En la piscina con mi sobrina

Juegos en la piscina que terminan como es habitual.

Les prometí a mis hijos que iríamos al parque de atracciones acuáticas el día de año nuevo si la nochevieja se iban a dormir temprano para que mi esposa, mi sobrina y yo pudiéramos disfrutar de la velada sin tener que cuidarnos de ellos.

Como fueron obedientes y se fueron a acostar justo después de las uvas, hoy les llevo al parque tal como les prometí donde podrán disfrutar de las diversas atracciones. Hoy es un día ideal pues hay poca gente que se haya atrevido a levantarse temprano después de una larga velada de celebraciones.

Nos acompaña mi sobrina Karla,  a pesar de que supongo se acostó tarde, su juventud le permite una rápida recuperación y ya está fresca como una rosa para acompañarnos esta mañana soleada de principios de verano.

Lleva un bañador de dos piezas de color amarillo que le sienta muy bien. La parte superior es diminuta compuesta por dos pequeños triángulos estratégicamente situados para cubrir sus pezones pero que a duras penas pueden contener sus generosos pechos. La parte inferior es un pedacito de ropa que por delante cubre escasamente su pubis y por detrás se convierte en un fino cordón que se pierde entre sus cachetes.

Empezamos el recorrido por las distintas atracciones visitando una piscina de poca profundidad, con el agua bastante caliente que sirve de zona para el primer contacto con el agua.

Me siento en el borde de la pileta con los pies dentro del agua. Enseguida vienen mis hijos a practicar uno de sus juegos favoritos. Cada uno se agarra a una pierna, y se sientan sobre el pie. Yo estiro alternativamente las piernas hacia delante, por lo que hago que suban y bajen como si estuviesen montando un caballito.

A ellos les gusta mucho, pero este ejercicio es bastante cansado para mi. Por suerte, llega mi esposa y mi hijo nada a su encuentro para jugar con ella. Mi sobrina, Karla ocupa el lugar que ha dejado libre, se coloca frente a mi y deja que mi pie se coloque entre sus piernas. El empeine queda en intimo contacto con su entrepierna.

Pone una mano por detrás de mi pierna para sujetarse firmemente a ella antes de mover lentamente las caderas adelante y atrás para generar un dulce rozamiento de su chocho con mi pie, manteniéndose oculta a posibles miradas curiosas.

Tras los primeros vaivenes, me mira a los ojos a la vez que pone esa carita de “niña mala” que tanto me gusta. Miro por encima del hombro a un lado y a otro para comprobar que no hay nadie observando nuestro juego. Una vez que me aseguro que no nos puede ver nadie, le sonrío y empujo la pierna hacia delante para que mi pie presione con más fuerza sobre sus partes íntimas.

Mientras ella se restriega dulce y apasionadamente, me recreo la vista mirándola, observando como su pecho flota justo delante de mis ojos y como su carita se altera consecuencia de los roces sobre su sexo. Me encanta verla disfrutar de esa manera y me siento muy complacido por ser quien le proporciona todas esas experiencias.

Mi esposa e hijo se han alejado bastantes metros y los veo jugar bajo una cascada que vierte una gran cantidad de agua sobre sus cabezas por lo que estoy seguro que no nos pueden ver.

Mi hijita de cuatro años abandona “el caballito” para echarse sobre una colchoneta inflable. A los pocos segundos, están ella y mi sobrina echadas boca abajo atravesadas sobre la colchoneta y reclamando que las empuje mientras ellas flotan sobre el agua.

Me meto en la pileta, como no cubre voy andando hasta ellas, cojo a mi sobrina por las pantorrillas y empujo para que la colchoneta se desplace hacia delante. Mientras lo hago, me deleito con la visión del culo casi desnudo de mi sobrina que emerge caprichoso del agua y al que me gustaría darle un buen apretón.

Aprovechando que nadie nos observa pongo la mano bajo el agua con la palma hacia arriba y el pulgar formando ángulo recto. Los dedos apoyan sobre su pubis y el pulgar queda en contacto sobre su rajita, presiono hasta que mi sobrina culea un poco haciéndome ver que la caria es bienvenida. Muevo el dedo dándole un buen masaje sobre la vulva, y termino poniendo el dedo debajo de bikini para tocarle los labios.

Me coloco de forma que parece que lo único que hago es empujar la colchoneta hacia adelante desplazando a mi hija y mi sobrina en dirección hacia donde está mi esposa. Lo hago muy despacio para que me de tiempo a jugar con mi dedo pulgar que ya he introducido en su coñito.

Aprieto hacia abajo con el dedo haciendo pinza con el resto de la mano sobre la parte interior de su vagina justo detrás del clítoris. Es su punto mas sensible, noto una suave protuberancia que acaricio lentamente hasta que logro arrancarse varios suspiros de placer. Bajo el agua a escondidas de miradas indiscretas la masturbo hasta que consigo proporcionarle un rico orgasmo.

Durante unos instantes aprieta las piernas aprisionando mi mano entre ellas, para impedir que continúe con el movimiento y para mantener mi dedo dentro. Yo sigo empujando la colchoneta hasta llegar al otro extremo de la piscina donde unas olas artificiales nos sacuden a los tres.

Después de vivir esta morbosa situación, me resulta difícil disimular mi erección y no me atrevo a salir del agua. Debo hacer un esfuerzo mental importante para contenerme pues necesariamente nos vamos a disfrutar de otra de las atracciones

Mi hijo quiere tirarse por el tobogán gigante que se eleva bastantes metros. Mi hija es demasiado pequeña y se debe quedar con su madre en otro entretenimiento esperando a que nosotros bajemos. El mega tobogán tiene bastante afluencia y debemos hacer cola. Esta se ordena en una rampa en forma de caracol por detrás del tobogán.

Mientras esperamos que la cola vaya avanzando, Karla se coloca de forma que saca la mano hacia atrás justo para ponerla encima de mi bañador. Mi polla enseguida reacciona y se pone dura como una piedra. Doy suaves empujones mientras ella me acaricia.

Tras los diez minutos que hemos tardado en llegar a la caída por el tobogán mi erección es tremenda y a duras penas me tiro rápidamente por él esperando que nadie se de cuenta y que al llegar al agua pueda disimular mejor.

Al salir del agua nos reunimos todos y nos encaminamos hacia una especie de laberinto donde hay que atravesar zonas donde nos pulverizan agua fría sobre el cuerpo, en otras nos cae una lluvia torrencial encima, en otras las paredes están recubiertas por una gruesa capa de hielo y hay que andar sobre una capa de nieve. A Karla le afecta mucho el frio y se le ponen los pezones duros como garbanzos, señalándose a través del bikini.

Tras esa experiencia con frio, Sami dice que necesita ir a los servicios. Yo también quiero ir y mis hijos y esposa prefieren ir al chiringuito a tomar un helado mientras volvemos.

Los aseos están en una zona lateral del parque, en un edificio disimulado entre la vegetación selvática que sirve de decoración. Hay dos entradas separadas, para hombres y mujeres, nos separamos y quedamos en esperarnos a la salida. Por un instante me quedo viendo como mi sobrina se adentra en el aseo, contemplando su cuerpazo y deseando tenerla para mi.

En pocos minutos la veo como viene hacia mi, sonriente, moviéndose de una forma muy sensual, luciendo su cuerpo, contenta…provocadora…

Iniciamos el camino de retorno hacia donde nos espera el resto de la familia. Miro a nuestro alrededor, no hay nadie que repare en nosotros… la cojo de la mano, estiro de ella hasta llegar a la parte trasera del edificio de los servicios. Encuentro un hueco entre la vegetación que nos permite una total intimidad a salvo de cualquier mirada.

Es el momento de dejar ir toda la excitación acumulada… ya no puedo aguantar por mas tiempo y necesito desfogarme dándole una buena follada aunque sea en esta situación tan precaria.

Karla sabe que estoy a punto de explotar y me ayuda a bajarme el bañador, se da la vuelta, se apoya en la rama de un árbol y saca el culo para que se la pueda meter desde atrás. Me cojo la polla por la base y la dirijo hacia su vulva separando a un lado el cordón de la braguita del bikini. Con mucha impaciencia y precipitación empujo fuerte para clavársela rápidamente.

Karla gime dolorida al sentir que mi polla separa sus carnes de forma tan impetuosa. Yo no puedo reprimir mis ansias de meterla hasta el fondo, y empiezo a culear fuerte y rápido para aligerar pronto la tensión que llevo acumulada.

Mi sobrina cambia el punto de apoyo, variando la posición de su espalda descansa las manos cerca del suelo y por tanto varia el ángulo de penetración. La sujeto fijando las caderas y me balanceo fuerte adelante y atrás para que mi polla entre y salga, golpeando fuerte en el fondo de su vagina.

Es un polvo rápido, como los conejos, pero eso no le quita ni una pizca de intensidad ni de placer. Es tal la excitación acumulada durante la mañana que me vengo en pocos instantes de bombear duro contra las nalgas de mi sobrina.

En medio de la corrida no puedo evitar darle un par de palmadas en la nalga que seguro le van a dejar la zona enrojecida durante un buen rato. Me retiro con cuidado hacia atrás dejando que las andanadas de leche queden esparcidas por el suelo. Karla se da la vuelta, echa una rodilla al suelo para apoyarse bien y me la chupa para recoger las ultimas gotas.

Cuando ya la ha dejado bien limpia y mi polla ya se ha convertido en un trozo de carne blando, me ayuda a ponerla dentro del bañador. Ya podemos volver a encontrarnos con el resto de la familia para seguir disfrutando un estupendo día de fiesta acuática, ahora ya tranquilos y relajados, sin la tensión sexual que antes nos condicionaba.

Al volver, mi esposa le pregunta sobre el enrojecimiento de la nalga, a lo que mi sobrina le responde que se ha resbalado y caído en los lavabos, al tiempo que me dirige una mirada de complicidad que me llena de satisfacción. Luego, a solas, me confiesa que le ha gustado mucho mi impetuosa cogida y que unas palmaditas bien dadas le resultan muy estimulantes.

Eso me pone a dar vueltas la cabeza…¿qué nuevas aventuras tendré que tejer para satisfacer a mi linda sobrinita que cada vez me pide más intensidad? Su curiosidad no tiene fin, tengo que improvisar, que ampliar los límites y quizás…saltar alguna barrera para complacerla y yo seguir disfrutando de este regalo que me ha dado la vida.

Deverano.