En la piscina de mi amiga

Lo bien que me lo paso con unas amigas en la piscina.

Me llamo Jon y no soy precisamente un sex simbol. De pequeño era el gordito de clase y con los años la cosa no ha cambiado mucho, sigo teniendo algo sobrepeso. Mido 1,80 y mi peso se acerca a los 100 kilos. He tenido complejo toda mi vida y me ha costado mucho ligar con chicas, sin embargo, sí he tenido muchas amigas a lo largo de mi vida, aunque raramente haya acabado pasando algo con ellas.

Lo que os voy a contar sucedió el verano pasado. Mi amiga Irene me había invitado a comer y pasar el día en su casa, aprovechando que era verano y tenía piscina. El plan era que nos juntaríamos unos cuantos, comeríamos algo informal y luego estaríamos en la piscina hasta que nos cansáramos. Irene es una chica bastante normalita. Mona de cara, bajita, y más bien redonda, aunque no gorda. Sus pechos no destacan especialmente, pero su culo es bastante apetecible.

Pasé a recoger a Merche, otra amiga, y nos presentamos en su casa con algo de bebida y algo de comer, cada uno debía traer algo. Merche es más bien alta, muy delgada, guapa de cara, pelo castaño muy claro y muy largo. A mí no me atrae en especial porque me gustan más las chicas con curvas, pero siempre ha tenido a los chicos detrás y ha sido "la buenorra oficial" de varios grupos.

En casa de Irene estaban Pablo, su chico, que en comparación conmigo es un adonis porque es el típico que va al gimnasio cada día. Cara cuadrada, ancho de espaldas, músculos marcados por todas partes y una sonrisa siempre puesta. Luís, el mejor amigo de Pablo, muy similar, pero más fibrado que marcado. Marta, una amiga que está colada por Luis, pero todos creemos que Luis es gay y aún no ha salido del armario, pero eso ahora no viene al caso. Marta es un poco más baja que Merche, con un cuerpo que es más mi estilo, buenas tetas, buen culo, buenas piernas, ya me entendéis, una jamona de manual. También había llegado Clara, que para mí es la más guapa de todas, 1,70, tipín, vientre plano, piernas torneadas, culo generoso pero bien puesto y, sobre todo, dos tetas grandes y naturales, tal vez un poco caídas, pero que si tuviera la oportunidad, podría hasta casarme con ellas.

Comimos tranquilamente, sin ninguna prisa, contando nuestras historias y luego bajamos a la piscina a reposar la comida tumbados en el césped. Yo llevaba bermudas holgadas, los otros dos chicos bermudas más apretadas, aunque sin llegar a ser fardapaquete, y las chicas estaban estupendas con sus bikinis. Para mí todas estaban buenas, aunque las que destacaban eran Clara y Marta, que llevaban bikinis de triángulos anudados al cuello que resaltaban sus atributos a la perfección.

Pablo e Irene se iban calentando, pero sin dar mucho el espectáculo para no incomodar al resto, y nosotros estábamos ahí pasando el rato. Al poco tiempo empezaron los primeros chapuzones y la pareja desapareció, irían a hacer sus cosas jeje. Cuando bajaron, Pablo le dijo a Luis que llegarían tarde al gimnasio y se fueron, dejándome con todas las chicas. Y aquí es donde empezó mi diversión de verdad.

A la que los dos chicos se hubieron ido, empezaron a cotillear sobre el polvo que habían echado Pablo e Irene, sobre si Luis sería gay o no, que a Marta le molaba, cosas de chicas. En parte me molesta que me incluyan en el grupo de "las chicas", porque lo hacen porque no me ven como una "amenaza", no me ven como un chico con el que podrían follar, y eso siempre jode. Sin embargo, tiene su parte positiva, porque al tener tantas confianzas, pronto se quitaron la parte de arriba del bikini y siguieron su charla en topless.

Las tetas de Irene tenían forma de pera, caían un poco hacia abajo, donde se ensanchaban bastante, y lucían unos pezones anchos y una areola grande. Se notaba la marca del bikini, y eso a mí me ponía aún más. Merche tenía las tetitas bastante pequeñas. Me sorprendió que tenía los pezones muy salidos y quedaba una forma un poco rara al tener tan poco pecho, pero seguían siendo un regalo para la vista. Marta tenía unas tetas muy, pero muy bien puestas. Grandes, con pezones redonditos y chafados y areolas no muy amplias. La marca del bikini se veía como difuminada, señal que había ido a la playa con muchos bikinis distintos y que caso nunca hacía toples, porque la zona del pezón era extremadamente blanca, y el pezon y la areola de un rosa muy claro. Y Clara, qué decir de Clara, era mi diosa. Sus tetas desnudas eran parecidas a las de Marta, pero con el pezón más alto y algo más gordas.

Ni decir tiene que yo me estaba recreando la vista de mala manera. A Irene le había visto las tetas en alguna otra ocasión así, pero las otras era la primera vez que las veía y, la verdad, es que no me decepcionaban en absoluto. Ellas ni se habían dado cuenta de que estaba, me parece, porque cuando dije algo en la conversación reaccionaron como de un susto. "No te importa que hagamos topless, no?" No recuerdo quien lo dijo, pero es una de mis frases favoritas de todos los tiempos. En serio, ¿alguna vez algún hombre ha contestado "Sí, me molesta, tapaos por favor"?

Estuvimos así un rato más, hablando de lo que fuera, o en silencio, o bañandonos... Pasando el tiempo en general. A mí se me iba la mirada descaradamente todo el tiempo y ellas se lo tomaban con humor, iban metiéndose conmigo en broma, que si me iba a quedar ciego, que si me iba a dar algo, lo normal. En el agua, estaba todo rato tras ellas con ahogadillas, juegos y eso para ver si arrimaba y tocaba algo, cosa que por supuesto lograba. Yo siempre he sido sobón, pero cuando me caliento lo soy aún más, y si se dejan, no me corto, así que más de una vez agarraba por las tetas con toda la mano, les palmeaba el culo, las rozaba con la polla. Claro está que me iban cortando y llamando pulpo y cosas así, pero se quejaban sin convicción y al rato se volvían a dejar, así que disfrutaba como un enano.

De vuelta a las toallas, estaba solo con Irene, que era con la que más trato tenía, y me dijo:

  • Anda que no te lo estás pasando bien hoy, eh!

Yo - No lo sabes tú bien.

Irene - Soy la mejor amiga del mundo, no crees?

Yo - Ya lo creo, tendré que hacerte un monumento.

Irene - Jajajaja.

Volvieron las otras chicas y dijeron:

Marta - ¿De qué os reís?

Yo - De nada.

Irene - De nada no, de lo burro que se ha puesto este con tanto sobeteo.

Yo - Oye, que no es para tanto!

Merche, poniendo cara triste - No es para tanto? No te gusta jugar con nosotras?

Clara, siguiéndole el rollo - Qué desilusión, yo que pensaba que te gustábamos y resulta que no somos para tanto.

Yo, muy nervioso - No es eso, que sí me gustáis, ya me entendéis, claro que me gustáis, pero...

Ahí todas se reían y me decían que era muy gracioso, que me había puesto colorado. Yo estaba supercortado de repente, pero seguía teniendo a 4 chicas en topless a mi alrededor, las 4 centradas en mí, muy cerca, y con las tetas bamboleándose del movimiento, así que yo seguía con una erección de caballo.

Marta - ¿Eso no puede ser muy bueno tenerlo así, no? (señalando mi polla)

Yo estaba sin palabras, literalmente. Marta se acercó más y ¡me agarró la polla! Por encima del bañador, pero me la agarró, y empezó a sobarla por encima de la tela. Las otras estaban casi tan asombradas como yo, nadie se lo esperaba, pero pronto se fueron animando.

Merche - Anda, quítatelo, que queremos ver lo que escondes.

No pude ni hacerle caso, que se lo hubiera hecho, porque fue la misma Marta la que me bajó el bañador y dejó mi rabo expuesto, totalmente empalmado y venoso. A ver, mi polla no es ni muy larga ni muy gorda, es una cosa normalita, pero estaban con ganas de marcha y empezaron con cosas como "mmmm, qué grande", "qué apetitosa", "no sabíamos que tuvieras un pollón así, qué callado lo tenías", etc.

Marta me estaba pajeando. Con una mano jugaba con mis pelotas y con la otra iba subiendo y bajando por mi falo muuuuuuy suavemente, casi que era más una caricia que una paja. Yo estaba medio incorporado, apoyándome en mis codos, notando la paja de marta y viendo a esas cuatro mujeres en tetas a mi alrededor. Quería cogerlas, morderlas, chuparles los pezones, pero no llegaba y no quiería mover los codos para no cambiar la posición y que de algún modo eso terminara.

Marta - ¿Te gusta?

Yo - Me encanta.

Marta - Pues ahora verás.

Entonces dejó mi rabo, me quedé pasmado y con cara de perro abandonado al pensar que se había acabado todo, pero inmediatamente me dijo que me tumbara en una hamaca, cosa que hice. Me tumbé completamente y me taparon los ojos con una camiseta o algo así, no podía ver nada y no sabía qué pasaba a mi alrededor.

Marta - Ahora jugaremos a un juego, tienes que adivinar quién te está tocando.

A oscuras, aunque sintiendo el aire y el sol en mi piel, volvieron a cogerme el rabo y empezaron a pajearme de nuevo, esta vez con más decisión.

"¿Quién es?"

Yo - Marta.

"¡Error!"

Yo - Merche.

"¡Acierto!"

Al acertar, noté una teta en la boca. No sé de quién sería, de Merche seguro que no porque era más grande, y porque seguía notando la paja.

Estuvimos así no sé cuánto tiempo. Cuando fallaba, me castigaban, cuando acertaba, me daban algún premio y cambiaba la chica. Al principio, los premios eran ponerme tetas en la boca, hacerme tocar sus cuerpos enteros. Y los castigos eran quitarme la teta que me estaba comiendo, apartarse y dejarme solo en la hamaca... Pero pronto la cosa mejoró y cuando acertaba, la chica que me estaba pajeando me lamía un poco la polla, o se la metía y me la chupaba unos segundos mientras llegaba su sustituta.

Si os digo la verdad, creo que hacían lo que les daba la gana y que no tenían en cuenta si acertaba o no. Quizá al principio sí, pero pronto empecé a acertar todo el rato, además ellas mismas comentaban la jugada para darme pistas infalibles y la camiseta se había movido tanto que hasta las podía ver a veces, así que empecé a decir un nombre a la que me cogian la polla con la mano para que estuvieran lo máximo posible chupándomela.

Marta - ¡Eres un jugador de primera, no fallas una! Voy a darte tu premio especial, te lo has merecido.

Me quitaron la camiseta de la cara y me mandaron quedarme tumbado y quieto en la hamaca. Yo obedecí sin rechistar. Marta vino al lado de mi cabeza y me susurró al oído "espero que te guste" y volvió a la altura de mi polla, que estaba deseando explotar ya, y se la metió entera en la boca. Yo estaba disfrutando de la mamada y deseaba correrme, porque estaba a punto de reventar. Las chicas estaban todas desnudas, pero ya se estaban poniendo de nuevo las bragas del bikini, se ve que chuparme la polla y que las repase enteras con las manos y la lengua no les da corte, pero que les vea el chichi sí.

"¡Me voy a correr!" grité para avisar a Marta, pero ella no solo no paró, sino que empezó a chuparmela más rápido. A los pocos segundos me estaba corriendo en su boca, y ello se lo estaba tragando todo.

Marta - Si no se lo cuentas a nadie, tal vez podamos seguir jugando otro día.