En la piscina

Un chico, una chica, un encuentro casual en una piscina...

El agua caliente rozando mi cuerpo mientras nadaba me relajaba, esa sensación de flotar y de cierta velocidad… no podía parar, era una sensación plena de tranquilidad, sólo interrumpida por el momento en que mi cabeza salía del agua para respirar.

Me notaba cansada, llegué al extremo de la piscina, me apoyé sobre la pared y paré, el agua caliente me rodeaba, miré el reloj que estaba en la pared y vi que ya eran las ocho y media de la noche, al bajar mi mirada un chico entraba por la puerta, me quedé observándolo, no era nada espectacular pero me generó curiosidad. Se acercó al borde de la piscina y se lanzó, comenzó a nadar en mi dirección, yo me sumergí y lo observe acercarse desde el interior del agua, al llegar a mi altura giró y comenzó a recorrer el carril en dirección contraria, mientras yo veía como se alejaba.

Me decidí a hacer un par de largos más, así que comencé nuevamente a nadar, en uno de mis giros de cabeza observé un cuerpo paralelo al mío, era el chico al que había estado observando, se mantenía nadando a mi altura, lo cual empezaba a ponerme nerviosa, así que aceleré mi ritmo, él repitió mi gesto y lo que parecía una tontería se convirtió en una especie de competición.

Mi cuerpo empezaba a fallarme, los brazos me dolían y las piernas casi no me respondían, a pesar de todo seguía nadando al ritmo más alto que podía, mientras, mi rival, sencillamente se mantenía a mi lado. No podía más, noté un pinchazo en mi pierna derecha, tenía que parar, me sujeté a uno de los separadores de carriles y comencé a respirar de forma precipitada, parecía como si el aire me faltara. El chico dio unas brazadas más pero al ver que no seguía a su lado se detuvo y repitió mi gesto:

-"¿Te encuentras bien?"

-"Sí… es que…no puedo seguir tu ritmo…me he cansado…"

-"Perdona sólo era un juego, pero has aguantado bien. Me llamo Raúl"

-"Yo Elena… "

-"A ver cálmate, que tienes la respiración muy acelerada… ¿estás segura que te encuentras bien?

-"No… creo que me ha dado un tirón en la pierna derecha…"

-"Vale no te preocupes, tú tranquila… ¿crees que serás capaz de llegar al borde de la piscina?

-"Pues no…, me duele muchísimo".

-"Vale, ya me encargo yo". Sumergió su cabeza y pasó bajo el separado de carriles, se colocó tras de mi y pasó uno de sus brazos por encima de mi hombro izquierdo, llevándolo hasta prácticamente la axila derecha, mientras con la otra sujetaba mi cintura. -"Relájate, no pasa nada"- y comenzó a nadar con mi cuerpo apoyado sobre su pecho.

En un momento estábamos en el borde de la piscina, me ayudó a salir y me sentó en uno de los banco, sujetó mi pierna suavemente y comenzó a masajearla. Pasarían aproximadamente unos cinco minutos en los que no hacía otra cosa que pasar sus manos por mi pierna, sin decir nada ni mirarme, mientras yo no hacía otra cosa que observarlo, llevaba un bañador negro con una franja blanca, tipo bóxer, lo cual hacía que se le marcaran las nalgas, aunque desde esa postura lo que más se le veía era el paquete. La verdad que no era un chico guapo con un cuerpo espectacular, era muy normal, mediría 1.75 o 1.80, con una complexión media, el pelo corto, castaño tirando a negro… según seguía tocándome no podía dejar de pensar en como me había sujetado en el agua para ayudarme, como una de sus manos rodeaba mi cintura y la otra prácticamente tocaba un pecho, las mismas manos que ahora acariciaban mi pierna, unas manos no demasiado grandes, con los dedos gruesos, fuertes… las notaba calientes sobre mi piel, la situación me resultaba excitante, cerré por un momento mis ojos e imaginé como sería que me tocara con esas manos por todo el cuerpo… y de repente su voz:

-"¿Te encuentras ya mejor?". Abrí los ojos de forma precipitada y contesté como mejor pude.

-"Sí, sí… llevaba un rato nadando y claro me he cansado al intentar seguirte, la verdad es que nunca me había dado un tirón"

-"No pasa nada, ¿vienes mucho?"

-"Tres veces en semana, a estas horas es cuando suelo marchar"

-"Pues yo justo al revés, llego siempre a estas horas casi"

-"Pues estarás solo en la piscina"

-"Hoy estoy contigo". Al decir esa frase me guiñó un ojo, y yo no pude evitar que se me escapara una sonrisa.

-"Bueno Raúl yo voy a darme una ducha y me marcho para casa, gracias por tu ayuda y ha sido un placer". Me fui a levantar pero se quedó mirándome de forma fija, por lo cual no supe muy bien como reaccionar, así que le pregunté.-"¿Pasa algo?"

-"Perdona, estaba pensando, ¿te apetece si vamos a tomar algo?, son ya cerca de las nueve, podemos ir a cenar o tomar unas tapas…". La propuesta me pilló un poco por sorpresa y creo que se me notó en la cara. -"Da igual…si no te apetece no pasa nada, es que yo iba a cenar en un bar que hay aquí cerca y pensé que a lo mejor te apetecía…"

-"No, no… sí que me apetece, pero me has pillado por sorpresa, si quieres nos duchamos y nos vemos en la puerta del recinto, ¿vale?"

-"Perfecto, entonces hasta ahora". Cada uno marcho a su vestuario y al cuarto de hora nos encontramos en la puerta, nos fuimos a cenar y la velada pasó con bastante tranquilidad, muchas risas y algún que otro comentario pícaro. Al acabar nos intercambiamos los teléfonos, nos dimos un par de besos y nos despedimos.

Pasaron varios días y llegó el viernes, eran aproximadamente las cinco de la tarde cuando mi móvil comenzó a sonar, miré la pantalla y leí "Raúlpiscina":

-"Hola"

-"Hola Elena, no sé si te acuerdas de mi, soy Raúl"

-"Jajaaj, claro que me acuerdo bobo, ¿que tal estas?, uy perdona por lo de bobo". Era imposible no acordarse, fue una velada fantástica, risas, coqueteos, una actitud de lo más caballerosa, y por supuesto un masaje en mi pierna que no conseguía olvidar.

-"No pasa nada…., pues estoy bien, es que iba a ir esta tarde a la piscina y había pensado que podríamos quedar si te apetece para vernos allí"

-"Yo también iba a ir, a las siete"

-"Yo iré un poco más tarde sobre las ocho y media"

-"Que te parece si ni para ti ni para mi, ¿a las ocho?"

-"Genial, nos vemos entonces a las ocho"

-"Vale, un beso y hasta luego"

-"Otro para ti, adiós"

Eran las ocho de la tarde y yo ya estaba en el agua, era un viernes y no tenía intención de nadar mucho, más que nada quitarme la tensión del día, así que elegí mi traje de baño teniendo en cuenta eso y, como no, que Raúl iba a estar allí. Elegí un bikini, de corte deportivo, era de dos colores, azul oscuro con unas franjas azul claro, en la parte alta, la franja, cruzaba por mi pecho y en la braga por mitad de las nalgas. Quería estar todo lo mona que se puede estar con un bañador deportivo, así que opté por olvidar el gorro de baño en casa y dejar mi pelo suelto, además tenía la excusa perfecta, no pensaba nadar sólo darme un baño tranquilo.

Raúl aún no había llegado, así que aproveche para relajarme, me tumbe boca arriba y deje que mi cuerpo flotara sobre el agua caliente, mi cuerpo quedó semihundido, con mi pechos por fuera del agua, cerré los ojos y disfruté del silencio que había a mi alrededor. La verdad es que era una pasada la piscina los viernes a esas horas, nunca había nadie, excepto el socorrista, que tampoco prestaba mucha atención.

De repente algo ejerció presión sobre mi cabeza que se hundió en el agua, hice un movimiento rápido y conseguí safarme de lo que me mantenía hundida, al sacar mi cabeza del agua vi a Raúl mirándome y riéndose.

-"Eres tonto o que, vaya susto me has dado"

-"Jajajaja... Perdón" dijo de forma entrecortada mientras seguía riéndose, verlo así me creo un doble deseo, por un lado el de reírme yo también, y por el otro el de vengarme, así que me lancé sobre él e intenté una maniobra desesperada para hacerle una ahogadilla, la cual resulto, como era de esperar, fallida, pero dio pie a un juego de forcejo acompañado por nuestras risas que resonaban dentro del pabellón. Nuestras manos se perdían por nuestros cuerpos con el intento de dominar la situación, la cual sin duda estaba perdiendo yo.

De repente, en un gesto brusco, Raúl me dio la vuelta, mi espalda quedó pegada a su pecho, uno de sus brazos me rodeaba por la cintura, y el otro a la altura del pecho, me quedé casi paralizada al verme en esa situación. Noté como su cabeza se acercaba a mi cuello y después me susurraba algo:

-"¿Te rindes?"

-"Sí". Dije de forma escueta, permanecimos así durante unos segundos, aunque a mi se me hicieron eternos, sin poder parar de pensar en que sus brazos estaban rozando mis pechos y mi cintura con fuerza, que su pecho tocaba mi espalda, que su entrepierna rozaba mis nalgas, y que su nariz prácticamente rozaba mi cuello. La reacción de mi cuerpo fue sorprendente, la piel se me erizó y noté como mis pezones se endurecieron.

  • "Que bien hueles". Me giró lentamente y se quedó mirándome fijamente con esos ojos marrones enormes que tenía. Acercó su cabeza hacia la mía y noté como respiraba sobre mi rostro, nuestras bocas estaban a escasos centímetros de distancia, casi podía notar el calor que desprendían…de repente nuestros labios chocaron en un beso

Tras varios minutos besándonos, nuestras manos pasaron a formar parte del juego, notaba como las suyas iban paseándose por mi cuerpo, mientras que las mías no paraban de rozar su cara y su cuello, nuestras bocas no paraban de jugar con nuestras lenguas. Por un momento separé mi cara de la suya y lo miré:

-"¿Qué hacemos?". Me dio un beso suave mientras no paraba de mirarme y me respondió.

-"Te deseo tanto, no te lo puedes imaginar…te lo haría ahora mismo".

-"¿El que me harías?". Y le sonreí de forma coqueta.

-"Te haría el amor, te lo haría todos los días si me dejaras…". Y nuestras bocas comenzaron nuevamente a jugar… tras varios minutos volví a separarme del él, esta vez no sólo mi cara sino que también mi cuerpo, y comencé a nadar, llegue hasta las escaleras y antes de subir por ellas le dediqué una mirada y una sonrisa. Cogí mi toalla y comencé a secarme. Observé como el nadaba hasta el lado contrario y salía del agua, cogía su toalla y se la envolvía alrededor de su cintura, supongo que para disimular la excitación, yo me giré y me dirigí hacia al vestuario mientras él me seguía con su mirada. Rápidamente me metí en la ducha, desando acabar lo antes posible para encontrarme con Rail fuera.

El agua resbalaba sobre mi cuerpo cuando oí unos pasos, no le di importancia penando que sería alguna otra chica, así que seguí con mi ducha. De repente noté una presencia, así que me di la vuelta precipitadamente, mis manos corrieron a cubrir mis pechos y mi entrepierna, Raúl esta enfrente observándome desnuda

-"No te tapes, estás preciosa así". Comenzó a caminar hacia mí, estiró sus manos y sujetó en primer lugar el brazo que me tapaba los pechos y lo retiró. Después hizo lo propio con el que tapaba mi entrepierna. Al acabar se separó un poco y me miró de arriba abajo y llevó sus manos hasta su bañador y comenzó a quitárselo. Yo perpleja de lo que estaba pasando no quitaba ojo del espectáculo, viendo como primero surgía su pelo negro y rizado, y después su polla totalmente dura… sentí un ardor por todo mi cuerpo

Volvió a caminar hacia mí y me besó suavemente, con una ternura que hacía que me derritiera y que fuera capaz de hacer todo lo que me pidiera, a pesar de ello fui capaz de razonar:

-"Raúl por dios… estamos en los vestuarios…". Su boca se deslizaba hacia mi cuello haciendo que me estremeciera

-"No puedo esperar más, te quiero ahora…". Su boca seguía deslizándose por mi cuello en dirección a mis pechos, notaba como caía el agua por mi cuerpo a la vez que su lengua rozaba mis pezones, estos reaccionaban a sus caricias y se empezaban a poner duros.

Nuevamente su mirada se cruzó con mi mirada y supe que estaba perdida, así que me dejé llevar y me entregué a mis deseos… Raúl se dio cuenta de ello al ver como dejé que mi cuerpo se apoyara sobre la pared, entonces se arrodilló ante mi y comenzó a besarme el pubis, notaba como me iba rozando suavemente y como poco a poco su nariz y su boca se iba hundiendo en mi entrepierna…noté un pequeño golpe en mi clítoris que hizo que mi cuerpo se erizara por completo, y entonces su lengua comenzó a trabajar

Mi cuerpo se estremecía a cada toque que daba su lengua entre mis piernas, mis manos rozaban su cabeza, con un intento de marcar el camino que debía seguir, aunque he de reconocer que no era necesario, lo hacía realmente bien. Mis piernas flojeaban a cada roce, y el placer era cada vez mayor, con sus dedos abría mis labios y notaba pequeños roces, como succionaba mi sexo, como lo mordía con delicadeza…estaba realmente excitada, él lo notó y no paró hasta conseguir que llegara al orgasmo.

Al acabar mi cuerpo descansaba sobre la pared, abrí los ojos y vi a Raúl observándome aún arrodillado delante mía. Acerque mi mano a su cara y se la acaricié, el reaccionó incorporándose y comenzamos nuevamente a besarnos como locos. Sus labios rozaban mi cuello, con un gesto delicado llevó sus manos a mi cintura y me hizo darme la vuelta. Quedé mirando hacia la pared mientras el seguía besando mi cuello y mi espalda, la piel se me erizaba del placer que sentía con el roce de sus labios…notaba como su polla rozaba con mis nalgas y como deseaba, cada vez más, ser penetrada, con intención de demostrarlo comencé a mover suavemente mis caderas, haciendo pequeños círculos mientras él no paraba de acariciarme con sus manos por todo mi cuerpo

La táctica del movimiento funcionó… a los pocos minutos su polla rozaba la entrada de mi coño, la notaba hinchada abriéndose paso entre mis piernas, con gran facilidad debido a lo húmeda que estaba. Un gemido de placer salió de mi garganta, momento que Raúl aprovechó para penetrarme por completo, paró con su polla ubicada en mi interior y esperó a que fuera yo la que empezara a moverse, y así lo hice, con movimientos muy lentos, balanceando mi cuerpo de adelante hacía atrás… poco a poco mis movimientos se vieron acompañados por los suyos y el placer comenzó a inundarnos, nuestras respiraciones se aceleraron y se entremezclaron…sus manos se fueron a mis pechos y los sujetaron con fuerza, quedando mis pezones entre sus dedos, con algo de fuerza tiró de mi, por lo cual me incorporé algo más, quedando casi recta con mi espalda rozando el pecho de Raúl

Nuestros movimientos cada vez eran más rápidos y más fuertes, mi sexo se empezaba a contraer de la excitación, notaba como iba sujetando la polla cada vez con más fuerza y el roce aumentaba… no podía aguantar más y sentí un enorme orgasmo acompañado por un grito de placer. Al oírme gritar Raúl se excitó de sobremanera, pensaba que se correría en ese momento, sin embargo sacó su polla de mi interior y me giró precipitadamente, nos quedamos mirando cara a cara, noté en su mirada que me quería pedir algo, sin embargo parecía no atreverse. Mi mirada bajó hasta su entrepierna y después lo volví a mirar, él sonrió…quería que se la comiera

Mi boca le dio un beso suave y a continuación me arrodillé ante él, me encontraba cara a cara con su polla, dejé que mi cabeza se acercara suavemente y comencé a besar su polla, entreabriendo mis labios y dejando que poco a poco fuera entrando, noté un sabor salado, causado por la mezcla de su polla y de mis jugos. De reojo lo miré, estaba realmente excitado así que empecé a moverme con mayor rapidez, succionando su polla todo lo que podía…con una mano comencé a masajearle sus testículos mientras mi boca no paraba de trabajar. Sus manos se fueron hasta mi cabeza y comenzaron a acompañarla en el movimiento de vaivén, aunque al aumentar cada vez más su placer lo que hicieron fue detener mis movimientos para dar paso a los suyos. Comenzó a follarme la boca con movimientos rápidos, mientras que yo sólo me preocupaba de seguir acariciando sus testículos y juguetear con mi lengua, hasta que finalmente noté una penetración brusca y algo que mojó mi garganta con un sabor característico.

Permaneció con su polla en mi boca durante un minuto, sin hacer ningún tipo de movimiento, hasta que finalmente se separó de mí y me sujetó por debajo de los brazos, me ayudó a incorporarme y quedamos, nuevamente, mirándonos. Me dio un beso tierno y me dijo:

-"Gracias"

-"No seas bobo". Y lo volví a besar.

-"¿Te vienes a mi casa a pasar el fin de semana?

-"Estás loco, no tengo ropa, tendría que pasar antes por mi casa"

-"No te hará falta nada, te haré estar todo el fin de semana desnuda, para poder hacértelo cada vez que quiera…". A cada frase nos dábamos un beso.

-"Me gusta la idea"

-"Pues hagámoslo". Nos duchamos y nos vestimos, a continuación nos fuimos a su casa… y lo que debía ser un simple fin de semana va camino ya de los cuatro años