En la playa con mi novia (VII)

Siguen las aventuras en la playa y ya en el hotel tenemos nuestro polvo mas intenso

Cuando me desperté ya había caído bastante el sol. Paula estaba tomando el sol tranquilamente, para mi gozo sin haberse puesto la parte de arriba del bikini en ningún momento.

  • Parece que te has acostumbrado a lo del topless

  • Si, la verdad es que se está muy a gusto, y una vez que te acostumbras da menos vergüenza. Y así no me quedan marcas

  • ¿Nos damos un último chapuzón y nos volvemos al hotel?

  • Vale – me dijo mientras se levantaba. Y luego me dijo al oído – que estoy deseando llegar al hotel y que me comas el coño

Estuvimos un rato en el agua. Jugando pero nada escandaloso. Estábamos yo de espaldas a la playa enfrente mía viendo la playa, y con el agua hasta el cuello de Paula (a mí un poco menos). De repente vi que le cambiaba la cara.

  • Están viniendo a la playa Juan y sus amigos

  • ¿Y qué más da?

  • Salte del agua y tráeme el sujetador porfa. Puff, no tenía que haber hecho topless

  • Cariño me va a ver meterte el bikini y va a quedar ridículo. Sal afuera con naturalidad que no pasa nada

  • Vale, pero vamos a esperar un poco

Estuvimos un rato en el agua y al final Paula se decidió. Cuando vio que salíamos nos saludaron con la mano, y se vio perfectamente como alucinaron cuando vieron que Paula estaba en topless y yo desnudo

  • Que tal chicos – dijo Paula

  • Que tal. Vaya sorpresa – dijo Santi, por el tono de voz buscando el doble sentido – nos hemos venido a cenar y tomar unas cervezas. Es nuestro último día. Queréis una cerveza

  • Si, tomaros una cerveza – dijo Juan

  • ¿Te apetece una cariño? – me dijo Paula abrazándome

  • Venga, nos tomamos una y nos vamos al hotel a cenar

Movimos las toallas y nos sentamos con ellos cerrando un círculo. Nos lanzaron un par de cervezas y nos contaron que se habían venido a pasar el último día en la playa, que al día siguiente se iban. Cuando llevábamos un rato hablando Santi, que no tenía mucha vergüenza, saco el tema

Santi – Paula, parece que te has animado. Ayer decías que nunca ha hecho topless

Paula – Sí. Había muy poca gente en la playa y me dio menos vergüenza. No esperaba que vinierais – dijo tapándose la cara de vergüenza

Santi – No te avergüences, si nosotros encantados. Las chicas con unas buenas tetas como deberían tener prohibido llevar bikini

Miguel (uno de los otros amigos de Juan y Santi que conocíamos menos) – Mira que eres bestia Santi. Déjala a la chica que está muerta de vergüenza

Yo – Bueno, que nadie le ha obligado

Paula – Tendrás morro. Si lo estabas deseando, llevas dándome la pelmada desde que llegamos a la playa

Yo – ¡¡Hombre!! Ya sabes que me da mucho morbo que te vean esas tetazas – Y mientras me sentaba detrás suya abrazándole. Y pase a sobarle una de ellas – Pero luego solo las toco yo

Paula – Pero bueno. – Me dijo apartándome la mano – Anda Juan, por favor, pásame otra cerveza

Juan (después de lanzarme la cerveza) – Mira a ver que luego te animas y enseñas lo que no quieres

Paula – Bueno, no viste nada que no estés viendo ahora – lo dijo agarrándose las tetas y provocando

Santi - ¡¡Oye, oye!! ¿Qué me perdí ayer?

Juan – Nada, aquí la amiga Paulita. Que ayer estaba muy borracha y le tuve que ayudar a Pedro a subirla y desnudarla, y por accidente le vi todas las tetas, aunque en penumbra. Ahora se ven mucho mejor, y desde luego son magníficas – le dijo mientras le guiñaba un ojo a Paula

Paula – Podemos hablar de otro tema que no sean mis tetas por favor – a lo que todos rieron

Seguimos un rato más, definitivamente nos quedamos a echar alguna cerveza más (aunque yo con calma, que tenía que conducir de vuelta al hotel). Cuando de repente salían de la playa los 3 de todo el día

  • Anda que no os lo estáis pasando bien – dijo la novia de la pareja, ya vestida después de haber estado todo el día en pelotas.

  • ¿Os queréis unir? – les pregunto Juan

Al final se unieron y se sentaron al lado nuestra. Se presentaron. Las dos hermanas se llamaban Helen y Megan. Aunque llevaban muchos años en España eran inglesas. El novio de Helen se llamaba Marc.

Helen - Bueno, de que hablabais

Santi – De las tetas de la amiga, que no las había enseñado hasta ahora

Paula – ¡¡Oyeee!!, que ya habíamos terminado de hablar de eso

Helen – Ya sabes como son, mucho pedir enseñar pero luego menos tu novio nadie enseña nada

Santi - Oye, dilo por ti, que ahora mismo no enseñas nada

Helen – Hasta hace un momento no. Pero bueno, abra que ponerse cómoda

Se volvió a quitar la camiseta. No llevaba la parte del bikini arriba así que se volvió a quedar en topless. Megan y Marc también se quedaron en bañador como antes. Ahora que pude ver más de cerca el culo de Megan (era la que más cerca tenia) la verdad es que era impresionante. A todo esto seguía sentado detrás de Paula, y con la conversación se me estaba volviendo a poner dura, lo cual Paula lo tenía que estar notando perfectamente en la espalda

Paula – De todas formas si hace nada la amiga estaba totalmente desnuda. Eso no es nada

Helen – Aquí los únicos que nos atrevemos Pedro y yo. Aquí Marc alguna vez se atreve, pero con mi hermana nada

Marc – Hombre tú me dirás, que es tu hermana y no es cuestión de que me vea

Santi – Bueno Helen, mucho decir pero tú ahora tampoco estas desnuda. De hecho aunque no sea lo mismo hasta tienes más ropa que nosotros. Que llevas los pantaloncitos y seguro que abajo llevas algo

Helen – Venga machote. Si os quitáis los bañadores yo me quito la parte de abajo

Santi, Miguel y Pablo ni se lo pensaron, se levantaron y en un momento se quitaron los bañadores. Los 3 estaban empalmados, aunque ninguno tenía un pollon muy grande. Aun así ha Paula le debió gustar porque note como me apretaba una mano.

Helen – Buenoo. Me falta una por ver, pero me portare bien – y acto seguido se quitó la parte de abajo.

Estuvimos un rato más hablando de otros temas hasta que Paula me propuso irme al agua. Para ello me tuve que poner de pie y que me vieran empalmado pero aun así acepte. Afortunadamente para mí no era el único, así que me dio menos vergüenza.

A esas horas (quedaba poco para que empezara a oscurecer) el agua sabia más fría, pero aun así era aguantable. A los 5 minutos por eso, tras volverme Paula a confesar que estaba muy cachonda, nos salimos del agua con idea de recoger e irnos. Paula me pidió que le tapara con la toalla, que no se quería ir con la parte de abajo mojada. Le fui a tapar con la toalla y de lejos se escucho

Helen – Ahora vas a ser una de esas mojigatas que se tapa. Si desde aquí no se ve nada

Paula – Bueno, suficientes experiencias novedosas por hoy. Con enseñar las tetas ya tengo demasiado. Además que hay alguno todavía que no ha enseñado nada – aunque confiaba totalmente en Paula tenía claro que Juan le había gustado y se refería a él. De hecho mire hacia el

Santi – Juan, porque no le enseñas ese pollon como despedida. Que ya no les volvemos a ver

Juan – Siempre igual de bruto Santi. Déjale a la chica en paz

Paula – ¿Te da vergüenza Juan?

Juan – No es eso. Pero eso de desnudarme yo mismo no me va. Me gusta más que me desnude una chica guapa

Helen – Paula, bajale el bañador que lo está deseando

Paula – Si es un rajado. Marc aún tiene escusa por tu hermana, pero Juan no se atreve. La debe de tener enana

En ese momento se levantó y se dirigió hacia Paula. La verdad es que marcaba una tienda de campaña de impresión. Paula le agarro el bañador de los lados, se agacho, teniendo su cara a escasos centímetros de su paquete y le aviso

Paula – ¿Estás seguro no?

Juan – Segurísimo

Paula le bajo el bañador de un tirón. Por poco la polla de Juan no le golpea en la cara. Como se intuía por el bulto tenía un pollon, mucho más grande que la mía. Helen se puso a aplaudir y mientras se levantaba Paula se quitó la parte de abajo del bikini y se la lanzo a Juan.

Paula – Toma, para que te acuerdes de mí, que esta mojado no es solo por el agua del bar – Acto seguido se volvió, me dio un beso con lengua impresionante mientras me tocaba un poco la polla (si llega a estar poco más de unos segundos creo que me corro allí mismo) y se puso a vestir – Nos vamos cariño. Tengo ganas de llegar al hotel

Nos vestimos rápidamente, para mi sorpresa Paula sin ponerse nada debajo de su camiseta y los pantaloncitos que llevaba y nos fuimos para el hotel. Cuando llevamos al coche y arranque Paula me puso una mano en el paquete mientras conducía y me lo volvió a sobar.

  • No he estado más caliente en su vida. Madre mía, estoy loca – a la vez que decía esto se metía una mano bajo la camiseta y se estrujaba una teta
  • Vas a ver en cuando lleguemos al hotel

Llegamos al hotel. Con la poca ropa que llevaba Paula estaba espectacular. Iba marcando pezones y con las tetas libres en su camiseta, que amenazaban con salirse de la camiseta en cualquier momento, y si te fijabas mucho llevaba los pantalones algo mojados a la altura del coño.

Nos montamos en el ascensor y nos tocó con dos chavales, uno de los cuales no dejaba de mirar a Paula. Mientras Paula tenía la mano sobre mi paquete y presionaba. Creo que la llevaba dura desde hacía varias horas en la playa. Los chavales se bajaron un par de plantas antes que nosotros y entonces Paula directamente me saco la polla del bañador y me la empezó a menear.

Fuimos hacia la habitación que estaba al final del pasillo. Mientras buscaba en la mochila la tarjeta de la habitación Paula me volvio a sacar la polla del bañador, para chuparmela.

Conseguí abrir por el bien de los dos, no fuera a ser que alguien nos viera y protagonizáramos el espectáculo. Cuando entramos Paula se desnudo en un momento y se tumbo en la cama con las piernas abiertas mientras se empezaba a tocar. Me quede un momento de pie mirándole. Mientras me iba desnuda lentamente (o todo lo lentamente que es posible cuando solo llevas un bañador, con la polla fuera y una camiseta) me iba tocando muy suavemente

  • Te vas a quedar ahí mirando o piensas venir a hacerme algo

  • Me lo vas a tener que pedir por esa boquita – le dije mientras me tumbaba encima suya y le metía el dedo por la boca

  • Chupame y consigue que me corra, estoy supercaliente

  • Vas a tener que ser mas explicita – mientras mi mano iba bajando hacia su coño

  • Que me comas el coño, ostias

Baje a comerle el coño con poca delicadeza, con el calenton que llevaba Paula creo que no era necesario. Le empece a meter lametazos por todo y en menos de 1 minuto se estaba corriendo mientras me agarraba del pelo para que no despegara la cabeza, y llenándome la boca de sus flujos.

  • Joder que gusto, ni se te ocurra parar ahora

Seguí dándole lenguetazos alrededor del clítoris, ya de manera mas delicada. Mientras le empece a meter un par de dedos por el coño, intentando buscar el punto G.

  • Me estas matando cabrón, sigue, pienso tenerte hasta que no sientas la lengua

Por los gemidos de Paula sacarle un segundo orgasmo en nada era mas que previsible. Y así fue, al rato conseguí sacarle un segundo orgasmo. Paula se arqueo mientras me dejaba toda la cara calada. No llegaba al punto de parecer que se estaba meando pero casi casi. Sin duda era el orgasmo mas fuerte que recordaba de Paula.

Me incorpore para dejarle descansar un poco mientras volví a hacerme una suave paja. No dejo Paula que pasara mucho tiempo cuando me pidió que buscara un condón. Fui a su maleta a por uno y de paso cogí el consolador que se había traído. Cuando volví a la cama me la encontré a 4 patos, lista para que la follara.

En vez de eso le metí el consolador. No era muy grande y estaba mas que lubricada así que no hizo falta ninguna delicadeza. Tenia el dedo algo lubricado y como en polvos anteriores le volví a presionar sobre el culo. Esta vez entre lo cachonda que estaba Paula, y que yo también estaba muy cachondo y fui menos delicado le metí enseguida todo el dedo.

Enseguida le saque el consolador y me puse el condón para follarla. Esta vez en vez de meterle el dedo puse a tope el vibrador del consolador y se lo estuve pasando por el culo, sin llegar a presionar para meterselo.

Estaba deseando correrme así que fui poco delicado, dándole una follada bastante rápida que me hizo correrme en no demasiado tiempo comparado a lo que suelo durar. Sin embargo Paula me pidió que no parara. Me salí de ella y le volví a meter el consolador en el coño, logrando al poco un ultimo orgasmo, esta vez ya bastante apagado.

Tras esto nos tumbamos desnudos en la cama uno al lado del otro, y pese que aun era pronto y no habíamos cenado caímos dormidos los dos. Estábamos realmente cansados y había sido un día muy intenso