jugármela.
Oportunidades para meter una polla distinta en mi coño he tenido muchas, la más recordada pasó hace ya cinco años cuando la empresa nos envió a dos personas una semana en Alemania para estar en una feria, el chico era de otra sucursal, no lo conocía y cuando lo vi quedé maravillada de lo bueno que estaba, él se pasó la semana intentando meterse en mi cama, he de reconocer que el último día estuve a muy poco de caer en la tentación. Estábamos celebrando el fin de la feria, habíamos cenado en un buen restaurante todos los trabajadores, él se sentó a mi lado y con todo el descaro me iba diciendo lo bien que podíamos acabar la noche, lo hizo con tanto detalle que me calenté mucho, mis bragas estaban muy mojadas, se dio cuenta que mis pezones resaltaban a pesar del sujetador con lo que me resultó difícil esconderlo, en la discoteca se pasó el rato intentando meterme mano, me resultó difícil conseguir que no me tocara el culo, ya de regreso al hotel se coló en mi habitación y allí me arrancó un beso en los labios, empezaba a rendirme a sus encantos por lo que ya no me quedaban fuerzas para evitar que me desnudara pero cuando estaba en bragas y sujetador, al notar su mano en los corchetes reaccioné y vi lo que aquello podía representar en mi matrimonio y me separé de él dejándolo con la polla tiesa, el dije que lo sentía mucho pero no podía continuar.
Lo aceptó caballerosamente, le di un beso de gracias y como recompensa me acabé de desnudar para que me viera, me pidió permiso para hacerse una paja que evidentemente se lo di, mientras me contorneaba y le enseñaba detalles de mi cuerpo él se la cascaba hasta que se corrió violentamente. Cuando se fue fui yo la que me masturbé.
Cuando estábamos los tres en el jacuzzi y propuse follar, Pablo estaba decidido a dejarme que lo hiciera con Marc y sabía que aquella misma noche lo haría pero no tenía que precipitar los acontecimientos, primero me follé a mi marido, a Marc le costó vencer el miedo a tocarme por eso exageré mucho mis gemidos al notar su mano en mi espalda pero en este momento supe que mi deseo se haría realidad y después de correrme con la polla de mi marido mientras chupaba la de Marc, Pablo se salió y yo inmediatamente me coloqué encima para encajarla profundamente en mi interior.
No me di cuenta de que estábamos solos hasta que acabamos y al ver la nota supe que aquella noche el joven era para mí sola y yo sería solo para él.